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Voto de Juan Rúas:
6
6.6
6,120
Thriller. Drama
Narra la historia de Tim Ballard, un ex agente de la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos que trabajaba en el departamento de delitos sexuales persiguiendo pedófilos. Tratando de intentar salvar a un niña secuestrada y obligada a prostituirse, Tim viajó a Latinoamérica, sumergiéndose en el submundo del tráfico sexual de menores. (FILMAFFINITY)
24 de julio de 2023
98 de 157 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de pasar a la peli, resulta relevante (y en este caso, muy...) entender que ha movilizado a tantos grupos, tanto conservadores como progresistas, para ensalsar o difamar esta obra:
Los realizadores de la misma. Básicamente. Dicen que la fuente importa, y si ésta misma parte de fuertes tendencias políticas, pues tendremos un duelo de trincheras para captar votos. Sound ha visto la luz mediante inversiones de varios miembros autodeclarados "conservadores"; sumado a un Jim Caviezel que desde "La pasión de Cristo" ya no lo quieren ver ni en figuritas por los lares de Hollywood. Para contaminar aún más el ambiente, se involucró al grupo QAnon, de la extrema derecha norteamericana. Grupo habitué de teorías conspirativas sobre elites, tráfico y sacrificio de menores, adenocromos y demases.
Un verdadero salseo político que no iba a dejar indiferente a ningún partido.
¿Y la peli? La peli está muy bien. No busca destacar en nada, porque su intención no es estética ni narrativa (aunque de esto hay, ya lo veremos). Es una peli de denuncia que mediante un formato testimonial/ficcionado muestra a un agente federal que se filtra en redes de trata para intentar liberar a los niños esclavos. De tono sobrio, grave pero sin golpes bajos, Jim Caviezel actúa medido bajo un tema delicado. Su voluntad para enfrentar esta injusticia irá encontrando trabas burocráticas, haciendo que el trabajo se vuelva más y más riesgoso.
El guión es correcto, de narrativa clásica. Pronto surgen los primeros indicios de porque tanto alboroto político: frases como "los niños son de Dios y de nadie más" iban a caer mal en la agenda woke industrial, rematadamente anticristiana. A este respecto, la cinta resalta este tipo de frases demasiado seguido, posicionándose. Su protagonista es hombre, rubio y de buena fé...que más decir. Alaridos por doquier, frente a semejante herejía.
Para concluir: pelis fabricadas para algo un poco más importante que competir por óscares que ya no le importan a nadie. Por cierto, que hay poderosos detrás del tráfico de menores no es ninguna conspiración reptiliana. Ya hay casos documentados, extrañas lagunas informativas y gente con mucha voluntad para suicidarse en los momentos menos convenientes...
Los realizadores de la misma. Básicamente. Dicen que la fuente importa, y si ésta misma parte de fuertes tendencias políticas, pues tendremos un duelo de trincheras para captar votos. Sound ha visto la luz mediante inversiones de varios miembros autodeclarados "conservadores"; sumado a un Jim Caviezel que desde "La pasión de Cristo" ya no lo quieren ver ni en figuritas por los lares de Hollywood. Para contaminar aún más el ambiente, se involucró al grupo QAnon, de la extrema derecha norteamericana. Grupo habitué de teorías conspirativas sobre elites, tráfico y sacrificio de menores, adenocromos y demases.
Un verdadero salseo político que no iba a dejar indiferente a ningún partido.
¿Y la peli? La peli está muy bien. No busca destacar en nada, porque su intención no es estética ni narrativa (aunque de esto hay, ya lo veremos). Es una peli de denuncia que mediante un formato testimonial/ficcionado muestra a un agente federal que se filtra en redes de trata para intentar liberar a los niños esclavos. De tono sobrio, grave pero sin golpes bajos, Jim Caviezel actúa medido bajo un tema delicado. Su voluntad para enfrentar esta injusticia irá encontrando trabas burocráticas, haciendo que el trabajo se vuelva más y más riesgoso.
El guión es correcto, de narrativa clásica. Pronto surgen los primeros indicios de porque tanto alboroto político: frases como "los niños son de Dios y de nadie más" iban a caer mal en la agenda woke industrial, rematadamente anticristiana. A este respecto, la cinta resalta este tipo de frases demasiado seguido, posicionándose. Su protagonista es hombre, rubio y de buena fé...que más decir. Alaridos por doquier, frente a semejante herejía.
Para concluir: pelis fabricadas para algo un poco más importante que competir por óscares que ya no le importan a nadie. Por cierto, que hay poderosos detrás del tráfico de menores no es ninguna conspiración reptiliana. Ya hay casos documentados, extrañas lagunas informativas y gente con mucha voluntad para suicidarse en los momentos menos convenientes...