Luz purificadora es la primera parte de la Misión legendaria de la historia de Shogun Raiden: Imperatrix Umbrosa , Acto II: «Sueños efímeros ».
Detalles[]
- Habla con Katheryne
- Ve a la zona donde aparecieron los monstruos
- Derrota a los Acechadores
- Oleada 1:
- Cachorro Acechador Lítico × 1
- Oleada 2:
- Sabueso Acechador Lítico × 1
- Cachorro Acechador Lítico × 1
- Oleada 2:
- Cachorro Acechador Eléctrico × 3
- Habla con Raiden Ei
- Sigue los rastros que hay en el camino
- Intenta averiguar qué sucedió
- Continúa siguiendo los rastros
- Derrota a los Acechadores
- Solo podrás utilizar una versión de prueba de Shogun Raiden:
- Oleada 1:
- Cachorro Acechador Lítico × 2
- Oleada 2:
- Cachorro Acechador Eléctrico × 2
- Habla con la persona que apareció
- Ve a la Hacienda Kamisato y consigue un juego de té
- Habla con Ei
- Ve donde se encuentra el maestro del té
- Vuelve a hablar con Ei
Recompensas[]
Diálogos[]
- (Habla con Katheryne)
- Katheryne: Ad astra abyssosque, Viajero.
- Katheryne: Recientemente, el Gremio de Aventureros ha recibido un encargo muy inusual. Tras sopesarlo, creemos que...
- Paimon: "El viajero sería el candidato más apropiado", ¿no?
- Katheryne: Jeje, pues sí. Como de costumbre.
- Katheryne: Entonces, me ahorraré las cortesías. ¿Estarían dispuestos a ayudar?
- Claro que sí, por eso estamos aquí.
- Depende del encargo y la recompensa.
- Katheryne: Bien, deja que te explique. El cliente de este encargo es la Comisión Yashiro. Por lo visto, un gran número de Acechadores están atacando las raíces del Cerezo Sagrado cerca de la Montaña Yougou.
- Paimon: ¿Acechadores?... ¿En la Isla Narukami?
- Katheryne: Sí. Aún no tenemos claro de dónde han salido estas criaturas, pero atacan en cantidades alarmantes y con gran agresividad. Parecen tener un objetivo claro.
- Katheryne: El Cerezo Sagrado es de gran importancia para Inazuma. Supongo que ya lo sabes, ¿no?
- Algo he oído.
- Katheryne: Bien. Entonces entenderás la urgencia del asunto.
- Ahora mismo no lo recuerdo bien.
- Katheryne: Durante mucho tiempo, el Cerezo Sagrado ha estado absorbiendo ponzoña de las líneas ley de Inazuma para mantener el equilibrio en la tierra.
- Katheryne: Si resultara dañado, la ponzoña invadiría Inazuma una vez más. Sería una catástrofe. Por eso, es un asunto tan urgente.
- Paimon: ¿La Comisión Tenryou está al tanto?
- Katheryne: Sí, ya han tomado cartas en el asunto. Sin embargo, debido a la magnitud y complejidad del sistema de raíces del Cerezo Sagrado, la gran cantidad de Acechadores y la imposibilidad de prever su comportamiento, están encontrando dificultades para defenderse contra ellos.
- Katheryne: Su prioridad es proteger a los civiles, así que necesitan colaborar con el resto de las fuerzas para poder acabar con los monstruos.
- Katheryne: El Gremio de Aventureros también es clave a la hora de asistir a la Comisión Tenryou en su trabajo, pero hasta ahora, todos los esfuerzos por combatir a los Acechadores no han contribuido a mejorar la situación.
- Me encargaré de hacerles aullar de dolor.
- Haré que huyan con el rabo entre las patas.
- Katheryne: Te estamos muy agradecidos. Me siento más tranquila al verte tan confiado.
- Katheryne: Marcaré en el mapa los lugares donde han estado apareciendo los Acechadores. Espero que puedan derrotarlos sin demasiado problema.
- Paimon: ¡No te preocupes! ¡Estaremos de vuelta antes de que digas "ad astra abyssosque"!
- (Ve a la zona donde aparecieron los monstruos)
- (Derrota a los Acechadores)
- (Habla con Raiden Ei)
- ¿Shogun Raiden?: ¡Quedarás en el olvido!
- Paimon: ¿Sh-Shogun? Espera, no... También podría ser Ei...
- ¿Shogun Raiden?: ... Son ustedes dos.
- Ei: Cuánto tiempo. No nos veíamos desde que resolvimos aquella crisis con la Comisión Tenryou.
- Paimon: Bien, ahora sí suena más como Ei... Eres tú, ¿verdad?
- Paimon: ¡Te libraste de ellos en un santiamén! ¡Estuvo increíble!
- ... ¿Qué haces aquí?
- ¿Cómo es que saliste de tu plano interior?
- Ei: Me preparo para lo que se avecina.
- Ei: La última vez dimos un paseo por Inazuma y pude ver cómo es el mundo ahora. Al fin fui capaz de comprender cosas que nunca antes había sido capaz de comprender en el pasado.
- Ei: Desde entonces, cada vez que necesito aclarar mis ideas, siento la necesidad de salir un rato.
- Paimon: Tiene sentido. Seguro que te aburres mucho ahí encerrada todo el tiempo.
- Ei: ... Me gustaría recordarte que no estoy aquí para divertirme.
- Ei: Últimamente he percibido una serie de cambios en el mundo exterior desde el plano de la eutimia. El que más me preocupa es el ataque de Acechadores al Cerezo Sagrado.
- Ei: Pensé que debía intervenir, así que los perseguí y llegué hasta aquí. Y luego, me encontré contigo.
- Pero las Comisiones y los aventureros ya se están encargando de ellos.
- No creo que esto requiera la atención de una Arconte...
- Ei: Si en vez de haberlo descubierto yo, hubiese sido la Shogun... Sí, tal vez habría ignorado el asunto.
- Paimon: ¿Eh? ¿Por qué? ¿Porque no es más que una marioneta?
- Ei: Precisamente por eso. Según las normas que creé para ella, debería delegar este tipo de asuntos al Triunvirato.
- Ei: Pero hablamos de Acechadores atacando el Cerezo Sagrado... Me trae recuerdos de aquel terrible desastre...
- Paimon: ¿Un desastre?
- Ei: Sí. Hace quinientos años, una gran catástrofe cayó sobre Inazuma.
- Ei: Una niebla tan negra como la boca de un lobo lo cubrió todo y los monstruos devastaron la tierra... Cientos de personas perdieron la vida y la nación que tanto trabajo había costado levantar casi fue asolada por completo.
- Ei: Los monstruos cometieron todo tipo de crímenes en Inazuma y los Acechadores siempre eran su vanguardia.
- Ei: Su misión era abrirse paso con sus afiladas garras y colmillos para poder llamar a bestias aún más poderosas.
- Hace quinientos años... Khaenri'ah...
- Ei: Humm, así que tú también has oído hablar de ello.
- Ei: Es un episodio de la historia que me cuesta recordar. Tal vez creas que reaccioné de manera exagerada con esas criaturas.
- Ei: Pero esta situación justifica el exceso de precaución.
- Paimon: Supongo que visto así...
- Ei: Ya que los dos estamos aquí por el mismo motivo, deberíamos trabajar juntos.
- Ei: Por las huellas que han dejado alrededor, aún debe haber unos cuantos monstruos por aquí. Tenemos que acabar con todos ellos.
- Vamos.
- Paimon: ¡Paimon se siente muy segura cuando está con Ei! Tener a alguien superfuerte en el equipo te hace invencible, ¿no?
- Paimon: Por cierto, cuando acabemos con todos los monstruos, deberíamos pedirle que nos cuente algo más sobre Khaenri'ah.
- (Sigue los rastros que hay en el camino)
- (Intenta averiguar qué sucedió)
- Ei: Hemos tenido suerte... No han causado daños graves. La Comisión Yashiro debería ser capaz de sanar el sistema de raíces.
- Paimon: ¿Qué es esto que rezuma? ¿Savia o algo así? Parece que brilla...
- Paimon: ¿Eh?
- Paimon: ¿Qu-qué es esto?
- ¿Hay alguien herido?
- Es horrible.
- Paimon: ¿Son personas... muertas? No sería la primera vez que nos cruzamos con un fantasma por el camino.
- Paimon: Pero... ¿Qué hacen aquí?
- Ei: Investiguemos la zona. Tal vez descubramos algo.
- Kitamura: Uf... uf...
- Kitamura: No puedo seguir así... No cuando las tropas cuentan conmigo.
- Paimon: ¿Qué ha pasado aquí? ¿Puedes contarnos?
- Kitamura: ¿Quiénes son ustedes? ¿Qué hacen aquí?
- Kitamura: ¡Deprisa, huyan mientras puedan! Los monstruos volverán... Y una vez que te tienen en el punto de mira, ¡ya no podrás escapar de ellos!
- Kitamura: Defenderemos Inazuma... ¡hasta el último aliento!
- ¿Qué pasó?
- ¿Qué monstruos?
- Kitamura: ¿No... no lo saben? Inazuma está sumida en la oscuridad.
- Kitamura: ¡Hay monstruos y terroríficas criaturas por todas partes! Son despiadados y feroces... Devoran todo lo que se cruza en su camino.
- Kitamura: Hasta el último rastro de la existencia de la humanidad, se los aseguro... Lo devorarán todo...
- Paimon: Pero... por aquí cerca no hay nada.
- Kitamura: Puede que ahora mismo no, pero volverán... Miren, tienen que irse, ¡ahora! ¡Antes de que sea tarde!
- Kitamura: La Shogun ya no está y tampoco la Sacerdotisa Kitsune. Solo quedamos nosotros.
- Kitamura: No sé cuánto tiempo más podremos aguantar, pero... si perdemos la esperanza, lo habremos perdido todo.
- Ei: No te preocupes, estoy aquí.
- Kitamura: Es... ¡¿la Shogun?!
- Kitamura: ¡Ha vuelto!
- Kitamura: Por favor, se lo suplico... Tiene que ayudarnos... ¡Tiene que salvar Inazuma!
- Kitamura: Solo el glorioso resplandor de su relámpago puede disipar esta terrible oscuridad... Si no, ¡Inazuma se convertirá en el coto de caza de esas bestias!
- Ei: Tranquilízate. La guerra de la que hablas ya acabó.
- Kitamura: ¿Que acabó? ¿De... de qué está hablando, Shogun?
- Ei: Mira a tu alrededor. La hierba crece verde y exuberante y corre una suave brisa. Inazuma está en calma, seguro que lo recuerdas.
- Ei: No hay ni monstruos ni ninguna otra cosa que pueda poner tu vida en peligro.
- Kitamura: Humm...
- Kitamura: Pero... ¿cómo puede ser? Hace un momento estaban por todas partes...
- Kitamura: Acabo de ver cómo despedazaban a mi compañero con mis propios ojos...
- Paimon: ¡Oye, tranquilo! ¡Ahora estás a salvo!
- Kitamura: Oh...
- Kitamura: Creo que ya lo entiendo... Todopoderosa Shogun, ¿usted salvó a Inazuma?
- Kitamura: No nos equivocamos al depositar nuestra esperanza en la todopoderosa Shogun. Si usted está con nosotros, Inazuma vivirá para el resto de la eternidad...
- Kitamura: Muchas gracias, Su Excelencia, gracias, gracias...
- Paimon: ¿Qu-qué le pasa?
- ¿Está desvaneciéndose?
- Ei: ... Se fue.
- Paimon: ... Paimon no termina de entender de qué iba todo eso... Pero de pronto Paimon se siente muy triste y desanimada...
- Ei: Si no me equivoco, lo que hemos visto era el recuerdo de un samurái que estaba enterrado aquí.
- Ei: El Cerezo Sagrado es capaz de absorber y purificar la ponzoña de las líneas ley. Tras el ataque de los Acechadores, parte de esa ponzoña se filtró a través de las ranuras del árbol y creó una entidad física.
- Ei: Una entidad creada a partir de esa ponzoña sería muy agresiva. Pero, al purificarla, se manifestó en forma de recuerdo.
- Ei: La ponzoña se disipa rápidamente una vez que ha sido purificada y las líneas ley se encargan de absorberla más tarde. Es decir, no puede existir por mucho tiempo.
- Ya veo...
- Lo mismo le pasó a la Pequeña Ming...
- Paimon: ¿Eso quiere decir que los recuerdos de todos los que murieron van a aparecer ahora?
- Ei: Sí. Ese era uno más de los miles de soldados que sacrificaron sus vidas. Estaba hablando del desastre que tuvo lugar hace quinientos años en Inazuma.
- Dijo que la Shogun no estaba...
- Dijo que la Sacerdotisa Kitsune no estaba...
- Ei: Sí. En aquella época Inazuma estaba haciendo frente a otros problemas. Algunos de ellos eran locales, y otros... otros se originaron en Khaenri'ah, la nación caída.
- Ei: El desastre de Inazuma me preocupaba mucho. Sentí que tenía que tomar cartas en el asunto antes de que fuera demasiado tarde y se extendiese por todo Teyvat.
- Ei: Pero mi amiga, la Sacerdotisa Kitsune, me aseguró que no había nada de que preocuparse. Dijo que ella se haría cargo de proteger Inazuma y movilizar las tropas para hacer frente a la amenaza.
- Ei: ... Sabía que, aunque ninguna de las dos queríamos admitirlo, la situación probablemente acabaría en una tragedia.
- Paimon: Así que... ¿atacaron Inazuma al mismo tiempo que ocurrió el desastre en Khaenri'ah?
- Ei: Precisamente. Cientos de monstruos aparecieron por toda Inazuma. Al final... la Sacerdotisa Kitsune sacrificó su vida para proteger a su pueblo.
- Ei: No pude verla por última vez, pero quiero creer que cumplió con su promesa hasta el final.
- Ei: A pesar de todo, Inazuma quedó aún más devastada de lo que imaginamos. Aquellas terribles tragedias dejaron heridas muy profundas que todavía no han sanado, tanto en esta nación... como en mi corazón.
- Paimon: Ei...
- ¿Esa era la "pérdida" de la que hablaba Yae Miko?
- Ei: Sí. Durante mucho tiempo, no fui capaz de hacer frente al dolor de esa pérdida.
- Ei: De nada me sirvieron mis habilidades... Aunque fui capaz de conquistar a los tatarigami y acabar con los monstruos, no pude hacer nada contra los estragos del tiempo y fui incapaz de mantener a mis seres queridos con vida.
- Ei: ...
- Ei: Sin embargo, después de chocar contra la ambición humana, estuve pensando largo y tendido... Ahora me doy cuenta de que no puedo seguir viviendo en el pasado para siempre.
- ¿Así que ya no estás estancada en el pasado?
- Ei: ... Cuando viajé por Inazuma contigo, me di cuenta de cuánto ha mejorado la nación a lo largo de los siglos. Fue como un vistazo del potencial humano. Superó con creces todas mis expectativas.
- Ei: Seguir adelante conlleva ciertas pérdidas, pero también nuevos encuentros.
- Ei: Tomemos a ese soldado como ejemplo. A pesar de todo lo que había perdido, decidió seguir luchando, seguir adelante.
- Ei: Todos los que sacrificaron sus vidas en aquel momento lo hicieron para luchar por un futuro... Aunque tal vez el futuro por el que luchaban no era la eternidad que yo me empeñaba por conseguir.
- Exactamente.
- Así es la humanidad.
- Ei: Como diosa de Inazuma, es hora de honrar sus deseos.
- Ei: Guerreros del pasado que derramaron su sangre en esta nación, ahora sus almas descansan en paz en esta tierra.
- Ei: Nunca los olvidaré, ni tampoco lo que hicieron por Inazuma.
- Paimon: Ei se lo está tomando muy a pecho...
- ...
- Ei: Vamos, sigamos investigando el daño causado al Cerezo Sagrado.
- (Continúa siguiendo los rastros)
- (Derrota a los Acechadores)
- (Habla con la persona que apareció)
- Paimon: Humm, parece que a Ei le pasa algo...
- ¿Te encuentras bien?
- Ei: ¿Por qué lo preguntas?
- Paimon: Bueno, normalmente sacarías tu espada y ¡zas! Acabarías con ellos de un solo golpe, ¿no?
- Ei: No debes preocuparte, solo reservo mis fuerzas.
- Ei: Aunque comienzo a entender la situación, podría tomar un giro inesperado en cualquier momento.
- Ei: Debo estar preparada para cualquier cosa. Si todavía quedan temibles monstruos por la zona, tengo que asegurarme de tener energía suficiente para derrotarlos.
- Paimon: ¡Oh! Tiene sentido. ¡Así habla una Shogun veterana!
- Paimon: Parece que esta vez las raíces están muy dañadas... Tendríamos que decírselo a la Comisión Yashiro.
- Paimon: ¡Oh! Es la misma luz de antes.
- ¿Será lo mismo que ocurrió antes?
- Ei: ¿... Furuyama? ¿Eres tú?
- Furuyama: ¿Eh?
- Furuyama: ¿Todopoderosa Shogun? ¿Qué la trae de vuelta tan pronto? Creía que estaba luchando una batalla en algún lugar lejano.
- Paimon: (¿Luchando en algún lugar lejano? Parece que este hombre también está hablando de lo de hace quinientos años.)
- Ei: Permítanme presentarles a Furuyama. Es un maestro del té y miembro de mi séquito.
- Ei: Aunque es invidente, Furuyama tiene una habilidad única para evaluar el té. Prepara el mejor té de toda Inazuma.
- Furuyama: Su Excelencia, me colma de elogios inmerecidos. Simplemente he tenido la suerte de estar en su presencia el tiempo suficiente para adquirir las habilidades que se requieren de mí.
- Furuyama: Parece que la todopoderosa Shogun trajo invitados.
- Furuyama: ... Me temo que en estas circunstancias no puedo ofrecerles ninguna bebida... Pero, por favor, siéntense y descansen.
- Furuyama: Al fin y al cabo... todo esto está hecho un desastre.
- Paimon: Humm... ¿Qué hacemos ahora?
- Sigámosle la corriente.
- Quiero saber más sobre el pasado.
- Paimon: Bueno, eh... Ahí fuera hay un montón de monstruos, está muy oscuro y hay mucha gente herida...
- Furuyama: Ya veo. Así que se han abierto paso hasta llegar aquí.
- Furuyama: La mayoría de los vecinos de esta zona ya se han marchado. Querían que me fuera con ellos, pero no tenía mucho sentido. Así que decidí quedarme.
- Furuyama: Y ahora que la todopoderosa Shogun está aquí, tengo aún menos motivos para marcharme, jeje.
- Furuyama: Imagínense que ni siquiera la todopoderosa Shogun pudiera resolver esta situación... ¿A dónde podría huir?
- ¿Cómo es que está tan calmado?
- Furuyama: La gente huye porque quiere seguir viviendo. Y ese deseo de seguir viviendo se debe a que sienten que aún tienen cosas por hacer en esta vida.
- Furuyama: Pero yo... Yo no tengo tal deseo y tampoco tengo remordimientos.
- Furuyama: La Shogun suele hablarme de sus sueños mientras toma el té.
- Furuyama: Esas historias, ah... Soy ciego desde hace ya muchos años, pero esas vívidas descripciones me han llevado por los lugares más maravillosos de Inazuma... Con el tiempo, he acabado por comprender muy bien su forma de pensar. En el fondo, es toda una romántica. Una verdadera soñadora.
- Furuyama: Hay algo que dice siempre: "Lo bueno no dura para siempre. Todo cambia, se desvanece o desaparece por completo con el paso del tiempo. Por eso, tenemos que aprovechar el tiempo que tenemos, disfrutar nuestras vidas mientras podamos y vivir sin remordimientos hasta el final...".
- Paimon: Humm...
- (Eso no suena para nada a Ei...)
- (Eso no encaja para nada con el concepto de eternidad.)
- Furuyama: Por eso, por terribles que sean las circunstancias en estos momentos, he vivido maravillosas experiencias en esta vida y no tengo motivo alguno para no estar satisfecho.
- Ei: Tal vez... tengas razón.
- Furuyama: No queda mucho para que tenga que despedirme de la todopoderosa Shogun por última vez. *Suspira*, es una pena. No tendré la oportunidad de ver Inazuma una vez que la Shogun acabe de reconstruirla.
- Furuyama: Aunque supongo que no importa. Todos dicen que Inazuma está sumida en las sombras... Pero para mí, Inazuma lleva sumida en las tinieblas mucho tiempo ya.
- Furuyama: Una vez que superemos esta catástrofe, la vida volverá a ser lo que era. Pero incluso si viviera hasta entonces, probablemente ya sería un viejo desesperado y desorientado... Jajaja, así que no importa, ¿eh?
- Ei: ...
- Furuyama: Oh, lo siento mucho. Hablando de viejos desorientados... Aquí estoy yo divagando y sin servir el té.
- Furuyama: La todopoderosa Shogun viene y yo ni siquiera he preparado el té. Una verdadera falta de decoro.
- Furuyama: Denme un momento, iré a... ¿Eh? ¿Y el juego de té?
- Furuyama: Espero que los otros no lo rompieran cuando se marcharon deprisa y corriendo.
- Paimon: Paimon no ve ningún juego de té por aquí...
- Furuyama: ¿De verdad? Pero si siempre lo tengo cerca... ¡Vaya! Estoy quedando en muy mal lugar.
- Nosotros sabemos dónde encontrar un juego de té.
- Furuyama: No puedo permitir que mis invitados vayan a buscarlo ellos mismos. Eso sí que sería descortés.
- Ei: No se preocupe. Descanse un rato y volveremos enseguida.
- Furuyama: ¿Que la todopoderosa Shogun va a ir a buscarlo? No, no, no. Como su humilde sirviente, se lo suplico... No cuando hay una guerra ahí fuera...
- Ei: Este lugar es... complicado. No es la casa de té que tú recuerdas.
- Ei: Déjanoslo a nosotros.
- Furuyama: Pero... Bueno, de acuerdo. Nunca pensé que un día necesitaría que la propia Shogun fuera por mi juego de té...
- Furuyama: No sé si será mi último remordimiento o mi último golpe de suerte, jaja.
- (Ve a la Hacienda Kamisato y consigue un juego de té)
- (Habla con Ei)
- Hirano: El viajero y... ¡la todopoderosa Shogun!
- Hirano: ¿Cómo puedo servirle, Su Excelencia?
- Ei: Me gustaría tomar prestado un juego de té de la Comisión Yashiro.
- Hirano: ¡Vaya! Eh... Claro, iré por uno ahora mismo.
- Hirano: Oh, por favor, descanse en el jardín, todopoderosa Shogun. Informaré a mi señor de su llegada inmediatamente. Ah, y traeré el juego de té en cuanto esté listo...
- Ei: No te preocupes, no estoy aquí para ver al Comisionado Kamisato. De hecho, preferiría conversar un rato con el viajero. Por favor, tómate el tiempo que necesites para buscar el juego de té.
- Hirano: No, no, no. Soy su humilde sirviente. ¡No me atrevería a pensar en mi propia comodidad cuando la todopoderosa Shogun nos honra con su presencia! Me encargaré de ello ahora mismo.
- Ei: No solemos tener tiempo para hablar tranquilamente. Supongo que tendrás muchas preguntas.
- ¿De verdad eras tú a la que Furuyama solía servir té?
- Paimon: ¡Eso, Paimon también se hacía la misma pregunta! La todopoderosa Shogun de la que hablaba no sonaba para nada como tú.
- Ei: Yo no solía tener tiempo para tomar el té. Cualquier rato que tenía libre lo utilizaba para practicar artes marciales.
- Ei: Así que, la mayor parte del tiempo, él solía prepararle el té a la anterior Arconte Electro... Mi hermana, Raiden Makoto.
- Ei: Probablemente intuía que había "dos Raiden Shogun", pero siempre actuó como si no supiera nada.
- Ei: Esa filosofía de vida de la que nos habló era, en realidad, la forma de ver las cosas de Makoto. Siempre pensó de esa forma.
- Paimon: Makoto y tú tenían opiniones muy distintas...
- Ei: Ciertamente. Ese era el tema en el que más discrepábamos.
- Ei: Para ella, lo más preciado del mundo eran los sueños, ese anhelo de cualquier ser vivo por un futuro mejor.
- Sueños... ¿o, más bien, "ambiciones"?
- Ei: Se parecen, pero no son iguales.
- Ei: Cuando irrumpiste en el plano de la eutimia, vi que la ambición humana iluminaba el cielo en forma de innumerables estrellas. Me... tomó un poco por sorpresa.
- Ei: Ahora parece que ella llevaba razón y que yo iba por el camino equivocado.
- Paimon: Vaya, había muchas cosas más allá de lo superficial...
- Ei: Makoto vio más allá de lo que yo fui capaz. Para ella, un "sueño" era imaginario, más abstracto que una "ambición".
- Ei: Una "ambición" es un deseo por algo material o un resultado concreto. Tiene un final por naturaleza y, con el tiempo, una ambición siempre acaba sustituyendo a otra.
- Ei: A Makoto le preocupaba más esa fuerza que nos lleva constantemente a crear nuevas ambiciones. Es algo innato al ser humano, una parte intrínseca de nuestros instintos. Es decir... algo eterno.
- Paimon: Vaya, eso es mucha información que asimilar...
- Ei: En pocas palabras, a Makoto no le interesaban los resultados.
- Ei: En aquel momento no lo entendía. ¿Cómo podíamos ser capaces de mantener algo eterno si todo a nuestro alrededor está en continuo movimiento y cambio?
- Ei: Supongo que, para ella, esa era la definición de "eternidad".
- Va más en línea con la idea que los humanos tienen de este mundo.
- Ei: Sí... Siempre pensé que tenía que haber descubierto algún tipo de antigua sabiduría para llegar a esas conclusiones.
- Ei: Pero más tarde, comprendí que la filosofía de Makoto era, al menos en apariencia, elegante en su simplicidad. Por no hablar de que fue la opción más prudente y basada en una visión madura y previsora.
- Paimon: ¿Crees que la entiendes mejor ahora?
- Ei: Ya saben cuál era mi opinión sobre la eternidad antes.
- Ei: Pero ahora ya no me aferro a lo que he perdido. Supongo que se puede decir que hemos resuelto nuestras diferencias.
- Hirano: ¡Todopoderosa Shogun, he encontrado el juego de té! Creo que este en particular le será de buen uso...
- Ei: Es muy bonito, gracias.
- Hirano: Es usted demasiado amable. Un humilde sirviente como yo no merece semejante gratitud por parte de la Shogun...
- Paimon: ¡No te preocupes! La Shogun es en realidad muy simpática.
- Ei: Volvamos ya. No deberíamos hacer esperar a Furuyama tanto rato.
- (Ve donde se encuentra el maestro del té)
- (Vuelve a hablar con Ei)
- Paimon: Oigan, ¿a dónde se fue?
- Paimon: No creo que haya ido a buscar té por su cuenta, ¿no?
- Quizás...
- Ei: O tal vez las líneas ley ya no podían sostenerlo por más tiempo, como el otro recuerdo que vimos antes.
- Paimon: Entonces... ¿entonces no podremos beber su té?
- Paimon: Ni siquiera pudimos despedirnos... *Solloza*
- Ei: La información que contienen las líneas ley es compleja y desordenada. El hecho de que hayamos podido encontrarlo es un milagro del destino...
- Paimon: Humm...
- No te sientas triste, Paimon.
- Vamos a preparar nuestro propio té.
- Ei: Es una oportunidad única, y ya tenemos el juego de té. Tal vez debería intentar prepararlo por mi cuenta.
- Ei: Vi a Furuyama preparar té muchas veces... No creo que tenga problemas si lo hago yo misma.
- Ei prepara unas tazas usando el juego de té.
- Ei: El té está listo, ¡pruébenlo!
- Ei: Muchas cosas pasaron por mi mente mientras lo preparaba... Yo... no sé cómo explicarlo...
- No es necesario que lo hagas, te entiendo.
- Vuelven todos los recuerdos, ¿no?
- Ei: Tienes razón. Las cosas que hemos visto hoy me han traído muchos recuerdos.
- Ei: He recordado a muchas personas también. La Sacerdotisa Kitsune, Makoto y otros amigos a los que vi morir hace mucho tiempo.
- Ei: En la Comisión Yashiro discutimos algunos asuntos no tan importantes, pero ahora... me gustaría hablar de algo más serio.
- Ei: Los acontecimientos de hace 500 años no solo me robaron a mi amiga, la Sacerdotisa Kitsune... también me arrebataron a Makoto para siempre.
- Paimon: ¿Ella también murió durante ese desastre?
- Ei: Sí, fue a Khaenri'ah ella sola, sin avisarme.
- Ei: A diferencia de mí, a Makoto no se le daban bien las artes marciales. Siempre que había alguna crisis del estilo, era yo quien la afrontaba en su lugar.
- Ei: Pero esta vez, las circunstancias eran tan graves que Makoto no tuvo más remedio que dejarme atrás. O... tal vez lo que pasó fue que se adelantó y se puso delante de mí para esconderme. De cualquier forma, cuando me di cuenta de lo que estaba pasando...
- Makoto ya había...
- Ei: Sí. Ya era demasiado tarde. Cuando llegué, solo pude escuchar su último suspiro.
- Ei: En ese momento ya estaba inconsciente, así que lo único que pude hacer fue entrar en su mente... Para que lo entiendan mejor, es un lugar similar al plano de la eutimia.
- Ei: Fue ahí donde nos dimos el último adiós. Lloré amargamente. Incluso en esos últimos momentos, no lograba comprender sus acciones.
- Ei: ¿Por qué ella llegó primero a Khaenri'ah y no yo? ¿Por qué me lo ocultó? ¿Acaso fue para protegerme?
- Ei: Fue entonces cuando decidí perseguir la eternidad. Como prueba de esa decisión, salvé su plano de conciencia justo antes de que colapsara por completo y lo traje de vuelta a Inazuma.
- Paimon: Vaya historia...
- Ei: Cuando regresé a Inazuma, me sorprendió ver que un gran cerezo había aparecido en la Montaña Yougou. Ese árbol que ustedes conocen como el Cerezo Sagrado.
- ¿"Apareció"?
- ¿El Cerezo Sagrado no siempre ha estado ahí?
- Ei: Eso es lo que todo el mundo me decía, que había existido desde tiempos inmemoriales. Lo decían con tanta naturalidad... No entendían por qué me sorprendía tanto.
- Ei: Nadie lo cuestionó, pero su presencia contrastaba fuertemente con la zona tal como yo la recordaba. Parecía que yo era la única que se había percatado de que apareció de la nada.
- Ei: Al final, tuve que aceptar que fue un efecto milagroso provocado por la conciencia de Makoto.
- Ei: Con el poder del Cerezo Sagrado, finalmente pude vencer a los monstruos y acabar con el desastre en Inazuma.
- Paimon: Todo esto es muy difícil de entender... Está muy por encima de la comprensión de Paimon...
- Es decir, el poder de Makoto hizo que el árbol apareciera.
- Ei: Sí... Le tenía tanto cariño a este lugar y a su gente... En ese aspecto, no puedo compararme a ella.
- Ei: Decidí que no volvería a hablar de estos acontecimientos. Afrontar el hecho de que ya no está aquí es muy doloroso.
- Ei: Pero incluso el té más amargo deja un sabor dulce en la garganta una vez que lo tomas.
- Ei: Ya es hora de aceptarlo...
- Parece que has pensado mucho en todo esto.
- Yo también entiendo el dolor que causa la separación.
- Paimon: Oh, humm... Ahora que hablamos de eso, ya que tú también viviste esa batalla...
- ¿Has visto a mi hermana?
- Ei: ¿A tu hermana? Humm... He oído que estás buscando a un familiar.
- Ei: ¿Quieres decir que ella estuvo involucrada en el desastre de Khaenri'ah?
- Paimon: Según lo que hemos averiguado hasta ahora, parece que sí.
- Ei: Disculpa, no vi todo lo que pasó. Cuando llegué, la peor parte de la batalla ya había terminado.
- Ei: Además... mi mente solo podía pensar en Inazuma y en el destino de aquellos más cercanos a mí.
- Ei: Así que me temo que no puedo ayudarte.
- Paimon: Oh... Bueno, es una pena, pero tampoco podemos hacer nada...
- Paimon: Ustedes dos sí que han vivido una tragedia...
- Ei: Honremos la memoria del maestro del té con esta última taza.
- Ei: Gracias al destino por darnos esta oportunidad de encontrarnos otra vez.
Historial de cambios[]
- Versión 2.5
- Luz purificadora se añadió al juego.