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Críticas ordenadas por utilidad
23 de enero de 2011
166 de 234 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo derecho a no ser objetivo. Con Eastwood, ir al cine es un deleite. Lo de menos es qué te cuenta, sino cómo lo hace. Desde hace años, el mejor director de cine contemporáneo. Los que le llamaban fascista en sus comienzos como actor, ahora le critican el maravilloso cine de su envidiable vejez de 80 años muy cumplidos. Tócala Clint. Una y mil veces. No te mueras nunca, por favor. Cuéntame otro cuento, abuelo. Como tú sabes hacerlo. Sólo tú.
Ese maravilloso ritmo lento, como el discurrir de la vida, como la endeblez de nuestro ser. Deseando que llegue a pararse. Como la muerte. La mentira de la vida viva.
Ese tsunami que nos vapulea como a juguetes. Esa clase de cocina donde lo que vale es la continuidad de la especie, el instinto. Ese pérdida de un gorro, que es trascendiente y te hace trascender. Esa defensa de una maltrecha madre como única razón de vida. Esas ganas de vivir con fundamentos. Esa forma de vomitar sobre el radical islamismo, con una escolar sonrisa contradictoria. Esa trayectoria cambiante ante el roce con la muerte, propia o ajena. Esas fraternidades tan distintas como la vida misma. Esa soledad entre multitudes de apariencias y protocolos.
Y así dos horas. Que podrían haber sido cuatro. U ocho. No sé durante cuánto tiempo continuado podría degustar la filmografía del maestro sin desfallecer. Seguramente, lo que el cuerpo aguantara.
Y esa fotografía, de color opaco, cálido, reflexivo, a punto de quemarse. Esa música, compañera, apoyada en el genio ajeno de lo clásico y del jazz, llena de matices y caricias. Y esa interpretación dirigida, en la que el actor disfruta a las claras, conociéndose a sí mismo gracias al maestro. Y esos movimientos de cámara, esos primeros planos, esos cenitales.
El gran generalista, dominando todos los géneros. Se los voy a mezclar todos en la misma película ¿le vale?
Forzadas vidas cruzadas, dicen... ¿Quién no conoce de la jugarretas del destino? Y de sonrisas y lágrimas. La gente en la sala, disfrutando a lágrima viva, identificándose con el medium, la periodista, el niño, la madre que lo parió... etc.. Deseando que la película continúe hasta el infinito.
Háganme caso, salgan volando para la sala más próxima. Y recen conmigo para que en 2012 podamos paladear otra del genio. Contando lo que quiera.
... Como si fuera esta noche la última vez.
Cuando nunca quieres que un maestro acabe de enseñarte [4,5 sobre 5].
-
El quicio de la mancebía [EQM]
Ese maravilloso ritmo lento, como el discurrir de la vida, como la endeblez de nuestro ser. Deseando que llegue a pararse. Como la muerte. La mentira de la vida viva.
Ese tsunami que nos vapulea como a juguetes. Esa clase de cocina donde lo que vale es la continuidad de la especie, el instinto. Ese pérdida de un gorro, que es trascendiente y te hace trascender. Esa defensa de una maltrecha madre como única razón de vida. Esas ganas de vivir con fundamentos. Esa forma de vomitar sobre el radical islamismo, con una escolar sonrisa contradictoria. Esa trayectoria cambiante ante el roce con la muerte, propia o ajena. Esas fraternidades tan distintas como la vida misma. Esa soledad entre multitudes de apariencias y protocolos.
Y así dos horas. Que podrían haber sido cuatro. U ocho. No sé durante cuánto tiempo continuado podría degustar la filmografía del maestro sin desfallecer. Seguramente, lo que el cuerpo aguantara.
Y esa fotografía, de color opaco, cálido, reflexivo, a punto de quemarse. Esa música, compañera, apoyada en el genio ajeno de lo clásico y del jazz, llena de matices y caricias. Y esa interpretación dirigida, en la que el actor disfruta a las claras, conociéndose a sí mismo gracias al maestro. Y esos movimientos de cámara, esos primeros planos, esos cenitales.
El gran generalista, dominando todos los géneros. Se los voy a mezclar todos en la misma película ¿le vale?
Forzadas vidas cruzadas, dicen... ¿Quién no conoce de la jugarretas del destino? Y de sonrisas y lágrimas. La gente en la sala, disfrutando a lágrima viva, identificándose con el medium, la periodista, el niño, la madre que lo parió... etc.. Deseando que la película continúe hasta el infinito.
Háganme caso, salgan volando para la sala más próxima. Y recen conmigo para que en 2012 podamos paladear otra del genio. Contando lo que quiera.
... Como si fuera esta noche la última vez.
Cuando nunca quieres que un maestro acabe de enseñarte [4,5 sobre 5].
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El quicio de la mancebía [EQM]
3 de enero de 2011
51 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película emociona, además de por la trágica y verdadera historia que contiene, debido a la profunda tendencia del ser humano a sobrevivir colectivamente frente a la conciencia de culpa e, individualmente, frente a la conciencia de minoría perseguida.
Los franceses, para suavizar la grave corresponsabilidad de la persecución nazi contra los judíos en Francia, sobre todo como consecuencia de los terribles sucesos que se iniciaron en el desaparecido velódromo de invierno de Paris [1942], mirando para otro lado.
Y bastantes de los descendientes de aquellos judíos asesinados, intentando borrar su pasado, huyendo del terror de sus ascendientes, apoyados en una nueva vida basada en la destrucción del árbol genealógico.
Esos dos sentimientos están fantásticamente contados por el director. También, desde luego, la historia de la niña, con gran interpretación de Mélusine Mayance.
Y como siempre, el cine francés continúa siendo el maestro a la hora de contar las relaciones entre un hombre y una mujer. En ese sentido, delicioso el primer encuentro entre Kristin Scott Thomas y Aidan Quinn.
Gran banda sonora, buen ritmo, magnífica ambientación y una utilización acertdada del flash-backs.
Muy buen cine invadido de sensible intensidad y de memoria histórica sin corromper [4 de 5]
El quicio de la mancebía [EQM]
Los franceses, para suavizar la grave corresponsabilidad de la persecución nazi contra los judíos en Francia, sobre todo como consecuencia de los terribles sucesos que se iniciaron en el desaparecido velódromo de invierno de Paris [1942], mirando para otro lado.
Y bastantes de los descendientes de aquellos judíos asesinados, intentando borrar su pasado, huyendo del terror de sus ascendientes, apoyados en una nueva vida basada en la destrucción del árbol genealógico.
Esos dos sentimientos están fantásticamente contados por el director. También, desde luego, la historia de la niña, con gran interpretación de Mélusine Mayance.
Y como siempre, el cine francés continúa siendo el maestro a la hora de contar las relaciones entre un hombre y una mujer. En ese sentido, delicioso el primer encuentro entre Kristin Scott Thomas y Aidan Quinn.
Gran banda sonora, buen ritmo, magnífica ambientación y una utilización acertdada del flash-backs.
Muy buen cine invadido de sensible intensidad y de memoria histórica sin corromper [4 de 5]
El quicio de la mancebía [EQM]
4 de noviembre de 2017
113 de 187 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como suele ocurrir alrededor de todo lo excepcional, mi visita al cine para ver esta película obedeció a una serie de fatales coincidencias que me empujaron a cometer tal error.
Por un lado, siendo un fiel seguidor del entretenido y pedagógico producto musical que TVE ofrece los lunes con su actual edición de ‘Operación Triunfo‘, me enteré de que una pareja –Javier Ambrossi [33 aós] y Javier Calvo [26 años]- que hace las veces de ‘profesores’ de no se sabe qué, tienen ese inmerecido privilegio seguramente también porque viven unos momentos de espectacular famoseo entre la juventud -es decir, molan mucho- desde que se les ocurrió estrenar un incalificable y underground musical en el hall del Teatro Lara de Madrid, ‘La llamada‘ [2013], que supero todas las expectativas de asistencia y ello les supuso la consiguiente gira por provincias… y también que tuvieran a su alcance de llevar el ‘bombazo’ al cine.
Todo ello cuando dicha joven pareja de directores no han hecho otra cosa que actuar, fundamentalmente en televisión, desde hace poco más de 10 años.
También me producía curiosidad tanto que la publicidad incidiera en que el guión está basado en las desgracias de un personaje marcado por la homosexualidad, un internado escolar y la represión religiosa -todo un explosivo cóctel- como que el resultado fílmico fuera unánime y fuertemente aplaudido por la crítica, aunque esto último, tratándose de cine español, más bien me mosqueó, aunque, para mi desgracia, no suficientemente.
Ya creo haberles dado suficientes pistas: se trata de un bodrio absoluto, sin paliativos. No es cine. Tampoco comedia musical filmada. Por no ser, no es siquiera irreverente, a Dios gracias, que es lo menos que se le puede pedir a un personaje que canta con el mismísimo Todopoderoso cada dos por tres.
Con un guión espeluznante, más propio de teleserie B. Una simpleza humorística de casette chistoso de club de carretera. Una trama ideal para programas tipo ‘Inocente, inocente’. Un montaje que resultaría penoso incluso entre estudiantes de comienzos de primero de audiovisuales. Una lastimera ambientación en torno a tres cabañas de camping. Una fotografía plana con colores a lo Almodovar. Y qué decirles de la figuración divina, a manos de Richard Collins-Moore. Para qué seguir.
Sólo se salvan Macarena García, Anna Castillo y Gracia Olayo, que hacen lo que pueden, lo cual es mucho en un caso así. La banda sonora de Leiva, resulta imperceptible con la sola excepción de la composición del tema principal ‘La llamada [Youtube]‘. Por lo demás, las composiciones no originales incorporadas, de Presuntos Implicados, Whitney Houston y otros, siendo buenas, sólo contribuyen a reducir el número de espectadores que va abandonando la sala.
En fin, todo un espectáculo para jóvenes twitteros o wasaperos encantados de olvidar de qué va, en verdad, el cine, y de abrazar la filosofía del bienestar consistente en que ‘a lo loco, a lo loco, a lo loco se vive mejor’, que en 1954 interpretaban Luisa Linares y Los Galindos [YouTube] y más recientemente, en 1998, lo hacía Jarabedepalo con Celia Cruz [YouTube], en versión incorporada a ‘El milagro de P. Tinto‘ [Javier Fesser; 1998].
Que TVE haya contribuido a la financiación de esta tomadura de pelo indica qué se entiende actualmente por cultura desde el Gobierno de España.
Huyan de un bodrio envuelto en juvenil posverdad [2 sobre 10]
El quicio de la mancebía [EQM]
https://elquiciodelamancebia.wordpress.com/2017/11/05/la-llamada-espana-2017-de-javier-ambrossi-y-javier-calvo/
Por un lado, siendo un fiel seguidor del entretenido y pedagógico producto musical que TVE ofrece los lunes con su actual edición de ‘Operación Triunfo‘, me enteré de que una pareja –Javier Ambrossi [33 aós] y Javier Calvo [26 años]- que hace las veces de ‘profesores’ de no se sabe qué, tienen ese inmerecido privilegio seguramente también porque viven unos momentos de espectacular famoseo entre la juventud -es decir, molan mucho- desde que se les ocurrió estrenar un incalificable y underground musical en el hall del Teatro Lara de Madrid, ‘La llamada‘ [2013], que supero todas las expectativas de asistencia y ello les supuso la consiguiente gira por provincias… y también que tuvieran a su alcance de llevar el ‘bombazo’ al cine.
Todo ello cuando dicha joven pareja de directores no han hecho otra cosa que actuar, fundamentalmente en televisión, desde hace poco más de 10 años.
También me producía curiosidad tanto que la publicidad incidiera en que el guión está basado en las desgracias de un personaje marcado por la homosexualidad, un internado escolar y la represión religiosa -todo un explosivo cóctel- como que el resultado fílmico fuera unánime y fuertemente aplaudido por la crítica, aunque esto último, tratándose de cine español, más bien me mosqueó, aunque, para mi desgracia, no suficientemente.
Ya creo haberles dado suficientes pistas: se trata de un bodrio absoluto, sin paliativos. No es cine. Tampoco comedia musical filmada. Por no ser, no es siquiera irreverente, a Dios gracias, que es lo menos que se le puede pedir a un personaje que canta con el mismísimo Todopoderoso cada dos por tres.
Con un guión espeluznante, más propio de teleserie B. Una simpleza humorística de casette chistoso de club de carretera. Una trama ideal para programas tipo ‘Inocente, inocente’. Un montaje que resultaría penoso incluso entre estudiantes de comienzos de primero de audiovisuales. Una lastimera ambientación en torno a tres cabañas de camping. Una fotografía plana con colores a lo Almodovar. Y qué decirles de la figuración divina, a manos de Richard Collins-Moore. Para qué seguir.
Sólo se salvan Macarena García, Anna Castillo y Gracia Olayo, que hacen lo que pueden, lo cual es mucho en un caso así. La banda sonora de Leiva, resulta imperceptible con la sola excepción de la composición del tema principal ‘La llamada [Youtube]‘. Por lo demás, las composiciones no originales incorporadas, de Presuntos Implicados, Whitney Houston y otros, siendo buenas, sólo contribuyen a reducir el número de espectadores que va abandonando la sala.
En fin, todo un espectáculo para jóvenes twitteros o wasaperos encantados de olvidar de qué va, en verdad, el cine, y de abrazar la filosofía del bienestar consistente en que ‘a lo loco, a lo loco, a lo loco se vive mejor’, que en 1954 interpretaban Luisa Linares y Los Galindos [YouTube] y más recientemente, en 1998, lo hacía Jarabedepalo con Celia Cruz [YouTube], en versión incorporada a ‘El milagro de P. Tinto‘ [Javier Fesser; 1998].
Que TVE haya contribuido a la financiación de esta tomadura de pelo indica qué se entiende actualmente por cultura desde el Gobierno de España.
Huyan de un bodrio envuelto en juvenil posverdad [2 sobre 10]
El quicio de la mancebía [EQM]
https://elquiciodelamancebia.wordpress.com/2017/11/05/la-llamada-espana-2017-de-javier-ambrossi-y-javier-calvo/
15 de enero de 2017
73 de 107 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que yo pensaba iniciar mi comentario diciendo que esta película no es un musical per temía no ser comprendido por el lector. Stricto sensu, sí lo es, considerando su buena banda sonora -original e incorporada- y, definitoriamente, porque contiene bailes y coreografías. Pero si se hubiera suprimido tales elementos tengo que decir que, en mi opinión, este largometraje no sólo no hubiera mermado su nivel de calidad sino que el resultado habría sido otro mucho más coherente.
¿Por qué? Porque la mediocridad en torno al cantar, bailar o coreografiar es tan apabullante que produce vergüenza ajena. El cine musical es un género muy serio y adictivo precisamente porque sus iconos fílmicos se caracterizan por todo lo contrario: trabajo, profesionalidad y calidad. En esta película los protagonistas no saben cantar ni lo intentan; no saben bailar ni lo intentan; y las coreografías son burdas y malas imitaciones del gran cine musical.
Y lo peor: intenta presentar como una actualizanción lo que es una pésima copia. Hollywood, maestra en musicales, no debería perdonar tal pestiche.
Olvídense, pues, de ver algo con la fuerza de Jacques Demy -al que intenta emular- en 'Los paraguas de Cherburgo' [1964] o 'Las señoritas de Rochefort' [1967]; de 'Cantando bajo la lluvia' [S. Donen, Gene Kelly, 1952]; 'West side story' [R. Wise, J. Robbins, 1961]; 'Grease' [R. Kleiser, 1978]; 'All That Jazz' [B. Fosse, 1979]; 'Corazonada' [1982] o 'Cotton Club' [1984], de F. Ford Coppola; 'Moulin Rouge' [B. Luhrmann, 2001]; 'The Artist' [M. Hazanavicius, 2011]; y mucho menos del arte de con Gene Kelly, Fred Astaire, Ginger Rogers, Rita Hayworth, Judy Garland, Cyd Charisse... Nada que ver.
De ello te percatas nada más iniciarse, con motivo de un intento coral en una autovía. Lamentable, gélido, de estival consurso televisivo. Acto seguido -y durante los siguientes 60 minutos- parece como si el realizador hubiese decidido ir intercalando números musicales sin ton ni son con el objetivo de que la película perteneciera a tal género. En fin, un auténtico desastre, que no resulta extraño si sabemos que Damien Chazelle ha confesado que no le gustan especialmente los musicales...
Por lo demás, la historia no puede ser más simple y manida, con el consabido agravante de que, salvo las honrosas excepciones de los maestros, cuando un director se mete a guionista puedes temerte lo peor. Tiene tan poco que contar que su duración acaba resultando cansina y repetitiva.
La interpretación es, en general correcta, pero con la particularidad de que Emma Stone se come la pantalla de tal manera que logra salvar la película de su absoluto hundimiento. Es aluzinante la capacidad empática, de transmisión, hipnotizante, de esta chica. Y eso que en algunos momentos el maquillaje es tan horrendo que te extrañas de que te atraiga un rostro como el suyo.
Por lo demás, normalita. Incluso con algunos guiños originales. La fotografía resulta un poco obscura en su afán, imagino, de acercarse al antigüo y maravilloso CinemaScope, aunque dicen que está filmada en Panavisión. Buena puesta en escena, buen montaje y correcto vestuario y ambientación. Algo por lo demás encomiable, dado que rellenar un presunto musical con realismo es no saber de qué estamos hablando.
En fin, ya digo, el proyecto se salva gracias a Stone pero ni siquiera recomiendo verla en familia: los niños se van a poner muy pesados...
Sencillo y sobrevalorado pseudomusical con buena banda sonora y una Emma Stone para Oscar [6 sobre 10]
EQM
pd. La lluvia de nominaciones que ha recibido y los premios que va a acumular sólo tienen para mí dos explicaciones: el negocio propagandístico y lo poco acostumbrados que están los críticos al cine musical que ha hecho historia. Por cierto, será difícil llevarla al teatro, como de costumbre, porque no tiene sustancia musical para ello.
¿Por qué? Porque la mediocridad en torno al cantar, bailar o coreografiar es tan apabullante que produce vergüenza ajena. El cine musical es un género muy serio y adictivo precisamente porque sus iconos fílmicos se caracterizan por todo lo contrario: trabajo, profesionalidad y calidad. En esta película los protagonistas no saben cantar ni lo intentan; no saben bailar ni lo intentan; y las coreografías son burdas y malas imitaciones del gran cine musical.
Y lo peor: intenta presentar como una actualizanción lo que es una pésima copia. Hollywood, maestra en musicales, no debería perdonar tal pestiche.
Olvídense, pues, de ver algo con la fuerza de Jacques Demy -al que intenta emular- en 'Los paraguas de Cherburgo' [1964] o 'Las señoritas de Rochefort' [1967]; de 'Cantando bajo la lluvia' [S. Donen, Gene Kelly, 1952]; 'West side story' [R. Wise, J. Robbins, 1961]; 'Grease' [R. Kleiser, 1978]; 'All That Jazz' [B. Fosse, 1979]; 'Corazonada' [1982] o 'Cotton Club' [1984], de F. Ford Coppola; 'Moulin Rouge' [B. Luhrmann, 2001]; 'The Artist' [M. Hazanavicius, 2011]; y mucho menos del arte de con Gene Kelly, Fred Astaire, Ginger Rogers, Rita Hayworth, Judy Garland, Cyd Charisse... Nada que ver.
De ello te percatas nada más iniciarse, con motivo de un intento coral en una autovía. Lamentable, gélido, de estival consurso televisivo. Acto seguido -y durante los siguientes 60 minutos- parece como si el realizador hubiese decidido ir intercalando números musicales sin ton ni son con el objetivo de que la película perteneciera a tal género. En fin, un auténtico desastre, que no resulta extraño si sabemos que Damien Chazelle ha confesado que no le gustan especialmente los musicales...
Por lo demás, la historia no puede ser más simple y manida, con el consabido agravante de que, salvo las honrosas excepciones de los maestros, cuando un director se mete a guionista puedes temerte lo peor. Tiene tan poco que contar que su duración acaba resultando cansina y repetitiva.
La interpretación es, en general correcta, pero con la particularidad de que Emma Stone se come la pantalla de tal manera que logra salvar la película de su absoluto hundimiento. Es aluzinante la capacidad empática, de transmisión, hipnotizante, de esta chica. Y eso que en algunos momentos el maquillaje es tan horrendo que te extrañas de que te atraiga un rostro como el suyo.
Por lo demás, normalita. Incluso con algunos guiños originales. La fotografía resulta un poco obscura en su afán, imagino, de acercarse al antigüo y maravilloso CinemaScope, aunque dicen que está filmada en Panavisión. Buena puesta en escena, buen montaje y correcto vestuario y ambientación. Algo por lo demás encomiable, dado que rellenar un presunto musical con realismo es no saber de qué estamos hablando.
En fin, ya digo, el proyecto se salva gracias a Stone pero ni siquiera recomiendo verla en familia: los niños se van a poner muy pesados...
Sencillo y sobrevalorado pseudomusical con buena banda sonora y una Emma Stone para Oscar [6 sobre 10]
EQM
pd. La lluvia de nominaciones que ha recibido y los premios que va a acumular sólo tienen para mí dos explicaciones: el negocio propagandístico y lo poco acostumbrados que están los críticos al cine musical que ha hecho historia. Por cierto, será difícil llevarla al teatro, como de costumbre, porque no tiene sustancia musical para ello.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
18 de abril de 2010
29 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Grandioso cine sobre la guerra y la humanidad; sobre la Historia contada en tiempos de ONGs; sobre la estupidez de la Alianza de Civilizaciones; sobre importancia de la defensa de los tuyos, de la tribu; sobre el cuidado ante el enemigo, siempre pendiente de arrasar la aldea, asesinar a los hombres, violar a las mujeres y lanzar por la ventana a los niños. De acabar con todo vestigio de propietarios anteriores. Aun cuando individualmente cualquiera de los asesinos quisiera... ¡volver a Japón!
Qué les voy a contar sobre el arte: la película es un cúmulo de sapiencia cinematográfica al servicio de la historia que cuenta: fotografía, guión, montaje, ambientación, banda sonora, interpretación, etc. Bebiendo siempre de las fuentes de los grandes directores que a esto se han dedicado, pero con impronta propia que yo resumiría en dos portentosas particularidades:
Cómo filmar los asesinatos para que lo vean tus ojos al detalle, pero con una pincelada de frialdad que te impida despegar la vista de la pantalla. Cómo presentar una impactante ceremonia ritual de danza y percusión coral -el desfile de la conmemoración del primer aniversario de la toma de la ciudad-, de modo que el espectador adquiera la consciencia de en qué consiste el espíritu de la animalidad y de qué facil resulta sumarse a la lucha exterminadora contra el otro.
La cercanía con que todos no encontramos de la sublimación, del extremismo, del salvajismo, de la aniquilación; del bestialismo deificado como conducta depredadora; tenga ello su origen en la exaltación de una raza o cultura, en el revolucionarismo porpular o ideológico, en el actual yihadismo de tierra quemada.
Esta vez se trata de la invasión japonesa de China, pero eso es lo de menos. Ni los chinos ni los demás hemos sido nunca tan distintos en las agresiones colectivas. Y, la gran pregunta: ante una amenaza semejante, ¿quien se resistiría a responder, si pudiera, con mayor contundencia?
Finalmente, ese mensaje subliminal que China ya mostró en los JJOO: ya estamos aquí y tenéis que contar con nosotros.
Y que para subsistir hay que cuidar hasta el paroxismo el orden moral y el ritual que nos define como tribu y nos fundamenta tanto la legítima defensa como el legítimo ataque preventivo -antes invasión- si quieres tratar de evitar lo que se avecina.
Como verá, el aparente documental da para mucho. Y más. Aunque al final se despida de nostros con una imagen de esperanza, en ese homenaje a 'El chico' [1921], de Chaplin.
El quicio de la mancebía [EQM]
Qué les voy a contar sobre el arte: la película es un cúmulo de sapiencia cinematográfica al servicio de la historia que cuenta: fotografía, guión, montaje, ambientación, banda sonora, interpretación, etc. Bebiendo siempre de las fuentes de los grandes directores que a esto se han dedicado, pero con impronta propia que yo resumiría en dos portentosas particularidades:
Cómo filmar los asesinatos para que lo vean tus ojos al detalle, pero con una pincelada de frialdad que te impida despegar la vista de la pantalla. Cómo presentar una impactante ceremonia ritual de danza y percusión coral -el desfile de la conmemoración del primer aniversario de la toma de la ciudad-, de modo que el espectador adquiera la consciencia de en qué consiste el espíritu de la animalidad y de qué facil resulta sumarse a la lucha exterminadora contra el otro.
La cercanía con que todos no encontramos de la sublimación, del extremismo, del salvajismo, de la aniquilación; del bestialismo deificado como conducta depredadora; tenga ello su origen en la exaltación de una raza o cultura, en el revolucionarismo porpular o ideológico, en el actual yihadismo de tierra quemada.
Esta vez se trata de la invasión japonesa de China, pero eso es lo de menos. Ni los chinos ni los demás hemos sido nunca tan distintos en las agresiones colectivas. Y, la gran pregunta: ante una amenaza semejante, ¿quien se resistiría a responder, si pudiera, con mayor contundencia?
Finalmente, ese mensaje subliminal que China ya mostró en los JJOO: ya estamos aquí y tenéis que contar con nosotros.
Y que para subsistir hay que cuidar hasta el paroxismo el orden moral y el ritual que nos define como tribu y nos fundamenta tanto la legítima defensa como el legítimo ataque preventivo -antes invasión- si quieres tratar de evitar lo que se avecina.
Como verá, el aparente documental da para mucho. Y más. Aunque al final se despida de nostros con una imagen de esperanza, en ese homenaje a 'El chico' [1921], de Chaplin.
El quicio de la mancebía [EQM]
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