Todo el mundo ha alabado esta película mencionando a su guionista: Charlie Kaufman, el guionista de la inolvidable "¡Olvídate de mí!" (un nombre que difiere significativamente del original: Eternal Sunshine of the Spotless Mind). Aquí nos encontramos ante un nuevo ejercicio narrativo sobre cómo un niño debe aprender a superar todos sus temores, y en particular, a su miedo más grande: la oscuridad. También me ha recordado un poco a "El origen de los guardianes", por darle presencia física a conceptos abstractos, como por ejemplo en este caso, el silencio o los sueños. La película resulta ingeniosa y peculiar, aunque creo que carece de suficientes elementos de entretenimiento y diversión para ser una temática dirigida al público infantil. Y ese final tan meta, no sé si es debido a la falta de una mejor idea y resulta ser un arreglo apresurado o una genialidad. Que cada quien lo juzgue.

En conclusión, es una película que me ha proporcionado un buen momento de entretenimiento, pero no creo que posea elementos que la hagan perdurar en la memoria colectiva.