El juego de la fortuna
38.128
Drama
En 2001, Billy Beane (Brad Pitt), director general de los Atléticos de Oakland (béisbol), se hizo famoso al conseguir grandes éxitos por medio del método "Moneyball", programa que consiste en construir un equipo competitivo con menos recursos económicos que la mayoría de los equipos de las Grandes Ligas y empleando métodos estadísticos por ordenador para coordinar a los jugadores. (FILMAFFINITY)
19 de diciembre de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Puede dar la campanada un equipo de fútbol modesto ante un equipo poderoso económicamente? Sí, este mismo año el Levante, con uno de los presupuestos más bajos de la primera división, llegó a ser líder por delante de los siderales Barça y Madrid. ¿Puede un equipo modesto ganar la liga? No, en estos momentos el Levante, aún haciendo un temporadón, está ya a 11 puntos del Madrid y a 8 del Barça, y el principal objetivo del Levante según su entrenador sigue siendo no bajar a segunda.
Pero el bueno de Brad Pitt y su "fichaje estrella" Jonah Hill, el rey de la estadística, no piensan como la mayoría de mortales, y dedican sus esfuerzos a demostrar que sus teorías son totalmente válidas frente a la lógica de los veteranos y expertos consejeros. Y es que América es América, el país de los sueños, o eso dicen.
Realmente no es una película de deportes, sino que se sirve de un deporte para darnos a conocer la filosofía de sus personajes, una filosofía que, la verdad, no acostumbra a triunfar en ningún lado porque donde esté el dinero, que le den a las ideas, eso lo sabemos casi todos, sobre todo los que no tenemos un duro.
La peli no está mal, quizás le falte una pizca de "emoción", pero está bien contada, bien dirigida y bien interpretada, por lo tanto se la puede considerar como buena, pero para mí está lejos de las notas más altas.
Brad Pitt lo hace bien, pero le he visto en papeles bastante mejores y no me creo que vaya a luchar por el Oscar como he leído en algún lado, mientras que el "matemático" Jonah Hill cumple muy correctamente su papel y Philip Seymour Hoffman no me termina de convencer, ah! y si váis para ver a Robin Wright Penn... la veréis muy, pero que muy fugazmente, y eso sí que es una pena.
Pero el bueno de Brad Pitt y su "fichaje estrella" Jonah Hill, el rey de la estadística, no piensan como la mayoría de mortales, y dedican sus esfuerzos a demostrar que sus teorías son totalmente válidas frente a la lógica de los veteranos y expertos consejeros. Y es que América es América, el país de los sueños, o eso dicen.
Realmente no es una película de deportes, sino que se sirve de un deporte para darnos a conocer la filosofía de sus personajes, una filosofía que, la verdad, no acostumbra a triunfar en ningún lado porque donde esté el dinero, que le den a las ideas, eso lo sabemos casi todos, sobre todo los que no tenemos un duro.
La peli no está mal, quizás le falte una pizca de "emoción", pero está bien contada, bien dirigida y bien interpretada, por lo tanto se la puede considerar como buena, pero para mí está lejos de las notas más altas.
Brad Pitt lo hace bien, pero le he visto en papeles bastante mejores y no me creo que vaya a luchar por el Oscar como he leído en algún lado, mientras que el "matemático" Jonah Hill cumple muy correctamente su papel y Philip Seymour Hoffman no me termina de convencer, ah! y si váis para ver a Robin Wright Penn... la veréis muy, pero que muy fugazmente, y eso sí que es una pena.
4 de enero de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer vi esta película y salí un poco tocado en mi alma, entre contento y triste, por esa dualidad entre lo nuevo y lo viejo, por la comodidad o el trabajo sin descanso, debo decir que es una gran película con grandes actuaciones magistralmente llevada y con un muy digno final. He sentido todo lo que me contaron y de la forma en que lo hicieron.
16 de enero de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es de béisbol pero a la vez no lo es, es decir, el béisbol no es el protagonista, sino el pasajero de la película, que está a un lado del hilo argumental y entra sólo de vez en cuando al plano principal. Lo que realmente cobra importancia es la historia del gerente de béisbol y su afán de llegar a ser el mejor, es decir, se ven las entrañas del besibol y cómo han de moverse los hilos para llegar a conseguir los objetivos que te marcas. Sería algo así como la realización del sueño americano pero llevado al campo del deporte. Eso sí, la actuación de Brad Pitt me parece muy buena, le da un cierto humanismo al personaje que parece que no puede llegar a conseguir, y en ese sentido la película trata más de cómo se siente y los pensamientos introspectivos que tiene hacia sí mismo. Hay varias secuencias que me gustaron mucho, cuando está en el vestuario y al final en el coche. Eso sí, en los Globos de Oro se ha ido de vacío, veremos qué ocurre en los Oscar.
Lo más destacable: el guión (por la historia que cuenta) y la actuación de Brad Pitt, amén de la canción original que es bonita.
Lo más destacable: el guión (por la historia que cuenta) y la actuación de Brad Pitt, amén de la canción original que es bonita.
27 de enero de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en hechos reales, Moneyball cuenta la historia de Billy Beane, director deportivo del equipo de béisbol de Oakland allá por el año 2000, y que con un particular método, consiguió mantener al equipo en los primeros puestos, a pesar de contar con uno de los presupuestos más bajos de toda la liga.
He de admitirlo, no tengo la más repajolera idea de béisbol, es más, si bien no soy una persona especialmente interesada en el deporte como espectáculo, este es concreto, es de aquellos que no me interesan lo más mínimo.
Afortunadamente para muchos de los espectadores de este lado del charco, Moneyball no es (sólo) una película sobre béisbol, tampoco sobre épica deportiva. No encontraremos discursos motivacionales acompañados de violines que ericen la piel. Afortunadamente, estamos ante otro planteamiento de película.
Es difícil no encontrar ciertas similitudes con "The Social Network", pues se nota la mano de Aaron Sorkins, quien fuera también guionista del pasado éxito de David Fincher, pues al igual que en esta, nos encontramos ante un evento que revolucionó de alguna forma un determinado sector, y que es contado con similar tono.
Los que hayan disfrutado de la genial serie de televisión "Friday Night Lights", quizás también encontrarán ciertos matices de esta, puede que la mayoría más técnicos o artísticos, aunque incluso en algún momento, el papel de Brad Pitt, me recordó al "Coach" Taylor, aun resultando ser los personajes muy diferentes.
En cuanto al elenco de actores, tenemos a un maduro, sobrio y visceral Brad Pitt, que cumple a la perfección, teniendo una química perfecta con Jonah Hill, el que a pesar de tener una dilatada filmografía desde entonces, seguro recuerdan de la película de 2007 "Superbad", y el que es para mi una de las sorpresas de este año. Ambos actores están nominados para los Oscars 2012, así como la película en cuestión, con un total de 6 nominaciones.
Del resto podríamos destacar al siempre solvente Philip Seymour Hoffman y a Chris Pratt, que a pesar de no contar con un papel de demasiada importancia, me encanta ver en un registro distinto del que tiene en la genial serie "Parks & Recreation", y saliendo totalmente airoso de ello.
En definitiva, Moneyball es una gran película sobre las personas que deciden atravesar primeros terrenos inexplorados, jugar con otras reglas, tomar riesgos, y hacer algo distinto del resto, aunque como en la misma película se nos advierte, eso signifique también, sangrar los primeros.
He de admitirlo, no tengo la más repajolera idea de béisbol, es más, si bien no soy una persona especialmente interesada en el deporte como espectáculo, este es concreto, es de aquellos que no me interesan lo más mínimo.
Afortunadamente para muchos de los espectadores de este lado del charco, Moneyball no es (sólo) una película sobre béisbol, tampoco sobre épica deportiva. No encontraremos discursos motivacionales acompañados de violines que ericen la piel. Afortunadamente, estamos ante otro planteamiento de película.
Es difícil no encontrar ciertas similitudes con "The Social Network", pues se nota la mano de Aaron Sorkins, quien fuera también guionista del pasado éxito de David Fincher, pues al igual que en esta, nos encontramos ante un evento que revolucionó de alguna forma un determinado sector, y que es contado con similar tono.
Los que hayan disfrutado de la genial serie de televisión "Friday Night Lights", quizás también encontrarán ciertos matices de esta, puede que la mayoría más técnicos o artísticos, aunque incluso en algún momento, el papel de Brad Pitt, me recordó al "Coach" Taylor, aun resultando ser los personajes muy diferentes.
En cuanto al elenco de actores, tenemos a un maduro, sobrio y visceral Brad Pitt, que cumple a la perfección, teniendo una química perfecta con Jonah Hill, el que a pesar de tener una dilatada filmografía desde entonces, seguro recuerdan de la película de 2007 "Superbad", y el que es para mi una de las sorpresas de este año. Ambos actores están nominados para los Oscars 2012, así como la película en cuestión, con un total de 6 nominaciones.
Del resto podríamos destacar al siempre solvente Philip Seymour Hoffman y a Chris Pratt, que a pesar de no contar con un papel de demasiada importancia, me encanta ver en un registro distinto del que tiene en la genial serie "Parks & Recreation", y saliendo totalmente airoso de ello.
En definitiva, Moneyball es una gran película sobre las personas que deciden atravesar primeros terrenos inexplorados, jugar con otras reglas, tomar riesgos, y hacer algo distinto del resto, aunque como en la misma película se nos advierte, eso signifique también, sangrar los primeros.
4 de febrero de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que nadie se lleve a engaños: Moneyball, es mucho más que una película de deporte. Tras las gradas que la conforman y el público que ruge fervientemente por unos nombres estampados en una camiseta; existe mucho más. Moneyball es una película que trata sobre personas y sobre una manera de entender la vida.
El guión de Zillian y Sorokin parte de un libro basado en números y estadísticas para crear un lienzo plasmado de personajes mediocres fiel reflejo de una sociedad que busca el éxito en los grandes logros, y no en un camino plagado de pequeños méritos. Auténticos perdedores que buscan su redención jugándoselo todo a una sola carta. Y de entre esa niebla que nos fuerza a ser mejor que los demás, surge esa fabulosa metáfora que nos regala Jonah Hill, y que es un antídoto perfecto al veneno de la competitividad humana.
Bennett Miller nos regala una película que gira en torno a un deporte, sin necesidad de las típicas escenas cargadas de épica emocional en pos de una gran victoria. Su película está cimentada en dos hombres, Brad Pitt y Jonah Hill, o mejor dicho, Billy Beane y Peter Brand. De su estrecha relación laboral, surgen las ecuaciones que permiten explicar los conflictos emocionales de dos personajes que tienen una manera muy distinta de entender el éxito y el fracaso.
Quizás existan algunos convencionalismos a lo largo de la cinta... Quizás la historia, dependa tanto de los números que al final resulte ligeramente fría, y eso empañe su calidad. Sin embargo, su mérito reside en intentar ir más allá de lo que uno podría esperar en un principio.
Al final, el mensaje es claro, y no necesita traducción... todo se reduce a una frase aplicable a nuestra propia vida: Todos somos perdedores, pero podemos estar orgullosos de ello.
El guión de Zillian y Sorokin parte de un libro basado en números y estadísticas para crear un lienzo plasmado de personajes mediocres fiel reflejo de una sociedad que busca el éxito en los grandes logros, y no en un camino plagado de pequeños méritos. Auténticos perdedores que buscan su redención jugándoselo todo a una sola carta. Y de entre esa niebla que nos fuerza a ser mejor que los demás, surge esa fabulosa metáfora que nos regala Jonah Hill, y que es un antídoto perfecto al veneno de la competitividad humana.
Bennett Miller nos regala una película que gira en torno a un deporte, sin necesidad de las típicas escenas cargadas de épica emocional en pos de una gran victoria. Su película está cimentada en dos hombres, Brad Pitt y Jonah Hill, o mejor dicho, Billy Beane y Peter Brand. De su estrecha relación laboral, surgen las ecuaciones que permiten explicar los conflictos emocionales de dos personajes que tienen una manera muy distinta de entender el éxito y el fracaso.
Quizás existan algunos convencionalismos a lo largo de la cinta... Quizás la historia, dependa tanto de los números que al final resulte ligeramente fría, y eso empañe su calidad. Sin embargo, su mérito reside en intentar ir más allá de lo que uno podría esperar en un principio.
Al final, el mensaje es claro, y no necesita traducción... todo se reduce a una frase aplicable a nuestra propia vida: Todos somos perdedores, pero podemos estar orgullosos de ello.
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