El colegial

Carta de Buster Keaton a Harold Lloyd.
Admirado amigo, he de decirte que no puedo más y voy hacer una peli parecida a tu genial El estudiante novato, he cambiado bastantes cosas pero el resultado casi será el mismo: una obra maestra sobre la universidad. A mí también se me encoge la ropa en El colegial como a ti en El mimado de la abuelita, y estoy genial en esa carrera de canoas. Tengo que decirte un secreto, por primera vez he sido doblado en una escena, la verdad es que me estoy haciendo mayor. Un abrazo camarada.

Es, como siempre, entretenida, pero, exceptuando las escenas de la preparación del cóctel y de la simulación del camarero negro, no me arrancó ninguna carcajada. La mayoría de los chistes son predecibles y repetitivos, pues se centran demasiado en la torpeza del personaje para los deportes. Se echa muchísimo de menos la imaginación de las películas en las que dirigió él.
Pero, bueno, no deja de estar simpática.

Historia de amor universitario. Ella no quiere sólo a un empollón como pareja, por lo que él demostrará que también es un gran deportista.
Keaton es, junto a Chaplin, uno de los grandes iconos del cine por sus fotografías, por sus imágenes fijas en las secuencias claves. Su rostro serio con el altavoz al mando de la piragua es un instante fijo de gran plasticidad, o sea, el momento de la secuencia que perdura; al igual que al principio con el paraguas.
De Chaplin seguirá siempre vigente su imagen con el niño, o sus andares de espaldas a la cámara con el sombrero ladeado; sus fotografías nunca pasarán de moda y siempre nos las encontraremos en un pub o en una galería de arte.
Con el rostro de Keaton pasa lo mismo, impenetrable ante la adversidad, al lado de la locomotora por ejemplo, y otros actores que vinieron luego que se me ocurre lograron las mismas características son los hermanos Marx, H. Bogart, John Wayne y Orson Welles.

181/05(04/06/11) Entretenida comedia hecha a mayor gloria de Buster Keaton, pero no se encuentra entre sus mejores trabajos, los gags visuales no despiertan más allá de una mueca, así como su desarrollo resulta predecible, es un ameno pasatiempo pero que al tratarse de quien se trata espero mucho más que unos gags rutinarios, y que encima conlleva una moralina hartamente nociva como el hecho de que lo menos importante es ser culto, lo prioritario es ser un gran atleta ¿¡!? Hecha después del descalabro económico de ‘El maquinista de la General’ fue a lo fácil para recuperarse en la taquilla, un medio-plagio de la cinta de Harold Lloyd de 1925 ‘El estudiante novato’, un producto que la United Artists decidió controlar para que no se les fuera de presupuesto como ‘El maquinista …’. Keaton despliega todo un gran repertorio de capacidad física que une al humor para que pasemos un rato divertido sin más, y te deja un poso de optimismo agradable. Fuerza y honor!!!

Ingenua y divertida comedia en la que B. Keaton vuelve a esgrimir en pantalla los recursos como actor que le servían para lucirse en todas sus películas.
Pero en 1927 este tipo de producciones empezaban a resultar anticuadas porque un nuevo modo de hacer cine se abría camino a toda velocidad en la industria.
Y no nos referimos sólo a la inmediata desaparición del cine mudo.
Nos referimos, sobre todo, a ese cambio en la concepción cinematográfica que llevaba a los directores a dejar de estructurar la narración en torno a interminables anécdotas y a centrarse en el argumento imprimiendo un nuevo sentido del ritmo y poniendo el énfasis en la fabulación de la historia.
Como se entiende en la actualidad.

Esta película todavía no había entrado en la dinámica de los nuevos tiempos aunque posee el valor de su indudable comicidad.