Voy a ser mamá
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Comedia
Aleksandra y Cyrille forman una pareja modélica de clase alta francesa y con mucha suerte que aparentemente lo tiene todo. Ella es director de una revista y él galerista. En fin, el matrimonio lo tiene casi todo... excepto un hijo. Entonces a sus vidas llega Alekseï, un niño ruso huérfano de 7 años. Pero los problemas comienzan a sucederse nada más que aparece el pequeño "rebelde" en el aeropuerto. (FILMAFFINITY)
18 de noviembre de 2014
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cachemira, en cuanto a diseño, es un dibujo estampado con forma de gota curvada o riñón, su nominación procede de una región de la India de la cual procede su nombre donde se fabricaban este tipo de chals con lana de cabra muy escasa y extraña en el mundo y una de las más valoradas, suave al tacto, sedosa, ligera y de buen aislamiento térmica que suele asociarse con el verano del amor del 67, la cultura psicodélica y con la espiritualidad que los Beatles trajeron a occidente tras su viaje por estas regiones; el propio John Lennon era propietario de un Rolls Royce pintado con el diseño de cachemira.
¿Por qué toda esta introducción? Porque esperaba encontrar a través del título una posible pista que fuera clave para el galimatías bobo, vacío, estúpido y absurdo que encierra esta supuesta comedia francesa de incógnita aún-no-la-encuentro donde dos destartalados adultos de alto standing, ocupados en sus propios asuntos, con vidas independientes que comparten espacio y domicilio como quien se reúne para hacer la colada deciden adoptar un niño al igual que se adopta un perro, con dinero por delante, entusiasmo triste y enorme ostentación de mal gusto por algunas insinuaciones patéticas y ofensivas o por una supuesta gracia resultona que sigue sin aparecer por mucho que la analices o la valores desde el lado más amable, indulgente y permisivo que se pueda considerar.
La directora ocurrente de tal disparate, Valérie Lemercier, de estrella protagonista como mujer de negocios-ansiada mamá, Gilles Lellouche de lamentable marido pelele por momentos-payaso por otros, escenas atropelladas de sentencias efímeras una tras otra y, un niño, supuesto ruso, cuyas instrucciones de rodaje fueron: tú, siempre cabreado ¿vale?, escena trágica hacia los tres cuartos, melodrama sincero a partir de entonces y reconciliación matrimonial con niño -y futura niña- incluidos, eso sí, ahora con una tierna y dulce sonrisa, todo ello después de soportar un montón de desfachateces y burradas en tiempo récord.
Dudo mucho que consiga causarte risa, humor, diversión o cualquier síntoma que se le parezca, incluso vacilo sobre su utilidad como posible entretenimiento ligero y superficial, necedad cómica-burla tonta son adjetivos bastante verosímiles a lo ofrecido, oferta que intenta vender a través del chiste, la charlotada y la broma temas de fondo serio.
Todo un cachemire de imitación y pega, falso en el porte, torpe en su andadura y banal en su despliegue de tonterías.
De la traducción del título original a "Voy a ser mamá", me ahorro el comentario porque éste ya sería un asunto serio que analizar.
Aprovecha, durante su visión, para hacer planes para después; adelantarás tiempo y pasará más rápido el actual
lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
¿Por qué toda esta introducción? Porque esperaba encontrar a través del título una posible pista que fuera clave para el galimatías bobo, vacío, estúpido y absurdo que encierra esta supuesta comedia francesa de incógnita aún-no-la-encuentro donde dos destartalados adultos de alto standing, ocupados en sus propios asuntos, con vidas independientes que comparten espacio y domicilio como quien se reúne para hacer la colada deciden adoptar un niño al igual que se adopta un perro, con dinero por delante, entusiasmo triste y enorme ostentación de mal gusto por algunas insinuaciones patéticas y ofensivas o por una supuesta gracia resultona que sigue sin aparecer por mucho que la analices o la valores desde el lado más amable, indulgente y permisivo que se pueda considerar.
La directora ocurrente de tal disparate, Valérie Lemercier, de estrella protagonista como mujer de negocios-ansiada mamá, Gilles Lellouche de lamentable marido pelele por momentos-payaso por otros, escenas atropelladas de sentencias efímeras una tras otra y, un niño, supuesto ruso, cuyas instrucciones de rodaje fueron: tú, siempre cabreado ¿vale?, escena trágica hacia los tres cuartos, melodrama sincero a partir de entonces y reconciliación matrimonial con niño -y futura niña- incluidos, eso sí, ahora con una tierna y dulce sonrisa, todo ello después de soportar un montón de desfachateces y burradas en tiempo récord.
Dudo mucho que consiga causarte risa, humor, diversión o cualquier síntoma que se le parezca, incluso vacilo sobre su utilidad como posible entretenimiento ligero y superficial, necedad cómica-burla tonta son adjetivos bastante verosímiles a lo ofrecido, oferta que intenta vender a través del chiste, la charlotada y la broma temas de fondo serio.
Todo un cachemire de imitación y pega, falso en el porte, torpe en su andadura y banal en su despliegue de tonterías.
De la traducción del título original a "Voy a ser mamá", me ahorro el comentario porque éste ya sería un asunto serio que analizar.
Aprovecha, durante su visión, para hacer planes para después; adelantarás tiempo y pasará más rápido el actual
lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
13 de julio de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay un género que no falta nunca en la cartelera es el de la comedia. La explicación a esta asunto es bien sencilla, ya que es un género que le pide muy poco al espectador (salvo en contadas ocasiones donde nos encontramos con un producto más visceral) y a cambio le puede dar mucho como es el retorcerse de risa en la butaca. De hecho, por muy mala que sea la comedia, al menos un par de risas están garantizadas.
Una de estas últimas comedias que llega a España proviene, cómo no, de Francia, país ya experto en producir un batallón de películas enmarcadas en este género. La obra en cuestión llevaba por título 100% Cachemire, una expresión que aquí se ha traducido como Voy a ser mamá. No es la peor conversión al castellano que se ha hecho, lo cual no la exime de mediocridad en este caso.
La actriz Valérie Lemercier se embarca en su segundo proyecto como directora después de que en 2005 dirigiese Palacio real, que pasó casi sin pena ni gloria. Con Voy a ser mamá la propia Lemercier se reserva el papel protagonista de Aleksandra, una madre que, después de dos abortos, ha decidido junto a su pareja Cyrille (interpretado por el gran Gilles Lelouche) adoptar a un niño ruso. El problema es que este infante no es precisamente un alma cándida y tiene un curioso afán por la destrucción. Cosa que, por otra parte, se debe sobre todo a que sus padres adoptivos apenas le dedican tiempo y están más centrados en sus profesiones. Y éste es el dilema que plantea la cinta, algo entendible, ligero y relativamente de actualidad.
El problema que se presenta desde el principio no es sólo que todo esté demasiado exagerado (el problema con la agencia de adopción, la familia de Cyrille, Lemercier haciendo de Lemercier…), sino que la propuesta en sí carece de verdadera relevancia, no tiene gancho, resulta difícil entender las motivaciones de los protagonistas sobre el porqué de la adopción (sí, uno se puede imaginar que puede ser una combinación de autoestima con temor a que “se pase el arroz”, pero esto es pura hipótesis) y desde luego es bastante complicado poder llegar a la empatía. Buena culpa de ello se encuentra en reflejar a la pareja como dos jefes ricachones que despilfarran dinero sin parar, cosa que se podía haber obviado perfectamente ya que en estas comedias ligeras no suele importar la procedencia del dinero.
Uniéndolo con esto último, es necesario mencionar algunas líneas de guión que se abren en ciertos momentos de la película (la infidelidad de la mujer, por ejemplo) para luego no volver a saber nada de ellas, amén de otras subtramas cuyas escenas están para proporcionar una carcajada y a otra cosa, porque en realidad acaban sin tener mayor trascendencia en el resultado final. La verdad es que acaba dando la sensación de que lo de la adopción es una simple excusa para contarnos la vida de los dos protagonistas, lo cual podría ser hasta cierto punto loable de no ser por lo comentado anteriormente sobre la vacuidad de sus respectivas existencias.
Por tanto, con Voy a ser mamá nos encontramos ante un filme que de entrada ofrece buenas pretensiones pero que en seguida comienza a diluirse bastante. Es la típica película que algunos dirían que es para mujeres, cosa que a uno siempre le ha parecido bastante sexista, pero que aquí guarda su razón de ser por tocar temas cercanos a este género (maternidad, cambio de roles en tareas domésticas, etc.) y también porque es innegable que el personaje femenino está mejor trabajado, aunque sobre el papel pueda parecer lo contrario dada la superioridad interpretativa de Lellouche sobre su homóloga. En cualquier caso, no es de esas películas cuyo visionado pueda considerarse una pérdida de tiempo, ya que al menos tiene la decencia de no presentarse a sí misma como un producto superior al que verdaderamente es.
Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
Una de estas últimas comedias que llega a España proviene, cómo no, de Francia, país ya experto en producir un batallón de películas enmarcadas en este género. La obra en cuestión llevaba por título 100% Cachemire, una expresión que aquí se ha traducido como Voy a ser mamá. No es la peor conversión al castellano que se ha hecho, lo cual no la exime de mediocridad en este caso.
La actriz Valérie Lemercier se embarca en su segundo proyecto como directora después de que en 2005 dirigiese Palacio real, que pasó casi sin pena ni gloria. Con Voy a ser mamá la propia Lemercier se reserva el papel protagonista de Aleksandra, una madre que, después de dos abortos, ha decidido junto a su pareja Cyrille (interpretado por el gran Gilles Lelouche) adoptar a un niño ruso. El problema es que este infante no es precisamente un alma cándida y tiene un curioso afán por la destrucción. Cosa que, por otra parte, se debe sobre todo a que sus padres adoptivos apenas le dedican tiempo y están más centrados en sus profesiones. Y éste es el dilema que plantea la cinta, algo entendible, ligero y relativamente de actualidad.
El problema que se presenta desde el principio no es sólo que todo esté demasiado exagerado (el problema con la agencia de adopción, la familia de Cyrille, Lemercier haciendo de Lemercier…), sino que la propuesta en sí carece de verdadera relevancia, no tiene gancho, resulta difícil entender las motivaciones de los protagonistas sobre el porqué de la adopción (sí, uno se puede imaginar que puede ser una combinación de autoestima con temor a que “se pase el arroz”, pero esto es pura hipótesis) y desde luego es bastante complicado poder llegar a la empatía. Buena culpa de ello se encuentra en reflejar a la pareja como dos jefes ricachones que despilfarran dinero sin parar, cosa que se podía haber obviado perfectamente ya que en estas comedias ligeras no suele importar la procedencia del dinero.
Uniéndolo con esto último, es necesario mencionar algunas líneas de guión que se abren en ciertos momentos de la película (la infidelidad de la mujer, por ejemplo) para luego no volver a saber nada de ellas, amén de otras subtramas cuyas escenas están para proporcionar una carcajada y a otra cosa, porque en realidad acaban sin tener mayor trascendencia en el resultado final. La verdad es que acaba dando la sensación de que lo de la adopción es una simple excusa para contarnos la vida de los dos protagonistas, lo cual podría ser hasta cierto punto loable de no ser por lo comentado anteriormente sobre la vacuidad de sus respectivas existencias.
Por tanto, con Voy a ser mamá nos encontramos ante un filme que de entrada ofrece buenas pretensiones pero que en seguida comienza a diluirse bastante. Es la típica película que algunos dirían que es para mujeres, cosa que a uno siempre le ha parecido bastante sexista, pero que aquí guarda su razón de ser por tocar temas cercanos a este género (maternidad, cambio de roles en tareas domésticas, etc.) y también porque es innegable que el personaje femenino está mejor trabajado, aunque sobre el papel pueda parecer lo contrario dada la superioridad interpretativa de Lellouche sobre su homóloga. En cualquier caso, no es de esas películas cuyo visionado pueda considerarse una pérdida de tiempo, ya que al menos tiene la decencia de no presentarse a sí misma como un producto superior al que verdaderamente es.
Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
1 de junio de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bodrio espantoso francés quienes por lo general hacen buenas comedias pero aquí fallan totalmente. La película trata sobre una pareja adinerada que adopta un niño ruso que resulta ser bastante terrible. Pero en realidad eso no es el problema de esta película, lo verdaderamente lamentable es que se toma con pésimo gusto el tema de la adopción como si fuera una compra y hasta burlándose de los futuros padres haciéndolos ver de manera ridícula y como tontos. La protagonista y directora Valerie Lemercier no solo dirige mal sino que actúa como dirige, también vemos deambulando por ahí a ese buen actor que es Gilles Lellouche. Horrible
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