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Críticas ordenadas por utilidad
25 de junio de 2012
49 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los documentales de la época de la mal llamada "Transición" -mejor habría que llamarla Transacción- que se han solido llevar la fama han sido "El desencanto" (1976), de Jaime Chávarri, "Canciones para después de una guerra" (1971) o "Queridísimos verdugos" (1973), de Basilio Martín Patino, con toda justicia, pues son excelentes y muy interesantes; pero la fama de estos y otros documentales ha oscurecido otros trabajos de la época, tan interesantes o más, pero menos vistos. Es el caso de "Rocío", una película maldita, de la que no sólo se prohibió su exhibición en salas comerciales, sino que hoy día su exhibición en salas comerciales sigue prohibida, aunque se haya podido proyectar en lugares como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en Madrid. Es más, la copia que yo he visto está censurada en al menos dos partes, las más comprometidas y directamente relacionadas con la Guerra Civil en Andalucía. Desconozco si se conserva una copia íntegra, sin censurar, de este documental. Por otro lado, el director, Fernando Ruiz Vergara, que ha fallecido hace poco, tuvo que exiliarse a Portugal tras la realización -y no sé si el estreno- del film, debido a las amenazas que recibió.
Sigo abajo.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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16 de marzo de 2015
70 de 108 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El año más violento" nos traslada a los Estados Unidos de 1981, donde Abel Morales (Óscar Isaac) es un empresario del sector de la distribución de combustibles - y que la película enfoca como un sector medio sumergido en la ilegalidad, y en prácticas mafiosas, no sé si sería así- que ve cómo su empresa,y, a la vez, su familia, son amenazadas por diversos problemas.
Aparte del hecho de que no sé si creerme que en 1981 hubiera un fiscal de raza negra en Estados Unidos, la película, en tanto que drama familiar/empresarial con toques de crimen y acción, recuerda a otras muchas películas estadounidenses. Quiero decir que, en sí misma, esta película está bien, pero el guión carece de la originalidad que el estilo que Chandor imprime a su dirección; un estilo, por cierto, muy frío, demasiado frío y pulcro como para conmover al espectador. Sobra preciosismo en la fotografía y la ambientación urbana, y falta solidez y fuerza en la historia. Por otro lado, el reparto es competente, y Óscar Isaac hace lo que puede con su personaje, pero es un personaje al que le falta definición. El personaje de Jessica Chastain es bastante interesante, pero, al fin y al cabo, esta actriz no es la protagonista.
Veo por ahí que incluso algún crítico compara a Chandor con Lumet...Estrategias publicitarias, más que nada. "El año más violento" es, me temo, el tipo de película -y se producen muchas así en los Estados Unidos- que es alabada por la crítica en el momento de su estreno, y de la que, años después, pocos se acuerdan.
Aparte del hecho de que no sé si creerme que en 1981 hubiera un fiscal de raza negra en Estados Unidos, la película, en tanto que drama familiar/empresarial con toques de crimen y acción, recuerda a otras muchas películas estadounidenses. Quiero decir que, en sí misma, esta película está bien, pero el guión carece de la originalidad que el estilo que Chandor imprime a su dirección; un estilo, por cierto, muy frío, demasiado frío y pulcro como para conmover al espectador. Sobra preciosismo en la fotografía y la ambientación urbana, y falta solidez y fuerza en la historia. Por otro lado, el reparto es competente, y Óscar Isaac hace lo que puede con su personaje, pero es un personaje al que le falta definición. El personaje de Jessica Chastain es bastante interesante, pero, al fin y al cabo, esta actriz no es la protagonista.
Veo por ahí que incluso algún crítico compara a Chandor con Lumet...Estrategias publicitarias, más que nada. "El año más violento" es, me temo, el tipo de película -y se producen muchas así en los Estados Unidos- que es alabada por la crítica en el momento de su estreno, y de la que, años después, pocos se acuerdan.
14 de febrero de 2012
25 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace pocos días he vuelto a ver esta película, en pantalla grande y en V.O.S., y me parece de lo mejor de la filmografía de Nicholas Ray, en buena parte porque es un film que nace de una curiosa conjunción de talentos, desde la fotografía hasta la interpretación, pasando por la música y teniendo en cuenta tambi��n la supervisión del peculiar Howard Hugues y la RKO. En primer lugar, la música de Bernard Herrmann, sumamente romántica, preludia la que compuso para "El jardín del diablo" (Garden of Evil, 1954), dirigida por Henry Hathaway, y también, como la anterior, la que compuso para "De entre los muertos" (Vertigo, 1958), de Alfred Hitchcock. En segundo lugar, en el guión tenemos a A.I. Bezzerides, guionista que tiene grandes películas en su haber, como guionista, y que además hace una breve aparición al principio, hablando en un bar con Robert Ryan. Luego está el reparto, que debo ponderar, porque Robert Ryan es uno de mis actores favoritos e Ida Lupino es una de mis actrices favoritas, aunque lo de que Lupino dirigió parte de la película lo tengo como un dato que quizá entra más en el terreno de lo legendario que el de la realidad (y que quizá se debe a que por entonces Lupino dirigía sus propias películas).
Se nota que Ray hace lo que puede con lo que tiene, es decir, trata de manejar, aprovechar y sortear las convenciones del cine de estudio, del cine de productora, para hacer un poco un "cine de autor" sobre la desesperación, sobre el amor como refugio, sobre la soledad... Aunque, paradójicamente, el final, en el que Wilson vuelve a la casa de la mujer ciega, parece que fue impuesto por el estudio. Sobre el personaje de Lupino gravitan otros personajes de ciegos, como los que hizo Jane Wyman (¿por qué en Hollywood las mujeres ciegas son siempre tan atractivas?), o sea, las convenciones del melodrama, mientras que sobre el personaje de Ryan gravitan las convenciones del cine policíaco y el cine negro. Danny Malden (Sumner Williams) es un adolescente problemático que se anticipa al Sal Mineo de "Rebelde sin causa" (Rebel without a cause, 1955).
Hay varios momentos del film que destacaría, y son aquellos en los que se ve a Wilson a solas en su apartamento pobretón: cena y echa los restos de la comida en el cubo de la basura, luego se le ve contemplando con tristeza sus trofeos como deportista...También es una película muy curiosa en el uso que se hace de la cámara en mano, un recurso rarísimo en el cine de Hollywood de la época, y que aquí sirve para dotar a la primera parte de la historia de una violencia y una negrura realmente alucinantes.
Se nota que Ray hace lo que puede con lo que tiene, es decir, trata de manejar, aprovechar y sortear las convenciones del cine de estudio, del cine de productora, para hacer un poco un "cine de autor" sobre la desesperación, sobre el amor como refugio, sobre la soledad... Aunque, paradójicamente, el final, en el que Wilson vuelve a la casa de la mujer ciega, parece que fue impuesto por el estudio. Sobre el personaje de Lupino gravitan otros personajes de ciegos, como los que hizo Jane Wyman (¿por qué en Hollywood las mujeres ciegas son siempre tan atractivas?), o sea, las convenciones del melodrama, mientras que sobre el personaje de Ryan gravitan las convenciones del cine policíaco y el cine negro. Danny Malden (Sumner Williams) es un adolescente problemático que se anticipa al Sal Mineo de "Rebelde sin causa" (Rebel without a cause, 1955).
Hay varios momentos del film que destacaría, y son aquellos en los que se ve a Wilson a solas en su apartamento pobretón: cena y echa los restos de la comida en el cubo de la basura, luego se le ve contemplando con tristeza sus trofeos como deportista...También es una película muy curiosa en el uso que se hace de la cámara en mano, un recurso rarísimo en el cine de Hollywood de la época, y que aquí sirve para dotar a la primera parte de la historia de una violencia y una negrura realmente alucinantes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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21 de septiembre de 2012
23 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás me repita demasiado en mis críticas de Filmaffinity con lo de que "éste es un director a reivindicar", pero después de haber visto esta película, lo tengo que decir de nuevo: Julio Coll, que era un hombre con tantos saberes e intereses que era como un hombre del Renacimiento en el siglo XX, es un cineasta a reivindicar. "Distrito quinto" es un film con un buen guión, escrito por el propio Coll, y adaptado de una obra teatral, "Es peligroso hacer esperar"; con buenos diálogos, estupendas interpretaciones -sobre todo la de Alberto Closas- , una estructura montada en "flashbacks" que ocupan prácticamente casi toda la hora u hora y pico en que se desarrolla la accción, y un desenlace final sorprendente, pero, sin embargo, coherente. A destacar la colaboración en el guión de Luis José Comerón, director de la muy interesante "Larga noche de julio" (1974). "Distrito quinto" es posiblemente uno de los mejores títulos del cine negro y/o policíaco del cine español de los años 50. Y ahora, dejo al lector/espectador con dos reflexiones, a modo de pistas:
1) En el cine español de los años 40-50 es relativamente fácil advertir diferencias entre el cine hecho en Barcelona y el hecho en Madrid. El primero de los dos solía ser, sobre todo en los años 40, un cine hecho con unos presupuestos bajísimos, pero con un notable sentido del ritmo y de la narración, y con argumentos a veces tan interesantes como audaces. Si el lector/espectador quiere ver buen cine español de la posguerra, que le siga la pista a las películas hechas en Barcelona por Ignacio Iquino (otro a reivindicar), Julio Salvador, Julio Coll...Y si además quiere ver cine negro a la española, sobre todo de los 50, esta pista es de obligado seguimiento.
2) En su sentido coral, en la reunión que hace de personajes que se sienten frustrados, que quieren triunfar en la vida y que eligen el robo como un medio para conseguir dinero con el que acceder a sus sueños, sin que, salvo el personaje de Closas, sean delicuentes habituales, "Distrito quinto" se anticipa a "Atraco a las tres" (1962), de José María Forqué. Si los personajes del film de Forqué consumaran su plan, seguramente acabarían como los personajes del film de Coll. Aunque la película de Coll sea un drama y la de Forqué una comedia, ambas se relacionan en los sueños de prosperidad y éxito que el crimen, el robo perfecto, aseguran como un falso y tentador horizonte de abundancia; todo ello, en un contexto neorrealista y costumbrista que emparenta el cine de atracos a la española con un cine italiano y francés coetáneo.
1) En el cine español de los años 40-50 es relativamente fácil advertir diferencias entre el cine hecho en Barcelona y el hecho en Madrid. El primero de los dos solía ser, sobre todo en los años 40, un cine hecho con unos presupuestos bajísimos, pero con un notable sentido del ritmo y de la narración, y con argumentos a veces tan interesantes como audaces. Si el lector/espectador quiere ver buen cine español de la posguerra, que le siga la pista a las películas hechas en Barcelona por Ignacio Iquino (otro a reivindicar), Julio Salvador, Julio Coll...Y si además quiere ver cine negro a la española, sobre todo de los 50, esta pista es de obligado seguimiento.
2) En su sentido coral, en la reunión que hace de personajes que se sienten frustrados, que quieren triunfar en la vida y que eligen el robo como un medio para conseguir dinero con el que acceder a sus sueños, sin que, salvo el personaje de Closas, sean delicuentes habituales, "Distrito quinto" se anticipa a "Atraco a las tres" (1962), de José María Forqué. Si los personajes del film de Forqué consumaran su plan, seguramente acabarían como los personajes del film de Coll. Aunque la película de Coll sea un drama y la de Forqué una comedia, ambas se relacionan en los sueños de prosperidad y éxito que el crimen, el robo perfecto, aseguran como un falso y tentador horizonte de abundancia; todo ello, en un contexto neorrealista y costumbrista que emparenta el cine de atracos a la española con un cine italiano y francés coetáneo.
23 de enero de 2013
22 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de ver "El mundo sigue" en la Filmoteca Española de Madrid, en una versión restaurada, de más de dos horas, y me parece un film tan duro como arriesgado, que retrata las vidas de una serie de personajes que viven en un barrio castizo de Madrid, a partir de una novela de Juan Antonio de Zunzunegui. A través de un enfoque conciso, seco, duro y realista, Fernán-Gómez nos presenta un mundo en el que el bienestar económico, el triunfo en la vida, lo es todo. La familia formada por Eloísa (Lina Canalejas) y Faustino (Fernando Fernán-Gómez) pasa apuros económicos, pero sobre las dificultades objetivas del día a día hay un ambiente mezquino, amoral, relativista, de odios, egoísmos, injusticias, crueldades y locura, que aprisiona a los personajes y les lleva a su perdición...
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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