Exorcismo en Connecticut
6,173
Terror
Tras recibir la noticia de que su hijo adolescente Matt tiene cáncer, Sarah y Peter Campbell deciden trasladar a toda la familia cerca de la clínica dónde Matt está siendo tratado. El lugar elegido es una imponente casa de estilo victoriano que oculta un oscuro pasado como antigua funeraria en la que sucedieron terribles acontecimientos. La familia empieza a presenciar violentos y extraños fenómenos que, al principio, asocian con el ... [+]
18 de septiembre de 2009
42 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongamos que alguien le hace a otra persona una apuesta. Le reta a que se ve capaz de meterle el miedo en el cuerpo valiéndose tan sólo de sus palabras a modo relato de terror. El otro acepta. El primero apaga la luz y le propone que se relaje y escuche atentamente cada palabra que salga a partir de ese momento de su boca. El segundo individuo completamente a oscuras comienza a presta atención. El primer sujeto arranca con el relato hablando de forma pausada, describiendo sin prisas y con todo lujo de detalles el lugar en donde se desarrollará la ficticia historia. De pronto, mientras el segundo está totalmente relajado tratando de imaginar, el narrador se abalanza en medio de la oscuridad sobre uno de sus oídos y le grita un tremendo y desagradable Buuu!!!.
Lo más lógico sería que el oyente pegara un brinco de aupa mientras el corazón se le pone a mil.
Sí, le ha dado un susto de dos pares... pero eso no sería jugar limpio. Por lo que a mi respecta la apuesta no estaría ganada. Terror es una cosa; bocinazo a traición otra completamente distinta.
Es por ello que cada vez me siento más desencantado con las películas encuadradas en el género terrorífico. No quiero que me vendan ninguna historia como "de miedo" cuando en realidad es una de sobresaltos, porque no es lo mismo y raramente alguien se siente satisfecho cuando busca el primer concepto y se encuentra con 92 minutos del otro.
Sería muy útil por parte de la productora que señalara en su ficha y diferenciara entre ambos métodos, porque si no lo hace, se estará quedando con la gente de manera descarada.
La película trata de una familia que se mete en una casa y que a partir de ahí te tienes que preparar para ver continuamente a uno de ellos caminando despacito por los pasillos mientras van saltando los "Buuu!!!" uno detrás de otro. Para el desenlace, tenemos uno al más puro estilo serie televisiva tipo "Entre fantasmas".
Con lo que acojona la palabra -exorcismo-, y que estos la usen para venderte una pamplina con docena y media de insoportables trompetazos... ya les vale.
Lo más lógico sería que el oyente pegara un brinco de aupa mientras el corazón se le pone a mil.
Sí, le ha dado un susto de dos pares... pero eso no sería jugar limpio. Por lo que a mi respecta la apuesta no estaría ganada. Terror es una cosa; bocinazo a traición otra completamente distinta.
Es por ello que cada vez me siento más desencantado con las películas encuadradas en el género terrorífico. No quiero que me vendan ninguna historia como "de miedo" cuando en realidad es una de sobresaltos, porque no es lo mismo y raramente alguien se siente satisfecho cuando busca el primer concepto y se encuentra con 92 minutos del otro.
Sería muy útil por parte de la productora que señalara en su ficha y diferenciara entre ambos métodos, porque si no lo hace, se estará quedando con la gente de manera descarada.
La película trata de una familia que se mete en una casa y que a partir de ahí te tienes que preparar para ver continuamente a uno de ellos caminando despacito por los pasillos mientras van saltando los "Buuu!!!" uno detrás de otro. Para el desenlace, tenemos uno al más puro estilo serie televisiva tipo "Entre fantasmas".
Con lo que acojona la palabra -exorcismo-, y que estos la usen para venderte una pamplina con docena y media de insoportables trompetazos... ya les vale.
30 de junio de 2009
25 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es un filme de terror que al principio propone ambigüedad entre paranoia y manifestaciones perturbadoras paranormales.
La historia: un joven enfermo de cáncer recibe un tratamiento con drogas muy fuertes, lo cual hace que empiece a manifestar efectos colaterales. Pero concomitantemente experimenta extraños fenómenos en la casa que su familia ha alquilado para estar más cerca del hospital.
Posteriormente la cinta ya se decanta como una oferta con fuerte tendencia sobrenatural, pero sin perder ese atisbo de realismo que se manifiesta con el aspecto de drama familiar por la enfermedad que se vive en el relato.
Así tenemos un argumento que mantiene el interés y que resulta interesante en su propuesta de intriga y fenomenología paranormal, aunque que en determinadas ocasiones recurre a los sustos fáciles y a los convencionalismos del género de terror, y además es bastante costoso creerle que esté basado en hechos reales.
La cinta es atractiva desde la estética, mantiene buenos climas opresivos y tiene dos o tres momentos que impactan por su grado de sobresalto que imparte.
Además es interesante la puesta en escena del director Peter Cornwell (debutante en la pantalla grande), ya que la intensidad no decae durante todo el metraje y la puesta en escena siempre es dinámica y llevadera para el espectador que busca intriga salpicada con manifestaciones extrañas con fantasmas, entes mortuorios, conjuros diabólicos, casas encantadas, y médiums que contactan con realidades paralelas separadas por la muerte.
También hay convincentes interpretaciones desde el elenco, gracias al aplomo y la experiencia de Virginia Madsen (una madre perturbada por la enfermedad y las anómalas situaciones que su hijo experimenta) y Elias Koteas (un reverendo enfermo de cáncer próximo a la muerte que entiende de casos paranormales). Pero también el joven Kyle Gallner (el muchacho que sufre los episodios perturbadores) brinda un protagónico saludable que ayuda a persuadir al espectador y por ende colabora para que el filme sea potable desde el aspecto de las actuaciones.
Si bien es un filme llamativo desde sus escenarios y desde su imagen oscura y siniestra, no deben esperar una cinta plagada de efectos especiales, los cuales aparecen pero en la medida justa y sin abusos para dar vida a lo sobrenatural e intrigante que subyace detrás del aparente drama familiar lacrimógeno.
En fin, es un interesante producto que si bien no sorprende con nada extraordinario al menos revitaliza el género de terror con un guión sólido, ya que es saludable desde su confección narrativa, con buen aspecto estético y con algunos ratos de inquietud y tensión sin abusar tanto de los sustillos fáciles.
La historia: un joven enfermo de cáncer recibe un tratamiento con drogas muy fuertes, lo cual hace que empiece a manifestar efectos colaterales. Pero concomitantemente experimenta extraños fenómenos en la casa que su familia ha alquilado para estar más cerca del hospital.
Posteriormente la cinta ya se decanta como una oferta con fuerte tendencia sobrenatural, pero sin perder ese atisbo de realismo que se manifiesta con el aspecto de drama familiar por la enfermedad que se vive en el relato.
Así tenemos un argumento que mantiene el interés y que resulta interesante en su propuesta de intriga y fenomenología paranormal, aunque que en determinadas ocasiones recurre a los sustos fáciles y a los convencionalismos del género de terror, y además es bastante costoso creerle que esté basado en hechos reales.
La cinta es atractiva desde la estética, mantiene buenos climas opresivos y tiene dos o tres momentos que impactan por su grado de sobresalto que imparte.
Además es interesante la puesta en escena del director Peter Cornwell (debutante en la pantalla grande), ya que la intensidad no decae durante todo el metraje y la puesta en escena siempre es dinámica y llevadera para el espectador que busca intriga salpicada con manifestaciones extrañas con fantasmas, entes mortuorios, conjuros diabólicos, casas encantadas, y médiums que contactan con realidades paralelas separadas por la muerte.
También hay convincentes interpretaciones desde el elenco, gracias al aplomo y la experiencia de Virginia Madsen (una madre perturbada por la enfermedad y las anómalas situaciones que su hijo experimenta) y Elias Koteas (un reverendo enfermo de cáncer próximo a la muerte que entiende de casos paranormales). Pero también el joven Kyle Gallner (el muchacho que sufre los episodios perturbadores) brinda un protagónico saludable que ayuda a persuadir al espectador y por ende colabora para que el filme sea potable desde el aspecto de las actuaciones.
Si bien es un filme llamativo desde sus escenarios y desde su imagen oscura y siniestra, no deben esperar una cinta plagada de efectos especiales, los cuales aparecen pero en la medida justa y sin abusos para dar vida a lo sobrenatural e intrigante que subyace detrás del aparente drama familiar lacrimógeno.
En fin, es un interesante producto que si bien no sorprende con nada extraordinario al menos revitaliza el género de terror con un guión sólido, ya que es saludable desde su confección narrativa, con buen aspecto estético y con algunos ratos de inquietud y tensión sin abusar tanto de los sustillos fáciles.
7 de agosto de 2009
21 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de nada me declaro fan absoluto, para los restos y contra viento y marea de Virginia Madsen desde este mismo momento. Como me declaro fan de cualquier madre ahora que falta la mía.
Me encaminé a ver "Exorcismo en Connecticut" predispuesto, y feliz, he de reconocerlo, a ver una más de miedo barato, con sustos acompañados de subida de volumen, entretenida y perecedera y me encontré con algo radicalmente distinto, si bien es cierto que la película tiene todo eso. Pero la cosa es que tiene mucho más. Muchísimo más.
Es cierto que no tenía ni idea del argumento, el título me parecía bastante explícito, y si llego a leer alguna crítica o sinopsis no habría ido a verla, porque últimamente me siento bastante irascible y alterable con todo lo que toque el tema del cáncer, pero de golpe y porrazo, en la primera escena me reconozco a mí y a mi enfermedad en imágenes. Conforme avanza el metraje me encuentro sesiones de radio abrasión y quimio tangibles, reales, sin floritura pero sin misericordia. Y efectos secundarios reales, humanos, sin calvicies exageradas y con la dosis justa de ojeras.
Y la película ya me tiene ganado.
Por si fuera poco Virginia Madsen hace una interpretación comedida pero tan natural, tan cercana, tan maternal que me arranca las lágrimas cada dos por tres. De emoción, de tristeza, de envidia por no tener a la mía al lado. Porque el cáncer se supera, hasta las posesiones infernales se superan, pero mejor con tu madre de copiloto.
El caso es que " Exorcismo en Connecticut" lo tiene todo para gustar a incondicionales del género, devoradores de terror, malo o bueno y comedores de molestas palomitas. Tiene terror, suspense, buenos efectos especiales, casquerías..
Pero además tiene mucho, mucho, en serio, mucho más.
Y miedo da bastante...
Lo mejor: No repito, que ha quedado claro.
Lo peor: Un final condescendiente y algo cobarde para una película valiente que homenajea, plagia o como quieran llamarlo grandes clásicos, pero con estilo propio.
Me encaminé a ver "Exorcismo en Connecticut" predispuesto, y feliz, he de reconocerlo, a ver una más de miedo barato, con sustos acompañados de subida de volumen, entretenida y perecedera y me encontré con algo radicalmente distinto, si bien es cierto que la película tiene todo eso. Pero la cosa es que tiene mucho más. Muchísimo más.
Es cierto que no tenía ni idea del argumento, el título me parecía bastante explícito, y si llego a leer alguna crítica o sinopsis no habría ido a verla, porque últimamente me siento bastante irascible y alterable con todo lo que toque el tema del cáncer, pero de golpe y porrazo, en la primera escena me reconozco a mí y a mi enfermedad en imágenes. Conforme avanza el metraje me encuentro sesiones de radio abrasión y quimio tangibles, reales, sin floritura pero sin misericordia. Y efectos secundarios reales, humanos, sin calvicies exageradas y con la dosis justa de ojeras.
Y la película ya me tiene ganado.
Por si fuera poco Virginia Madsen hace una interpretación comedida pero tan natural, tan cercana, tan maternal que me arranca las lágrimas cada dos por tres. De emoción, de tristeza, de envidia por no tener a la mía al lado. Porque el cáncer se supera, hasta las posesiones infernales se superan, pero mejor con tu madre de copiloto.
El caso es que " Exorcismo en Connecticut" lo tiene todo para gustar a incondicionales del género, devoradores de terror, malo o bueno y comedores de molestas palomitas. Tiene terror, suspense, buenos efectos especiales, casquerías..
Pero además tiene mucho, mucho, en serio, mucho más.
Y miedo da bastante...
Lo mejor: No repito, que ha quedado claro.
Lo peor: Un final condescendiente y algo cobarde para una película valiente que homenajea, plagia o como quieran llamarlo grandes clásicos, pero con estilo propio.
23 de mayo de 2009
30 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vulgar película de horrores espiritistas que aburre por lo mil veces vista y que entiende suscitar terror como ensordecer al respetable a base de subidones de volumen y portazos con lo cual aún encima de no darte el menor miedo, te jode toda la siesta.
A destacar, por decir algo, a la siempre eficaz Virginia Madsen al frente del reparto.
A destacar, por decir algo, a la siempre eficaz Virginia Madsen al frente del reparto.
6 de agosto de 2009
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Exorcismo en Connecticut" ha sido llamada a pasar al olvido desde el mismo día de su estreno, gracias a un argumento plano que se limita a desvelar los oscuros hechos que años atrás acontecieron en la casa donde acaba de mudarse una familia, y a añadir el letrerito de "Basada en hechos reales". Con esta original premisa, lo único que cabía esperar era una vuelta de tuerca, un poco de ingenio o brillantez a la hora de contar la misma historia de siempre, pero tampoco ha habido suerte en ese aspecto.
Aunque este batiburrillo pueda parecer la típica película clásica de mansión encantada, lo cierto es que todo se estropea por el abuso de efectismos, sonidos, sustitos, flashbacks y montajes epilépticos con el único propósito de rellenar el nudo de la cinta. Una pena este abuso de truquitos engañabobos, y de toda clase de apariciones, que no consiguen dar miedo ya que la ambientación o el universo oscuro no está apenas logrado.
Las actuaciones son lo poco salvable de la cinta, por supuesto, Virginia Madsen centra gran parte de la atención, gracias a sus momentos dramáticos como madre preocupada por su hijo, (supongo que tras su nominación al Oscar por "Entre copas" sólo se le reabrieron las puertas del Hollywood más mediocre). Por su parte, el chico protagonista (Martin Donovan) también logra inquietar en su perturbada interpretación.
Descaradamente olvidable e irregular película de terror, basada en hechos reales, y con una reunión de tópicos digna de obtener un record Guinnes. Solo apta para los que quieran ver lo mismo de siempre. Por cierto, el nombre del estado de Connecticut sólo aparece una vez al inicio del film.
Lo mejor: Virginia Madsen.
Lo peor: una parte intermedia monótona y carente de ideas.
Aunque este batiburrillo pueda parecer la típica película clásica de mansión encantada, lo cierto es que todo se estropea por el abuso de efectismos, sonidos, sustitos, flashbacks y montajes epilépticos con el único propósito de rellenar el nudo de la cinta. Una pena este abuso de truquitos engañabobos, y de toda clase de apariciones, que no consiguen dar miedo ya que la ambientación o el universo oscuro no está apenas logrado.
Las actuaciones son lo poco salvable de la cinta, por supuesto, Virginia Madsen centra gran parte de la atención, gracias a sus momentos dramáticos como madre preocupada por su hijo, (supongo que tras su nominación al Oscar por "Entre copas" sólo se le reabrieron las puertas del Hollywood más mediocre). Por su parte, el chico protagonista (Martin Donovan) también logra inquietar en su perturbada interpretación.
Descaradamente olvidable e irregular película de terror, basada en hechos reales, y con una reunión de tópicos digna de obtener un record Guinnes. Solo apta para los que quieran ver lo mismo de siempre. Por cierto, el nombre del estado de Connecticut sólo aparece una vez al inicio del film.
Lo mejor: Virginia Madsen.
Lo peor: una parte intermedia monótona y carente de ideas.
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