Sonata para HitlerCortometrajeDocumental
277
Documental
En una sala de cine, imágenes espectrales de Hitler y el nazismo se ven acompañadas de la música de Bach y Penderecki. (FILMAFFINITY)
29 de noviembre de 2010
27 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aleksandr Sokurov por supuesto no fue el primero al que se le ocurrió realizar un símil entre el "osetio de amplio pecho", tal como el malogrado Osip Mandelstam caracterizara a Stalin, y el austriaco, si bien es notable el trabajo de síntesis llevado a cabo por Sokurov de ideas fundamentales para comprender la naturaleza del poder y el mal. Verdaderamente creo que estamos ante uno de esos sorpredentes casos existentes en FilmAffinity de trabajos bueno o muy buenos completamente infravalorados. La gente tiende a rechazar aquello que no entiende, sin realmente comprender que hay arte (por lo general el buen arte) que requiere de un espectador activo que se involucre en la comprensión de la obra con todo su bagaje cultural y con su trabajo de reflexión.
En primer lugar habría que tener en cuenta las ideas del propio director, quien eleva la creación artística a la categoría de medicina para la localización de los males que aquejan a la humanidad. Esta es una idea que particularmente me entusiasma, porque precisamente ese es uno de los propósitos de este cortometraje. Y sin embargo Sokurov va a llegar más allá: la figura de Hitler no es comprensible sin aquellas masas de las que surge y de las que es deudora. Por ello vemos a esas multitudes enfervorizadas, casi en estado catatónico, que dan su fuerza a Hitler, su razón de ser, aquello que parece su fuerza sobrehumana: sin las masas él no era nada, porque estas eran la esencia de su ser (Eva Braun se lo dice al dictador en Moloch).
Sea como fuere el cortometraje se abre con un redoble de campanas, símbolo de autoridad pero, a la vez, también de la apertura del inframundo (en el ceremonial egipcio) tanto en sentido positivo como negativo. De fondo suena Bach y en la imagen aparece un Hitler en actitud pensativa, cabizbajo y con las manos entrelazadas. He aquí una de las claves de la película porque es una imagen que va a repetirse a lo largo de ésta: los actos derivados de las decisiones del dictador no van a ser actos espontáneos de locura, sino todo lo contrario. La intencionalidad partida de un trabajo de reflexión y de una hoja de ruta previamente establecida articulará las decisiones del dictador, decisiones que marcarán de forma indeleble la vida de millones de personas, como muestran las imágenes de archivo de la postguerra inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Curiosamente todos los individuos que salen a la continuación de Hitler son trabajadores que aparecen sentados, cabizbajos y con las manos entrelazadas, con la misma actitud que éste. Sokurov nos está tratando de prevenir: el dictador es un producto del pueblo, es la expresión del pueblo mismo en un momento puntual de la Historia. El dictador es un hombre.
En primer lugar habría que tener en cuenta las ideas del propio director, quien eleva la creación artística a la categoría de medicina para la localización de los males que aquejan a la humanidad. Esta es una idea que particularmente me entusiasma, porque precisamente ese es uno de los propósitos de este cortometraje. Y sin embargo Sokurov va a llegar más allá: la figura de Hitler no es comprensible sin aquellas masas de las que surge y de las que es deudora. Por ello vemos a esas multitudes enfervorizadas, casi en estado catatónico, que dan su fuerza a Hitler, su razón de ser, aquello que parece su fuerza sobrehumana: sin las masas él no era nada, porque estas eran la esencia de su ser (Eva Braun se lo dice al dictador en Moloch).
Sea como fuere el cortometraje se abre con un redoble de campanas, símbolo de autoridad pero, a la vez, también de la apertura del inframundo (en el ceremonial egipcio) tanto en sentido positivo como negativo. De fondo suena Bach y en la imagen aparece un Hitler en actitud pensativa, cabizbajo y con las manos entrelazadas. He aquí una de las claves de la película porque es una imagen que va a repetirse a lo largo de ésta: los actos derivados de las decisiones del dictador no van a ser actos espontáneos de locura, sino todo lo contrario. La intencionalidad partida de un trabajo de reflexión y de una hoja de ruta previamente establecida articulará las decisiones del dictador, decisiones que marcarán de forma indeleble la vida de millones de personas, como muestran las imágenes de archivo de la postguerra inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Curiosamente todos los individuos que salen a la continuación de Hitler son trabajadores que aparecen sentados, cabizbajos y con las manos entrelazadas, con la misma actitud que éste. Sokurov nos está tratando de prevenir: el dictador es un producto del pueblo, es la expresión del pueblo mismo en un momento puntual de la Historia. El dictador es un hombre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
2 de abril de 2011
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífico cortometraje de Sokurov, de escasos 11 minutos pero de enorme significado. Comienza con una pantalla de cine que nos acompañará en todo el metraje,y donde se sucederán imágenes solamente acompañadas de música. En este caso el protagonista es el propio sujeto, ya que Sokurov muestra imágenes , siendo el espectador (en este caso remarcado por estar en una ''verdadera'' sala de cine) quien le da sentido a esas imágenes después de haber mamado su significado en los libros de historia. Esto es la máxima godardiana de ''es solo una imágen'', aludiendo a que el cine son fotogramas por segundo que adquieren sentido o significado, en la mente del espectador.
Esa gente del pueblo, ilusionada, con la que continúa el cortometraje pronto se teñirá de pesadilla: imágenes rápidas, planos muy cerrados y tristeza flotando con la niebla que empieza a habitar en muchos de los fotogramas. No tardan en hacer presencia tanques y demás aparato militar, mostrando la destrucción del pueblo alemán.
El corto acaba con Hitler reflexionando (escena repetida), como hombre racional que era, como el resto que participó en esta concreta barbarie. Sin embargo la atrocidad es patrimonio universal de la humanidad, y por ello este tipo de documentos perturban e inquietan a los espectadores incluso ahora. ¿Será porque podría sucedernos de nuevo,repetirse la historia, con el común denominador que tenemos de ser hombres racionales?
Esa gente del pueblo, ilusionada, con la que continúa el cortometraje pronto se teñirá de pesadilla: imágenes rápidas, planos muy cerrados y tristeza flotando con la niebla que empieza a habitar en muchos de los fotogramas. No tardan en hacer presencia tanques y demás aparato militar, mostrando la destrucción del pueblo alemán.
El corto acaba con Hitler reflexionando (escena repetida), como hombre racional que era, como el resto que participó en esta concreta barbarie. Sin embargo la atrocidad es patrimonio universal de la humanidad, y por ello este tipo de documentos perturban e inquietan a los espectadores incluso ahora. ¿Será porque podría sucedernos de nuevo,repetirse la historia, con el común denominador que tenemos de ser hombres racionales?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here