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Críticas ordenadas por utilidad
31 de octubre de 2005
202 de 220 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los fans mas mitómanos de Tarantino debieron sentirse decepcionados cuando contemplaron por primera vez la esperadísima 3º película del mas influyente director de los 90, después de haberse ganado a pulso la consideración de director de culto gracias a títulos tan redondos y llenos de simbología cinematográfica como “Reservoir Dogs” y “Pulp Fiction”. La decepción comentada quizás vino provocada porque esperaban encontrarse con más de lo mismo, y lo que tenían delante era exactamente un producto típicamente tarantiniano, pero lo suficientemente retocado como para resultarles extraño y aburrido.
Ante la primera sensación de quedarse fríos al ver una historia donde priman los diálogos más reflexivos, no hay escenas de acción, y el argumento llega a ser algo lioso, puede dar a pensar que estamos ante una obra menor. Nada más lejos de la realidad, pues en “Jackie Brown” contemplamos al Quentin Tarantino guionista en plenitud de forma. Su composición de los personajes es sencillamente admirable, pues aunque mucho se haya dicho que esta película es un homenaje al “Blaxplotation” setentero, aquí prima mas la nostalgia por el paso del tiempo que la reivindicación de una moda. Los personajes de Pam Grier y Robert Forster prodrían estar sacados de cualquier película setentera de acción, pero dos décadas después se encuentran cansados de sus vidas y sin un rumbo fijo, vivieron peligrosamente y no han conseguido nada especial, justo el paralelismo que hay en los actores que los interpretan.
Casi por sorpresa la película nos sorprende con una madura y sincera historia de amor platónico salpicada con diálogos de primerísimo nivel, pero en el que carecen las frases de colección tan del gusto de los foros cinéfilos. Samuel L. Jackson está sencillamente genial en su composición de macarra chuloputas, consiguiendo la que es posiblemente la mejor interpretación en un film de Tarantino, lo que nos obliga a ver “Jackie Brown” en V.O. para disfrutar al 100% del acento y la entonación de Ordell Robbie.
Ante la primera sensación de quedarse fríos al ver una historia donde priman los diálogos más reflexivos, no hay escenas de acción, y el argumento llega a ser algo lioso, puede dar a pensar que estamos ante una obra menor. Nada más lejos de la realidad, pues en “Jackie Brown” contemplamos al Quentin Tarantino guionista en plenitud de forma. Su composición de los personajes es sencillamente admirable, pues aunque mucho se haya dicho que esta película es un homenaje al “Blaxplotation” setentero, aquí prima mas la nostalgia por el paso del tiempo que la reivindicación de una moda. Los personajes de Pam Grier y Robert Forster prodrían estar sacados de cualquier película setentera de acción, pero dos décadas después se encuentran cansados de sus vidas y sin un rumbo fijo, vivieron peligrosamente y no han conseguido nada especial, justo el paralelismo que hay en los actores que los interpretan.
Casi por sorpresa la película nos sorprende con una madura y sincera historia de amor platónico salpicada con diálogos de primerísimo nivel, pero en el que carecen las frases de colección tan del gusto de los foros cinéfilos. Samuel L. Jackson está sencillamente genial en su composición de macarra chuloputas, consiguiendo la que es posiblemente la mejor interpretación en un film de Tarantino, lo que nos obliga a ver “Jackie Brown” en V.O. para disfrutar al 100% del acento y la entonación de Ordell Robbie.
2 de julio de 2013
218 de 310 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos años desde que se inició el rodaje, multitud de reescrituras de guión, una larga retahila de productores que se unieron al proyecto a medida que la pasta se iba acabando, peleas entre productores y director, escenas suprimidas o rodadas a la carrera para meterlas con calzador a última hora, más de 200 millones de presupuesto...¿de verdad es TAN complicado hacer una película de zombies?. Quizás es un tema demasiado visto y en el que se han usado ya todos los trucos del sub-género en infinidad de películas, pero si se cuenta con un material tan denso y moldeable como las novelas de Max Brooks cabria tener la esperanza de poder hacer algo sorprendente y espectacular. Pues World War Z es justamente lo contrario a eso: más bien aburre y es predecible de principio a fin.
Quien sabe si este proyecto fue concebido de forma diferente en su inicio, cuando al bueno de Brad Pitt le recomendaron comprar los derechos de una novela rara que entró en la categoría de culto al poco de ser publicada. Me imagino que las primeras escrituras de guión fueron muy diferentes al resultado final, pero a medida que fueron metiendose en el rodaje y el dinero se escapaba como agua entre los dedos sonaron todas las alarmas y los productores decidieron cambiarlo todo e introducir un matiz que salvara la película del más que presumible fracaso comercial: World War Z sería una película FAMILIAR. Solo hay dos clases de personas que cuentan con las suficientes pelotas como para dar a un film de terror un envoltorio familiar para que pueda ser vista sin problemas por espectadores de todas las edades: un genio o un idiota. El primer tipo está personificado en Spielberg (recuerden Poltergeist), el segundo viene a ser la mayoría de "encorbatados" que pueblan las productoras de medio mundo. Los productores de este mondongo al que me refiero y que me ha hecho perder 2 horas de mi vida y cerca de 20 euros de mi cartera son esa clase de iluminados que cree que solo arrastrando a familias con niños al cine conseguirán luchar contra la piratería. Quizas así arañen unos pocos de dólares y repartan dividendos entre los productores de palomitas y las empresas concesionarias de parkings, pero a los cinéfilos, a los melómanos, a los frikis de toda la vida hace tiempo que les perdieron y con productos como este están a años luz de recuperarlos.
¿He dicho ya que esta es una apestosa película buenrollista y familiar? ¿Pero no va sobre un supuesto apocalipsis zombie? ¿No deberiamos haber visto destrucción, debastación, sangre, visceras y conflictos entre los supervivientes? Eso lo verán ustedes en otras películas dedicadas al tema. En World War Z no hay ni una sola gota de sangre, lo que vendría a ser como hacer una película porno sin penes o vaginas. No hay conflictos, todos los personajes son tan buenos que te los comerias a besos. Y no hay acción a destacar, solo cargantes escenas de masas donde te entretienes viendo a enanitos creados a golpe de CGI. Y casi me atrevería a decir que tampoco hay zombies, solo fans del heavy metal a los que se les va el moshpit un poco de las manos.
Quien sabe si este proyecto fue concebido de forma diferente en su inicio, cuando al bueno de Brad Pitt le recomendaron comprar los derechos de una novela rara que entró en la categoría de culto al poco de ser publicada. Me imagino que las primeras escrituras de guión fueron muy diferentes al resultado final, pero a medida que fueron metiendose en el rodaje y el dinero se escapaba como agua entre los dedos sonaron todas las alarmas y los productores decidieron cambiarlo todo e introducir un matiz que salvara la película del más que presumible fracaso comercial: World War Z sería una película FAMILIAR. Solo hay dos clases de personas que cuentan con las suficientes pelotas como para dar a un film de terror un envoltorio familiar para que pueda ser vista sin problemas por espectadores de todas las edades: un genio o un idiota. El primer tipo está personificado en Spielberg (recuerden Poltergeist), el segundo viene a ser la mayoría de "encorbatados" que pueblan las productoras de medio mundo. Los productores de este mondongo al que me refiero y que me ha hecho perder 2 horas de mi vida y cerca de 20 euros de mi cartera son esa clase de iluminados que cree que solo arrastrando a familias con niños al cine conseguirán luchar contra la piratería. Quizas así arañen unos pocos de dólares y repartan dividendos entre los productores de palomitas y las empresas concesionarias de parkings, pero a los cinéfilos, a los melómanos, a los frikis de toda la vida hace tiempo que les perdieron y con productos como este están a años luz de recuperarlos.
¿He dicho ya que esta es una apestosa película buenrollista y familiar? ¿Pero no va sobre un supuesto apocalipsis zombie? ¿No deberiamos haber visto destrucción, debastación, sangre, visceras y conflictos entre los supervivientes? Eso lo verán ustedes en otras películas dedicadas al tema. En World War Z no hay ni una sola gota de sangre, lo que vendría a ser como hacer una película porno sin penes o vaginas. No hay conflictos, todos los personajes son tan buenos que te los comerias a besos. Y no hay acción a destacar, solo cargantes escenas de masas donde te entretienes viendo a enanitos creados a golpe de CGI. Y casi me atrevería a decir que tampoco hay zombies, solo fans del heavy metal a los que se les va el moshpit un poco de las manos.
13 de julio de 2005
81 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por fin Alex de la Iglesia realizó una película cercana a lo redondo. Ya había demostrado anteriormente que sabe manejar la cámara y crear atmósferas opresivas como nadie en el cine español, pero sus guiones siempre cojeaban por algún lado. Aquí esta vez se salva consiguiendo una historia bien trazada y resuelta, donde su habitual humor negrísimo no resulta gratuito, encaja estupendamente con lo sórdido de sus personajes.
Carmen Maura logra uno de sus papeles más memorables. Y es mucho decir de toda una Dama de nuestro cine, con grandes películas a sus espaldas. Gracias a los variados matices morales de su personaje, en colaboración con uno de los castings mas sobresalientes que se han visto en décadas, da la sensación que La Comunidad es algo mas que una comedia: un relato de terror costumbrista.
Carmen Maura logra uno de sus papeles más memorables. Y es mucho decir de toda una Dama de nuestro cine, con grandes películas a sus espaldas. Gracias a los variados matices morales de su personaje, en colaboración con uno de los castings mas sobresalientes que se han visto en décadas, da la sensación que La Comunidad es algo mas que una comedia: un relato de terror costumbrista.
26 de octubre de 2005
61 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Cualquier parecido con acontecimientos reales, personas vivas o muertas, no es fruto del azar. Es voluntario."
Costa-Gavras y Jorge Semprún.
Así se nos avisa en sus títulos de crédito la intención de esta película: la de retratar y denunciar unos hechos que convulsionaron la vida política de Grecia que acabaron por desencadenar un golpe de estado militar y la consiguiente dictadura de extrema derecha. Costa Gavras, al igual que en "Missing", no necesita situarnos geográficamente ni describirnos en que país estamos para que entendamos el contexto sociopolítico que tenemos delante. Usando los recursos del documental y del thriller de intriga política, nos muestra con gran seriedad las investigaciones de un valiente juez en torno al asesinato de un activista pacifista a manos de un grupo de extrema derecha vinculado con el ejército.
Hoy día puede que esta película haya quedado olvidada al ser los hechos que narra poco conocidos entre el gran público, pero viéndose incluso como un ejercicio de "política ficción" cobra un gran valor, ya que consigue analizar como el ejercito de un país puede ejercer su poder en la sociedad mediante el apoyo a grupos de extrema derecha que meten el miedo a la población mediante actos violentos.
Merece revisionarse este título clave en el subgenero de cine político, pues casi se diría que fue el inaugurador de semejante ciclo que vendría seguido por otras muchas películas durante la década de los 70. No en vano, "Z" se estrenó con media Europa aun convulsionada por el famoso Mayo del 68 francés, lo que la convirtió en una película oportuna, llegando incluso a ser nominada a los Oscars tanto en película de habla no inglesa como en película del año.
A destacar, entre otras muchas cosas, la magistral partitura del gran compositor griego Mikis Theodorakis.
Costa-Gavras y Jorge Semprún.
Así se nos avisa en sus títulos de crédito la intención de esta película: la de retratar y denunciar unos hechos que convulsionaron la vida política de Grecia que acabaron por desencadenar un golpe de estado militar y la consiguiente dictadura de extrema derecha. Costa Gavras, al igual que en "Missing", no necesita situarnos geográficamente ni describirnos en que país estamos para que entendamos el contexto sociopolítico que tenemos delante. Usando los recursos del documental y del thriller de intriga política, nos muestra con gran seriedad las investigaciones de un valiente juez en torno al asesinato de un activista pacifista a manos de un grupo de extrema derecha vinculado con el ejército.
Hoy día puede que esta película haya quedado olvidada al ser los hechos que narra poco conocidos entre el gran público, pero viéndose incluso como un ejercicio de "política ficción" cobra un gran valor, ya que consigue analizar como el ejercito de un país puede ejercer su poder en la sociedad mediante el apoyo a grupos de extrema derecha que meten el miedo a la población mediante actos violentos.
Merece revisionarse este título clave en el subgenero de cine político, pues casi se diría que fue el inaugurador de semejante ciclo que vendría seguido por otras muchas películas durante la década de los 70. No en vano, "Z" se estrenó con media Europa aun convulsionada por el famoso Mayo del 68 francés, lo que la convirtió en una película oportuna, llegando incluso a ser nominada a los Oscars tanto en película de habla no inglesa como en película del año.
A destacar, entre otras muchas cosas, la magistral partitura del gran compositor griego Mikis Theodorakis.
29 de junio de 2005
61 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las historias de personajes acabados, perdedores y humillados, pero con una gran lucidez siempre ha interesado en el cine. Esto es lo que fue James Whale, director repudiado por no ocultar su homosexualidad dentro de un Hollywood cínico e hipócrita, que le marginaba mientras otros como el se mantenían dentro del armario.
Esta esplendida película de Bill Condon nos ofrece una fantasía de lo que pudieron ser sus últimos días de vida, la compleja relación que mantiene con su jardinero, un muchacho con pocas luces pero ansioso de aprender cosas de alguien que de verdad puede catalogarse como artista. La admiración del jardinero es respondida por Whale en forma de deseo, para acabar siendo una amistad basada en la pura necesidad. Esa necesidad se ve reflejada en su intenso clímax final, donde los personajes se desnudan interiormente para dejarnos ver sus miserias y sus frustraciones.
El trabajo de la pareja de actores es impresionante. Se habla mucho de la magistral interpretación de Ian Mckellen, pero también Brendan Fraser está genial.
Esta esplendida película de Bill Condon nos ofrece una fantasía de lo que pudieron ser sus últimos días de vida, la compleja relación que mantiene con su jardinero, un muchacho con pocas luces pero ansioso de aprender cosas de alguien que de verdad puede catalogarse como artista. La admiración del jardinero es respondida por Whale en forma de deseo, para acabar siendo una amistad basada en la pura necesidad. Esa necesidad se ve reflejada en su intenso clímax final, donde los personajes se desnudan interiormente para dejarnos ver sus miserias y sus frustraciones.
El trabajo de la pareja de actores es impresionante. Se habla mucho de la magistral interpretación de Ian Mckellen, pero también Brendan Fraser está genial.
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