Paraíso
1.236
Drama
Sigue los pasos de tres personas cuyos caminos se cruzan en los terribles tiempos de la II Guerra Mundial. Olga es una aristócrata rusa miembro de la Resistencia Francesa que es arrestada por la policía nazi por ocultar a dos niños judíos durante una redada. Arrestada y enviada a la cárcel en espera de una decisión final, en prisión conoce a Jules, un funcionario francés colaboracionista que debe investigar su caso. Allí también se ... [+]
23 de noviembre de 2016
26 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inevitablemente todas las religiones nos ponen ante el dilema de que un día debamos responder por nuestros pecados. Para todas ellas nuestro paso por la tierra es tan solo una prueba que demostrara si somos o no merecedores de la vida eterna en el paraíso. La mera idea de que nuestro paso por la tierra no sea real sino un simple test genera en algunos angustia y en otros la paz necesaria para explicar las injusticias del mundo terrenal.
Enterrada en el medio de la atrocidad mas profunda que creo la humanidad en los últimos años (la Shoah o Holocausto) Paradise decide centrarse en tres personajes que intentan sobrevivir entre el horror diario de una guerra. Cuando el ruido de las balas ha cesado los tres deben revisar su pasado y explicar sus decisiones, sabiendo que sus respuestas condicionaran también su futuro.
El colaboracionista francés, el nazi idealista y la rusa que se une a la resistencia construyen una historia sencilla en si, porque se repiten muchos de los lugares comunes sobre la Shoah (la explicación de que se hace con los cuerpos, la expropiación de las fortunas de las victimas, las pésimas condiciones de vida en los campos, la violencia de los nazis) y ademas porque se repite un esquema básico de amor entre victima y victimario. No es ahí donde Paradise se asienta sino en como cada uno de ellos decide vivir, o sobrevivir, en un lugar donde Dios parecería no existir. La libertad que tenemos como individuos para tomar cada una de nuestras decisiones: ¿Ayudaríamos al prójimo?¿Le robaríamos lo poco que tiene? ¿Lo golpearíamos para asegurar nuestra supervivencia? ¿Colaboraríamos con nuestro victimario? ¿Resistiríamos? ¿Nos inmolaríamos? ¿Seriamos héroes o demonios?
Rodada enteramente en blanco y negro casi como una declaración de intenciones de una situación dura, monocromática, tensa y casi claustrofóbica, Paradise nos pone de frente con la inmundicia y la bajeza de la humanidad y nos pregunta claramente ¿Que haríamos nosotros en ese infierno? ¿Seriamos merecedores del Paraíso?
Enterrada en el medio de la atrocidad mas profunda que creo la humanidad en los últimos años (la Shoah o Holocausto) Paradise decide centrarse en tres personajes que intentan sobrevivir entre el horror diario de una guerra. Cuando el ruido de las balas ha cesado los tres deben revisar su pasado y explicar sus decisiones, sabiendo que sus respuestas condicionaran también su futuro.
El colaboracionista francés, el nazi idealista y la rusa que se une a la resistencia construyen una historia sencilla en si, porque se repiten muchos de los lugares comunes sobre la Shoah (la explicación de que se hace con los cuerpos, la expropiación de las fortunas de las victimas, las pésimas condiciones de vida en los campos, la violencia de los nazis) y ademas porque se repite un esquema básico de amor entre victima y victimario. No es ahí donde Paradise se asienta sino en como cada uno de ellos decide vivir, o sobrevivir, en un lugar donde Dios parecería no existir. La libertad que tenemos como individuos para tomar cada una de nuestras decisiones: ¿Ayudaríamos al prójimo?¿Le robaríamos lo poco que tiene? ¿Lo golpearíamos para asegurar nuestra supervivencia? ¿Colaboraríamos con nuestro victimario? ¿Resistiríamos? ¿Nos inmolaríamos? ¿Seriamos héroes o demonios?
Rodada enteramente en blanco y negro casi como una declaración de intenciones de una situación dura, monocromática, tensa y casi claustrofóbica, Paradise nos pone de frente con la inmundicia y la bajeza de la humanidad y nos pregunta claramente ¿Que haríamos nosotros en ese infierno? ¿Seriamos merecedores del Paraíso?
24 de noviembre de 2016
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siguiendo la magnífica línea de satisfacción por la que me está conduciendo la Sección Oficial de FICX alcanzamos quizás la mejor de las visionadas hasta la fecha: 'Paradise' del director ruso Andrei Konchalovsky. Ganadora del león de plata a mejor dirección en Venecia (premio del cual Konchalovsky ya podía presumir con anterioridad) y presentada por Rusia para los próximos Oscar en la categoría de habla no inglesa.
Tras más de cincuenta años de carrera, el polivalente y versátil aunque no siempre cómodo cine del veterano (79 años) y cinco veces casado Andrei Konchalovsky alcanza quizás su cenit en el crepúsculo de su amplia carrera. Un film áspero, duro dada la temática -II Guerra mundial- pero absolutamente inspirado y contundente. La película sigue a tres personajes diferentes que tendrán relación: Jules, un francés en puesto de privilegio colaborador con la ocupación nazi; Olga, una aristócrata rusa emigrante e integrante de la Resistencia francesa; y Helmut, un ambicioso oficial de las S.S. de origen también aristocrático.
El film, mostrado en un elegante blanco y negro en formato 4:3, no escatima en sentimientos y emociones algunas desgarradoras emergiendo como catarsis de los estómagos resistentes. Las dudas de los colaboracionistas franceses, el riesgo de la vida en la resistencia y la ambición de un imperio en los comienzos de su descomposición. Piezas que se combinarán en relatos mientras los protagonistas son entrevistados delante de una mesa. Un juego narrativo ya contemplado décadas atrás de la mano de Kurosawa y su estratosférico Rashomon. Una historia que de la mano de dos magníficas interpretaciones (las de Yuliya Vysotskaya, esposa de Konchalovsky, y la del debutante Christian Clauss) hipnotiza ante la barbarie. Una reflexión sobre el miedo, la incapacidad humana y la subyugación de la razón en tiempos de guerra.
Debe de estar sí o sí en algún apartado del palmarés que conoceremos el sábado a mitad de mañana.
Lo mejor: La inteligencia del guión y la naturalidad de las interpretaciones. Su desenlace.
Lo peor: Su duración, de 130 minutos.
VALORACIÓN:
Banda sonora: 7
Fotografía: 8,5
Interpretaciones: 7,5
Guión: 8
Dirección: 9
Satisfacción: 8
NOTA FINAL: 8
@hilodeseda - www.habladecine.com
Tras más de cincuenta años de carrera, el polivalente y versátil aunque no siempre cómodo cine del veterano (79 años) y cinco veces casado Andrei Konchalovsky alcanza quizás su cenit en el crepúsculo de su amplia carrera. Un film áspero, duro dada la temática -II Guerra mundial- pero absolutamente inspirado y contundente. La película sigue a tres personajes diferentes que tendrán relación: Jules, un francés en puesto de privilegio colaborador con la ocupación nazi; Olga, una aristócrata rusa emigrante e integrante de la Resistencia francesa; y Helmut, un ambicioso oficial de las S.S. de origen también aristocrático.
El film, mostrado en un elegante blanco y negro en formato 4:3, no escatima en sentimientos y emociones algunas desgarradoras emergiendo como catarsis de los estómagos resistentes. Las dudas de los colaboracionistas franceses, el riesgo de la vida en la resistencia y la ambición de un imperio en los comienzos de su descomposición. Piezas que se combinarán en relatos mientras los protagonistas son entrevistados delante de una mesa. Un juego narrativo ya contemplado décadas atrás de la mano de Kurosawa y su estratosférico Rashomon. Una historia que de la mano de dos magníficas interpretaciones (las de Yuliya Vysotskaya, esposa de Konchalovsky, y la del debutante Christian Clauss) hipnotiza ante la barbarie. Una reflexión sobre el miedo, la incapacidad humana y la subyugación de la razón en tiempos de guerra.
Debe de estar sí o sí en algún apartado del palmarés que conoceremos el sábado a mitad de mañana.
Lo mejor: La inteligencia del guión y la naturalidad de las interpretaciones. Su desenlace.
Lo peor: Su duración, de 130 minutos.
VALORACIÓN:
Banda sonora: 7
Fotografía: 8,5
Interpretaciones: 7,5
Guión: 8
Dirección: 9
Satisfacción: 8
NOTA FINAL: 8
@hilodeseda - www.habladecine.com
12 de mayo de 2017
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director ruso Andrei Konchalovsky estrena nueva película en su extensa filmografía en la que adentra al espectador en tres historias distintas perfectamente entrelazadas en medio de la Segunda Guerra Mundial.
No es una película bélica ni de acción sino un drama muy lento, pausado y en blanco y negro que recuerda a “Ida” de Pawel Pawlikowski porque es un viaje al más allá y a las entrañas de los campos de concentración desde un punto de vista reflexivo, pensativo y delicado. Propone diversos juicios morales y está maravillosamente actuada.
El film nos muestra tres perspectivas: la del soldado nazi de las SS, una mujer aristócrata rusa encarcelada y, posteriormente, deportada en un campo de exterminio y el funcionario francés que investigará su caso. Tres personajes que reflexionan sobre su conducta. Tres visiones, tres nacionalidades, tres países enfrentados durante este conflicto que devastó Europa.
El punto más débil del film es que es fácil reconocer su trampa o sorpresa, pero no quita mérito al ejercicio que nos enseña Konchalovsky a través de las imágenes que obligan al espectador a pensar más allá de lo que la imagen revela.
Lo bueno: sus mensajes.
Lo malo: si no se sabe qué se verá puede aburrir y adormir.
Nota: 7’5/10
Más críticas en cinezin.com.
No es una película bélica ni de acción sino un drama muy lento, pausado y en blanco y negro que recuerda a “Ida” de Pawel Pawlikowski porque es un viaje al más allá y a las entrañas de los campos de concentración desde un punto de vista reflexivo, pensativo y delicado. Propone diversos juicios morales y está maravillosamente actuada.
El film nos muestra tres perspectivas: la del soldado nazi de las SS, una mujer aristócrata rusa encarcelada y, posteriormente, deportada en un campo de exterminio y el funcionario francés que investigará su caso. Tres personajes que reflexionan sobre su conducta. Tres visiones, tres nacionalidades, tres países enfrentados durante este conflicto que devastó Europa.
El punto más débil del film es que es fácil reconocer su trampa o sorpresa, pero no quita mérito al ejercicio que nos enseña Konchalovsky a través de las imágenes que obligan al espectador a pensar más allá de lo que la imagen revela.
Lo bueno: sus mensajes.
Lo malo: si no se sabe qué se verá puede aburrir y adormir.
Nota: 7’5/10
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15 de mayo de 2017
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Encontrarte frente a frente con el mal ha sido frecuente en muchas películas que nos han contado los horribles momentos que la humanidad vivió con la llegada del nazismo.
Encontrarnos con el bien en esos mismos momentos, ha sido también afrontado en muchas ocasiones.
Hacerlo como lo hace esta película, con sencillez sin estridencias, sin heroísmos desbordantes, es original, cercano, nos enseña gentes capaces de lo peor y lo mejor y es más, nos muestra ambas facetas en un mismo personaje, llenando el relato de la verdadera naturaleza humana.
Rodada en blanco y negro, ayuda a sumergirnos en el espíritu gris de lo que nos cuenta y del tiempo en que se sitúa la historia.
Vidas fundamentadas en el bien cotidiano chocan con vidas asentadas en el mal. Algo que aparentemente es una historia contada muchas veces, es realmente el motor de la condición humana a través del tiempo, a través de la existencia de la humanidad, la dialéctica entre el bien y el mal.
Muy buenas interpretaciones.
Un relato al que la forma elegida para rodarlo con tintes de documental le da características de historia real.
Película a no perderse
Encontrarnos con el bien en esos mismos momentos, ha sido también afrontado en muchas ocasiones.
Hacerlo como lo hace esta película, con sencillez sin estridencias, sin heroísmos desbordantes, es original, cercano, nos enseña gentes capaces de lo peor y lo mejor y es más, nos muestra ambas facetas en un mismo personaje, llenando el relato de la verdadera naturaleza humana.
Rodada en blanco y negro, ayuda a sumergirnos en el espíritu gris de lo que nos cuenta y del tiempo en que se sitúa la historia.
Vidas fundamentadas en el bien cotidiano chocan con vidas asentadas en el mal. Algo que aparentemente es una historia contada muchas veces, es realmente el motor de la condición humana a través del tiempo, a través de la existencia de la humanidad, la dialéctica entre el bien y el mal.
Muy buenas interpretaciones.
Un relato al que la forma elegida para rodarlo con tintes de documental le da características de historia real.
Película a no perderse
30 de marzo de 2017
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mientras rinde su declaración en un sitio no determinado y en una fecha de la que apenas podremos tener idea en las últimas imágenes de la película, vamos a enterarnos de que Olga Kamenzkaya, una inmigrante rusa que trabajaba para la revista Vogue, fue detenida cuando, en su labor para la Resistencia Francesa, en su casa ocultó a dos niños judíos. Entregada al oficial Jules, (un servil colaboracionista) en la prisión de Fresne, Olga tratará de seducirlo procurando su liberación, pero, una operación de la Resistencia cambiará el rumbo de las cosas… y ella terminará en un campo de concentración donde se reencontrará con los chicos y donde será reclamada por el standarterführer, Helmut, quien la convertirá en su doncella.
En el lugar donde declara Olga, también han sido llamados, el policía Jules y el oficial alemán, y entonces conoceremos mayores detalles de su larga estancia en aquel cruel infierno, causado -según los absurdos nazis- para convertir a Alemania en un paraíso. De esto, hablará asiduamente, Helmut, un singular miembro de las SS, quien siente un alto aprecio por los rusos, ama a Anton Chejov y a Lev Tolstói, y este conocimiento lo comparte con su amigo Dietrich, en quien tiene a un sincero confidente.
Entre Olga y el oficial Helmut, devendrá una extraña y especial relación… y éste será el epicentro de una historia que pudo ser mucho más emotiva e impactante si, al director Andrei Konchalovsky, no se le hubiera ocurrido mantener la declaración de los tres personajes como una constante que interfiere notablemente en el ritmo de la historia.
Yuliya Vysotskaya, actual esposa del director, con quien viene trabajando desde la estupenda “Dom Durakov” -donde tuvo su primer rol importante-, pasando por “The lion in Winter”, “Glyanets” y “Cascanueces”, recrea a un especial tipo de mujer, capaz de sobreponerse a las peores adversidades, y la cual, quizás sea la que demuestre a los alemanes, y al mundo entero, que suerte de cosas son las que hacen lugar para poder entrar al Paraíso. Por su parte, el debutante Christian Klaus, tiene aquí un rol bien llamativo, pues, a su manera, quizás demuestre que también hubo nazis que lograron preservar una pizca de humanidad, ternura y generosidad en su corazón.
El guion, escrito por segunda vez entre Konchalovsky y Elena Kiseleva, con excepción de cierto personaje, juega, compasivamente, más a caricaturizar que a mostrar como sádicos a los oficiales alemanes, y sus intereses se centran, fundamentalmente, en la manera como los judíos procuraban sobrevivir durante el terrible conflicto. Este último hecho, aumenta notablemente los méritos de un filme al que, el director ruso, ha querido presentar con los particulares elementos de un documental clásico: Blanco y negro con predominio de las tonalidades grisáceas; insertos de entrevistas (declaraciones) para dar la idea de hechos reales; y una recreación de situaciones en las que se preserva la mayor imparcialidad posible.
Sumado su atinado diseño de producción y su calificada fotografía, “PARAÍSO”, resulta un filme muy meritorio, y Andrei Konchalovsky con sus AK Studios, a sus 79 años de edad continúa demostrando que, el cine, es para él una pasión en la que se mantendrá... hasta que suenen las trompetas del infinito.
En el lugar donde declara Olga, también han sido llamados, el policía Jules y el oficial alemán, y entonces conoceremos mayores detalles de su larga estancia en aquel cruel infierno, causado -según los absurdos nazis- para convertir a Alemania en un paraíso. De esto, hablará asiduamente, Helmut, un singular miembro de las SS, quien siente un alto aprecio por los rusos, ama a Anton Chejov y a Lev Tolstói, y este conocimiento lo comparte con su amigo Dietrich, en quien tiene a un sincero confidente.
Entre Olga y el oficial Helmut, devendrá una extraña y especial relación… y éste será el epicentro de una historia que pudo ser mucho más emotiva e impactante si, al director Andrei Konchalovsky, no se le hubiera ocurrido mantener la declaración de los tres personajes como una constante que interfiere notablemente en el ritmo de la historia.
Yuliya Vysotskaya, actual esposa del director, con quien viene trabajando desde la estupenda “Dom Durakov” -donde tuvo su primer rol importante-, pasando por “The lion in Winter”, “Glyanets” y “Cascanueces”, recrea a un especial tipo de mujer, capaz de sobreponerse a las peores adversidades, y la cual, quizás sea la que demuestre a los alemanes, y al mundo entero, que suerte de cosas son las que hacen lugar para poder entrar al Paraíso. Por su parte, el debutante Christian Klaus, tiene aquí un rol bien llamativo, pues, a su manera, quizás demuestre que también hubo nazis que lograron preservar una pizca de humanidad, ternura y generosidad en su corazón.
El guion, escrito por segunda vez entre Konchalovsky y Elena Kiseleva, con excepción de cierto personaje, juega, compasivamente, más a caricaturizar que a mostrar como sádicos a los oficiales alemanes, y sus intereses se centran, fundamentalmente, en la manera como los judíos procuraban sobrevivir durante el terrible conflicto. Este último hecho, aumenta notablemente los méritos de un filme al que, el director ruso, ha querido presentar con los particulares elementos de un documental clásico: Blanco y negro con predominio de las tonalidades grisáceas; insertos de entrevistas (declaraciones) para dar la idea de hechos reales; y una recreación de situaciones en las que se preserva la mayor imparcialidad posible.
Sumado su atinado diseño de producción y su calificada fotografía, “PARAÍSO”, resulta un filme muy meritorio, y Andrei Konchalovsky con sus AK Studios, a sus 79 años de edad continúa demostrando que, el cine, es para él una pasión en la que se mantendrá... hasta que suenen las trompetas del infinito.
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