Habla con papáCortometraje
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Comedia
Un joven debe superar mil y un obstáculos para pedir la mano de su amada a un ocupado padre, que está "protegido" por todo un batallón de subalternos. (FILMAFFINITY)
15 de agosto de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En este corto de 1919, hacia el minuto 10, Harold emprende la escalada de un edificio. Es una secuencia breve, pero la idea se desarrollaría en Safety last! (1923) para componer la gran obra maestra de uno de los tres grandes del cine cómico silente estadounidense.
10 de septiembre de 2015
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo confieso, Harold Lloyd sencillamente no me gusta. Esas cosas a veces pasan.
No digo que no haya sido uno de los grandes del slapstick, de hecho es innegable su aportación a esta vertiente de la comedia y al género en su totalidad, especialmente por la inclusión en las películas que protagonizó de ese elemento temerario de espectacularidad acrobática que se convirtió en su sello personal, por el cual, en todo caso, yo me quito el sombrero, porque sus grandilocuentes actos siempre fueron geniales y es de todos sabido que, en la mayoría de los casos, él mismo los realizaba, jugándose el pellejo. Pero para ser franco, rara vez encuentro en sus películas (bueno, en realidad estas producciones fueron en su mayoría dirigidas por Hal Roach, pero me permito la licencia de decir que son de Lloyd para que nos entendamos) algo más allá de esa simple espectacularidad de las acrobacias del cómico de Nebraska.
Ask Father, por ejemplo, es un pequeño cortometraje que cuenta, como es lo usual en la mayoría de sus historias, la de un muchacho enamorado (Harold Lloyd). En este caso, ese muchacho tiene que conseguir hablar con el padre de su amada (Wallace Howe), un ocupadísimo y muy resguardado hombre de negocios, para pedirle la mano de su hija en matrimonio. También como es costumbre del clásico personaje interpretado por Lloyd, “The Boy”, aquí se pone manos a la obra para cumplir su objetivo a través de cuanta triquiñuela se le ocurra, y le pese a quien le pese. La verdad, esta es una película con una importante pobreza dramática, con un casi inexistente aparato conceptual (el casi es pura concesión y no, no me basta con el interesante juego simbólico de ver a Lloyd vestido de armadura para luchar por su amada en un acto de descontextualización dramática) y, lo más desalentador, con una hilaridad muy limitada, dado que los gags no tienen un impacto mayor. De hecho, en esta producción ni siquiera esa grandilocuente genialidad acrobática que mencionaba hace verdadera presencia.
Así pues Ask Father no es una película que pueda recomendar, pero a lo mejor usted descubre en ella algo del gran encanto de Lloyd que a mí tanto me cuesta ver.
No digo que no haya sido uno de los grandes del slapstick, de hecho es innegable su aportación a esta vertiente de la comedia y al género en su totalidad, especialmente por la inclusión en las películas que protagonizó de ese elemento temerario de espectacularidad acrobática que se convirtió en su sello personal, por el cual, en todo caso, yo me quito el sombrero, porque sus grandilocuentes actos siempre fueron geniales y es de todos sabido que, en la mayoría de los casos, él mismo los realizaba, jugándose el pellejo. Pero para ser franco, rara vez encuentro en sus películas (bueno, en realidad estas producciones fueron en su mayoría dirigidas por Hal Roach, pero me permito la licencia de decir que son de Lloyd para que nos entendamos) algo más allá de esa simple espectacularidad de las acrobacias del cómico de Nebraska.
Ask Father, por ejemplo, es un pequeño cortometraje que cuenta, como es lo usual en la mayoría de sus historias, la de un muchacho enamorado (Harold Lloyd). En este caso, ese muchacho tiene que conseguir hablar con el padre de su amada (Wallace Howe), un ocupadísimo y muy resguardado hombre de negocios, para pedirle la mano de su hija en matrimonio. También como es costumbre del clásico personaje interpretado por Lloyd, “The Boy”, aquí se pone manos a la obra para cumplir su objetivo a través de cuanta triquiñuela se le ocurra, y le pese a quien le pese. La verdad, esta es una película con una importante pobreza dramática, con un casi inexistente aparato conceptual (el casi es pura concesión y no, no me basta con el interesante juego simbólico de ver a Lloyd vestido de armadura para luchar por su amada en un acto de descontextualización dramática) y, lo más desalentador, con una hilaridad muy limitada, dado que los gags no tienen un impacto mayor. De hecho, en esta producción ni siquiera esa grandilocuente genialidad acrobática que mencionaba hace verdadera presencia.
Así pues Ask Father no es una película que pueda recomendar, pero a lo mejor usted descubre en ella algo del gran encanto de Lloyd que a mí tanto me cuesta ver.
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