Creed II: La leyenda de Rocky
12.486
Drama
Adonis Creed se debate entre las obligaciones personales y el entrenamiento para su próxima gran pelea, con el desafío de su vida por delante. Enfrentarse a un oponente que tiene vínculos con el pasado de su familia solo intensifica su inminente batalla en el ring. Afortunadamente Rocky Balboa está a su lado a lo largo de todo el camino, y juntos se cuestionarán por lo que vale la pena luchar y descubrirán que nada es más importante que ... [+]
26 de enero de 2019
106 de 120 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gran ganador de la segunda entrega de Creed es el sueco. Con diferencia. Ni un Stallone venido a menos, ni un Michael B Jordan protagonista, ni Tessa Thompson. Es Dolph Lundgren.
Este hombre parece estar en racha. Participó en Aquaman (que ha recaudado más de 1000 millones), y aquí está otra vez con Rocky. Aunque siempre se le ha encasillado en el papel de matón hormonado, Dolph es un buen actor y buen currante.
Siempre se ha dicho que un buen villano hace buena una película, y en este caso la aparición del personaje que interpreta por segunda vez Lundgren será el eje de la cinta.
"En esta película Drago está desesperado, no le quedan muchas oportunidades para cumplir sus sueños y poder vengarse de Rocky, que es quien acabó con la vida que tenía, de Rusia, que le dio la espalda, y de Estados Unidos. Su hijo, un boxeador al que también entrena en el odio, es su última oportunidad", expresa el intérprete sueco.
Dolph saltó a la fama con Rocky IV, pero esta película también le encasilló. Apenas dijo unas pocas palabras. Solo sabía pegar (parecía). Y en esta nueva entrega no quería repetir ese mismo papel. La sombra del joven Ivan Drago le sobrevoló durante más de 3 décadas.
"Pens�� que me iban a utilizar solo para promocionar la película, como un reclamo. Que a nadie le preocupaba mucho mi interpretación o desarrollar a mi personaje en la película. Pensé que iba a ser como un trofeo. Pensaba que era mucho mejor dejar el personaje en los ochenta, con sus calzones carmesíes. Pero luego leí el guión y hablé con el director y me di cuenta de que era alguien que quería crear un personaje interesante. Que quería decir algo sobre la paternidad, que para mí es algo muy cercano, por motivos personales. Así que decidí hacerlo", cuenta ahora Lundgren.
En palabras del propio Dolph Lundgren:
«Tuve que luchar para evitar que cortaran diálogo. Sobre todo diálogo en el que se entiende quién es y lo que quiere el personaje. Si te fijas, a lo largo de la película tiene pocas oportunidades realmente de explicar de dónde viene el personaje. Básicamente, sólo tiene la oportunidad cuando va a buscar a Rocky a su restaurante. Esa escena se reescribió cinco o seis veces. En una de las ocasiones se eliminó diálogo que yo creía que era muy importante. Era lo que explicaba todo lo que le había ocurrido en el pasado para llegar a ese punto. Al principio, iba a ver sido mucho más conflictivo. Pero yo estaba convencido de que Rocky no podía saber por qué estaba allí, no se podía esperar la pelea. Tenía que saberlo por mí. En un momento se cambió y querían que llegaran a las manos. Y yo quería que fuera algo mucho más psicológico. Estuvimos discutiendo Stallone, el director y yo durante más de una hora en el set, repasando todas las notas»
«Al final Stallone aceptó la mayor parte de mis comentarios. El director se mantuvo al margen en esta ocasión. No quería involucrarse. Al final fue divertido. Stallone dijo: “Podemos rodar esta puta escena ya, como le gusta a Dolph”»
Este hombre parece estar en racha. Participó en Aquaman (que ha recaudado más de 1000 millones), y aquí está otra vez con Rocky. Aunque siempre se le ha encasillado en el papel de matón hormonado, Dolph es un buen actor y buen currante.
Siempre se ha dicho que un buen villano hace buena una película, y en este caso la aparición del personaje que interpreta por segunda vez Lundgren será el eje de la cinta.
"En esta película Drago está desesperado, no le quedan muchas oportunidades para cumplir sus sueños y poder vengarse de Rocky, que es quien acabó con la vida que tenía, de Rusia, que le dio la espalda, y de Estados Unidos. Su hijo, un boxeador al que también entrena en el odio, es su última oportunidad", expresa el intérprete sueco.
Dolph saltó a la fama con Rocky IV, pero esta película también le encasilló. Apenas dijo unas pocas palabras. Solo sabía pegar (parecía). Y en esta nueva entrega no quería repetir ese mismo papel. La sombra del joven Ivan Drago le sobrevoló durante más de 3 décadas.
"Pens�� que me iban a utilizar solo para promocionar la película, como un reclamo. Que a nadie le preocupaba mucho mi interpretación o desarrollar a mi personaje en la película. Pensé que iba a ser como un trofeo. Pensaba que era mucho mejor dejar el personaje en los ochenta, con sus calzones carmesíes. Pero luego leí el guión y hablé con el director y me di cuenta de que era alguien que quería crear un personaje interesante. Que quería decir algo sobre la paternidad, que para mí es algo muy cercano, por motivos personales. Así que decidí hacerlo", cuenta ahora Lundgren.
En palabras del propio Dolph Lundgren:
«Tuve que luchar para evitar que cortaran diálogo. Sobre todo diálogo en el que se entiende quién es y lo que quiere el personaje. Si te fijas, a lo largo de la película tiene pocas oportunidades realmente de explicar de dónde viene el personaje. Básicamente, sólo tiene la oportunidad cuando va a buscar a Rocky a su restaurante. Esa escena se reescribió cinco o seis veces. En una de las ocasiones se eliminó diálogo que yo creía que era muy importante. Era lo que explicaba todo lo que le había ocurrido en el pasado para llegar a ese punto. Al principio, iba a ver sido mucho más conflictivo. Pero yo estaba convencido de que Rocky no podía saber por qué estaba allí, no se podía esperar la pelea. Tenía que saberlo por mí. En un momento se cambió y querían que llegaran a las manos. Y yo quería que fuera algo mucho más psicológico. Estuvimos discutiendo Stallone, el director y yo durante más de una hora en el set, repasando todas las notas»
«Al final Stallone aceptó la mayor parte de mis comentarios. El director se mantuvo al margen en esta ocasión. No quería involucrarse. Al final fue divertido. Stallone dijo: “Podemos rodar esta puta escena ya, como le gusta a Dolph”»
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
1 de enero de 2019
38 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de la renovación sufrida por la saga de Rocky a manos de Ryan Coogler que en 2015 logró transformarle la cara a la franquicia con una muy buena película que abrió nuevas posibilidades para que la historia se siga expandiendo, llegamos a esta secuela que trae, entre otras cosas, uno de los más esperados reencuentros de la historia del cine,
Pero ahora para esta nueva entrega, la responsabilidad recae en Steven Caple Jr., un cambio que, si bien no logra hacer mella en la calidad de la película, si deja notoria constancia de que Coogler es ya un realizador consagrado y muy talentoso, quedando esto claro en dos aspectos, primero, la imposibilidad de sostener el ritmo de la película a lo largo del metraje y segundo, las peleas sobre el ring, las cuales dejaron de ser espectaculares y emocionantes y pasaron a ser muy ordinarias.
La historia sigue lo mostrado en la entrega anterior, Adonis Creed (Michael B. Jordan) se ha convertido en una importante figura mundial en el boxeo, por lo que el entrenador y exboxeador ruso Ivan Drago (Dolph Lundgren), quien hace más de treinta años mató en el ring al padre de Adonis, busca hacer crecer la carrera de su hijo Viktor Drago (Florian Munteanu) retando a Creed a aceptar defender su título frente a su hijo, y de paso recuperar un poco del prestigio perdido en su país luego de su derrota contra Rocky Balboa (Sylvester Stallone).
Cuando Rocky se niega a apoyarlo para dicha pelea, Adonis decide mudarse a Los Angeles para buscar impulsar la carrera como cantante de su esposa Bianca (Tessa Thompson) y contrata a un nuevo entrenador para buscar hacerle frente a una revancha personal y defender el legado de su padre.
Esta segunda película de ‘Creed’ y octava en la saga de ‘Rocky’ consigue ser una efectiva secuela, sin llegar al nivel de su predecesora, adicionando algunos momento dramáticos en los que afortunadamente la historia no recala más de lo debido, y sobre todo, el acierto en cuanto al tratamiento de los personajes que han sido traídos de vuelta a la ficción, como el famoso Ivan Drago de Rocky IV, que de ser casi un robot en aquella película, de la que se replican varios momentos, es ahora presentado de una manera mas humana, a lo que hay que añadir una sorpresivamente sólida y sobria interpretación a cargo de Lundgren, más otra reaparición sorpresa que es más conveniente no mencionar.
Así, ‘Creed II’ es una buena película que no consigue llegar a los altos niveles de su sucesora, pero cumple con el difícil reto de continuar positivamente esta historia, donde se echa en falta algún momento épico dentro del cuadrilátero, cinematográficamente hablando, y que terminar por dignificar a un personaje histórico dentro de la historia del cine como lo es Rocky y a su creador Stallone. Habrá que ver si acá termina todo o se sigue exprimiendo esta saga.
https://tantocine.com/creed-ii-defendiendo-el-legado-de-steven-caple-jr/
Pero ahora para esta nueva entrega, la responsabilidad recae en Steven Caple Jr., un cambio que, si bien no logra hacer mella en la calidad de la película, si deja notoria constancia de que Coogler es ya un realizador consagrado y muy talentoso, quedando esto claro en dos aspectos, primero, la imposibilidad de sostener el ritmo de la película a lo largo del metraje y segundo, las peleas sobre el ring, las cuales dejaron de ser espectaculares y emocionantes y pasaron a ser muy ordinarias.
La historia sigue lo mostrado en la entrega anterior, Adonis Creed (Michael B. Jordan) se ha convertido en una importante figura mundial en el boxeo, por lo que el entrenador y exboxeador ruso Ivan Drago (Dolph Lundgren), quien hace más de treinta años mató en el ring al padre de Adonis, busca hacer crecer la carrera de su hijo Viktor Drago (Florian Munteanu) retando a Creed a aceptar defender su título frente a su hijo, y de paso recuperar un poco del prestigio perdido en su país luego de su derrota contra Rocky Balboa (Sylvester Stallone).
Cuando Rocky se niega a apoyarlo para dicha pelea, Adonis decide mudarse a Los Angeles para buscar impulsar la carrera como cantante de su esposa Bianca (Tessa Thompson) y contrata a un nuevo entrenador para buscar hacerle frente a una revancha personal y defender el legado de su padre.
Esta segunda película de ‘Creed’ y octava en la saga de ‘Rocky’ consigue ser una efectiva secuela, sin llegar al nivel de su predecesora, adicionando algunos momento dramáticos en los que afortunadamente la historia no recala más de lo debido, y sobre todo, el acierto en cuanto al tratamiento de los personajes que han sido traídos de vuelta a la ficción, como el famoso Ivan Drago de Rocky IV, que de ser casi un robot en aquella película, de la que se replican varios momentos, es ahora presentado de una manera mas humana, a lo que hay que añadir una sorpresivamente sólida y sobria interpretación a cargo de Lundgren, más otra reaparición sorpresa que es más conveniente no mencionar.
Así, ‘Creed II’ es una buena película que no consigue llegar a los altos niveles de su sucesora, pero cumple con el difícil reto de continuar positivamente esta historia, donde se echa en falta algún momento épico dentro del cuadrilátero, cinematográficamente hablando, y que terminar por dignificar a un personaje histórico dentro de la historia del cine como lo es Rocky y a su creador Stallone. Habrá que ver si acá termina todo o se sigue exprimiendo esta saga.
https://tantocine.com/creed-ii-defendiendo-el-legado-de-steven-caple-jr/
7 de febrero de 2019
33 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que cuando vas a ver una película de rocky sabes lo que vas a ver... pero... cortaros un poquito. La película es continuamente forzada para que siga el guión establecido y perfectamente previsible. Y entre combates un culebrón familiar que ni en la peli de antena 3 los sábados por la tarde.
Iba con las expectativas bajas a pesar de que había visto la nota de un 7 de media y aún así he salido bastante decepcionado.
Continuo en spoiler:
Iba con las expectativas bajas a pesar de que había visto la nota de un 7 de media y aún así he salido bastante decepcionado.
Continuo en spoiler:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
9 de febrero de 2019
37 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
No todo vale. No es suficiente con coger un antiguo éxito para poder remozarlo y volver a pegar el pelotazo. No. Más que nada porque el público de hoy día está de sobra curtido en ver todo tipo de productos audiovisuales, y conseguir convencerlo de que está viendo algo de calidad, ya es una tarea dura, sobre todo, si la película no tiene calidad. Y desgraciadamente, todo lo andado con el reboot de la saga Rocky con la anterior "Creed", se ha ido al traste.
Y mira que argumentalmente había unos mimbres interesantes para poder haberle sacado partido al tema. Pero no: todo el estilo que demostró Ryan Coogler con la primera parte de "Creed", reinventando la franquicia creada por Stallone con la figura del hijo de Apollo Creed, Adonis Creed, como nuevo aspirante a campeón de boxeo fue realmente interesante, original, fresca, imaginativa, resolutiva, bien planteada, y lo que es mejor, rescatando todo lo mejor de la saga original. Pero claro, todo se debía a la excelente dirección y guión de la película -por cierto, aún no termino de entender cómo Coogler después de "Creed" dirigiera "Black Panther", para mi la peor película de superhéroes que he visto...-. En cambio en esta segunda parte, aunque se haya rescatado al personaje de Ivan Drago (recordemos, que mató al mismísimo Apollo Creed en "Rocky IV") y creado a la némesis perfecta para Adonis Creed -un hipermusculado Viktor Drago, hijo de Ivan Drago y muy encajado en la "nueva Rusia" y capaz de destronar al nuevo campeón...-, tras ese argumento hay muy poco: se llena de tópicos desde el minuto uno, y todo lo que vimos de original en la primera parte se vuelve a repetir casi paso por paso, resultando de todo punto previsible y aburrido.
Aunque el guión de esta segunda parte es de Stallone y de Coogler, se han dado varios pasos atrás en la historia, en el sentido que parece que estemos viendo un verdadero "deja-vu" de "Rocky IV": exactamente la misma estructura argumental que la saga, en la que el campeón lo tiene todo a su favor, luego todo en su contra, el entrenador -ahora es Rocky- no quiere volver a entrenarlo porque teme por la vida del boxeador... todo demasiado visto. Todo demasiado trillado, no hay nada nuevo. Y claro, después de haber visto cientos de películas de boxeadores, uno empieza a estar ya hartito.
Y hay otro factor importante: Steven Caple Jr. Desgraciadamente no tiene la experiencia ni el talento como realizador de Coogler, y lo que nos puede mostrar en las peleas o los entrenamientos ya está de sobra visto en este subgénero de cine pugilístico: mientras que en "Creed" había momentos de gran originalidad y lirismo -algunos recordando al mítico "Toro Salvaje" de Scorsese-, ahora parezca que estemos más en una retransmisión baratucha de un combate por la televisión. No hay magia -en ninguna de las peleas-, todo resulta muy plano. Y como dije antes, muy previsible, que es lo peor. No hay sorpresa alguna.
Quizás el único elemento que me gustó de la película son las interpretaciones de Stallone y de Lundgren, ambos retomando de manera crepuscular a los dos antaño rivales del ring que vuelven a encontrarse y a los que la vida les ha golpeado duro en uno u otro aspecto. Pero la parábola boxística de la vida en esta ocasión no está tan bien llevada como en la anterior película de Creed. Y es una pena, porque han tenido una buena oportunidad para seguir y cimentar la saga con un nuevo boxeador que parecía que tenía mucho que decir. Pero no, desgraciadamente, aunque no ha sido un K.O. en toda regla, la película ha perdido por puntos, por agotamiento, por desidia y por aburrimiento. En esta ocasión, Creed (y Rocky) han besado la lona.
Y mira que argumentalmente había unos mimbres interesantes para poder haberle sacado partido al tema. Pero no: todo el estilo que demostró Ryan Coogler con la primera parte de "Creed", reinventando la franquicia creada por Stallone con la figura del hijo de Apollo Creed, Adonis Creed, como nuevo aspirante a campeón de boxeo fue realmente interesante, original, fresca, imaginativa, resolutiva, bien planteada, y lo que es mejor, rescatando todo lo mejor de la saga original. Pero claro, todo se debía a la excelente dirección y guión de la película -por cierto, aún no termino de entender cómo Coogler después de "Creed" dirigiera "Black Panther", para mi la peor película de superhéroes que he visto...-. En cambio en esta segunda parte, aunque se haya rescatado al personaje de Ivan Drago (recordemos, que mató al mismísimo Apollo Creed en "Rocky IV") y creado a la némesis perfecta para Adonis Creed -un hipermusculado Viktor Drago, hijo de Ivan Drago y muy encajado en la "nueva Rusia" y capaz de destronar al nuevo campeón...-, tras ese argumento hay muy poco: se llena de tópicos desde el minuto uno, y todo lo que vimos de original en la primera parte se vuelve a repetir casi paso por paso, resultando de todo punto previsible y aburrido.
Aunque el guión de esta segunda parte es de Stallone y de Coogler, se han dado varios pasos atrás en la historia, en el sentido que parece que estemos viendo un verdadero "deja-vu" de "Rocky IV": exactamente la misma estructura argumental que la saga, en la que el campeón lo tiene todo a su favor, luego todo en su contra, el entrenador -ahora es Rocky- no quiere volver a entrenarlo porque teme por la vida del boxeador... todo demasiado visto. Todo demasiado trillado, no hay nada nuevo. Y claro, después de haber visto cientos de películas de boxeadores, uno empieza a estar ya hartito.
Y hay otro factor importante: Steven Caple Jr. Desgraciadamente no tiene la experiencia ni el talento como realizador de Coogler, y lo que nos puede mostrar en las peleas o los entrenamientos ya está de sobra visto en este subgénero de cine pugilístico: mientras que en "Creed" había momentos de gran originalidad y lirismo -algunos recordando al mítico "Toro Salvaje" de Scorsese-, ahora parezca que estemos más en una retransmisión baratucha de un combate por la televisión. No hay magia -en ninguna de las peleas-, todo resulta muy plano. Y como dije antes, muy previsible, que es lo peor. No hay sorpresa alguna.
Quizás el único elemento que me gustó de la película son las interpretaciones de Stallone y de Lundgren, ambos retomando de manera crepuscular a los dos antaño rivales del ring que vuelven a encontrarse y a los que la vida les ha golpeado duro en uno u otro aspecto. Pero la parábola boxística de la vida en esta ocasión no está tan bien llevada como en la anterior película de Creed. Y es una pena, porque han tenido una buena oportunidad para seguir y cimentar la saga con un nuevo boxeador que parecía que tenía mucho que decir. Pero no, desgraciadamente, aunque no ha sido un K.O. en toda regla, la película ha perdido por puntos, por agotamiento, por desidia y por aburrimiento. En esta ocasión, Creed (y Rocky) han besado la lona.
26 de enero de 2019
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me considero un fanático de la saga, por lo que mi opinión se centra en un punto de vista de una persona que va a ver esta película sin ningún tipo de expectativa ni nostalgia. Aunque es un film que ni muchísimo menos se puede catalogar como "malo", si que es cierto que comete errores que han hecho que durante la misma perdiese la atención en la trama. Un ritmo irregular, con picos de mucha intensidad y tramos que, aunque necesarios para comprender la situación de los personajes, se me hacen demasiado artificiales y lentos. Ritmo aparte, otra vez me he vuelto a encontrar con una película que repite el mismo guión tantas veces visto en otras; Una sensación constante de "ya he visto esta película antes y se lo que va a pasar" que a mi en lo personal me suele resultar muy molesta. He adivinado todos los sucesos de la película antes de que ocurrieran.
Pero no todo es malo, ni muchísimos menos. Como ya he comentado anteriormente, dentro de su irregularidad suceden momentos audio-visualmente espectaculares y que consiguen transmitir toda la adrenalina que poseen. Michael B. Jordan vuelve a presumir de un cuerpo que ya me gustaría a mi poseer aunque fuese solo por un día. Y Stallonne, ahora en un segundo plano más evidente, sigue teniendo ese aura inexplicable que pocos actores poseen para conectar con el público. Y hay que admitirlo, Viktor Drago (Florian Munteanu) es un monstruo del que no desearía recibir ni una palmada en la espalda por temas de salud.
Si, es una película entretenida, dentro de lo que cabe. Id sin miedo a verla, es de esas películas que solo puedes valorar a mejor.
Pero no todo es malo, ni muchísimos menos. Como ya he comentado anteriormente, dentro de su irregularidad suceden momentos audio-visualmente espectaculares y que consiguen transmitir toda la adrenalina que poseen. Michael B. Jordan vuelve a presumir de un cuerpo que ya me gustaría a mi poseer aunque fuese solo por un día. Y Stallonne, ahora en un segundo plano más evidente, sigue teniendo ese aura inexplicable que pocos actores poseen para conectar con el público. Y hay que admitirlo, Viktor Drago (Florian Munteanu) es un monstruo del que no desearía recibir ni una palmada en la espalda por temas de salud.
Si, es una película entretenida, dentro de lo que cabe. Id sin miedo a verla, es de esas películas que solo puedes valorar a mejor.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here