Noche en la ciudad
3.771
Cine negro. Drama. Thriller
Harry Fabian trabaja a comisión como gancho de un club, pero es ambicioso y sueña con hacerse independiente. Para conseguirlo no dudará en embaucar al campeón del mundo de lucha greco-romana para que se enfrente a su hijo Kristo, que controla la lucha en Londres. (FILMAFFINITY)
14 de enero de 2006
97 de 107 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la novela de Gerald Kersh, fue dirigida por Jules Dassin antes de ser sancionado por el ominoso Comité de Actividades Antiamericanas. Se rodó en London Film Studios, de Shapperton (RU) y en las calles de Londres.
La acción tiene lugar en los años posteriores a la II GM (1948/49). Narra la historia de un vividor nortreamericano, Harry Fabian (Richard Widmark), que lleva años en Londres (desde 1931). Trabaja a comisión como captador de clientes para un club nocturno, el Silver Fox Club, donde actúa como cantante su novia, Mary Bristol (Gene Tierney). Ambiciona encontrar la oportunidad de ganar mucho dinero y convertirse en persona influyente en el submundo de la noche londinense. Cuando cree haberla encontrado y trata de realizarla, los capos que dominan el imperio delictivo de la ciudad deciden eliminarle. La película, uno de los mejores films de Jules Dassin, aporta varias líneas de reflexión. En primer lugar, Fabian se mueve en busca de un golpe de fortuna impulsado por un deseo compulsivo de riqueza y poder. No actúa racionalmente, no tiene una estrategia, no dispone de recursos suficientes, sus aptitudes personales son limitadas. Las ambiciones le roen el alma y le mueve una fuerza irracional que no domina ni controla. Atrapado entre la ambición y la acción compulsiva, Harry se ve en la necesidad de embaucar, engañar, mentir, traicionar y agraviar, en una espiral que alcanza a todas sus amistades, incluída su novia Mary. El fracaso de su último, desesperado y torpe intento de ganar mucho dinero, le lleva a una huída desesperada, angustiosa, interminable y sobrehumana. Son éstas las secuencias más intensas y más emotivas de la obra. Pocas veces el cine ha captado mejor la persecución de un hombre vista desde la perspectiva de éste, sumido en el agotamiento, la soledad, el pánico, el terror y la desesperación.
La música, de Franz Waxman, aporta la emoción de una música orquestal con predominio del metal y el viento, que estremece con estrofas atonales y armonías distorsionadas, de gran efectividad. La fotografía utiliza encuadres similares a los de Welles. La cámara usa ángulos torturados, sombras inmensas, un claroscuro muy brillante y un dibujo neoexpresionista de gran belleza visual. El guión define muy bien la figura del protagonista y la de los personajes que pueblan su entorno. Mary es la única que encarna la bondad en un mundo de malvados. La interpretación de Widmark es una de las más sobresalientes de su carrera. Se acompañan excelentes vistas de Trafalgar Square, Picadilly Circus, etc. El director vuelca en la película el desconcierto, el aturdimiento y el dolor que invaden su espíritu por la obligada marcha de EEUU y las oscuras perspectivas del proceso político que se sigue contra él en la detestable "Caza de brujas".
Obra clásica del cine negro. Incluye una de las mejores y más trágicas secuencias de persecución de un hombre. Cine de la mejor calidad, hecho para degustar con parsimonia y deleite.
La acción tiene lugar en los años posteriores a la II GM (1948/49). Narra la historia de un vividor nortreamericano, Harry Fabian (Richard Widmark), que lleva años en Londres (desde 1931). Trabaja a comisión como captador de clientes para un club nocturno, el Silver Fox Club, donde actúa como cantante su novia, Mary Bristol (Gene Tierney). Ambiciona encontrar la oportunidad de ganar mucho dinero y convertirse en persona influyente en el submundo de la noche londinense. Cuando cree haberla encontrado y trata de realizarla, los capos que dominan el imperio delictivo de la ciudad deciden eliminarle. La película, uno de los mejores films de Jules Dassin, aporta varias líneas de reflexión. En primer lugar, Fabian se mueve en busca de un golpe de fortuna impulsado por un deseo compulsivo de riqueza y poder. No actúa racionalmente, no tiene una estrategia, no dispone de recursos suficientes, sus aptitudes personales son limitadas. Las ambiciones le roen el alma y le mueve una fuerza irracional que no domina ni controla. Atrapado entre la ambición y la acción compulsiva, Harry se ve en la necesidad de embaucar, engañar, mentir, traicionar y agraviar, en una espiral que alcanza a todas sus amistades, incluída su novia Mary. El fracaso de su último, desesperado y torpe intento de ganar mucho dinero, le lleva a una huída desesperada, angustiosa, interminable y sobrehumana. Son éstas las secuencias más intensas y más emotivas de la obra. Pocas veces el cine ha captado mejor la persecución de un hombre vista desde la perspectiva de éste, sumido en el agotamiento, la soledad, el pánico, el terror y la desesperación.
La música, de Franz Waxman, aporta la emoción de una música orquestal con predominio del metal y el viento, que estremece con estrofas atonales y armonías distorsionadas, de gran efectividad. La fotografía utiliza encuadres similares a los de Welles. La cámara usa ángulos torturados, sombras inmensas, un claroscuro muy brillante y un dibujo neoexpresionista de gran belleza visual. El guión define muy bien la figura del protagonista y la de los personajes que pueblan su entorno. Mary es la única que encarna la bondad en un mundo de malvados. La interpretación de Widmark es una de las más sobresalientes de su carrera. Se acompañan excelentes vistas de Trafalgar Square, Picadilly Circus, etc. El director vuelca en la película el desconcierto, el aturdimiento y el dolor que invaden su espíritu por la obligada marcha de EEUU y las oscuras perspectivas del proceso político que se sigue contra él en la detestable "Caza de brujas".
Obra clásica del cine negro. Incluye una de las mejores y más trágicas secuencias de persecución de un hombre. Cine de la mejor calidad, hecho para degustar con parsimonia y deleite.
16 de diciembre de 2006
40 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
De una fuerza y vigor extraordinario. La acción se desarrolla en el Londres de la postguerra en los ambientes de los garitos nocturnos y las apuestas. Dura, axfisiante, claustrofóbica, intensa, sin concesiones. Luego de rodar en los Estados Unidos películas del calibre de la carcelaria Brute Force o Ciudad desnuda, con esta película comienza a rodar lejos de Hollywood, alcanzado por la ignonimia de la caza de brujas, y con títulos del calibre de Rififí.
La película, desde la primera escena, disecciona la vida de un perdedor a la espera de un golpe de fortuna sobrepasado por su propio destino a través de una mirada absolutamente desesperanzada a un ritmo frenético y angustiante. En un mundo de chacales y traiciones donde sólo algún personaje ofrece algún trazo de humanidad, entendida en el buen sentido, Los personajes de Gene Tierney, Hugh Marlowe o la vieja amiga. El final ascético y sin concesiones.
Al lado de las caras conocidas de Hollywood: Widmark y Tierney, siempre maravillosos, o un todoterreno como Paul Mazursky, destacar intérpretes tan característicos del cine británico, como Francis L. Sullivan, el malo malísimo director del ospicio de Oliver Twist, o Herbert Lom, tan reconocible como jefe de Peter Sellers en la saga de la Pantera Rosa.
La película, desde la primera escena, disecciona la vida de un perdedor a la espera de un golpe de fortuna sobrepasado por su propio destino a través de una mirada absolutamente desesperanzada a un ritmo frenético y angustiante. En un mundo de chacales y traiciones donde sólo algún personaje ofrece algún trazo de humanidad, entendida en el buen sentido, Los personajes de Gene Tierney, Hugh Marlowe o la vieja amiga. El final ascético y sin concesiones.
Al lado de las caras conocidas de Hollywood: Widmark y Tierney, siempre maravillosos, o un todoterreno como Paul Mazursky, destacar intérpretes tan característicos del cine británico, como Francis L. Sullivan, el malo malísimo director del ospicio de Oliver Twist, o Herbert Lom, tan reconocible como jefe de Peter Sellers en la saga de la Pantera Rosa.
5 de octubre de 2011
34 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de auténtico arte en blanco y negro, con un Richard Widmark actuando a un nivel impresionante desde el inicio hasta el fin, en una de las mejores interpretaciones de toda su carrera.
Cuenta la historia de un vividor de poca monta, el típico sujeto que devora la vida sin digerirla, para lo cual estafa, miente y corre sin parar en busca de un golpe de suerte que lo eleve al nivel del negociazo exitoso y el dinero fácil o a lo grande. Un hombre impulsivo, locuaz, codicioso, narcisista. El protagonista es todo esto y más, porque como habitual tipo "siete" de la clasificación eneagramática, condimenta la realidad presente con sus fantasías demasiado optimistas de lo que será; "un artista sin arte" (como lo define un vecino) al que no le asusta iniciar un negocio, una acción o un nuevo proyecto y embarcar en él a otros aunque sea engañándoles, sacándoles un anticipo sin temor a devolverlo, rompiendo cualquier palabra dada, incluso matando las ilusiones de personas que confían en él o le aprecian de verdad.
El protagonista es un clásico tipo "siete" del eneagrama, estupendamente descrito en su idiosincrasia existencial, siempre presto a crear fantasías positivas sobre el futuro y pretender que son reales y se realizarán en un abrir y cerrar de ojos. ¿Por qué? Porque lo suyo es vivir sin querer pasar por los trabajosos, pacientes y aburridos paso a paso, día a día; prefieren sin ningún lugar a dudar pegar o dar "pelotazos".
Cualquiera que se ponga en el camino de un tipo falto de autodisciplina, con mentalidad fantasiosa e infantil en cuerpo de adulto, es decir el "siete" que en este filme inmortaliza a la perfección el genial Richard Widmark, sufrirá mucho, máxime si es alguien que lo ama, (caso de su mujer en la historia, interpretada por Gene Tierney).
Por lo general esta clase de individuos "siete" suelen ser carismáticos, guapos, simpáticos, encantadores, persuasivos, seductores, charlatanes; pero la línea entre la realidad y la fantasía la confunden obsesionadamente con visiones grandiosas que a menudo inflan hasta explotarle en plena cara; irresponsables ante sus propias acciones o conductas que no comprenden ni aceptan salvo que el porrazo o la bofetada existencial sea durísima. Sin embargo, todo lo dicho no quita que también los "siete" tengan su lado bueno, su nobleza de corazón, sus grandes acciones expiatorias con las que son capaces de enmendar en un instante una larga senda de errores y obtener la acogida del mismísimo cielo.
Fej Delvahe
Cuenta la historia de un vividor de poca monta, el típico sujeto que devora la vida sin digerirla, para lo cual estafa, miente y corre sin parar en busca de un golpe de suerte que lo eleve al nivel del negociazo exitoso y el dinero fácil o a lo grande. Un hombre impulsivo, locuaz, codicioso, narcisista. El protagonista es todo esto y más, porque como habitual tipo "siete" de la clasificación eneagramática, condimenta la realidad presente con sus fantasías demasiado optimistas de lo que será; "un artista sin arte" (como lo define un vecino) al que no le asusta iniciar un negocio, una acción o un nuevo proyecto y embarcar en él a otros aunque sea engañándoles, sacándoles un anticipo sin temor a devolverlo, rompiendo cualquier palabra dada, incluso matando las ilusiones de personas que confían en él o le aprecian de verdad.
El protagonista es un clásico tipo "siete" del eneagrama, estupendamente descrito en su idiosincrasia existencial, siempre presto a crear fantasías positivas sobre el futuro y pretender que son reales y se realizarán en un abrir y cerrar de ojos. ¿Por qué? Porque lo suyo es vivir sin querer pasar por los trabajosos, pacientes y aburridos paso a paso, día a día; prefieren sin ningún lugar a dudar pegar o dar "pelotazos".
Cualquiera que se ponga en el camino de un tipo falto de autodisciplina, con mentalidad fantasiosa e infantil en cuerpo de adulto, es decir el "siete" que en este filme inmortaliza a la perfección el genial Richard Widmark, sufrirá mucho, máxime si es alguien que lo ama, (caso de su mujer en la historia, interpretada por Gene Tierney).
Por lo general esta clase de individuos "siete" suelen ser carismáticos, guapos, simpáticos, encantadores, persuasivos, seductores, charlatanes; pero la línea entre la realidad y la fantasía la confunden obsesionadamente con visiones grandiosas que a menudo inflan hasta explotarle en plena cara; irresponsables ante sus propias acciones o conductas que no comprenden ni aceptan salvo que el porrazo o la bofetada existencial sea durísima. Sin embargo, todo lo dicho no quita que también los "siete" tengan su lado bueno, su nobleza de corazón, sus grandes acciones expiatorias con las que son capaces de enmendar en un instante una larga senda de errores y obtener la acogida del mismísimo cielo.
Fej Delvahe
16 de junio de 2008
30 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
134/03(01/06/08) Uno de los crímenes más grandes de la historia en el cine fue "la caza de brujas" que obligó a cineastas como Jules Dassin a salir de su hábitat natural, Hollywood, esta persecución ha hecho que pocos, fuera de los cinéfilos los que han oido hablar de él, pero como a los grandes no se les puede encadenar, siguió ofreciéndonos clases de dirección en su exilio. "Noche en la ciudad" es buena muestra de ello, una de las mejores muestras del cine negro, con un guión que daba para poco, con poco presupuesto, lo exprime hasta convertirlo en un lujo, en algo que deberían enseñar en las clases a director, Dassin nos muestra en pocos minutos la radiografía de todos los personajes, sobre todo al perdedor protagonista, un vitalista Fabian-Widmark, se pasa todo el film perseguiendo un sueño. Widmark nunca ha estado mejor, encarna al perdedor que todos llevamos dentro de un modo magistral, un tipo que engaña, roba, un tipo despreciable pero que en la piel de Richard consigue que sintamos lástima por él. No puedo olvidarme de la maravillosa fotografía de Londres, ni de su deliciosa banda sonora. Recomendable a todos los amantes del Gran Cine. Fuerza y honor!!!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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31 de mayo de 2008
28 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Harry Fabián (Richard Widmark) retrató al perfecto perdedor en esta gran obra de cine negro maravillosamente orquestada por Jules Dassin. Fabián se pasa la película huyendo de sus enemigos, corre y corre como un perdedor.
Fabian es un asalariado de un club de noche donde trabaja su novia cantando. Su labor consiste en captar clientes de otros locales para llevarlos al suyo. Su trabajo se le da bien, pero él siempre ha aspirado a más, y en sus aspiraciones es cuando este carismático granuja es cuando se pierde y acaba huyendo de los demás.
Fabian cree haber encontrado el negocio del siglo siendo promotor de lucha grecorromana, pero en Londres ya hay un promotor, Kristo (Herbert Lom), quien intentará hundir el negocio de Fabian. Por un momento parece que nuestro protagonista tiene la sartén por el mango, y ya no va a seguir huyendo, pero en el fondo el espectador sabe que Harry Fabian es el retrato de un perdedor. Un final grandioso lleno de emociones. Muy buen film.
Fabian es un asalariado de un club de noche donde trabaja su novia cantando. Su labor consiste en captar clientes de otros locales para llevarlos al suyo. Su trabajo se le da bien, pero él siempre ha aspirado a más, y en sus aspiraciones es cuando este carismático granuja es cuando se pierde y acaba huyendo de los demás.
Fabian cree haber encontrado el negocio del siglo siendo promotor de lucha grecorromana, pero en Londres ya hay un promotor, Kristo (Herbert Lom), quien intentará hundir el negocio de Fabian. Por un momento parece que nuestro protagonista tiene la sartén por el mango, y ya no va a seguir huyendo, pero en el fondo el espectador sabe que Harry Fabian es el retrato de un perdedor. Un final grandioso lleno de emociones. Muy buen film.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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