Paradise Lost: Asesinato en Robin Hood HillsDocumental
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Documental
Paradise Lost narra la historia real del asesinato y tortura de tres niños en Robin Hood Hills, un pequeño pueblo de Arkansas. El horripilante asesinato parece tener connotaciones satánicas y conduce a juicio a tres muchachos "distintos"... (FILMAFFINITY)
5 de marzo de 2010
47 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que este documental da para mucho debate del estilo qué injusticia, que si la Ámerica profunda, que si la incultura, que si patatín que si patatán.
No me interesa esa parte. Las reacciones, opiniones, indignaciones, en definitiva juicios gratuitos como el que se intenta criticar son un contrasentido. Injusticias hay aquí y en La Haya, es algo connatural al ser humano. La cultura o incultura no te hace mejor o peor persona. Y no creo que un paleto de Arkansas sea inferior a un violoncelista de Viena, también es un prejuicio.
Lo realmente magistral de este documental es el montaje. Son horas y horas de filmación en directo de un caso. Desde que se descubren los asesinatos hasta que juzgan a los tres acusados. Con ese material, en directo recordemos, han logrado hacer un documental que más bien parece una película. Las personas parecen personajes, y algunos vaya personajes.
Mientras lo estás viendo no te lo llegas a creer del todo, te da la sensación que son actores porque es demasiado cinematográfico todo. Hay giros de guión muy buenos, pero es que... ¡no hay guión!
Luego está la parte macabra. Ojo, porque en el juicio no ahorran imágenes de mutilaciones de niños, discusiones sobre satanismo, testimonios forenses sobre torturas, etc.
Hay una segunda parte, que pierde toda la frescura ya que comprensiblemente la mayoría de implicados no dio permiso para que les filmasen, y se convierte en el típico documental que se autoalimenta a mayor gloria de los realizadores. No como aquí, que se esconden.
En resumen, que sin quererlo les ha salido una estupenda película aunque sea un documental.
No me interesa esa parte. Las reacciones, opiniones, indignaciones, en definitiva juicios gratuitos como el que se intenta criticar son un contrasentido. Injusticias hay aquí y en La Haya, es algo connatural al ser humano. La cultura o incultura no te hace mejor o peor persona. Y no creo que un paleto de Arkansas sea inferior a un violoncelista de Viena, también es un prejuicio.
Lo realmente magistral de este documental es el montaje. Son horas y horas de filmación en directo de un caso. Desde que se descubren los asesinatos hasta que juzgan a los tres acusados. Con ese material, en directo recordemos, han logrado hacer un documental que más bien parece una película. Las personas parecen personajes, y algunos vaya personajes.
Mientras lo estás viendo no te lo llegas a creer del todo, te da la sensación que son actores porque es demasiado cinematográfico todo. Hay giros de guión muy buenos, pero es que... ¡no hay guión!
Luego está la parte macabra. Ojo, porque en el juicio no ahorran imágenes de mutilaciones de niños, discusiones sobre satanismo, testimonios forenses sobre torturas, etc.
Hay una segunda parte, que pierde toda la frescura ya que comprensiblemente la mayoría de implicados no dio permiso para que les filmasen, y se convierte en el típico documental que se autoalimenta a mayor gloria de los realizadores. No como aquí, que se esconden.
En resumen, que sin quererlo les ha salido una estupenda película aunque sea un documental.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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9 de marzo de 2010
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
El 5 de mayo de 1993 se encontraron en West Memphis, Arkansas, los cuerpos de tres niños salvajemente golpeados y mutilados.
Durante la investigación en el lugar del crimen, se empezó a especular sobre quien podría haber llevado a cabo una atrocidad sin parangón en la historia de aquel tranquilo pueblo norteamericano. Un oficial de libertad condicional llamó la atención sobre un chico llamado Damien Echols, cuyos sospechosísimos rasgos se resumían en que vestía camisetas de grupos de heavy y mostraba una personalidad huraña y poco comunicativa.
Por su cuenta y riesgo, la policía local decidió que tanto Echols como dos amigos suyos, Jessie Misskelley Junior y Jason Baldwin habían asesinado a los niños en el trascurso de un supuesto ritual satánico.
A partir de este punto y si se tiene interés en ver el documental "Paradise Lost: The Child Murders at Robin Hood Hills", recomiendo que no se busque en internet lo que sucedió durante la investigación y los juicios. ¿El motivo?
Bien, este documental de la HBO recoge el caso desde el descubrimiento de los cuerpos hasta la resolución en una progresión narrativa que revela la información tal y como debió de ser desgranada en su momento. Por lo que si no se conoce el caso de los Tres de Memphis, las dos horas y pico que dura el filme son, además de un retrato detallista y reflexivo sobre unos sucesos abominables, una interesantísima historia de intriga judicial y policial.
Está un poco lastrada por la parte testimonial, que es reiterativa en algunos tramos y le hubiera venido bien algún corte durante la parte de los juicios, pero aún así la propuesta resulta sólida y atractiva y propone una cruda reflexión sobre los peligros de la paranoia social ante aquellos que se muestran sólo un poco distintos al resto.
Mención aparte merece la banda sonora, que empieza con el "Sanitarium (Welcome Home)" de Metallica, nada menos y deja caer la extraordinaria "Orion" y la no menos acojonante "Call of Ktulu".
Y no se escucha, pero se siente palpable, la definitiva "...And justice for all"...
Durante la investigación en el lugar del crimen, se empezó a especular sobre quien podría haber llevado a cabo una atrocidad sin parangón en la historia de aquel tranquilo pueblo norteamericano. Un oficial de libertad condicional llamó la atención sobre un chico llamado Damien Echols, cuyos sospechosísimos rasgos se resumían en que vestía camisetas de grupos de heavy y mostraba una personalidad huraña y poco comunicativa.
Por su cuenta y riesgo, la policía local decidió que tanto Echols como dos amigos suyos, Jessie Misskelley Junior y Jason Baldwin habían asesinado a los niños en el trascurso de un supuesto ritual satánico.
A partir de este punto y si se tiene interés en ver el documental "Paradise Lost: The Child Murders at Robin Hood Hills", recomiendo que no se busque en internet lo que sucedió durante la investigación y los juicios. ¿El motivo?
Bien, este documental de la HBO recoge el caso desde el descubrimiento de los cuerpos hasta la resolución en una progresión narrativa que revela la información tal y como debió de ser desgranada en su momento. Por lo que si no se conoce el caso de los Tres de Memphis, las dos horas y pico que dura el filme son, además de un retrato detallista y reflexivo sobre unos sucesos abominables, una interesantísima historia de intriga judicial y policial.
Está un poco lastrada por la parte testimonial, que es reiterativa en algunos tramos y le hubiera venido bien algún corte durante la parte de los juicios, pero aún así la propuesta resulta sólida y atractiva y propone una cruda reflexión sobre los peligros de la paranoia social ante aquellos que se muestran sólo un poco distintos al resto.
Mención aparte merece la banda sonora, que empieza con el "Sanitarium (Welcome Home)" de Metallica, nada menos y deja caer la extraordinaria "Orion" y la no menos acojonante "Call of Ktulu".
Y no se escucha, pero se siente palpable, la definitiva "...And justice for all"...
1 de abril de 2012
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este film es historia viva del documental. El juez del caso de los tres de Memphis declaró años después que dejó que se grabara todo porque ninguna parte puso objeción alguna, pero en vista de la repercusión que tuvo, se arrepentía.
Y es que gracias a este documental la sociedad americana se concienció de lo peligroso que resulta tener un jurado popular cuando existe una necesidad urgente de justicia.
Una oportunidad única de ver cómo policía, jueces, fiscales y abogados desempeñan su labor.
Y es que gracias a este documental la sociedad americana se concienció de lo peligroso que resulta tener un jurado popular cuando existe una necesidad urgente de justicia.
Una oportunidad única de ver cómo policía, jueces, fiscales y abogados desempeñan su labor.
31 de enero de 2021
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
29/29(26/01/21) Gran documental cumple ahora 25 años de su estreno en la HBO, enmarcado en el sub género ‘true crime’, resulta antecedente del homérico “Making a murderer” (2015), teniendo los dos trabajos muchos puntos en común. Dirigido, producido y editado por Joe Berlinger y Bruce Sinofsky sobre los juicios de ‘West Memphis Three’, donde tres jóvenes adolescentes fueron acusados de los asesinatos y mutilación sexual de tres niños como parte de un supuesto ritual satánico. La noche del 5 de mayo de 1993, tres niños de ocho años, Steven Branch, Christopher Byers y Michael Moore, fueron torturados y asesinados en Robin Hood Hills-West Memphis-Arkansas. La policía tardó un mes en realizar los arrestos de los sospechosos, Jessie Misskelly, de 17 años; Damien Echols, 18 años; y Jason Baldwin, de 16 años. La cinta documenta los eventos siguieron a los mencionados arrestos. Los directores tuvieron gran acceso a todos los lados, entrevistando a numerosas personas relacionadas con el caso, incluidos padres de las víctimas, padres de los acusados, miembros del de Policía de West Memphis y los acusados involucrados en el juicio, asistimos a las estrategias de los abogados defensores. Berlinger y Sinofsky no se filman ellos mismos, y el diálogo lo proporciona el entrevistado, en lugar de utilizar un formato de "preguntas y respuestas", ello con el añadido de insertos sobreimpresionados para alguna elipsis. Le siguieron dos secuelas, también realizadas por Berlinger y Sinofsky, siguieron la evolución del caso a lo largo de los años: Paradise Lost 2: Revelations en 2000 y Paradise Lost 3: Purgatory en 2011. Primera vez la banda de heavy metal Metallica autorizó su música se usara en una película, el grupo favorito de uno de los acusados, Damien Echols, empieza con el "Sanitarium (Welcome Home)" de Metallica. Joe Berlinger y Bruce Sinofsky consiguieron lo que todo documentalista aspira, y es que su trabajo trascienda, y es que su labor hizo que hubiera una campaña a favor de los acusados y la revisión de su caso.
Retrato de una comunidad cerril, emite prejuicios por como vistes, te peinas, la música que escuchas o los libros que lees, microcosmos fundamentalista cristiano intolerante al diferente, y ello atomizado por amarillismo de una prensa ávida de crear monstruos de los que retroalimentarse. Ello narrado con tremendo vigor por mor de un magistral montaje que va de un lado a otro con enorme fluidez, con agilidad narrativa, cual thriller apasionante que te atrapa en las malsanas redes de una microsociedad de la América profunda. El éxito del documental radica en que se convierte en un alegato contra las grietas en los sistemas judiciales por donde se cuelan los prejuicios sociales.
Comienza de modo impactante no apto a sensibles, mediante video policial nos situamos en el escenario del crimen con aun los cadáveres desnudos en el suelo como fueron descubiertos, ello en medio de un bosque en la orilla de un río, y como escuchamos que todo el macabro infanticidio se asocia a ritos satánicos de sacrificios humanos. El primer tramo se centra en cómo se llegó a los acusados. Partiendo de un oficial de libertad condicional que puso tras la pista a la policía de un chico llamado Damien Wayne Echols, que vestía camisetas de grupos de heavy, tenía personalidad gótica, y era aficionado a religión Wicca, y con este gran indicio (ataque de cinismo!), la policía local lo detiene junto a sus dos mejores amigos, Jason Baldwin y Jessie Misskelley Junior, y tras un controvertido interrogatorio a este último los detienen acusándolos de asesinar a los críos durante un ritual satánico.
Primero tenemos el juicio a Jessie Misskelly, se separó de los otros por haber habido confesión previa, la única prueba para acusar a los otros dos. Jessie es un joven con taras mentales, tiene coeficiente intelectual de 72, fue acosado durante 10 horas por interrogadores que pusieron palabras en su boca (recuerda al interrogatorio al sobrino de Steve Avery del mencionado “Making a murderer”), presionándolo, cuando su supuesta confesión está llena de incongruencias, alteraciones sobre la marcha. Misskelley se retractó de su confesión, de la cual oh, sorpresa! No hay apenas grabaciones. Jessie Misskelley fue condenado a cadena perpetua. A Jessie se le ofreció una sentencia reducida si testificaba en el juicio de los otros dos adolescentes en su contra, pero se negó. Su madre le dijo que estaría sentada en la sala del tribunal y no quería escucharlo mentir.
Segunda parte entra en el juicio compartido de Echols y Baldwin. Se desmenuzan agujeros y lagunas del caso de acusación contra ambos. La fiscalía presenta a un (presunto) experto en ciencias ocultas, aportado todo un conjunto de boutades ridículas. Tras lo que el abogado defensor le cuestiona sobre porque es un ‘experto’, y resulta su ‘sabiduría’ le viene de un cursillo por correo donde nunca hizo examen alguno o trabajo alguno para el mismo (¿?), y sin embargo el juez rechaza una moción para desestimar el testimonio, según el magistrado no necesitas títulos de educación para ser un experto en algunas cosas (¿?), tremenda indefensión; Un forense testifica le sería muy difícil (siendo benévolos) acometer las mutilaciones, y menos dentro del agua, solo se puede intentar con un bisturí, y menos en la oscuridad se supone se hizo. Por no hablar de que nadie encontró evidencia de donde está la cantidad de sangre que debió salir de los niños en las aberraciones, no hay respuesta. Lo que queda es que no fueron asesinados allí; Hay testigos que dicen haber escuchado hablar a Echols de que asesinó a los tres niños y que lo volvería a hacer, y de gente tan fiable que ni lo conocían y lo escucharon de pasada (¿?), hay otro en la cárcel dice se lo contó la segunda vez que habló con él, cuando hay buen funcionario de la prisión dice que lo iba a contar para tener privilegios, pero no le dejan testificar (¿?);...
Retrato de una comunidad cerril, emite prejuicios por como vistes, te peinas, la música que escuchas o los libros que lees, microcosmos fundamentalista cristiano intolerante al diferente, y ello atomizado por amarillismo de una prensa ávida de crear monstruos de los que retroalimentarse. Ello narrado con tremendo vigor por mor de un magistral montaje que va de un lado a otro con enorme fluidez, con agilidad narrativa, cual thriller apasionante que te atrapa en las malsanas redes de una microsociedad de la América profunda. El éxito del documental radica en que se convierte en un alegato contra las grietas en los sistemas judiciales por donde se cuelan los prejuicios sociales.
Comienza de modo impactante no apto a sensibles, mediante video policial nos situamos en el escenario del crimen con aun los cadáveres desnudos en el suelo como fueron descubiertos, ello en medio de un bosque en la orilla de un río, y como escuchamos que todo el macabro infanticidio se asocia a ritos satánicos de sacrificios humanos. El primer tramo se centra en cómo se llegó a los acusados. Partiendo de un oficial de libertad condicional que puso tras la pista a la policía de un chico llamado Damien Wayne Echols, que vestía camisetas de grupos de heavy, tenía personalidad gótica, y era aficionado a religión Wicca, y con este gran indicio (ataque de cinismo!), la policía local lo detiene junto a sus dos mejores amigos, Jason Baldwin y Jessie Misskelley Junior, y tras un controvertido interrogatorio a este último los detienen acusándolos de asesinar a los críos durante un ritual satánico.
Primero tenemos el juicio a Jessie Misskelly, se separó de los otros por haber habido confesión previa, la única prueba para acusar a los otros dos. Jessie es un joven con taras mentales, tiene coeficiente intelectual de 72, fue acosado durante 10 horas por interrogadores que pusieron palabras en su boca (recuerda al interrogatorio al sobrino de Steve Avery del mencionado “Making a murderer”), presionándolo, cuando su supuesta confesión está llena de incongruencias, alteraciones sobre la marcha. Misskelley se retractó de su confesión, de la cual oh, sorpresa! No hay apenas grabaciones. Jessie Misskelley fue condenado a cadena perpetua. A Jessie se le ofreció una sentencia reducida si testificaba en el juicio de los otros dos adolescentes en su contra, pero se negó. Su madre le dijo que estaría sentada en la sala del tribunal y no quería escucharlo mentir.
Segunda parte entra en el juicio compartido de Echols y Baldwin. Se desmenuzan agujeros y lagunas del caso de acusación contra ambos. La fiscalía presenta a un (presunto) experto en ciencias ocultas, aportado todo un conjunto de boutades ridículas. Tras lo que el abogado defensor le cuestiona sobre porque es un ‘experto’, y resulta su ‘sabiduría’ le viene de un cursillo por correo donde nunca hizo examen alguno o trabajo alguno para el mismo (¿?), y sin embargo el juez rechaza una moción para desestimar el testimonio, según el magistrado no necesitas títulos de educación para ser un experto en algunas cosas (¿?), tremenda indefensión; Un forense testifica le sería muy difícil (siendo benévolos) acometer las mutilaciones, y menos dentro del agua, solo se puede intentar con un bisturí, y menos en la oscuridad se supone se hizo. Por no hablar de que nadie encontró evidencia de donde está la cantidad de sangre que debió salir de los niños en las aberraciones, no hay respuesta. Lo que queda es que no fueron asesinados allí; Hay testigos que dicen haber escuchado hablar a Echols de que asesinó a los tres niños y que lo volvería a hacer, y de gente tan fiable que ni lo conocían y lo escucharon de pasada (¿?), hay otro en la cárcel dice se lo contó la segunda vez que habló con él, cuando hay buen funcionario de la prisión dice que lo iba a contar para tener privilegios, pero no le dejan testificar (¿?);...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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29 de septiembre de 2021
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1993, en West Memphis, se produjo un crimen abominable, el asesinato a golpes de tres niños de sólo ocho años, Christopher Byers, Steven Branch y Michael Moore, cuyos cuerpos encontraron desnudos y mutilados.
En el documental no se omiten estas imágenes, muy duras. Aborda todo lo que fue ocurriendo en el caso y lo cuenta a través de los protagonistas e implicados, de forma dinámica y ofreciendo aquello que se sabía en cada momento.
La policia acabó deteniendo a tres adolescentes, Damien Echols, Jason Baldwin y Jessie Misskelley, y si no se conoce la historia en particular, es mejor ver el documental antes e ir descubriendo lo sucedido.
En el documental no se omiten estas imágenes, muy duras. Aborda todo lo que fue ocurriendo en el caso y lo cuenta a través de los protagonistas e implicados, de forma dinámica y ofreciendo aquello que se sabía en cada momento.
La policia acabó deteniendo a tres adolescentes, Damien Echols, Jason Baldwin y Jessie Misskelley, y si no se conoce la historia en particular, es mejor ver el documental antes e ir descubriendo lo sucedido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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