Irregular poliziottesco con su policía harto de las corruptelas, su organización criminal con contactos en las altas esferas, sus ricachones degenerados, su tono áspero, sus persecuciones motorizadas y su buena cantidad de escenas violentas. En este caso tenemos a Franco Nero como el madero que trata de dar caza a una organización mafiosa que va matando a todo el que se pone por delante para no dejar cabos sueltos, y a Fernando Rey como un viejo criminal de vuelta de todo que le ayudará para hacer la puñeta a los que quieren quitarle el sitio. Y tenemos también malos muy malos, escenas de acción y violencia bastante potentes, diálogos ácidos, en fin lo que cabe esperar de una película de este (sub)género.

Las interpretaciones son correctas, la música es pegadiza, el guión tiene giros interesantes pero se va volviendo un tanto confuso a medida que avanza el metraje, la fotografía de Alejandro Ulloa (acreditado como Alessandro, sería para que pareciese italiano de pura cepa) es buena, y la dirección de Castellari da la de cal y la de arena: a veces acierta como en las escenas de acción (persecuciones, tiroteos) que están bastante bien rodadas, y a veces se mete en berenjenales de los que no sale bien parado (atropellos donde el muñeco de plástico canta en exceso, uso de la cámara lenta sin venir a cuento, planos que se cortan y se repiten sin ton ni son, un uso de la cámara a ratos un poco mareante).

No es de lo mejor del subgénero, pero tiene buenos momentos y en líneas generales resulta bastante entretenida.