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Voto de Miquel:
6
6,2
1 610
Musical. Drama
Primer film sonoro. La Warner Bros. Pictures, que por entonces pasaba problemas financieros, fue el primer estudio en sacar un filme sonoro, que alternaba la voz y canciones de Al Jolson con subtítulos. Por supuesto, e independientemente de la calidad artística del filme, se convirtió en un gran éxito de taquilla. (FILMAFFINITY)
11 de septiembre de 2012
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primer largometraje que incorpora el sonoro, si bien lo hace de modo parcial ya que solo incluye el sonido en la interpretación de las canciones y en unas pocas palabras que pone en boca del protagonista. El realizador es Alan Crosland (1894-1936) (“Don Juan”, 1928). El guión, de Alfred A. Cohn, con títulos de Jack Jamunth, adapta el relato breve “The Day of Atonement” (1922), basado en la vida de Al Jolson, y la obra de teatro “The Jazz Singer” (1925), de Samson Raphaelson. Se rueda en escenarios naturales de NY, San Francisco, Chastswort (L.A.) e Iverson Ranch (Hollywood) y en los platós de KTLA Studios (Hollywood) y Warner Bros. Studios (Hollywood, L.A., CA), con un presupuesto de 422.000 USD. Obtiene un Oscar honorífico en reconocimiento de la aportación del film al cine y una nominación al Oscar al mejor guión adaptado. En 1996 es distinguido con el premio de preservación por el Nacional Film Registry. Producido por Warner Bros. y The Vitaphone Corporation para Warner Pictures, se proyecta por primera vez en público el 6-X-1927 en sesión de preestreno (NYC, NY).
La acción dramática tiene lugar en NYC (NY), Londres y Chicago entre 1907/08 y 1927. El cantante de jazz Jack Robin/Jackie Rabinowitz (Jolson) es hijo único del cantor Rabinowitz (Oland) de himnos y plegarias de la sinagoga del barrio judío de NYC. Heredó la ocupación de su padre y este del suyo hasta cinco generaciones. Sara Rabinowitz (Besserer) es la madre sacrificada y afectuosa, que mantiene con el hijo una intensa relación de amor materno-filial. Moisha Yudelson (Lederer) es el mejor amigo del padre. Mary Dale (McAvoy) es una joven bailarina clásica que actúa en el mundo del espectáculo y que consigue triunfar en Broadway. Una de las chicas del coro es Myrna Loy. Jack/Jackie, nacido en 1897/98, sensible y frágil, tiene grandes aptitudes para el canto y desde los 10/11 años siente gran afición al jazz y al ragtime. En el momento actual (1927) tiene 30 años.
La obra desarrolla la historia de una familia judía muy apegada a sus tradiciones ancestrales en tiempos de grandes cambios impuestos por el paso del tiempo, la emergencia de nuevas costumbres, el avance en el ejercicio de las libertades individuales y la mejora de los niveles de instrucción e información de la población. Las viejas costumbres endogámicas y cerradas no se sostienen en un mundo abierto, plural, libre y metropolitano como el de Nueva York. Los antiguos planteamientos se han de modificar y se han de adaptar a nuevas formas y nuevos estilos despojados de rigorismos e inmovilismos inconvenientes e innecesarios. En este orden de cosas, el film aporta elementos de juicio que invitan a una reflexión válida para muchos.
La acción dramática tiene lugar en NYC (NY), Londres y Chicago entre 1907/08 y 1927. El cantante de jazz Jack Robin/Jackie Rabinowitz (Jolson) es hijo único del cantor Rabinowitz (Oland) de himnos y plegarias de la sinagoga del barrio judío de NYC. Heredó la ocupación de su padre y este del suyo hasta cinco generaciones. Sara Rabinowitz (Besserer) es la madre sacrificada y afectuosa, que mantiene con el hijo una intensa relación de amor materno-filial. Moisha Yudelson (Lederer) es el mejor amigo del padre. Mary Dale (McAvoy) es una joven bailarina clásica que actúa en el mundo del espectáculo y que consigue triunfar en Broadway. Una de las chicas del coro es Myrna Loy. Jack/Jackie, nacido en 1897/98, sensible y frágil, tiene grandes aptitudes para el canto y desde los 10/11 años siente gran afición al jazz y al ragtime. En el momento actual (1927) tiene 30 años.
La obra desarrolla la historia de una familia judía muy apegada a sus tradiciones ancestrales en tiempos de grandes cambios impuestos por el paso del tiempo, la emergencia de nuevas costumbres, el avance en el ejercicio de las libertades individuales y la mejora de los niveles de instrucción e información de la población. Las viejas costumbres endogámicas y cerradas no se sostienen en un mundo abierto, plural, libre y metropolitano como el de Nueva York. Los antiguos planteamientos se han de modificar y se han de adaptar a nuevas formas y nuevos estilos despojados de rigorismos e inmovilismos inconvenientes e innecesarios. En este orden de cosas, el film aporta elementos de juicio que invitan a una reflexión válida para muchos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
(Sigue sin espoileres/aguafiestas)
El film apuesta por los valores jóvenes, basados en la sinceridad, la autenticidad, la afirmación de los gustos y aficiones personales, la libertad de elección y la concepción de que cada ser humano es responsable ante sí mismo y ante los demás de su realización personal y de la construcción de su propio destino. Muestra la fragilidad y las disfuncionalidades en el mundo actual (el de 1927) de los viejos valores, como la disciplina, la obediencia, el sometimiento, el autoritarismo, el dogmatismo y otros, que demandan modificaciones en su definición y modo de aplicación. Sin grandes palabras y sin gestos grandilocuentes el film glosa la opción del capital judío de América a favor del cine de Hollywood como medio de información, creación de opinión pública, cultura y entretenimiento.
La historia que se explica es simple, sencilla, creíble y previsible. Incluye interpretaciones de aires teatrales y hace uso de un lenguaje narrativo directo, asequible y fácil, libre de artificios y complejidades. Acusa una cierta pobreza léxica y sintáctica y en algunos pasajes abusa del recurso al sentimentalismo y la sensiblería.
La banda sonora, de Louis Silvers (“Corazones indomables”, Ford, 1939), aporta varias canciones del repertorio de Al Jolson como “My Mammy”, “Toot, Toot, Tootsie”, “Dirty Hands, Dirty Face”, etc., que se insertan en el metraje sin influir en la progresión del argumento. Se oyen algunos cortes de Tchaikovsky (“Romeo y Julieta”) y Sibelius (“Peleas y Melisanda”). La música y las melodías de algunas canciones, del género de variedades, son superficiales y anodinas, extremo que pone de manifiesto su contraste con el himno judío “Kol Nidre”, que se canta en la festividad del Yon Kippur, y con otras composiciones añadidas como “Blue Skies”, de Irving Berlin. La fotografía, de Hal Mohr (“El sueño de una noche de verano”, Dieterle y Reinhardt, 1935), en B/N, compone una visualidad correcta, directa y sencilla, que aporta algunos detalles de interés de las ceremonias, costumbres e idiosincrasia judías.
El film apuesta por los valores jóvenes, basados en la sinceridad, la autenticidad, la afirmación de los gustos y aficiones personales, la libertad de elección y la concepción de que cada ser humano es responsable ante sí mismo y ante los demás de su realización personal y de la construcción de su propio destino. Muestra la fragilidad y las disfuncionalidades en el mundo actual (el de 1927) de los viejos valores, como la disciplina, la obediencia, el sometimiento, el autoritarismo, el dogmatismo y otros, que demandan modificaciones en su definición y modo de aplicación. Sin grandes palabras y sin gestos grandilocuentes el film glosa la opción del capital judío de América a favor del cine de Hollywood como medio de información, creación de opinión pública, cultura y entretenimiento.
La historia que se explica es simple, sencilla, creíble y previsible. Incluye interpretaciones de aires teatrales y hace uso de un lenguaje narrativo directo, asequible y fácil, libre de artificios y complejidades. Acusa una cierta pobreza léxica y sintáctica y en algunos pasajes abusa del recurso al sentimentalismo y la sensiblería.
La banda sonora, de Louis Silvers (“Corazones indomables”, Ford, 1939), aporta varias canciones del repertorio de Al Jolson como “My Mammy”, “Toot, Toot, Tootsie”, “Dirty Hands, Dirty Face”, etc., que se insertan en el metraje sin influir en la progresión del argumento. Se oyen algunos cortes de Tchaikovsky (“Romeo y Julieta”) y Sibelius (“Peleas y Melisanda”). La música y las melodías de algunas canciones, del género de variedades, son superficiales y anodinas, extremo que pone de manifiesto su contraste con el himno judío “Kol Nidre”, que se canta en la festividad del Yon Kippur, y con otras composiciones añadidas como “Blue Skies”, de Irving Berlin. La fotografía, de Hal Mohr (“El sueño de una noche de verano”, Dieterle y Reinhardt, 1935), en B/N, compone una visualidad correcta, directa y sencilla, que aporta algunos detalles de interés de las ceremonias, costumbres e idiosincrasia judías.