Es una frase que se deja escuchar en algun momento de la peli, puesto que los hermanos Coen generaron un dispositivo que da vueltas sobre un eje que se termina perdiendo. La espiral de aconteciemientos colaterales inunda a la trama y el espectador asiste a una ensalada mixta con aderezzos varios en donde el sentido original se va perdiendo poco a poco.

Quemar... maneja diversos registros de humor: ironía, slapstick, humor tonto, juego de palabras y, por sobre todas las cosas, situaciones absurdas que devienen en consecuencias más absurdas o bien en verdaderas tragedias. Se vale de la confusión inicial para armar una bola de nieve en donde numerosos personajes entran y salen del argumento, muchas veces sin solución de continuidad y con fines poco claros, puesto que si hay un adjetivo para calificar esta obra es el de IMPREVISIBLE. En lo personal me resultó enrollada, no lograba seguir la linea principal y eso restó paulatinamente mi interés sobre ella. No obstante, posee un atractivo puesto que la digresión argumental se encuentra tan exacerbada que por momentos Quemar...se transforma en una verdadera caja de Pandora.

El uso indebido, la mala interpretación de la información muta en un híbrido de incomunicación fatal entre los personajes. Por momentos no se sabe cual es el problema y el problema es tan grande pero tan amorfo que no hay manera de detenerlo si no es por una disolución natural del elemento absurdo que inunda al guión. Se me ocurre que la peli tendrá sus grandes adeptos y sus fieles opositores por la ambiguedad que ella misma maneja.