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Voto de Ferdydurke:
5
7,0
67.719
Ciencia ficción. Drama
Durante una misión tripulada a Marte, el astronauta Mark Watney es dado por muerto tras una terrible tormenta y abandonado por la tripulación, que pone rumbo de vuelta a la Tierra. Pero Watney ha sobrevivido y se encuentra atrapado y solo en el hostil planeta rojo. Con suministros escasos, deberá recurrir a su ingenio y a su instinto de supervivencia para encontrar la manera de comunicar a la Tierra que sigue vivo. (FILMAFFINITY)
31 de octubre de 2015
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Viva la música disco!
Lo bueno que tienen "las películas espaciales" es que no necesitan esforzarse demasiado para emocionar y crear escenas de tensión y llantina. Es fácil imaginarse ahí en medio de la nada y estremecerse ante la grandiosidad desoladora del universo. Vamos, que se llega a la metafísica sin la engorrosa necesidad o la desagradable obligación de pasar previamente por la asquerosa filosofía, eso que te ahorras.
Otra cosa es que el cine norteamericano prefiera la producción en serie de hamburguesas. Big Mac en esta ocasión. Con doble ración de carne, abundantes salsas y otros complementos igualmente perfectos. Pensada especialmente para su gente, para esa gran mayoría de compatriotas de generosas carnes y mentes bonachonas. Sí, aquellos a los que les hace ilu pensar que vivimos en el mejor de los mundos posibles y que además han tenido la maravillosa suerte de nacer en el lugar justo y en el momento más adecuado u oportuno (cuando la NASA pasea sus hermosuras por todo el mundo; en el fondo no es más que un inmenso anuncio de 142 minutos metido a presión, de contrabando y mucho garrafón, con poco disimulo, sobre el fabuloso pueblo norteamericano, su increíble industria espacial -Houston tenemos un problema como el eterno retorno- y la enorme cantidad de genios, superhéroes y santos que tienen por metro cuadrado, esa densidad celestial. No se puede ser más listos, matemáticos, físicos, químicos, botánicos, inventivos, creativos, superdotados y simpáticos. Se trataría de enseñar deleitando; de masajear las ansiosas almas de toda su buena gente, esas masas, de bombardearles con sus inigualables valores para la ciudadanía, ni siquiera los nuestros se acercan, no son comparables, y así darles paz y esperanza. El mantra es claro: hermanos, no os preocupéis, pese a las turbias y confusas apariencias que emanan de la vidriosa realidad, estáis en muy buenas manos, las mejores; ya que (muy) por encima de vosotros viven, como si fueran dioses amistosos del olimpo griego, una constelación de estrellas, los all star de toda la vida, que solo piensan en el bien de su pueblo y que son todo renuncia y grandes sentimientos, buena gente. Son los mejor preparados, lo más capaces y santos, también hermosos. Son nuestra sangre y verdad. Id a dormir tranquilos. Nada pasará).
Impecable como espectáculo, entretenida, de fácil digestión y las más agradables sensaciones. Lograda narrativamente, con una trama sencilla aliñada con enormidades varias y disparates cutre-científicos (la neolengua de los tiempos modernos), con sus correspondientes prólogo, desarrollo, final y epílogo. Con buenos efectos y las dosis justas de aventura y sensiblería, de terror y relajo. Niquelada.
Si te fijas en otros aspectos, en cambio, se te quita de golpe la euforia. Veamos: humor, una vez más en pelis comerciales USA, de colegas de guardería; personajes simples y tópicos hasta el abuso (el latino chistoso con el crucifijo a cuestas; la informática solitaria; la jefa con mucha conciencia, arrepentida la pobre; el prota, vaquero de las galaxias, sanote, optimista y positivista, el perfecto yerno y el marido ideal, boy scout de mis amores; el alemanote sobrio y padrazo; y el inevitable de relleno); moral obvia, recalentada con la corrección política y los valores sagrados (familia, hijos, solidaridad a prueba de bombas, culpa blanda y manejable, altruismo a toda hora, valor sin parangón, honradez a carta cabal... ); buenismo conservador y acomodaticio (reparto, más o menos, según sus cuotas y mamoneos, equitativo de homenajes a toda clase de razas, culturas, procedencias, religiones, países..., en definitiva, "To er mundo é güeno"); simpleza a todo vapor (los conflictos y ambigüedades quedan pulverizados, transformados en polvo de estrellas); cursilería (solo les faltó decir córcholis; producto familiar, facilón y limado; ni un mal pensamiento ni una mala palabra; las formas son la mar de importantes).
Un tono general almibarado, afeitado, maqueado.
Lo bueno que tienen "las películas espaciales" es que no necesitan esforzarse demasiado para emocionar y crear escenas de tensión y llantina. Es fácil imaginarse ahí en medio de la nada y estremecerse ante la grandiosidad desoladora del universo. Vamos, que se llega a la metafísica sin la engorrosa necesidad o la desagradable obligación de pasar previamente por la asquerosa filosofía, eso que te ahorras.
Otra cosa es que el cine norteamericano prefiera la producción en serie de hamburguesas. Big Mac en esta ocasión. Con doble ración de carne, abundantes salsas y otros complementos igualmente perfectos. Pensada especialmente para su gente, para esa gran mayoría de compatriotas de generosas carnes y mentes bonachonas. Sí, aquellos a los que les hace ilu pensar que vivimos en el mejor de los mundos posibles y que además han tenido la maravillosa suerte de nacer en el lugar justo y en el momento más adecuado u oportuno (cuando la NASA pasea sus hermosuras por todo el mundo; en el fondo no es más que un inmenso anuncio de 142 minutos metido a presión, de contrabando y mucho garrafón, con poco disimulo, sobre el fabuloso pueblo norteamericano, su increíble industria espacial -Houston tenemos un problema como el eterno retorno- y la enorme cantidad de genios, superhéroes y santos que tienen por metro cuadrado, esa densidad celestial. No se puede ser más listos, matemáticos, físicos, químicos, botánicos, inventivos, creativos, superdotados y simpáticos. Se trataría de enseñar deleitando; de masajear las ansiosas almas de toda su buena gente, esas masas, de bombardearles con sus inigualables valores para la ciudadanía, ni siquiera los nuestros se acercan, no son comparables, y así darles paz y esperanza. El mantra es claro: hermanos, no os preocupéis, pese a las turbias y confusas apariencias que emanan de la vidriosa realidad, estáis en muy buenas manos, las mejores; ya que (muy) por encima de vosotros viven, como si fueran dioses amistosos del olimpo griego, una constelación de estrellas, los all star de toda la vida, que solo piensan en el bien de su pueblo y que son todo renuncia y grandes sentimientos, buena gente. Son los mejor preparados, lo más capaces y santos, también hermosos. Son nuestra sangre y verdad. Id a dormir tranquilos. Nada pasará).
Impecable como espectáculo, entretenida, de fácil digestión y las más agradables sensaciones. Lograda narrativamente, con una trama sencilla aliñada con enormidades varias y disparates cutre-científicos (la neolengua de los tiempos modernos), con sus correspondientes prólogo, desarrollo, final y epílogo. Con buenos efectos y las dosis justas de aventura y sensiblería, de terror y relajo. Niquelada.
Si te fijas en otros aspectos, en cambio, se te quita de golpe la euforia. Veamos: humor, una vez más en pelis comerciales USA, de colegas de guardería; personajes simples y tópicos hasta el abuso (el latino chistoso con el crucifijo a cuestas; la informática solitaria; la jefa con mucha conciencia, arrepentida la pobre; el prota, vaquero de las galaxias, sanote, optimista y positivista, el perfecto yerno y el marido ideal, boy scout de mis amores; el alemanote sobrio y padrazo; y el inevitable de relleno); moral obvia, recalentada con la corrección política y los valores sagrados (familia, hijos, solidaridad a prueba de bombas, culpa blanda y manejable, altruismo a toda hora, valor sin parangón, honradez a carta cabal... ); buenismo conservador y acomodaticio (reparto, más o menos, según sus cuotas y mamoneos, equitativo de homenajes a toda clase de razas, culturas, procedencias, religiones, países..., en definitiva, "To er mundo é güeno"); simpleza a todo vapor (los conflictos y ambigüedades quedan pulverizados, transformados en polvo de estrellas); cursilería (solo les faltó decir córcholis; producto familiar, facilón y limado; ni un mal pensamiento ni una mala palabra; las formas son la mar de importantes).
Un tono general almibarado, afeitado, maqueado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Últimos mensajes (estos son los de verdad, cualquier parecido con la fábrica de mentir jolivudense es pura casualidad, filtrados por WikiLeaks, sin duda) de Watney después de ver la peli y recién salido de una orgía oriental claramente politizada.
- Joder con los chinos. Qué nivel tienen. Ya hasta les meten de majetes colaboradores hasta en lo más mainstream. Ese guiño a la potencia ¿enemiga? es de un candoroso y oportunista (un peloteo tan evidente, una infantilización de los manejos/mejunjes geopolíticos -qué bien queda esta palabra puesta en su sitio o dicha en su momento justo) que dan unas ganas locas de bailarse un flamenco zapateado.
- El final con las banderitas en la calle y la conexión con China y Londres es insuperablemente ridículo. Lo mismo que el amor a última hora de la informática con el secundario al que tenían, el pobre, medio olvidado (hay que juntarse y procrear, nada de sospechosas solterías, tan viciosas y, horror, hasta posiblemente onanistas; todos con pareja y a ser posible muchos hijos esperándote enamorados de todos tus poderes).
- Lo de la "cuerda" con la que juegan Damon y Chastain al final en baile agarrado de las esferas más pareció prueba gimnasta, metáfora umbilical suavemente freudiana, rito apareatorio tibetano o vete a saber tú qué cosa hermosa o maravillosa, nada que ver con un rescate medio serio, no nos engañemos con eso.
- Joder con los chinos. Qué nivel tienen. Ya hasta les meten de majetes colaboradores hasta en lo más mainstream. Ese guiño a la potencia ¿enemiga? es de un candoroso y oportunista (un peloteo tan evidente, una infantilización de los manejos/mejunjes geopolíticos -qué bien queda esta palabra puesta en su sitio o dicha en su momento justo) que dan unas ganas locas de bailarse un flamenco zapateado.
- El final con las banderitas en la calle y la conexión con China y Londres es insuperablemente ridículo. Lo mismo que el amor a última hora de la informática con el secundario al que tenían, el pobre, medio olvidado (hay que juntarse y procrear, nada de sospechosas solterías, tan viciosas y, horror, hasta posiblemente onanistas; todos con pareja y a ser posible muchos hijos esperándote enamorados de todos tus poderes).
- Lo de la "cuerda" con la que juegan Damon y Chastain al final en baile agarrado de las esferas más pareció prueba gimnasta, metáfora umbilical suavemente freudiana, rito apareatorio tibetano o vete a saber tú qué cosa hermosa o maravillosa, nada que ver con un rescate medio serio, no nos engañemos con eso.