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Críticas ordenadas por utilidad
15 de diciembre de 2014
122 de 143 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si el músculo del corazón fuera como un chicle, que se encoge y se estira, que se infla y explota y que vuelve a encogerse, el cineasta Xavier Dolan sería un virtuoso haciendo pompas inmensas (intensas) después de masticar y marear los sentimientos del espectador.
Mommy, la última película del joven canadiense, usa como materia prima el amor de una madre: lo acaricia haciéndolo ceder y lo aplasta, poniendo a prueba sus límites. Poniendo a prueba también, las emociones del público.
¿Cuánto más puede dar de sí un chicle desgastado? ¿Hasta dónde es capaz de replegarse un corazón cada vez más encogido? Xavier Dolan hace uso de todos los elementos tradicionales que cualquier director de cine tiene a su alcance, y juega con ellos como quiere, como nadie lo impide, para elaborar su película (solo suya, indiscutible). Ya sea utilizando el formato cuadrado, usando bandas sonoras superpuestas o introduciendo escenas pictóricas cargadas de poesía. Séptimo arte en todo su esplendor.
Hay pocas películas que demuestren que el cine, también es un arte. Donde se arriesga, y donde de vez en cuando hay autenticidad.
Mommy, es una prueba fehaciente de que en el cine de autoría joven hay algo más que cuatro modernuras sin pies ni cabeza. Aquí, todo está justificado. Pero ésta, es una película excepcional. Sus protagonistas viven asfixiados por las circunstancias: Diane es una cuarentona sin elegancia ni trabajo; Steve, un adolescente problemático al que da miedo acercarse; y Kyla, una profesora tartamuda que ha perdido toda la confianza en sí misma. Tres personajes de personalidad arrolladora interpretados por tres actores de una fuerza desmesurada, que no dejarán respirar durante las dos horas y 20 minutos del metraje.
Además, el estilo de Xavier Dolan contribuirá a que el espectador sienta junto a ellos la angustia y la esperanza: planos muy cerrados, uso del fuera de campo, escenas estáticas, cámara lenta, y una banda sonora sin prejuicios que reúne temas variados que van desde Celine Dion hasta Vivaldi. Quizás el uso que hace Dolan de la bansa sonora defina su trabajo: hace lo que quiere, reuniendo aquellos elementos que le inspiran, para contar su historia de la manera más completa. Por ejemplo, en Mommy, pueden reconocerse dos alusiones a Titanic, película por la que Xavier Dolan ha expresado su admiración en entrevistas y ruedas de prensa.
A Xavier Dolan lo llaman “el enfant terrible”, y no sin motivos. Mommy contiene una de las escenas más emocionantes y únicas que se hayan podido ver en el cine. Si te contaron el final de Los Otros, o El sexto sentido, corre a descubrir qué encierra Mommy en su formato cuadrado, y deja de leer críticas de cine.
Mommy, la última película del joven canadiense, usa como materia prima el amor de una madre: lo acaricia haciéndolo ceder y lo aplasta, poniendo a prueba sus límites. Poniendo a prueba también, las emociones del público.
¿Cuánto más puede dar de sí un chicle desgastado? ¿Hasta dónde es capaz de replegarse un corazón cada vez más encogido? Xavier Dolan hace uso de todos los elementos tradicionales que cualquier director de cine tiene a su alcance, y juega con ellos como quiere, como nadie lo impide, para elaborar su película (solo suya, indiscutible). Ya sea utilizando el formato cuadrado, usando bandas sonoras superpuestas o introduciendo escenas pictóricas cargadas de poesía. Séptimo arte en todo su esplendor.
Hay pocas películas que demuestren que el cine, también es un arte. Donde se arriesga, y donde de vez en cuando hay autenticidad.
Mommy, es una prueba fehaciente de que en el cine de autoría joven hay algo más que cuatro modernuras sin pies ni cabeza. Aquí, todo está justificado. Pero ésta, es una película excepcional. Sus protagonistas viven asfixiados por las circunstancias: Diane es una cuarentona sin elegancia ni trabajo; Steve, un adolescente problemático al que da miedo acercarse; y Kyla, una profesora tartamuda que ha perdido toda la confianza en sí misma. Tres personajes de personalidad arrolladora interpretados por tres actores de una fuerza desmesurada, que no dejarán respirar durante las dos horas y 20 minutos del metraje.
Además, el estilo de Xavier Dolan contribuirá a que el espectador sienta junto a ellos la angustia y la esperanza: planos muy cerrados, uso del fuera de campo, escenas estáticas, cámara lenta, y una banda sonora sin prejuicios que reúne temas variados que van desde Celine Dion hasta Vivaldi. Quizás el uso que hace Dolan de la bansa sonora defina su trabajo: hace lo que quiere, reuniendo aquellos elementos que le inspiran, para contar su historia de la manera más completa. Por ejemplo, en Mommy, pueden reconocerse dos alusiones a Titanic, película por la que Xavier Dolan ha expresado su admiración en entrevistas y ruedas de prensa.
A Xavier Dolan lo llaman “el enfant terrible”, y no sin motivos. Mommy contiene una de las escenas más emocionantes y únicas que se hayan podido ver en el cine. Si te contaron el final de Los Otros, o El sexto sentido, corre a descubrir qué encierra Mommy en su formato cuadrado, y deja de leer críticas de cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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20 de octubre de 2014
34 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sigue buscando. Sigue rascando. Sigue llorando. Insistir, chantajear o dar pena, son algunos de los trucos más fáciles y comunes para conseguir lo que se desea. Satisfacer la demanda ya es más difícil. La responsabilidad del mago va más allá de sacar el conejo de la chistera cuando se le exige. No todos tienen entre las manos el poder suficiente para realizar el truco perfecto: dividir el cuerpo de un espontáneo del público puede acabar en tragedia, si no se ha practicado lo suficiente. Luis no ha practicado lo suficiente. Se lanza a la aventura de intentar conseguir el sueño de Alicia, su hija. Una niña con leucemia que quiere ser una magical girl. Y eso, en la vida real, es muy caro. En la búsqueda desesperada por ganar dinero, Luis se cruza con Bárbara, y de esta manera improvisará un truco chapucero que acabará salpicando sangre.
A Carlos Vermut, director de “Magical Girl”, le pasa lo mismo que a su protagonista Luis. No porque sea chapucero. Es un ilusionista en potencia. Lo tiene todo preparado para que esta película sea un golpe maestro. Minuciosamente hilado. Elementos como la banda sonora, dejarán al espectador tremendamente fascinado (el uso del sonido llama poderosamente la atención, por su simbolismo y poética en el tratamiento). Hay escenas que golpean directamente a los sentidos, sin atravesar ningún filtro. Diálogos cargados de sinceridad y críticos con la actualidad. Escenarios y secuencias bellísimas, que Vermut dirige con su batuta mágica. El joven cineasta ha ganado la Concha de Oro a la mejor película y director en el último Festival de San Sebastián. Se ha ganado a la crítica. Se lo merece. Pero. Pero Vermut (permítase la comparación desde mi humilde punto de vista) es como Harry Potter recién llegado a Hogwarts. Sorprende, todos lo quieren y lo esperan después de que su ópera prima “Diamond Flash” dejara a muchos con las ganas de otro encuentro. Vermut encabeza la expedición junto a nuevos directores en busca de la senda olvidada del cine español, esa que se desvía hacia el cine de autor y que pocos en nuestro país han sabido explotar.
A Carlos Vermut le queda mucho por mostrar. “Magical girl” entusiasma, pero no es redonda. Su misterio es un canto a la sutileza más despiadada: aquella que golpea desde el silencio interior las miserias de cada uno. Sutileza que finalmente queda rota de una manera, para algunos, magistral. En mi caso, no termina de arrastrarme, a pesar de haberlo esperado con ganas. “Magical girl” pretende cerrar el círculo y a la vez dejarlo abierto. Quizás de forma artificiosa, quizás como tenía que ser. En todo caso, el espectador más exigente deberá seguir buscando y seguir esperando la evolución de esta nueva promesa de la magia negra.
lauracarneros.wordpress.com
A Carlos Vermut, director de “Magical Girl”, le pasa lo mismo que a su protagonista Luis. No porque sea chapucero. Es un ilusionista en potencia. Lo tiene todo preparado para que esta película sea un golpe maestro. Minuciosamente hilado. Elementos como la banda sonora, dejarán al espectador tremendamente fascinado (el uso del sonido llama poderosamente la atención, por su simbolismo y poética en el tratamiento). Hay escenas que golpean directamente a los sentidos, sin atravesar ningún filtro. Diálogos cargados de sinceridad y críticos con la actualidad. Escenarios y secuencias bellísimas, que Vermut dirige con su batuta mágica. El joven cineasta ha ganado la Concha de Oro a la mejor película y director en el último Festival de San Sebastián. Se ha ganado a la crítica. Se lo merece. Pero. Pero Vermut (permítase la comparación desde mi humilde punto de vista) es como Harry Potter recién llegado a Hogwarts. Sorprende, todos lo quieren y lo esperan después de que su ópera prima “Diamond Flash” dejara a muchos con las ganas de otro encuentro. Vermut encabeza la expedición junto a nuevos directores en busca de la senda olvidada del cine español, esa que se desvía hacia el cine de autor y que pocos en nuestro país han sabido explotar.
A Carlos Vermut le queda mucho por mostrar. “Magical girl” entusiasma, pero no es redonda. Su misterio es un canto a la sutileza más despiadada: aquella que golpea desde el silencio interior las miserias de cada uno. Sutileza que finalmente queda rota de una manera, para algunos, magistral. En mi caso, no termina de arrastrarme, a pesar de haberlo esperado con ganas. “Magical girl” pretende cerrar el círculo y a la vez dejarlo abierto. Quizás de forma artificiosa, quizás como tenía que ser. En todo caso, el espectador más exigente deberá seguir buscando y seguir esperando la evolución de esta nueva promesa de la magia negra.
lauracarneros.wordpress.com
7 de julio de 2014
26 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ser o no ser distinto. Querer serlo, y no dar para más que cuatro modernuras que te llevan de nuevo a no ser distinto: posar con un libro, posar en bici, posar con el pelo asalvajado y posar con una cerveza. Cerveza de botellín. El concepto de hipster (a poco que se investigue un poco en Wikipedia) no debería ser peyorativo. Sin embargo, los primeros hipsters no estaban tan mal vistos como los neo hipsters. Quizás porque antes no existían las redes sociales y el postureo, herramientas que permiten dudar bastante de la autenticidad del hipster. “Frances Ha” podría dar el pego de película alternativa, independiente. Y probablemente pase a formar parte del pódium de películas que un hipster debería ver. Pero realmente, “Frances Ha” es una película prescindible. Postureo cinematográfico resumido en: fotogramas en blanco y negro, música ochentera, intentos de buenas conversaciones, y, sobre todo, mucho sacrilegio. Su director, Noah Baumbach, toma referencias de algunos grandes del cine independiente, como Woody Allen, Godard o Truffaut. Pero por mucho que su protagonista sea neoyorquina, viaje a París, y quiera hacerse la intelectual leyendo un libro de vez en cuando, el intento se queda en una imitación superficial de la forma que no toma consistencia, o en un cupcake desinflado, para ser más gráficos.
Divertida en ocasiones, la historia de Frances podría resumir la situación de muchos jóvenes luchadores e inconformistas. Podría. Pero Frances se comporta la mayoría del tiempo como una niñata. A sus 27 años está encantada de vivir en la inopia, y solo se da cuenta de que tiene que hacer algo con su vida cuando su círculo de amigos comienza a sentar la cabeza de manera tradicional: matrimonio, hijos. Entonces, llega la dicotomía: los demás son unos perdedores y ella mola, porque aún siendo una inmadura, sigue siendo fiel a sí misma. Llegado ese punto yo me pregunto qué relación tiene llevar una vida de adolescente y poco comprometida, con las posibilidades de alcanzar las metas anheladas. O por qué madurar es lo mismo que ser un borrego. Hay algo de Frances que no me termina de convencer, quizás porque no la puedo tomar en serio, ni representa a la mayoría de jóvenes (o eso quiero pensar). Greta Gerwing, además de haber escrito el guión junto a Noah Baumbach, borda el papel de Frances: si el objetivo era parecer la versión femenina de Peter Pan, lo consigue. A menudo su mirada triste y decepcionada conquista al espectador. Porque en esos momentos parece que en el interior de Frances hay vida inteligente. Lo poco salvable de la película está resumido en el tráiler, donde además hay algunos fragmentos de la mejor escena, donde la protagonista corre por la calle melena al viento haciendo algunos giros demostrando al mundo que quiere ser bailarina aunque lo haga de pena (muy inspiradora, donde además suena de fondo la canción “Modern Love”, del dios David Bowie al que todo hipster debe rezar tres veces al día). Pero detrás de la bonita estética y banda sonora de “Frances Ha” no hay mucho más que postureo independiente, aunque su historia parezca prometedora.
http://lauracarneros.wordpress.com/
Divertida en ocasiones, la historia de Frances podría resumir la situación de muchos jóvenes luchadores e inconformistas. Podría. Pero Frances se comporta la mayoría del tiempo como una niñata. A sus 27 años está encantada de vivir en la inopia, y solo se da cuenta de que tiene que hacer algo con su vida cuando su círculo de amigos comienza a sentar la cabeza de manera tradicional: matrimonio, hijos. Entonces, llega la dicotomía: los demás son unos perdedores y ella mola, porque aún siendo una inmadura, sigue siendo fiel a sí misma. Llegado ese punto yo me pregunto qué relación tiene llevar una vida de adolescente y poco comprometida, con las posibilidades de alcanzar las metas anheladas. O por qué madurar es lo mismo que ser un borrego. Hay algo de Frances que no me termina de convencer, quizás porque no la puedo tomar en serio, ni representa a la mayoría de jóvenes (o eso quiero pensar). Greta Gerwing, además de haber escrito el guión junto a Noah Baumbach, borda el papel de Frances: si el objetivo era parecer la versión femenina de Peter Pan, lo consigue. A menudo su mirada triste y decepcionada conquista al espectador. Porque en esos momentos parece que en el interior de Frances hay vida inteligente. Lo poco salvable de la película está resumido en el tráiler, donde además hay algunos fragmentos de la mejor escena, donde la protagonista corre por la calle melena al viento haciendo algunos giros demostrando al mundo que quiere ser bailarina aunque lo haga de pena (muy inspiradora, donde además suena de fondo la canción “Modern Love”, del dios David Bowie al que todo hipster debe rezar tres veces al día). Pero detrás de la bonita estética y banda sonora de “Frances Ha” no hay mucho más que postureo independiente, aunque su historia parezca prometedora.
http://lauracarneros.wordpress.com/
18 de noviembre de 2014
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto va a estallar por algún lado. La crisis, la desigualdad, la impotencia. Y en el fondo, la esperanza de que una guerra mundial no vuelva a repetirse. Suenan voces catastrofistas, pero nadie (o eso creo) amontona latas de fabada en la despensa previendo un conflicto bélico inminente. Daisy tampoco se lo espera. No se imagina una vida huyendo de un sitio a otro. Solo sabe pelear consigo misma, ¿cómo va a enfrentarse al peligro externo?
Hasta el momento, Daisy solo ha sabido protegerse con su carácter antipático y su aspecto de niña dura. Pero el maquillaje oscuro y la moda punk no le servirán para mucho. Pronto tendrá que dejar esa coraza de cartón piedra, y empezar a ser fuerte de verdad. Fuerte contra lo verdaderamente importante, y dejar de ser tan dura con los demás.
Mi vida ahora plantea una situación de conflicto internacional que podría suceder ahora mismo o dentro de pocos años. Una historia muy bella y a la vez dolorosa, que establece la amenaza mundial como el primer enemigo para ser felices. Sus personajes viven en una casa de campo idílica, donde parece que ningún mal puede impedirles disfrutar de la vida y conseguir sus sueños. Están en la edad perfecta: son niños, son adolescentes. Sin embargo, forman parte del mundo, y el mundo los sumerge en la realidad más cruda, derribando todo paraíso personal.
La evolución de Daisy (Saoirse Ronan) se ve reflejada en su pintauñas verde. Pasará de lucir una manicura perfectamente esmaltada a terminar sin un solo resto de laca artificial. Una metáfora sobre la transformación del personaje, que dejará atrás una existencia insegura hasta alcanzar la madurez (una madurez precoz y forzada por las circunstancias). Piper, la prima pequeña de Daisy (a quien interpreta Harley Bird), se convertirá en uno de los personajes imprescindibles, junto a su hermano mayor, Eddie (George Mckay).
Mi vida ahora es el claro ejemplo de película sorpresa. La crítica hace una valoración buena de ella, pero a los usuarios de páginas como IMDB o Filmaffinity parece no haberles hecho mucha gracia. Quizás porque hay demasiados prejuicios sobre películas que encierran historias de amor entre adolescentes. Aún así, no hay motivos graves para considerarla cursi. Otros elementos se encargarán de hacer que el espectador se olvide de la edad de sus protagonistas. Su director, Kevin Macdonald, otorgará a la película un ritmo inusual y lo envolverá todo con una buenísima banda sonora, compuesta por Jon Hopkins.
La obra de kevin Macdonald se mueve entre dos géneros con públicos muy distintos, quizás por eso no termina de cuajar entre espectadores. Pero sin duda, ésta es una película arriesgada, no muy común. Una historia emocionante y de intriga, a tener en cuenta.
lauracarneros.wordpress.com
Hasta el momento, Daisy solo ha sabido protegerse con su carácter antipático y su aspecto de niña dura. Pero el maquillaje oscuro y la moda punk no le servirán para mucho. Pronto tendrá que dejar esa coraza de cartón piedra, y empezar a ser fuerte de verdad. Fuerte contra lo verdaderamente importante, y dejar de ser tan dura con los demás.
Mi vida ahora plantea una situación de conflicto internacional que podría suceder ahora mismo o dentro de pocos años. Una historia muy bella y a la vez dolorosa, que establece la amenaza mundial como el primer enemigo para ser felices. Sus personajes viven en una casa de campo idílica, donde parece que ningún mal puede impedirles disfrutar de la vida y conseguir sus sueños. Están en la edad perfecta: son niños, son adolescentes. Sin embargo, forman parte del mundo, y el mundo los sumerge en la realidad más cruda, derribando todo paraíso personal.
La evolución de Daisy (Saoirse Ronan) se ve reflejada en su pintauñas verde. Pasará de lucir una manicura perfectamente esmaltada a terminar sin un solo resto de laca artificial. Una metáfora sobre la transformación del personaje, que dejará atrás una existencia insegura hasta alcanzar la madurez (una madurez precoz y forzada por las circunstancias). Piper, la prima pequeña de Daisy (a quien interpreta Harley Bird), se convertirá en uno de los personajes imprescindibles, junto a su hermano mayor, Eddie (George Mckay).
Mi vida ahora es el claro ejemplo de película sorpresa. La crítica hace una valoración buena de ella, pero a los usuarios de páginas como IMDB o Filmaffinity parece no haberles hecho mucha gracia. Quizás porque hay demasiados prejuicios sobre películas que encierran historias de amor entre adolescentes. Aún así, no hay motivos graves para considerarla cursi. Otros elementos se encargarán de hacer que el espectador se olvide de la edad de sus protagonistas. Su director, Kevin Macdonald, otorgará a la película un ritmo inusual y lo envolverá todo con una buenísima banda sonora, compuesta por Jon Hopkins.
La obra de kevin Macdonald se mueve entre dos géneros con públicos muy distintos, quizás por eso no termina de cuajar entre espectadores. Pero sin duda, ésta es una película arriesgada, no muy común. Una historia emocionante y de intriga, a tener en cuenta.
lauracarneros.wordpress.com
11 de agosto de 2014
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El arte culinario está de moda, y todo lo que está de moda, necesariamente debe estar en Internet. El chef Carl Casper tiene una crisis existencial como artista de los fogones, y se debate entre contentar al gran público elaborando lo mismo de siempre (lo que le dio el éxito) o disfrutar preparando platos nuevos (arriesgarse a cagarla y perder clientes). Hasta aquí, el dilema propio del artista de la era analógica que debía enfrentarse a un público real.
Pero lo que Carl Casper no tiene en cuenta, es que hoy en día los comensales no solo se sientan a degustar el menú, sino que también consumen diariamente una gran cantidad de opiniones refritas en las redes sociales. Así que, aturdido tras sufrir el duro golpe de la crítica, decide dejar a un lado su cabezonería y hacer caso a su exmujer Inez (Sofía Vergara) y a Percy, su único hijo (Emjay Anthony). Ella le dará la oportunidad de volver a sus orígenes y reencontrarse con la creación, y su hijo le dará clases de Twitter para reciclarse.
Carl Casper es interpretado por Jon Favreau, el mismo director y guionista de la película. Que además decide rodearse de buenos actores, como Dustin Hoffman, Scarlett Johansson, Oliver Platt o John Leguizamo. Jon Favreau escoge una profesión que últimamente está de moda para situar toda la trama: la alta cocina. Y además, a ello le añade un reparto notable para mostrar una historia original y de actualidad. La película entra por los ojos. Y ciertamente, Chef tiene un toque de encanto, pero su excesiva duración (casi dos horas) hace que la película decaiga bastante; más, teniendo en cuenta que el espectador pronto se dará cuenta de que la trama no tiene mucha sustancia, sino que reúne los ingredientes básicos de una hamburguesa hecha en Hollywood. Una comedia entretenida con un planteamiento interesante (para reflexionar lo justo), que quizás requiera de un buen digestivo por su excesiva duración.
lauracarneros.wordpress.com
Pero lo que Carl Casper no tiene en cuenta, es que hoy en día los comensales no solo se sientan a degustar el menú, sino que también consumen diariamente una gran cantidad de opiniones refritas en las redes sociales. Así que, aturdido tras sufrir el duro golpe de la crítica, decide dejar a un lado su cabezonería y hacer caso a su exmujer Inez (Sofía Vergara) y a Percy, su único hijo (Emjay Anthony). Ella le dará la oportunidad de volver a sus orígenes y reencontrarse con la creación, y su hijo le dará clases de Twitter para reciclarse.
Carl Casper es interpretado por Jon Favreau, el mismo director y guionista de la película. Que además decide rodearse de buenos actores, como Dustin Hoffman, Scarlett Johansson, Oliver Platt o John Leguizamo. Jon Favreau escoge una profesión que últimamente está de moda para situar toda la trama: la alta cocina. Y además, a ello le añade un reparto notable para mostrar una historia original y de actualidad. La película entra por los ojos. Y ciertamente, Chef tiene un toque de encanto, pero su excesiva duración (casi dos horas) hace que la película decaiga bastante; más, teniendo en cuenta que el espectador pronto se dará cuenta de que la trama no tiene mucha sustancia, sino que reúne los ingredientes básicos de una hamburguesa hecha en Hollywood. Una comedia entretenida con un planteamiento interesante (para reflexionar lo justo), que quizás requiera de un buen digestivo por su excesiva duración.
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