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Críticas ordenadas por utilidad
26 de mayo de 2005
372 de 456 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conozco a poca gente a la que le haya gustado, lo cual me sorprende mucho porque a mí me encanta.
Los detractores dicen que es aburrida y que no refleja la realidad de la guerra. En relación a lo primero, yo pienso que esto es como todo: si no te identificas con una cosa, te aburre. También creo que los que no se identifican con esta película es porque tienen una idea de la guerra demasiado cinematográfica, donde el actor que hace de moribundo suelta un discursito final que le valdrá el Oscar, donde las batallas tienen un ritmo trepidante, donde los soldados están deseando atacar a los "malos" porque son muy valientes, etc. Aquí no hay nada de eso, aquí las personas mueren de golpe, las tropas quedan atrapadas en medio del fuego (como en la vida real), los altos mandos son unos cabronazos que buscan su medalla personal, los soldados se cagan de miedo antes y durante la batalla...
Los detractores dicen que es aburrida y que no refleja la realidad de la guerra. En relación a lo primero, yo pienso que esto es como todo: si no te identificas con una cosa, te aburre. También creo que los que no se identifican con esta película es porque tienen una idea de la guerra demasiado cinematográfica, donde el actor que hace de moribundo suelta un discursito final que le valdrá el Oscar, donde las batallas tienen un ritmo trepidante, donde los soldados están deseando atacar a los "malos" porque son muy valientes, etc. Aquí no hay nada de eso, aquí las personas mueren de golpe, las tropas quedan atrapadas en medio del fuego (como en la vida real), los altos mandos son unos cabronazos que buscan su medalla personal, los soldados se cagan de miedo antes y durante la batalla...
28 de diciembre de 2006
335 de 394 usuarios han encontrado esta crítica útil
26 de diciembre de 2006. Canal de TV: Cinematk. Hora: 8 de la mañana. Propósito: ver "Luces de la ciudad" hasta el final sin derramar una sola lágrima. Resultado final: fracaso total.
Y es que ésta es una de las casi inexistentes películas con las que lloro doblemente: de alegría y de tristeza. (Hay unas cuantas más, pero de ellas, la mitad también serían de Chaplin.)
Sigo a ese vagabundo feúcho y bajito mientras se desvive por esa violetera ciega que no le corresponde; sufro con él, también me río; y, cuando llega el final, se me cae el alma a los pies: ella le coge de la mano en gesto compasivo e, inmediatamente, cambia el aspecto de su rostro, y él le pregunta: "¿Ahora ya ves?", y ella responde: "Sí, ahora ya veo". Si esto no es poesía...
Para mí, es uno de los mejores dramas románticos de la historia, y una de las mejores comedias, y una de las mejores obras de arte.
Y es que ésta es una de las casi inexistentes películas con las que lloro doblemente: de alegría y de tristeza. (Hay unas cuantas más, pero de ellas, la mitad también serían de Chaplin.)
Sigo a ese vagabundo feúcho y bajito mientras se desvive por esa violetera ciega que no le corresponde; sufro con él, también me río; y, cuando llega el final, se me cae el alma a los pies: ella le coge de la mano en gesto compasivo e, inmediatamente, cambia el aspecto de su rostro, y él le pregunta: "¿Ahora ya ves?", y ella responde: "Sí, ahora ya veo". Si esto no es poesía...
Para mí, es uno de los mejores dramas románticos de la historia, y una de las mejores comedias, y una de las mejores obras de arte.
27 de enero de 2006
304 de 433 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mejor que no me cruce por la calle con ese que dice que esta película es mediocre.
No deberíamos entrar en valoraciones técnicas; ni centrar las críticas sobre ese pelele llamado Bush al que todos nosotros, también responsables, manejamos; ni esperar un estudio político de las razones de una guerra –cosa que jamás conducirá a ninguna parte–: esta historia va mucho más allá del cine, estamos ante la auténtica descripción del horror –ni "Apocalypse Now" ni leches.
Lo peor de todo es la impotencia que sientes, la cara desencajada que se te queda al final. Terminaron los títulos de crédito y aún seguía petrificado en mi sofá; pasaban los anuncios, pero yo seguía con la mirada fija, perdida entre las imágenes del televisor, absorto en mis reflexiones.
¿Qué puedo hacer yo para evitar esto? ¿Bastaría con enviar dinero, apadrinar o adoptar a algún niño? ¿Debería ir yo allí? Me doy asco a mí mismo porque sé que no haré nada (si acaso algo desde la distancia); me entran ganas de terminar con todo, como hizo Agrin, pero también sé que no tendré el valor de hacerlo. ¿Por qué me afierro tan fuertemente a la vida? Supongo que por la esperanza de que todo pueda cambiar, porque deseo sentir eso del amor correspondido, porque quiero ver el mar y la nieve algún día... pero seguiré siendo un egoísta.
¿Soy el único que se siente así?
No deberíamos entrar en valoraciones técnicas; ni centrar las críticas sobre ese pelele llamado Bush al que todos nosotros, también responsables, manejamos; ni esperar un estudio político de las razones de una guerra –cosa que jamás conducirá a ninguna parte–: esta historia va mucho más allá del cine, estamos ante la auténtica descripción del horror –ni "Apocalypse Now" ni leches.
Lo peor de todo es la impotencia que sientes, la cara desencajada que se te queda al final. Terminaron los títulos de crédito y aún seguía petrificado en mi sofá; pasaban los anuncios, pero yo seguía con la mirada fija, perdida entre las imágenes del televisor, absorto en mis reflexiones.
¿Qué puedo hacer yo para evitar esto? ¿Bastaría con enviar dinero, apadrinar o adoptar a algún niño? ¿Debería ir yo allí? Me doy asco a mí mismo porque sé que no haré nada (si acaso algo desde la distancia); me entran ganas de terminar con todo, como hizo Agrin, pero también sé que no tendré el valor de hacerlo. ¿Por qué me afierro tan fuertemente a la vida? Supongo que por la esperanza de que todo pueda cambiar, porque deseo sentir eso del amor correspondido, porque quiero ver el mar y la nieve algún día... pero seguiré siendo un egoísta.
¿Soy el único que se siente así?
19 de enero de 2007
198 de 225 usuarios han encontrado esta crítica útil
El proyecto nació por iniciativa de Franco Rossellini, nieto de Roberto Rossellini, quien le echaba una mano. Por falta de dinero, se vieron obligados a recurrir a Bob Guccione, fundador de la revista Penthouse, para que desempeñara labores como productor. La cosa comenzó bien y consiguieron reunir a reputados profesionales: Gore Vidal para el guión, quien ya tenía experiencia y reconocimiento en la adaptación de biografías sobre emperadores romanos –suya es la novela "Juliano", e incluso participó activamente en la escritura del guión de "Ben-Hur"–; un compositor habitual colaborador de Morricone; un gran elenco de actores...
Los primeros problemas surgieron en pre-producción. La película, inicialmente, iba a llamarse "Gore Vidal's Caligula", pero, debido a las constantes intromisiones en el guión de Brass y, sobre todo, de McDowell, Vidal decidió retirarse del proyecto. Algunos actores, como Maria Schneider, vieron lo que se avecinaba y también abandonaron.
Lo peor vino cuando Guccione decidió rodar, paralelamente y en secreto, fragmentos pornográficos con la idea de insertarlos por su cuenta una vez finalizado el montaje original de Brass. Debido a su desconocimiento del arte cinematográfico, el resultado final fue una chapuza con fuertes contrastes de calidad de imagen, interpretación y contenido entre las escenas originales y las añadidas. La mayoría de profesionales que intervinieron en el rodaje oficial, entre ellos el director, se sintieron traicionados y pidieron la retirada de sus nombres de los créditos.
Hoy por hoy, se calcula que hay más de diez montajes diferentes. Yo he visto dos: uno erótico, de unos 110 minutos, que supongo que sería el de las primeras versiones, y la versión extendida, interminable, que añadía como unos 40 minutos orgiásticos más de mamadas y sobeteo que considero gratuitos por no aportar nada nuevo –en la parte seria ya quedaba perfectamente claro, gracias a suficientes momentos eróticos y sangrientos, que la megalomanía de Calígula alcanzó cotas de locura– y, lo que es mucho peor, pésimamente rodados.
Ya centrándome en gustos personales, me desmarco de la opinión generalizada que alaba la dirección artística. Esos decorados tan teatrales, con sus falos gigantes de cartón piedra y su iluminación carmesí de prostíbulo, más que onirismo, me transmitieron una molesta sensación de cutrez.
Lo único que destaco, y es algo tan importante que me ha llevado a aprobar la película, son los abundantes momentos de conspiraciones senatoriales y palaciegas, con diálogos y situaciones propios de cine clásico de calidad –vamos, las partes que más respetan el trabajo inicial de Vidal–. Pero el resultado global está descompensado.
Los primeros problemas surgieron en pre-producción. La película, inicialmente, iba a llamarse "Gore Vidal's Caligula", pero, debido a las constantes intromisiones en el guión de Brass y, sobre todo, de McDowell, Vidal decidió retirarse del proyecto. Algunos actores, como Maria Schneider, vieron lo que se avecinaba y también abandonaron.
Lo peor vino cuando Guccione decidió rodar, paralelamente y en secreto, fragmentos pornográficos con la idea de insertarlos por su cuenta una vez finalizado el montaje original de Brass. Debido a su desconocimiento del arte cinematográfico, el resultado final fue una chapuza con fuertes contrastes de calidad de imagen, interpretación y contenido entre las escenas originales y las añadidas. La mayoría de profesionales que intervinieron en el rodaje oficial, entre ellos el director, se sintieron traicionados y pidieron la retirada de sus nombres de los créditos.
Hoy por hoy, se calcula que hay más de diez montajes diferentes. Yo he visto dos: uno erótico, de unos 110 minutos, que supongo que sería el de las primeras versiones, y la versión extendida, interminable, que añadía como unos 40 minutos orgiásticos más de mamadas y sobeteo que considero gratuitos por no aportar nada nuevo –en la parte seria ya quedaba perfectamente claro, gracias a suficientes momentos eróticos y sangrientos, que la megalomanía de Calígula alcanzó cotas de locura– y, lo que es mucho peor, pésimamente rodados.
Ya centrándome en gustos personales, me desmarco de la opinión generalizada que alaba la dirección artística. Esos decorados tan teatrales, con sus falos gigantes de cartón piedra y su iluminación carmesí de prostíbulo, más que onirismo, me transmitieron una molesta sensación de cutrez.
Lo único que destaco, y es algo tan importante que me ha llevado a aprobar la película, son los abundantes momentos de conspiraciones senatoriales y palaciegas, con diálogos y situaciones propios de cine clásico de calidad –vamos, las partes que más respetan el trabajo inicial de Vidal–. Pero el resultado global está descompensado.
26 de noviembre de 2006
199 de 230 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la nota que le estoy dando, sólo seis décimas de punto se las regalo por ser una obra de "principiante" –está claro que quien es capaz de hacer algo así no es un simple aficionado, es un talento en potencia–. Los siete restantes se los merece incluso aplicándole baremos profesionales, porque el experimento narrativo no sólo es exitoso, sino que además es muy personal, difícilmente imitable. Con deciros que dio pie a la posterior "Memento"...
La historia, analizada después, me parece algo rebuscada, pero el intrigante comienzo logra un clima original similar, o cuanto menos equiparable, al de películas como "Nadie sabe" o "Hierro 3".
Curiosidades: Lo del simbolito de Batman en la puerta de Bill me hizo muchísima gracia, sobre todo porque también es mi superhéroe favorito y porque sería el propio Nolan uno de los que, años después de este trabajo, impulsarían el proyecto de "Batman Begins" cuando la productora ya se había olvidado de él tras el estrepitoso fracaso de "Batman & Robin".
Me cae bien este Nolan. Le voy a seguir muy de cerca.
La historia, analizada después, me parece algo rebuscada, pero el intrigante comienzo logra un clima original similar, o cuanto menos equiparable, al de películas como "Nadie sabe" o "Hierro 3".
Curiosidades: Lo del simbolito de Batman en la puerta de Bill me hizo muchísima gracia, sobre todo porque también es mi superhéroe favorito y porque sería el propio Nolan uno de los que, años después de este trabajo, impulsarían el proyecto de "Batman Begins" cuando la productora ya se había olvidado de él tras el estrepitoso fracaso de "Batman & Robin".
Me cae bien este Nolan. Le voy a seguir muy de cerca.
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