Allá en el lejano oeste
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Comedia
Stan y Ollie acuden a Brushwood Gulch para entregarle a la hija de un buscador de oro la escritura de propiedad de la mina. Al ser engañados por el propietario del salón y su mujer, deciden recuperar el documento empleando el procedimiento de los rateros: cuerdas, poleas... ¡y una mula! (FILMAFFINITY)
18 de abril de 2018
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como aficionado al humor para todos los públicos siento mucho que hoy en día no esté de moda, y manifiesto mi debilidad por Laurel y Hardy. Tenían una simpatía irrepetible y los dos eran cómicos excepcionales. “Way out west” para mí es su mejor chifladura, por su estupendo ritmo y sus divertidas secuencias (en el spoiler comento mis preferidas). Además contaba con algún efecto visual muy oportuno y una animada banda sonora que fue candidata al Oscar. No tengo ninguna duda de que “El Gordo y el Flaco” se lo pasaron bomba haciendo esta película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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21 de enero de 2009
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me confieso un gran admirador de los comediantes de La Edad de Oro norteamericana. A, Buster Keaton, lo considero grandioso y un completo artista. Hizo Cine con mayúsculas, pues, el talento estético, poético, dramático y humorístico, le corría por todas las venas. Harold Lloyd, alcanzó la cumbre -en varias acepciones- con, “Safety Last”, y también tuvo otros grandes momentos que lo hacen maravilloso e inolvidable. Charles Chaplin, aunque egocéntrico y divo, logró dos o tres obras inmortales y algunos cortos sumamente divertidos. Harry Langdon, y otros menores, también aportaron momentos muy agradables… y, LAUREL & HARDY, ¡Una maravilla! ¡Los más tiernos y divertidos! ¡Los más irreverentes! ¡Los que fascinaban por igual a niños y grandes! ¡Los más perversos y los más nobles! Todas las polaridades humanas se conjugaban en ellos, y demostraron un virtuosismo histriónico imposible de igualar. Todas las parejas cómicas que surgieron, desde entonces, inevitablemente bebieron de su fuente.
<<LAUREL Y HARDY EN EL OESTE>>, es una de esas películas que anhelaba desde hace décadas y no se me daba la ocasión de verla… ��hasta ayer!, pues, los avances de la tecnología están haciendo realidad lo que parecía imposible, ¡y qué encanto de película! Una versión colorizada bellísima con la que pude sentir que estaba ante uno de los mejores largometrajes que haya podido hacer este par de genios. La aventura es bien simple: Llegan, Laurel & Hardy, a un pueblo llamado, Brushwood Gulch, en el lejano oeste (aunque si hubiera sido del este, el norte o el sur, daba lo mismo) y allí buscan en el bar -manejado por el corrupto Micky Finn-, a una chica llamada, Mary Roberts, a quien esperan entregarle el título de propiedad de una mina de oro que le dejó su padre, un socio del par de buenazos que acaba de morir.
La ambición se despierta en, Finn (interpretado por su archienemigo, el inimitable James Finlayson), quien les presenta, entonces, a una suplantadora, pero, pronto los chicos caerán en cuenta del gran error que han cometido, y se las ingeniarán como puedan para remediar las cosas y hacer que la justicia tome su lugar. Dos chicas entrarán en juego: Lola Marcel, la rubia y ambiciosa bailarina de la cantina, y Mary Roberts, una bella y modesta joven, quien hace las veces de cocinera del mismo establecimiento.
James W. Horne (quien dirigiera uno de los mejores cortos de la pareja, “Big Business”, y varios largos como, "Bonnie Scotland" o "The Bohemian Girl"), lo ha dado todo para lograr un filme visualmente hermoso y con unos efectos especiales en los estupendos gags, que seguro asombraron al público de la época y que, aún hoy, lucen admirables.
Especie de western–musical (hay tres temas en los que intervienen, Laurel & Hardy, con suma gracia... sobre todo, el primero, donde hacen una coreografía estupenda en plena calle), <<LAUREL Y HARDY EN EL OESTE>>, resulta ser un trozo de cine encantador, que valdrá la pena volver a ver, sobre todo porque éste par de clowns, con su sola presencia, consiguen que uno mantenga dibujada una sonrisa hasta que aparece la palabra fin...
y eso ya se merece el sello de la eternidad.
Título para Latinoamérica: <<ALLÁ EN EL LEJANO OESTE>>
<<LAUREL Y HARDY EN EL OESTE>>, es una de esas películas que anhelaba desde hace décadas y no se me daba la ocasión de verla… ��hasta ayer!, pues, los avances de la tecnología están haciendo realidad lo que parecía imposible, ¡y qué encanto de película! Una versión colorizada bellísima con la que pude sentir que estaba ante uno de los mejores largometrajes que haya podido hacer este par de genios. La aventura es bien simple: Llegan, Laurel & Hardy, a un pueblo llamado, Brushwood Gulch, en el lejano oeste (aunque si hubiera sido del este, el norte o el sur, daba lo mismo) y allí buscan en el bar -manejado por el corrupto Micky Finn-, a una chica llamada, Mary Roberts, a quien esperan entregarle el título de propiedad de una mina de oro que le dejó su padre, un socio del par de buenazos que acaba de morir.
La ambición se despierta en, Finn (interpretado por su archienemigo, el inimitable James Finlayson), quien les presenta, entonces, a una suplantadora, pero, pronto los chicos caerán en cuenta del gran error que han cometido, y se las ingeniarán como puedan para remediar las cosas y hacer que la justicia tome su lugar. Dos chicas entrarán en juego: Lola Marcel, la rubia y ambiciosa bailarina de la cantina, y Mary Roberts, una bella y modesta joven, quien hace las veces de cocinera del mismo establecimiento.
James W. Horne (quien dirigiera uno de los mejores cortos de la pareja, “Big Business”, y varios largos como, "Bonnie Scotland" o "The Bohemian Girl"), lo ha dado todo para lograr un filme visualmente hermoso y con unos efectos especiales en los estupendos gags, que seguro asombraron al público de la época y que, aún hoy, lucen admirables.
Especie de western–musical (hay tres temas en los que intervienen, Laurel & Hardy, con suma gracia... sobre todo, el primero, donde hacen una coreografía estupenda en plena calle), <<LAUREL Y HARDY EN EL OESTE>>, resulta ser un trozo de cine encantador, que valdrá la pena volver a ver, sobre todo porque éste par de clowns, con su sola presencia, consiguen que uno mantenga dibujada una sonrisa hasta que aparece la palabra fin...
y eso ya se merece el sello de la eternidad.
Título para Latinoamérica: <<ALLÁ EN EL LEJANO OESTE>>
11 de enero de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ollie y Stanley hacen de las suyas en el Oeste americano.
No pintan nada allí. En realidad creo que pintan poco en cualquier sitio. Sus peculiares personalidades les impedían adaptarse a cualquier lugar.
Porque ya me contaréis qué hacen dos tipos vestidos con chaqueta negra, corbata y bombín en un saloon en medio de rudos vaqueros.
Primero, dejarse llevar por la nostálgica melodía que entonan sus habitantes ( antológico).
Sus indeseables flirteos caballerescos son poco apreciados allí y les asegurará un asiento en la próxima diligencia.
Sus torpes e ingenuas diligencias les harán meter la pata pero, honrados como son, se quedarán a deshacer el entuerto que ellos mismos han creado. Les han robado mediante engaños un importante documento y tienen que recuperarlo como sea.
Stanley se rasca la cabeza, en su característico gesto, perplejo como siempre. Ni comprende ni quiere comprender. Hará lo que le diga Ollie y colaborará con él haciéndole algunas sugerencias que su- desgraciado tonto que se cree listo- amigo tomará en consideración.
Ollie frunce el ceño y tamborilea los dedos para armarse de paciencia, después de haberse comido la consecuencia de la torpeza de su amigo. Se lo hará pagar pero siempre le saldrá mal.
Stanley llora como solo él sabía hacerlo. ! Ay, Ollieee!. No hay cuidado. El que verdaderamente tiene motivos para llorar es Ollie. Stanley ni siente ni padece.
¿ El gordo no sabía que estaba gordo que se empeñaba en subir por donde no podía o en entrar por donde no cabía?. Y el flaco a ayudarle, eso sí, un muchacho mejor dispuesto que él no existirá.
Mientras, esta película, nos regala una sucesión de gags extraordinarios con un magnífico sentido del ritmo. Siempre dicen que a esta pareja se le aprecia mucho más en sus cortometrajes pero esta cinta no tiene ningún desperdicio. Tiene un montón de escenas estupendas. 65 minutos de puro goce y diversión. Muy, muy recomendable.
No pintan nada allí. En realidad creo que pintan poco en cualquier sitio. Sus peculiares personalidades les impedían adaptarse a cualquier lugar.
Porque ya me contaréis qué hacen dos tipos vestidos con chaqueta negra, corbata y bombín en un saloon en medio de rudos vaqueros.
Primero, dejarse llevar por la nostálgica melodía que entonan sus habitantes ( antológico).
Sus indeseables flirteos caballerescos son poco apreciados allí y les asegurará un asiento en la próxima diligencia.
Sus torpes e ingenuas diligencias les harán meter la pata pero, honrados como son, se quedarán a deshacer el entuerto que ellos mismos han creado. Les han robado mediante engaños un importante documento y tienen que recuperarlo como sea.
Stanley se rasca la cabeza, en su característico gesto, perplejo como siempre. Ni comprende ni quiere comprender. Hará lo que le diga Ollie y colaborará con él haciéndole algunas sugerencias que su- desgraciado tonto que se cree listo- amigo tomará en consideración.
Ollie frunce el ceño y tamborilea los dedos para armarse de paciencia, después de haberse comido la consecuencia de la torpeza de su amigo. Se lo hará pagar pero siempre le saldrá mal.
Stanley llora como solo él sabía hacerlo. ! Ay, Ollieee!. No hay cuidado. El que verdaderamente tiene motivos para llorar es Ollie. Stanley ni siente ni padece.
¿ El gordo no sabía que estaba gordo que se empeñaba en subir por donde no podía o en entrar por donde no cabía?. Y el flaco a ayudarle, eso sí, un muchacho mejor dispuesto que él no existirá.
Mientras, esta película, nos regala una sucesión de gags extraordinarios con un magnífico sentido del ritmo. Siempre dicen que a esta pareja se le aprecia mucho más en sus cortometrajes pero esta cinta no tiene ningún desperdicio. Tiene un montón de escenas estupendas. 65 minutos de puro goce y diversión. Muy, muy recomendable.
18 de diciembre de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me hicisteis reir, en la época de las televisiones en blanco y negro, y ahora. Ahora, sí, increíble, a carcajada limpia, igual que ayer. Seguramente esté condicionado por mis recuerdos de infancia. Pero con otras cintas no me ha ocurrido lo mismo, no me ha costado ver cómo han envejecido algunas que eran mitos de mi niñez, de mi adolescencia, de mi juventud...
Laurel y Hardy, dos tipos con una personalidad muy original, sobresalen sus cualidades de inocencia e ingenuidad, muestran un humor muy positivo, da gusto encontrarse con la risa desde lo sencillo...creo que es una buena señal de que aun queda algo de humanidad en uno.
No soy muy amigo de las comedias. Pero con Laurel y Hardy me desarmo. Humor básico y también ingenioso, no necesitas ser un lumbreras, risas disponibles para quien pueda y sepa conectar con estos dos cracks. Hoy día la risa sana no se estila, se busca hacer reir con bromas soeces, chistes de sexo burdo, atrocidades y otras burradas sacándolas de contexto, burlándose de los demás...sí, con el Gordo y el Flaco ya no se ríe nadie, es lo que hay, se han quedado en el baúl de las antigüedades, las generaciones jóvenes los encuentras pasados...
Gracias Laurel y Hardy, ese número de baile y esa canción que os cascáis son dos piezas inolvidables, dos momentos de gloria del cine, dos instantes que te hacen recordar que el cine puede servir para sonreir junto a una persona amiga o amada delante de una pantalla blanca sobre la que se proyectan imágenes.
La volveré a ver, y volveré a reir, con los ojos encharcados. Un 7,5.
Laurel y Hardy, dos tipos con una personalidad muy original, sobresalen sus cualidades de inocencia e ingenuidad, muestran un humor muy positivo, da gusto encontrarse con la risa desde lo sencillo...creo que es una buena señal de que aun queda algo de humanidad en uno.
No soy muy amigo de las comedias. Pero con Laurel y Hardy me desarmo. Humor básico y también ingenioso, no necesitas ser un lumbreras, risas disponibles para quien pueda y sepa conectar con estos dos cracks. Hoy día la risa sana no se estila, se busca hacer reir con bromas soeces, chistes de sexo burdo, atrocidades y otras burradas sacándolas de contexto, burlándose de los demás...sí, con el Gordo y el Flaco ya no se ríe nadie, es lo que hay, se han quedado en el baúl de las antigüedades, las generaciones jóvenes los encuentras pasados...
Gracias Laurel y Hardy, ese número de baile y esa canción que os cascáis son dos piezas inolvidables, dos momentos de gloria del cine, dos instantes que te hacen recordar que el cine puede servir para sonreir junto a una persona amiga o amada delante de una pantalla blanca sobre la que se proyectan imágenes.
La volveré a ver, y volveré a reir, con los ojos encharcados. Un 7,5.
28 de enero de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Laurel y Hardy acuden a entregarle la escritura de propiedad de una mina de oro a la hija de un difunto amigo, María Roberts, que trabaja de criada en un saloon del oeste. Engañados por el dueño del saloon y su pérfida esposa, la cantante estrella, acabarán siendo despojados de la escritura y pondrán todo su empeño en recuperarla.
Recuerdo cuando mi padre me compró esta película (aún conservo el VHS con mimo en mi armario). Me pasé todo un verano poniéndola una vez y otra vez. No hubo pariente que no nos visitara aquel lejano año que no tuviera que visionarla. Después he visto otras películas del genial dúo cómico, pero ninguna me he gustado tanto como esta. La historia destila humor por los cuatro costados, los dos comediantes están en estado de gracia y las escenas en que no haya un chiste, frase o escena graciosa destacable son pocas. Es de reseñar también el doblaje, con un sabor añejo y unas voces muy apropiadas para todos y cada uno de los personajes (Antonio España como Hardy, María Victoria Durá y Mariano Beut como los malos, José María Lado como el sheriff... es una pena que el nombre del doblador de Laurel esté desaparecido). Si tuviera que criticar algo, diría que de la presentación de los personajes del saloon me sobra el numero musical (alarga la escena para mi gusto en exceso, aunque a quienes les guste ese tipo de música supongo que no les importará) y que hay un par de gags que no me gustaron tanto como los demás (no todo va a ser perfecto), pero aún así es sin duda un peliculón de los pies a la cabeza.
Dato curioso:
* Laurel y Hardy actuaron juntos por primera vez en 1918, en la película muda "The Lucky Dog". Laurel era el protagonista de la película y Hardy tenía un breve papel como atracador que intenta robarle. La escena está en youtube y es bastante graciosa. No volvieron a coincidir hasta ocho años más tarde, en 1926, cuando formaron parte del reparto de "45 minutes from Hollywood". Si bien no compartieron plano en esa película, alguien debió ver su potencial y en 1927 hicieron su primera producción como dúo humorístico. Lo que nos hubiéramos perdido si nadie hubiese estado atento a lo que estos dos grandes cómicos podían ofrecer.
______________
Más críticas en:
https://unblogacincoalturas.wordpress.com/
Recuerdo cuando mi padre me compró esta película (aún conservo el VHS con mimo en mi armario). Me pasé todo un verano poniéndola una vez y otra vez. No hubo pariente que no nos visitara aquel lejano año que no tuviera que visionarla. Después he visto otras películas del genial dúo cómico, pero ninguna me he gustado tanto como esta. La historia destila humor por los cuatro costados, los dos comediantes están en estado de gracia y las escenas en que no haya un chiste, frase o escena graciosa destacable son pocas. Es de reseñar también el doblaje, con un sabor añejo y unas voces muy apropiadas para todos y cada uno de los personajes (Antonio España como Hardy, María Victoria Durá y Mariano Beut como los malos, José María Lado como el sheriff... es una pena que el nombre del doblador de Laurel esté desaparecido). Si tuviera que criticar algo, diría que de la presentación de los personajes del saloon me sobra el numero musical (alarga la escena para mi gusto en exceso, aunque a quienes les guste ese tipo de música supongo que no les importará) y que hay un par de gags que no me gustaron tanto como los demás (no todo va a ser perfecto), pero aún así es sin duda un peliculón de los pies a la cabeza.
Dato curioso:
* Laurel y Hardy actuaron juntos por primera vez en 1918, en la película muda "The Lucky Dog". Laurel era el protagonista de la película y Hardy tenía un breve papel como atracador que intenta robarle. La escena está en youtube y es bastante graciosa. No volvieron a coincidir hasta ocho años más tarde, en 1926, cuando formaron parte del reparto de "45 minutes from Hollywood". Si bien no compartieron plano en esa película, alguien debió ver su potencial y en 1927 hicieron su primera producción como dúo humorístico. Lo que nos hubiéramos perdido si nadie hubiese estado atento a lo que estos dos grandes cómicos podían ofrecer.
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