Being Charlie
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Drama
Charlie es un chico de 18 años que escapa de un centro de tratamiento para jóvenes con problemas de drogadicción. Cuando regresa a su casa, sus padres le obligan a ingresar en un centro de desintoxicación para adultos. Allí, conoce a Eva, una bella pero problemática chica, y tendrá que enfrentarse a las drogas, al amor esquivo y al enfrentamiento de sus padres. (FILMAFFINITY)
22 de noviembre de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terminando de ver “Being Charlie” (2015) de Rob Reiner con Nick Robinson, Common, Cary Elwes, Devon Bostick, Morgan Saylor, Susan Misner, entre otros. Drama familiar sobre un hijo de un político que tiene problemas de drogadicción. La dirección es buena, en el sentido que muestra la vivencia de los que están sometidos al régimen de abstinencia de alcohol y drogas, con una muy buena dirección de actores, escenarios comunes, y una toma espectacular y panorámica de Utah. Sin embargo, el guión es muy difuso al contar la historia centrada en el muchacho, que a veces toma el foco íntimo de su problema y su entorno con familia y amigos, y pierde otras historias en el camino, como la de Eva y Adam, siendo más anecdótica que de peso argumental, por lo que el cambio emocional con su familia, y la recuperación del protagonista, es forzosamente el que se espera. Del reparto, toda la obra la sostiene Nick Robinson, al que considero una promesa de Hollywood, y destacar a la “vieja gloria”, Cary Elwes, en un papel correcto. “Being Charlie” (2015) no es una mala película, pero es un drama conocido, considero que le hizo falta ser más arriesgado en su desarrollo, por lo que no trae nada nuevo al mundo de los filmes “de rehabilitación”
RECOMENDADA.
NO tendrá nota en Lecturas Cinematográficas
http://lecturascinematograficas.blogspot.com/
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28 de septiembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Being Charlie es una obra que se cuece a fuego lento pero con dinamismo, es un viaje centrado en los personajes y sobre todo en el viaje personal y emocional de Charlie, un joven que alienado por el sistema y parte de su entorno tiene problemas que le estigmatizan mediante las instituciones. Interpretado por un Nick Robinson que da lo mejor de si mismos para darnos una interpretación perfecta, absolutamente brillante.
Todo el reparto está fantástico en sus roles y borda el desarrollo psicológico de sus respectivos personajes, se logra sentir gracias al buen trabajo interpretativo una gran autenticidad en la historia.
La trama está perfectamente escrita, su gran fuerte en mi opinión es que se atreve a profundizar en todos los temas que trata, a pesar de su complejidad y amplitud, y que profundiza en lo más profundo de los personajes para que también profundice en el interior de los espectadores cada pieza de esta historia tan real.
Being Charlie no es pesimista, no es optimista, es una obra honesta que logra ser profunda sin enredarse y ser tan cruda como la realidad que podamos vivir cualquiera, ni más ni menos. Las cosas pasan, como en la vida, y el foco siempre debe estar en lo que hagamos al respecto.
De hecho, yo creo que el tema de la presencia de drogadicciones en la trama no es lo más relevante ni mucho menos. Lo relevante es la falta de apoyo y conexión que puede sentir la gente joven en un entorno que falla por estar en un constante funcionamiento deshumanizado en que no se conecta con nuestra condición ni se trabajan las emociones como se debería. La parte humana y la conexión con los emociones es lo más importante, tanto en esta película como en la vida.
¿La recomiendo?
Sí, me parece una obra imprescindible de ver. No sé a qué estaba esperando con lo que he tardado en verla, y no sé a qué estáis esperando los que no la habéis visto aún.
Todo el reparto está fantástico en sus roles y borda el desarrollo psicológico de sus respectivos personajes, se logra sentir gracias al buen trabajo interpretativo una gran autenticidad en la historia.
La trama está perfectamente escrita, su gran fuerte en mi opinión es que se atreve a profundizar en todos los temas que trata, a pesar de su complejidad y amplitud, y que profundiza en lo más profundo de los personajes para que también profundice en el interior de los espectadores cada pieza de esta historia tan real.
Being Charlie no es pesimista, no es optimista, es una obra honesta que logra ser profunda sin enredarse y ser tan cruda como la realidad que podamos vivir cualquiera, ni más ni menos. Las cosas pasan, como en la vida, y el foco siempre debe estar en lo que hagamos al respecto.
De hecho, yo creo que el tema de la presencia de drogadicciones en la trama no es lo más relevante ni mucho menos. Lo relevante es la falta de apoyo y conexión que puede sentir la gente joven en un entorno que falla por estar en un constante funcionamiento deshumanizado en que no se conecta con nuestra condición ni se trabajan las emociones como se debería. La parte humana y la conexión con los emociones es lo más importante, tanto en esta película como en la vida.
¿La recomiendo?
Sí, me parece una obra imprescindible de ver. No sé a qué estaba esperando con lo que he tardado en verla, y no sé a qué estáis esperando los que no la habéis visto aún.
17 de noviembre de 2020
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La película de Reiner tiene un comienzo que demuestra el estilo de este filme, algo parecido a una road movie con destellos de drama sobre la drogadicción y sobre la conflictividad familiar. Con ello parecía que la cinta despuntaría pronto, todo se asemejaba a que esto se iba a alejar de la crudeza y la potencia de filmes como “Requiem por un sueño” o “Trainspotting”, para lo que Reiner buscaba un nuevo estilo, uno más cercano a los dramas adolescentes.
En este caso, quien interpreta al protagonista es Nick Robinson, el actor adolescente del momento, quien, a pesar de ciertos momentos que traspasan la barrera del sentimentalismo exacerbado, consigue dar a un personaje con actitudes lúcidas de entre la incomprensión y el constante sometimiento que implica la rehabilitación. Una de las mejores partes es cuando comienza a hacer “stand-up” y derriba las barreras de la incomodidad y transforma su infortunada situación en un show que demuestra su validez.
Por otro lado, si nos enfocamos en los centros de recuperación a los que asiste Charlie hay una gran cantidad de personajes por ahí, variopintos, algo sarcásticos y familiares; de entre ellos, surge Eva, probablemente una de las partes más fastidiosas del filme; siempre manejando un estilo hipócrita y sólo funcionando como el interés romántico tóxico, su personaje decae después de haber tenido una carta de presentación bastante fidedigna, que la hacía parecer como la chica espontánea y creativa que iba a demostrarle a Charlie que hay algo de diversión entre tanta “basura”.
Por otra parte, la relación entre los padres de Charlie y él fue uno de los fragmentos más inconscientemente aburridos de la trama, el guion insiste en contarnos cuál es el problema que tiene Charlie con su padre político y cómo él es sólo un pobre chico asustado con una conducta autodestructiva, sin embargo, si revisitamos esas escenas, nos daremos cuenta de que todo queda en la mera capa de superficialidad, no hay un mayor entendimiento o resolución que conecte esta relación padre-hijo, la mayoría del tiempo únicamente se generan conflictos con el objetivo de hacer ruido y, por más fuerte que suene, ese ruido no inspira sustancia.
Asimismo, el personaje de Adam también tiene sus desaciertos, no obstante, hay que reconocer que el carisma que le impregna Devon Bostick a su rol es bastante apreciable. Su modo de ser impulsivo y algo ingenuo es uno poco de aire fresco para tanto melodrama y optimismo pseudo-publicitario.
En definitiva: Las intenciones de Reiner eran honorables, pero la película perece muy rápido; se queda atrapada entre situaciones problemáticas de chico rebelde, tramas que sazonan sin mucho éxito y situaciones revoltosas que dejan escapar el sólido drama que podría haber sido “Being Charlie”.
Calificación: 4.3 10
En este caso, quien interpreta al protagonista es Nick Robinson, el actor adolescente del momento, quien, a pesar de ciertos momentos que traspasan la barrera del sentimentalismo exacerbado, consigue dar a un personaje con actitudes lúcidas de entre la incomprensión y el constante sometimiento que implica la rehabilitación. Una de las mejores partes es cuando comienza a hacer “stand-up” y derriba las barreras de la incomodidad y transforma su infortunada situación en un show que demuestra su validez.
Por otro lado, si nos enfocamos en los centros de recuperación a los que asiste Charlie hay una gran cantidad de personajes por ahí, variopintos, algo sarcásticos y familiares; de entre ellos, surge Eva, probablemente una de las partes más fastidiosas del filme; siempre manejando un estilo hipócrita y sólo funcionando como el interés romántico tóxico, su personaje decae después de haber tenido una carta de presentación bastante fidedigna, que la hacía parecer como la chica espontánea y creativa que iba a demostrarle a Charlie que hay algo de diversión entre tanta “basura”.
Por otra parte, la relación entre los padres de Charlie y él fue uno de los fragmentos más inconscientemente aburridos de la trama, el guion insiste en contarnos cuál es el problema que tiene Charlie con su padre político y cómo él es sólo un pobre chico asustado con una conducta autodestructiva, sin embargo, si revisitamos esas escenas, nos daremos cuenta de que todo queda en la mera capa de superficialidad, no hay un mayor entendimiento o resolución que conecte esta relación padre-hijo, la mayoría del tiempo únicamente se generan conflictos con el objetivo de hacer ruido y, por más fuerte que suene, ese ruido no inspira sustancia.
Asimismo, el personaje de Adam también tiene sus desaciertos, no obstante, hay que reconocer que el carisma que le impregna Devon Bostick a su rol es bastante apreciable. Su modo de ser impulsivo y algo ingenuo es uno poco de aire fresco para tanto melodrama y optimismo pseudo-publicitario.
En definitiva: Las intenciones de Reiner eran honorables, pero la película perece muy rápido; se queda atrapada entre situaciones problemáticas de chico rebelde, tramas que sazonan sin mucho éxito y situaciones revoltosas que dejan escapar el sólido drama que podría haber sido “Being Charlie”.
Calificación: 4.3 10
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