El mundo de BeakmanSerieDocumental
5.593
Serie de TV. Documental. Comedia. Ciencia ficción. Infantil
Serie de TV (1992-1997). 4 temporadas. 91 episodios. Beakman es un científico excéntrico que hace experimentos cómicos y demostraciones, a veces a petición escrita de los televidentes, para ilustrar los conceptos básicos de la ciencia, como la densidad o la electricidad. (FILMAFFINITY)
14 de julio de 2009
50 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundo de Beakman es un desván desordenado lleno de trastos, que habitado por un científico loco, una chica y una enorme rata de laboratorio reparte leves conocimientos de ciencia para un par de pingüinos y chavales inteligentes o curiosos.
Deberían de sustituír toda la pijería amoral del Disney Chanel por series como esta.
Deberían de sustituír toda la pijería amoral del Disney Chanel por series como esta.
28 de septiembre de 2011
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Os parecerá una chorrada, pero al comenzar a escribir esta crítica se me han puesto los pelos como escarpias. Porque me emociona recordar los buenos momentos que pasé de niño frente al televisor viendo este singular programa protagonizado por un loco científico con aspecto de "yonqui" inglés. Siempre acompañado por su asistente Lisa. Tan simpática como malhumorada cuando la torpe de la rata Lexter se metía para incordiar en cada demostración que quería enseñar a la chavalería. La rata Lexter, capaz de comerse todo y tan cerda como se supone que son las ratas interpretada por un tio barrigon y con tatuajes carcelarios en los brazos, indicando que quizás había pasado una temporada por ahí. También andaba por el simpar laboratorio un cámara que siempre era nombrado por Beakman y al que nunca se le veía, que respondía al nombre de Ray.
El programa con ciertas dosis de humor negro y cinismo me entretenía y enseñaba a la vez. Era capaz de demostrar como podía pesar de igual manera un kilo de paja que de acero. O como la tostada, refiriéndose a la ley de Murphy, siempre caía para el lado de la mermelada. Te mostraba la razón de porque después de jugar al futbol y no ducharte podias tener bolitas de sudor acumulados entre los dedos de los pies (asqueroso, lo sé..Pero de niño no era muy aficionado al baño)...
Me acuerdo de todo eso con una claridad importante porque era de los programas que veias con pasión a esa edad. Porque era diferente. La ayudante era una simpática chica pelirroja que hacia gracia y que me gustaba y, como no, la enorme rata Lexter siempre tenía su frasecita para hacerte reir..
Me puede un poco la nostalgia y sé que no estaba muy bien hecha y que era un programa hecho con cuatro duros, pues no salían para nada del laboratorio, donde había mil y un cachibaches..Era una serie-programa genial que emitieron las mañanas de varios veranos..Ya que la cadena por donde la emitian era de las pocas cosas que tenia para emitir y además a la chavaleria gustaba.
En determinado momento cambiaron a Lisa por otra actriz a la que seguian llamando igual y vestía de la misma forma: Estilo quinceañera con falditas cortas, pendientes de aros y miles de accesorios al estilo "Punky Brewster" (famosa por aquella época)... Siempre la odie, jajaj. Porque una de las razones por las que veía este programa era porque Lisa tenía algo que me gustaba... El programa era la ostia. Hoy en día no tendría éxito pero fue una de las series y/o programas de mi infancia.
El programa con ciertas dosis de humor negro y cinismo me entretenía y enseñaba a la vez. Era capaz de demostrar como podía pesar de igual manera un kilo de paja que de acero. O como la tostada, refiriéndose a la ley de Murphy, siempre caía para el lado de la mermelada. Te mostraba la razón de porque después de jugar al futbol y no ducharte podias tener bolitas de sudor acumulados entre los dedos de los pies (asqueroso, lo sé..Pero de niño no era muy aficionado al baño)...
Me acuerdo de todo eso con una claridad importante porque era de los programas que veias con pasión a esa edad. Porque era diferente. La ayudante era una simpática chica pelirroja que hacia gracia y que me gustaba y, como no, la enorme rata Lexter siempre tenía su frasecita para hacerte reir..
Me puede un poco la nostalgia y sé que no estaba muy bien hecha y que era un programa hecho con cuatro duros, pues no salían para nada del laboratorio, donde había mil y un cachibaches..Era una serie-programa genial que emitieron las mañanas de varios veranos..Ya que la cadena por donde la emitian era de las pocas cosas que tenia para emitir y además a la chavaleria gustaba.
En determinado momento cambiaron a Lisa por otra actriz a la que seguian llamando igual y vestía de la misma forma: Estilo quinceañera con falditas cortas, pendientes de aros y miles de accesorios al estilo "Punky Brewster" (famosa por aquella época)... Siempre la odie, jajaj. Porque una de las razones por las que veía este programa era porque Lisa tenía algo que me gustaba... El programa era la ostia. Hoy en día no tendría éxito pero fue una de las series y/o programas de mi infancia.
30 de mayo de 2018
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una joya de la bendita televisión de los 90 con personajes frescos y divertidos y un argumento que no se limitaba a entretener al personal sino que nos acercaba un poco al enrevesado mundo de la divulgación científica de manera sencilla y amena. Los vídeos de este programa televisivo a menudo son usados en las escuelas para ilustrar conceptos sencillos como la refracción de la luz, la transmisión de ondas, etc. Su valor didáctico es incuestionable y lo mejor de todo es que no aburren a nadie sino que son ocurrentes y divertidos al ciento por ciento !
Creo que fui un privilegiado al crecer en aquella época y aunque yo soy más de los 80 puedo decir que Beakman y su mundo dejaron huella en mi humilde corazón. Aquella rata glotona y aquella bata verde; aquella ayudante despistada, aquellos decorados surrealistas; aquellos dos pingüinos televisivos, aquellas cartas con dedicatoria, etc. hicieron las delicias de los telespectadores más jóvenes -entre los que yo me encuentro-, sin lugar a dudas.
Son series que se recuerdan con cariño a pesar del paso del tiempo porque marcaron una época conectando con la juventud y sobre todo por su espíritu pionero e irreverente dentro del acalorado mundo de la televisión moderna en el que todo es tan fugaz y transitorio. No me hizo amar la ciencia pero sí me descubrió un formato televisivo diferente y abierto a la imaginación juvenil el cual yo añoraba. Esto sí es buena televisión artesanal y edulcorada lejos de la violencia y del sensacionalismo facilón que inunda los medios a día de hoy. Bravo por Beakman y su patrulla de locos ayudantes que nos mostraron una ciencia más cercana, accesible y divertida de lo que nunca antes se había visto en televisión.
Creo que fui un privilegiado al crecer en aquella época y aunque yo soy más de los 80 puedo decir que Beakman y su mundo dejaron huella en mi humilde corazón. Aquella rata glotona y aquella bata verde; aquella ayudante despistada, aquellos decorados surrealistas; aquellos dos pingüinos televisivos, aquellas cartas con dedicatoria, etc. hicieron las delicias de los telespectadores más jóvenes -entre los que yo me encuentro-, sin lugar a dudas.
Son series que se recuerdan con cariño a pesar del paso del tiempo porque marcaron una época conectando con la juventud y sobre todo por su espíritu pionero e irreverente dentro del acalorado mundo de la televisión moderna en el que todo es tan fugaz y transitorio. No me hizo amar la ciencia pero sí me descubrió un formato televisivo diferente y abierto a la imaginación juvenil el cual yo añoraba. Esto sí es buena televisión artesanal y edulcorada lejos de la violencia y del sensacionalismo facilón que inunda los medios a día de hoy. Bravo por Beakman y su patrulla de locos ayudantes que nos mostraron una ciencia más cercana, accesible y divertida de lo que nunca antes se había visto en televisión.
31 de agosto de 2012
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vi por Canal 9 durante muchísimos años. Siendo mayorcete (con 18 o 19) aún seguía viéndola si la emitían. Era una de esas series que, sin ser de dibujos, eran para niños (y no tan niños). Corre el rumor de que Lisa se lo dejó agobiada porque hubo una oleada masiva de jóvenes pajilleros que le enviaban correos. Me encantaba el momento en que abrían alguna carta, lo mejor era que el doblaje canviaba el nombre del niño y el del pueblo que procedían para que fuesen de por aquí (la Comunidad Valenciana); una vez abrieron una carta de "Marta de Nules" (mi pueblo) y me lo creí... En fin, una de esas series que deberían ser obligatorias en horario infantil hoy en día, y no esas mierdas de Inozuma Eleven, Ben10 y demás pijeríos...
7 de febrero de 2023
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una serie en la que dos pingüinos que charlan sobre la vida y hacen algún que otro chiste malo, no se pierden un solo programa de Beakman, siendo su audiencia más fiel, aunque también es apropiada para cualquier chaval con curiosidad.
Beakman es un profesor bastante estrafalario, como todo el programa que tiene un punto algo extraño, aunque para mi, que la veía de pequeño, desde luego era para bien.
Tanto por el, como por esa rata gigante de aspecto e higiene cuestionable y las chicas que hablaban a toda velocidad.
Cada programa ponía en práctica algún experimento, contestaba a dudas, y hablaba sobre varios temas científicos, pero no era necesario saber del tema o estar especialmente interesado en el, los conceptos eran tan generales o llamativos que buscaban la curiosidad más básica que pueda tener cualquiera, mientras lo hacían todo de forma muy entretenida y con mucho sentido del humor.
Un programa que recuerdo con cariño y que me parece de los mejores programas que puede ver un niño, para pasar un rato divertido, mientras aprende alguna que otra cosa sin darse cuenta.
Beakman es un profesor bastante estrafalario, como todo el programa que tiene un punto algo extraño, aunque para mi, que la veía de pequeño, desde luego era para bien.
Tanto por el, como por esa rata gigante de aspecto e higiene cuestionable y las chicas que hablaban a toda velocidad.
Cada programa ponía en práctica algún experimento, contestaba a dudas, y hablaba sobre varios temas científicos, pero no era necesario saber del tema o estar especialmente interesado en el, los conceptos eran tan generales o llamativos que buscaban la curiosidad más básica que pueda tener cualquiera, mientras lo hacían todo de forma muy entretenida y con mucho sentido del humor.
Un programa que recuerdo con cariño y que me parece de los mejores programas que puede ver un niño, para pasar un rato divertido, mientras aprende alguna que otra cosa sin darse cuenta.
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