Corrupción en Miami

El asunto "antivicio" prometía. Y era casi un tema personal. Por fin mi serie favorita de la adolescencia iba a ser adaptada al cine, y el director -responsable principal de la serie 20 años atrás- estaba en plena forma: acababa de dirigir la brillante "Collateral" (2004). De anticipo, además, "Corrupción en Miami" nos regalaba el trailer del año, un prodigio de atracción de minuto y medio con estilo de videoclip que inteligentemente se fundía con un tema del grupo de moda de los jóvenes de comienzos de siglo, Linkin Park. No era cosa de atraer sólo a los nostálgicos treintañeros. Y por último estaba el reparto; el gran Jaime Foxx y el atractivo macarra Colin Farell acompañados nada menos que por el sueño oriental en forma de mujer: Gong Li.

Y luego llegó la película… y era puro Mann. Era Miami, y había coches, drogas, chicas, vicio y corrupción. Aparentemente nos daba lo esperado, lo prometido modernizado. Pero no. Muchos salimos pensando que habíamos asistido a un thriller de acción más de verano, tan vistoso y entretenido como poco memorable. El guión era previsible y facilón, pero a fin de cuentas era "Miami Vice", y no íbamos buscando originalidad. La elegante dirección estaba allí, pero ni siquiera una escena alcanzaba la potencia de su predecesora, donde un asesino Tom Cruise sembrando de cadáveres Los Ángeles dejó varias secuencias que quedaron grabadas a fuego en la memoria. Aquí no. Pocas cosas permanecen –si acaso la presencia de la mencionada Li-. No es fácil concretar dónde y qué falló. Presumo que faltó el espíritu de la serie, falló la verdadera intención de actualizar al siglo XXI lo que Sonny Crocket, Ricardo Tubbs y el teniente Castillo habían supuesto para toda una generación: la serie nos hizo soñar con la soleada Florida de día y la lujosa Miami de noche. La película: sencillamente no.

"Tiene las emociones, atmósfera y el romance que promete, pero no resuena como un gran trabajo de Mann."

"No pude apartar los ojos de la pantalla. Es un viaje sensacional, magnífico."

"Con todas las características de Mann, es un drama criminal visualmente fascinante e implacablemente elegante"

"Es oscura y detallada, y sólo realmente se pone en marcha cuando comienzan los tiroteos. (...) recompensa nuestra paciencia cuando las cosas pasan a la acción."

"Con toda la marca de la casa de Michael Mann, un drama criminal visualmente fascinante, lleno de estilo. Un poco aletargante a ratos, pero aún así un entretenimiento mayúsculo. (...) Puntuación: ★★★★ (sobre 5)."