_
_
_
_
OPINIÓN
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

‘Hit & Run’, una turbia historia israelí

La serie israelí de Netflix aporta fundamentalmente una dura mirada sobre “las cloacas del Estado”

Imagen de 'Hit & Run', el éxito israelí de Netflix. En vídeo, el tráiler.
Ángel S. Harguindey

La serie israelí de Netflix Hit & Run (Atropello y fuga) tiene a su favor el que sus creadores lo fueron de la interesante y polémica serie Fauda, Lior Raz y Avi Issacharoff, aunque en este caso los palestinos quedan fuera de foco. Una vez vistos sus ocho capítulos, que se desarrollan entre Tel Aviv y Nueva York, la serie aporta más cosas, fundamentalmente una dura mirada sobre “las cloacas del Estado”, esa inmisericorde utilización de los servicios secretos en la que, bajo la coartada de preservar la seguridad nacional, se incumplen todas las leyes.

Segev Azulai es un guía turístico de Tel Aviv, divorciado y con una hija, casado de nuevo con Danielle, una bailarina norteamericana de ballet que camino del aeropuerto es atropellada por un coche que se da a la fuga. Azulai emprende su descenso al infierno en busca del culpable de la muerte de su esposa. Y así comienza el desvelamiento de tantas mentiras como capas tiene una cebolla. Danielle es bailarina de ballet, pero es también una agente de la CIA integrada en un sucio plan de espionaje al Gobierno israelí, sus hipotéticos aliados. Azulai es un guía turístico con un pasado en un grupo de operaciones especiales del Ejército que abandonó para contratarse como mercenario en América Latina: nada ni nadie es lo que parece salvo la turbiedad, la reina de la casa en la serie.

Dispuesto a aclarar la cada vez más confusa muerte de su mujer, Azulai se desplaza a Nueva York. Naturalmente, la Gran Manzana sigue siendo un campo de minas y el inesperado final de la interesante Hit & Run, ese truco de los guionistas, se justifica por el previsible anhelo del espectador por contemplar la segunda temporada.

Puedes seguir EL PAÍS TELEVISIÓN en Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_