La celebración de Sant Jordi abarrota las calles de Barcelona pese al frío
En el centro de la ciudad, con paseo de Gràcia, Rambla Catalunya i La Rambla como zona cero, se suceden las colas de fans para conseguir una firma
Un aire helado sorprendente para el mes de abril corría esta mañana de Sant Jordi por las calles del centro de Barcelona, además de la multitud de personas que llenaban las calles. Con un perímetro más grande que en años anteriores, la fiesta del libro y la rosa ha vuelto a demostrar que es la más popular y querida por los catalanes. En el centro de la ciudad, con paseo de Gràcia, Rambla Catalunya y La Rambla como zona cero, se han sucedido las colas de fans para conseguir una firma, los escritores firmando -siempre unos más que otros-, puestos de libros por todas partes y también de rosas, además de los que aprovechan para vender cualquier cosa que tenga un poco que ver con la leyenda del caballero, el dragón y la princesa que está en la base de esta tradición.
Si una cosa hay que tener el día de Sant Jordi es paciencia: para conseguir esa rúbrica del escritor favorito, para avanzar en medio de la multitud o para hacerse con una foto especial que parezca única. Lo sabe Laia Jiménez, farmacéutica que antes de las 10.00 h de la mañana ya hacía cola delante del puesto donde firmaba Boticaria García, en el estand de Casa del Llibre. Con su libro Tu cerebro tiene hambre bajo el brazo, esperaba turno antes de ir a trabajar. Lo acababa de comprar y también llevaba entre las manos Cremo!, de Maria Nicolau, de quién también esperaba conseguir una dedicatoria.
Al lado, una cola todavía más larga. Entre los pacientes, Sandra Mesa agarrando La sociedad de la nieve, para conseguir ver a Pablo Vierci y J. A Bayona, que todavía no firmaban. Le apasiona la lectura y hoy ha decidido cogerse el día libre. Después de regalar libros a su marido y sus hijos, se ha acercado al centro para disfrutar de la fiesta. Entre sus otros objetivos, conseguir firmas de Irene Vallejo, autora del exitoso El infinito en un junco, que llevaba en la bolsa; y de Pedro Baños, por su libro La encrucijada mundial. Pero la firma que le hace más ilusión es la de su sobrino, Alex Suárez, que acaba de publicar su primera novela, de misterio, llamada La leyenda de Caronte, cuenta con regocijo.
Las colas de los verdaderos fans empiezan incluso antes de que salga el sol. Clàudia Borjas, una estudiante de 3o de ESO de Manresa -que hoy se ha saltado las clases con el permiso de su madre, que la acompañaba- ha llegado a las 8.00 h de la mañana a Barcelona para esperar a Alice Kellen, autora de novelas de amor que son un fenómeno juvenil super ventas y ya arrastró unas larguísimas colas el año pasado. Ha esperado su dedicatoria tres horas, pero todavía le sobran ganas para estar en el puesto dónde firma María Martínez, también una autora de novela romántica para adolescentes. “Me encanta leer, estos libros son mi manera de evadirme”, contaba.
En el mismo paseo de Gràcia, así mismo tenían colas delante Máximo Huerta o Sonsoles Onega, y enfrente del Fnac, Ángel Martín y Albert Espinosa. Algunos de ellos llevaban varios libros en la mano. Seguramente traían de casa, pero si algo tiene el día de Sant Jordi es un descuento del 10% del precio habitual. Por eso la gente aprovecha este día. Más arriba, en Gran de Gràcia este año también hay despliegue de paradas de libros. La editorial Blackie Books tiene un generoso rincón dedicado a la saga Blackwater, fenómeno reciente de los amantes del terror sobre una rica saga familiar.
Aunque el libro tiene mucho más peso, las rosas son la segunda pata de la fiesta. Por aquello que dice la leyenda... “y de la sangre del dragón nació una bella rosa”. Floristerías y asociaciones de todo tipo aprovechan la dicha. Aunque siguen predominando las clásicas rosas rojas, de otros colores y adornos también se pueden encontrar. El rincón más epectacular lo monta Maria Ponsà Flors delante de su tienda, en Rambla Catalunya esquina con Provença. Un auténtico jardín donde actúa la cantante Lidia Pujol, por la mañana y por la tarde. Justo delante este año se ha instalado Omotesandō , con sus rosas eternas que no hay que regar. Están liofilizadas y se mantienen con apariencia de frescas sin agua. Además de unas rosas gigantes han puesto una máquina de pescar rosas que suscitaba mucha curiosidad.
La parte más dulce la ponen los pasteleros. Ya es habitual encontrar pasteles individuales o grandes con forma de rosa. Este año La Pastisseria de la calle Aragó ha hecho un gran despliegue de Sant Jordi, con varios productos, como pasteles individuales de rosas con diferentes sabores, libros de chocolate o pastelitos verdes con un dragón. A los ciudadanos no les amarga un dulce y el establecimiento tenía una cola constante. Además del ya clásico pan de Sant Jordi, que tienen las cuatro barras de la senyera y se encuentra en mucha panaderías, también las heladerías se han subido al carro. Paral·lelo tiene un sabor especial de Sant Jordi igual que la heladería Badiani.
Las radios también lo dan todo por Sant Jordi. La mayoría trasladan sus programas a pie de calle, como la Ser, que corta la calle Casp con su escenario con público, dónde Miki Núñez ha cantado en directo. Catalunya Ràdio ha llevado su estudio al paseo de Gràcia y Rac1 a los jardines del Palau Robert. Todo tipo de gente ha abarrotado las calles. Trabajadores que se han escapado un rato, jubilados que disfrutan de lo más, niños con sus maestras, como un grupo de 5o y 6o de la escuela Pía Balmes; estudiantes y turistas se mezclaban en una mañana fría pero algo soleada. Aunque la mañana se ha salvado con creces, libreros, floristas y toda la organización sigue mirando al cielo. La tarde no está clara.
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