Andreu Camps, el secretario general de la RFEF que hostigaba a las futbolistas

La Federación Española de Fútbol (RFEF) ha destituido este miércoles a su secretario general, Andreu Camps (Tortosa, 62 años). El cese de Camps es el primer gran paso para el descabezamiento del rubialismo que todavía sigue maniobrando desde dentro de la federación a favor del presidente dimitido. Camps estaba en el punto de mira de las jugadoras de la selección por su hosquedad con ellas durante las diversas negociaciones en las que intervino, especialmente desde la conocida como crisis de las 15, hace un año. Según fuentes federativas, también estuvo implicado en la publicación de los comunicados en contra de Jennifer Hermoso tras declarar esta que el beso que recibió de Luis Rubiales en la celebración del Mundial no fue consentido. Las jugadoras percibían a Camps como uno de los brazos ejecutores de Rubiales, y su cese era una condición innegociable para no abandonar la concentración de la selección en el complejo valenciano Oliva Golf, al sudeste de la capital, donde están concentradas desde el martes. Este jueves viajarán a Suecia, donde se estrenan en la Liga de las Naciones el viernes.

También el Gobierno tenía muy señalado a Camps por su afán de mantener a Rubiales al frente de la federación después de la crisis abierta tras el pico que le plantó el ya expresidente a la futbolista de la selección hace exactamente un mes. La carta que envió a la UEFA el 25 de agosto, en la que puso en peligro la participación de los equipos españoles y de la selección en competiciones internacionales, irritó sobremanera a Víctor Francos, presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD). “Solo por esa carta ya tenía que haber dimitido”, advierte un dirigente desde Las Rozas. Empleados federativos y conocidos describen a Camps como un hombre de carácter huraño, con poca empatía con los empleados y soberbio y con aires de superioridad en su trato con los presidentes de las territoriales.

En la federación aseguran que la destitución de Camps estaba prevista, pero que el plante de las jugadoras internacionales ha terminado por acelerarla. El presidente de la junta gestora, Pedro Rocha, y los barones más afines a Rubiales nunca tuvieron claro el momento en el que debían cesarle e incluso si esto era conveniente. En las negociaciones mantenidas con las jugadoras durante el fin de semana pasado, Rocha convirtió su cese en una línea roja que no estaba dispuesto a traspasar. La presión de las internacionales y del CSD no le ha dejado otra alternativa.

Rocha y los barones que abogaban por su continuidad argumentaban que era una pieza imprescindible por su conocimiento de los entresijos federativos, cuando no defendían que, por sus contactos internacionales, era una pieza clave en la candidatura de España, Portugal y Marruecos a organizar el Mundial 2030. Esto último lo desmienten con rotundidad diversas fuentes consultadas inmersas en los procesos de elección de la Copa del Mundo.

Licenciado en Derecho y en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, Camps llegó a la federación cuando Rubiales accedió a la presidencia en 2018. Desde entonces, fue con el asesor jurídico externo, Tomás González Cueto, el ideólogo y el brazo ejecutor en el que se apoyaba el dirigente granadino en sus disputas con LaLiga, con el sindicato de futbolistas (AFE), con la Liga Nacional de Fútbol Sala o incluso con el CSD. El lunes, fuentes federativas deslizaban que las amenazas de querellas contra las jugadoras que pedían la cabeza de la plana mayor del rubialismo llevaban el sello de Camps y González Cueto.

El ascenso de Camps hasta la primera línea de la gestión deportiva del fútbol español se inició con sus primeros contactos con círculos del nacionalismo catalán y del olimpismo, en particular con Pere Miró, un histórico del Comité Olímpico Internacional. Ocupó un cargo en la Generalitat de coordinador de las escuelas de educación física y comenzó a hacerse un nombre como impulsor del prestigioso Máster de Derecho Deportivo de Lleida. Esto le sirvió para que fuera reclamado en 2013 por Miguel Cardenal, por entonces presidente del CSD, para ser miembro del Tribunal Administrativo del Deporte (TAD).

En el TAD coincidió con González Cueto y ambos protagonizaron uno de los episodios más escabrosos que se recuerdan del tribunal deportivo. Camps lo abandonó tras negarse a abrir un expediente al entonces presidente de la RFEF, Ángel María Villar, en 2015 por supuestos tratos de favor al Recreativo y al Marino de Tenerife. Los indicios que no valoró Camps para iniciar una investigación, sí fueron tenidos en cuenta por un juzgado de Majadahonda. Poco antes, González Cueto ya había abandonado el TAD tras verse obligado a abstenerse de una votación para expedientar a Villar. Este periódico desveló que un abogado que colaboraba con el despacho en el que por entonces trabajaba Cueto había sido contratado por el dirigente bilbaíno. Tras su salida por la puerta de atrás del TAD, ambos se aliaron con Rubiales para volver a controlar el sistema desde la federación. Dos de ellos ya son historia y el Gobierno espera que González Cueto también lo sea lo antes posible.

Para suplir a Camps, Pedro Rocha se ha acogido al artículo 39.2 de los estatutos federativos que dice: “El nombramiento del Secretario General será facultativo para el Presidente de la RFEF quien, si no efectuara tal designación, será el responsable de las funciones propias de aquél, pudiendo delegar en las personas que considere oportuno”. Las personas designadas son Elvira Andrés, para tareas representativas, y Alfredo Olivares, para las funciones ejecutivas.

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