La mirada permanentemente sorprendida
Con los estrenos de las nuevas temporadas de ‘30 monedas’ (HBO), ‘Sagrada familia’ (Netflix) y ‘La que se avecina’ (Telecinco), además de cuatro películas, el rostro y el talento de Macarena Gómez se multiplica en 2023. Pero no es algo excepcional: la cordobesa defiende la flexibilidad con los directores, la transparencia en la interpretación y la contención como reto a la hora de definir su trabajo
Cuando Macarena Gómez (Córdoba, 1978) era una adolescente enjuta de enormes ojos verdes decidió que quería ser actriz y sus padres, dos médicos amantes de las artes, la alentaron. “Puedes dedicarte a lo que quieras, porque tenemos la confianza total en que lo harás bien”, le transmitieron. Le regalaron, según afirma la intérprete, la mayor de las virtudes, “una gran autoestima”, que considera imprescindible para alimentar cualquier talento. También le brindaron una educación cultural. La llevaban a la ópera, a recitales de poesía, a ver las noches del flamenco de Córdoba. “Ellos querían que yo me empapara”, reconoce, sentada en un elegante sofá del atelier de su amiga, la diseñadora Teresa Helbig, en Barcelona. Desde esa confianza ha desarrollado una carrera con más de 50 títulos cinematográficos y televisivos, dos Biznagas de Plata del Festival de Cine de Málaga a la mejor interpretación y una nominación al Goya por Musarañas (2014). Además, ha alcanzado éxitos igual de meritorios como mantenerse durante 15 años en la telecomedia La que se avecina o haber estrenado recientemente las segundas temporadas de 30 monedas (HBO) y Sagrada familia (Netflix).
A los cuatro años empezó a practicar ballet y se enamoró tanto que iba de lunes a sábado cinco horas todos los días hasta abandonarlo con 18. De aquello, en esta cordobesa de 45 años queda su agilidad a la hora de adaptarse a cada cambio que propone el director y una flexibilidad corporal que, durante esta entrevista para el proyecto Talento a bordo de Iberia, demuestra al levantarse y, espontáneamente, alzar la pierna con ligereza. A la hora de expresarse, utiliza mucho las manos pero, sobre todo, su particular forma de mirar. Literal y figuradamente.
Pregunta: ¿Por qué decidió dedicarse a la interpretación?
Respuesta: Estoy convencidísima de que fue gracias al ballet. Me dio una sensación de fuerza, de saber que me estaban observando. Tienes el poder de ofrecer arte y hacer disfrutar a la gente. Yo era feliz demostrando lo que sabía hacer como bailarina. Aparte de eso, creo que es una cosa innata, tenía cualidades y la profesora me daba muchos solos porque yo no me limitaba a bailarlos, sino que los interpretaba.
P. ¿Hubo una conversación incómoda con sus padres sobre trabajar en el mundo del arte?
R. Yo entiendo que mis padres seguramente tenían miedo, pero a mí no me lo transmitieron. Me decían que, si no me gustaba, podía estudiar otra carrera. Ellos creían en mí, tenían esa confianza porque a lo largo de mi vida les había demostrado que podían hacerlo. Además, me preparé a conciencia. A los 14 años yo les dije: “Quiero estudiar Arte Dramático en Londres”. Como solo sabía el inglés del colegio, decidimos que me iba a ir un año a EE UU, y luego seguí con el plan.
P. ¿Por qué lo tenía tan claro?
R. Mi madre siempre me ha inspirado a la hora de superarme a mí misma, a querer buscar la perfección. Me decía mucho: “Sé la mejor en lo que te dediques. Tú puedes conseguirlo”. Era muy positivo, fue una educación muy sana. Me decía que yo era capaz de hacer cualquier cosa, y eso me hizo tener esa certeza.
P. Y cumplió ese plan de estudios durante tres años en Londres. ¿Qué enseñanza se lleva de aquella época?
R. La importancia de la palabra, que he trasladado a la hora de actuar en español. Cuando me preparo los personajes incido en cómo entonar, a qué palabra darle importancia. Tengo mucha facilidad para emocionarme porque conecto con lo que estoy diciendo. La palabra que digo significa algo para mí, y hay algunas cuya sonoridad te traen recuerdos emocionales. Como “amor”, si la dices muchas veces: el amor, el amor, el amor... Te produce cosquillitas. Te produce un sentimiento.
P. Tenía claro que quería volver y trabajar en España. ¿Por qué?
R. Había una cosa que yo echaba mucho de menos siendo cordobesa: el sol. Al levantarme, cada mañana me gusta ver la claridad, la luz, el cielo azul.
P. Ya de vuelta en España, no conocía a nadie del sector y se dedicó a llamar hasta que logró un primer papel...
R. El mayor miedo de la gente que no triunfa en su profesión es al rechazo. Hay quien no se atreve a buscar trabajo por si recibe un “no”. Yo nunca sentí eso, pero veo que muchos se hunden muy fácilmente ante las negativas.
P. En 2019 creó una productora, Cilantro Films. ¿Cómo se vive siendo desde entonces la que da el no a los intérpretes?
R. Una piensa en el actor que conviene para el producto. Es decir, interesa que sea bueno, pero que también sea conocido y atraiga a un público. Cuando no te cogen para un papel puedes pensar: “No gusto”. Incluso cuando eres joven sientes que es algo personal, porque nadie tiene en cuenta todos los factores.
La producción llamó a la puerta de Macarena Gómez en 2019, justo antes de la pandemia. De hecho, la aprovechó para aprender sobre la materia y empaparse del conocimiento que tenían otros compañeros sobre ella. Como agradecimiento, le gusta producir las películas de los directores que, previamente, han confiado en ella como actriz. FOTOS: Alberto García
La versatilidad es el gran empeño de Gómez y tiene una regla: no juzgar a sus personajes. Incluido uno de los últimos, el de Merche, en 30 monedas. “Ella quiere cumplir un objetivo que es recuperar a su marido; el problema son los medios que emplea. Lo curioso es que, aunque haga el mal o pase por encima de quien haya por el camino, su motivo es el amor”, describe sobre su papel en esta serie de Álex de la Iglesia, quien la conoció gracias a un corto en el que ella participó en los inicios de su carrera. Pero reconoce que los papeles en los que tiene que ocultar su expresividad y espontaneidad son los más difíciles.
P. En la película Pieles, su personaje no tiene ojos, una de sus grandes herramientas como actriz. ¿Cómo lo encaró?
R. Edu [Casanova, director del filme] me dijo: “Te voy a dar un personaje que no tiene ojos porque esa es tu zona de confort y quiero sacarte de ahí”. Luego a mí me encantó el resultado, incluso me emocionó, porque a día de hoy todavía empatizo con ese personaje. Me gusta mucho mirar a la cara de mi compañero cuando estoy actuando y fue duro no poder leer al otro o pensar que yo no estaba transmitiendo y que la otra persona no podía leerme a mí. Te podría decir que esa película y Sagrada familia, la serie dirigida por Manolo Caro, han sido los dos trabajos más difíciles que he hecho.
P. ¿Y qué le resultó difícil del papel de Blanca en Sagrada familia?
R. Yo, en mi vida personal, soy supertransparente. Todo lo que pienso se me nota muchísimo. Y Blanca vive de las apariencias, es pura mentira. Pensaba: ¿cómo voy a hacer un personaje que de puertas para afuera sea de una manera y de puertas para adentro de otra? Jugar a esa dualidad es muy difícil. Aparte, se reprimía mucho, y a mí eso me cuesta. Pero me encanta que me lo ofrezcan, que haya directores que se arriesguen.
MI DEFINICIÓN
"Para ser una persona talentosa hay que unir ser bueno en lo que hagas y tener pasión, disciplina, esfuerzo... y autoestima. Si no crees que vales para algo, nunca vas a avanzar"
P. En Musarañas, dirigida por Juanfer Andrés y Esteban Roel, la acompañó Nadia de Santiago, una actriz a la que ha definido como una de las mejores por su generosidad.
R. Bueno, te voy a decir una cosa: hay grandísimos actores en este país con los que no me gustaría coincidir porque no me gusta su método. Muchos trabajan consigo mismos y con las cámaras. Yo creo que normalmente la mujer es muchísimo más generosa. Y a mí, por ejemplo, Nadia de Santiago me parece la mejor porque lo da todo. Te mira de verdad, pero de verdad; y te escucha, no está pensando cuál será su próxima frase.
P. ¿Qué sintió con su nominación a los Goya como mejor interpretación femenina protagonista en 2015 en esa película?
R. Hubo gente de la profesión que hasta entonces me había visto como la de La que se avecina, aunque yo ya había hecho todo tipo de géneros: comedia, dramas, terror... Pero, al hacer de Montse [el nombre del personaje], me vieron en otro registro. Se me empezó a valorar como una buena actriz dramática.
P. Y, aparte de popularidad y estabilidad, ¿qué le ha aportado La que se avecina?
R. Uy, he hecho muy buenos amigos. Ya se ha creado una familia con los directores, actores, el equipo técnico… No te da miedo equivocarte y te desnudas emocionalmente. Además, mi personaje no es la que hace los chistes, sino la que los sirve, y he tenido que viajar por muchísimos estados anímicos. Me ha ayudado a manipular mejor mis emociones.
“En ‘Musarañas’, Luis Tosar hacía de mi padre y me imponía mucho, pero me venía bien que mi personaje le tuviera miedo, que se sintiera débil y frágil delante de él. Incorporé ese sentimiento a mi interpretación”
Rodaje de 'Musarañas’ (2014). Foto: Cedida por Macarena Gómez
“En esta escena de ‘Pieles’ tenía que levantarme de la cama sin ver, y Eduardo [Casanova] me iba indicando: 'Échate para adelante, muévete a la izquierda, ya puedes pisar'... Quería que fuera limpio, porque mi personaje llevaba toda la vida en ese cuarto”
Rodaje de ‘Pieles’ (2017). Foto: Cedida por MC
“Me encanta trabajar en doblajes, pero es agotador porque prácticamente lo haces en dos días y durante ocho horas. Es un reto, porque para comunicarte y expresarte solo tienes la voz”
Grabación del doblaje de ‘Emoji’ (2017). Foto: Cedida por MC
“He hecho unas cuantas películas de comedia, como ‘Todos lo hacen’. Es muy divertida. Lo curioso es que teníamos que hacer como si fuera invierno en pleno mes de agosto, en Tenerife. Cuando dejábamos de rodar, nos quitábamos los abrigos y nos quedábamos en bañador”
Rodaje de ‘Todos lo hacen’ (2022). Foto: Cedida por MC
P. Hace unos años dejó atrás la gran ciudad y se mudó al campo. ¿Qué tal va su granja?
R. Lo decidimos en la pandemia. Mi marido empezó a traer animales a casa y tengo de todo: pavo real, gallina, gallos, conejos... Tengo dos perros, caballos, alpacas, llamas, un cerdo, un loro… Incluso he tenido avestruces.
P. Lleva más de 10 años casada con el músico y artista Aldo Comas, con el que tiene un hijo. Ha reconocido que, entre ustedes, la clave es la admiración. ¿Hay más secretos?
R. Bueno, me cae muy bien. Me río mucho con él, y es una persona muy talentosa, inteligente y extremadamente creativa. Mira, una mañana me dijo que, mientras pintaba, se le había ocurrido un guion y a mí me pareció fascinante. Yo ya no sé si es enamoramiento, pero creo que no. También me cae bien mi hijo, lo hablo mucho con mi madre. Y cuando me preguntan: “¿Qué tal le va?”, yo digo: “Está simpático”.
El talento de la actriz…
Gómez afirma que "muchos intérpretes trabajan consigo mismos, preocupados por quedar bien en cámara". Sin embargo, ella considera que hay que ser generosos, ofrecer lo que el compañero necesita. “La actuación es acción y reacción; uno da y otro recibe. Si uno actúa muy bien, coloca al otro a su nivel de interpretación”, explica.
…y el talento de la productora
“En este oficio hay que aprender a guiarse por la razón y olvidar el corazón”, resume. En ese camino, uno de los retos es saber dar malas noticias con tacto. “El actor no quiere recibir un ‘no’, y el productor tiene que aprender a decirlo”, resume.