Un monasterio y una librería luchan contra la desinformación en Oporto
La famosa Librería Lello inaugura la sede de su fundación en el monasterio de Leça do Balio con una exposición dedicada a las ‘fake news’ y una extensión arquitectónica diseñada por el premio Pritzker Álvaro Siza
El cielo se mueve. Las nubes, el viento alto. La cúpula azul se desliza: gira en torno a sí misma.
El río corre: capas de agua, se superponen. Sonido continuo, cosido.
Los árboles fluyen por el aire: ramas pacientes, hojas afiladas.
En medio del paisaje – una escultura.
Bautizada con el abstracto nombre de “escultura abierta”, esa pieza a la que aluden los versos del poeta portugués Pedro Eiras acaba de inaugurarse en el monasterio de Leça do Balio, en Oporto. Diseñada por el premio Pritzker Álvaro Siza, la obra, un cubo de cemento blanco con un edificio de geometría platónica y un recoleto patio en su interior, resulta verdaderamente poética a la vista y el resto de los sentidos. Caminar en ella, observar sus ángulos y sus proporciones, ofrece una experiencia que va más allá de lo estético, un paseo en dirección a lo metafísico.
A un lado, el monasterio del siglo XIV, granito oscurecido por el tiempo, en el tránsito entre el románico y el gótico. Al otro, el río y una arboleda. Y arriba, como escribe Eiras, el cielo azul que gira. Con una escultura situada en el patio llamada El caminante y una vidriera dentro de la construcción que, en lo más alto del día, deja pasar una luz que atraviesa el espacio con un haz inclinado, la escultura abierta de Siza quiere erigirse en una parada obligada del Camino de Santiago portugués de la costa, un espacio para descansar y meditar, para practicar la religión sin que esta tenga que adscribirse a ningún rito.
El proyecto, promovido por la Fundación de la Librería Lello de Oporto, que gestiona desde 2016 el grupo empresarial Lionesa, forma parte de una serie de acciones dedicadas a impulsar la cultura en paralelo a la labor de la conocida como “la librería más bella del mundo”, tal y como la bautizó Enrique Vila-Matas. De ahí que el monasterio medieval de Leça do Balio, monumento nacional hasta hace poco en desuso y reconvertido en sede de la Fundación, haya sido restaurado recientemente por el mismo Álvaro Siza —poco menos que un mito para los portugueses— junto al paisajista Sidónio Pardal, y ahora albergue su primera exposición: una muestra dedicada a la lucha contra la desinformación titulada Act the Thought (actúa el pensamiento), que permanecerá abierta hasta el 31 de diciembre.
El tema de esta muestra inaugural viene dado por el hecho de que el Foro Económico Internacional declaró la desinformación como el mayor peligro de este 2024, por encima de problemas gigantescos como el cambio climático. Puesto que las fake news pueden afectar a cualquiera, no importa su procedencia o extracción social, la muestra se compone de dos secciones principales: una dedicada a las personas comunes y corrientes y otra en torno a grandes figuras destacadas por su labor contra las mentiras. Una tercera sección del recorrido, obra de la artista emergente Diana Policarpo, sumerge al espectador en una instalación sonora inspirada en las canciones tradicionales del norte de Portugal, que en su día servían como vehículos para transportar tanto las verdades como también los rumores.
En el exterior del monasterio se despliegan por el suelo 1.500 retratos de algunos de los visitantes de la Librería Lello, personas anónimas que han querido poner su cara como imagen de protesta contra la desinformación. En el interior del edificio, una sala alberga montañas de periódicos cuyas portadas y contenidos están dedicados a una veintena de figuras internaciones de las artes, la política o el deporte: desde Salman Rushdie a Pussy Riot, Ai Wei Wei o Gilberto Gil, personalidades que, de un modo u otro, desde sus propios contextos y profesiones, han sufrido los efectos de las calumnias y han reaccionado contra ellas.
La segunda vida de una librería mítica
La inauguración de la sede de la Fundación Lello viene a reforzar la misión de difusión cultural de la mítica librería ubicada en el centro de Oporto, una empresa fundada en 1869 que, para 2016, se encontraba en bancarrota técnica a pesar de constituir un reclamo turístico que por entonces llegaba a recibir hasta 5.000 visitantes diarios. Con la nueva gerencia, el límite se sitúa ahora en 3.000 personas desfilando cada jornada por las dos plantas del encantador edificio que mezcla los estilos modernista y neogótico. Según sus datos, el año pasado llegaron a vender cerca de un millón de libros, en parte gracias al sistema de entradas implantado, que ofrece la devolución de parte o el total de la entrada si se adquiere un volumen.
Con una editorial propia, Lello vende sobre todo clásicos reeditados con cubiertas y ediciones especialmente cuidadas, traducidos a varios idiomas. El best-seller es El principito, aunque también destacan autores superventas como el Nobel portugués José Saramago, que cuenta con un rincón de la librería dedicado exclusivamente a su obra. Para los amantes de los libros antiguos o raros, es posible adquirir un pase para visitar la planta inferior de la librería, un antiguo almacén donde hoy se guardan las “gemas”, abierto a 18 visitantes diarios. Allí, se pueden ver —y, en algunos casos, adquirir— desde la primera traducción al inglés del gran poeta luso Luís de Camoens hasta las primeras ediciones de Madame Bovary, El retrato de Dorian Gray, Peter Pan, Pinocho, Moby Dick o Harry Potter, cuya autora, JK Rowling, se encargó de desmentir hace unos años, a pesar de los parecidos más que razonables, el rumor que circulaba de que era precisamente la arquitectura de esta librería la que había inspirado el universo mágico de su archiconocido personaje.
Babelia
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