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Diario de un vacío
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“¿Mentimos para sentirnos menos solos?” Con semejante frase en su cubierta “Diario de un vacío” fija rápidamente lo que vamos a encontrar en esta extraña y atrapante novela. Shibata trabaja en un oficina donde es la única mujer, y esto ha provocado que el sistema machista y patriarcal que impera en el lugar le añada una gran carga de trabajo extra. Ella debe ser la encargada de servir el café para todos, limpiar la suciedad que todos echen en los espacios comunes, entregar el correo a cada uno..., en definitiva, cualquier trabajo que se considere servir a los demás, se da por hecho que es obligación suya. Un día está tan cansada de trabajar hasta la extenuación, de verse obligada a esta carga adicional, y sin ningún rato para dedicar a algo que le guste, que toma una drástica decisión: fingir un embarazo. Rápidamente Shibata logra safarse de toda esta carga y ve como el caos aparece: ningún hombre "sabe" como organizarse, ¿quién hará el café y lo servirá a partir de ahora?
“Diario de un vacio” de Emi Yagi es uno de los libros más raros que he leído este año. Es un libro que te deja desconcertado, que mantiene una nebulosa constante y que te hace cuestionarte todo el tiempo que está pasando, ¿está la protagonista fingiendo realmente un embarazo o está embarazada de verdad? ¿Las cosas que suceden son reales o fruto de su imaginación? ¿Es Shibata la persona más cuerda de su historia, o un sistema tan implacabe e injusto con las mujeres ha hecho mella en su cordura? Todas estas incógnitas consiguen que la novela te atrape desde la primera página hasta la última.
Encuentro muy gratificante que en la actualidad podamos dar con tantas autoras asiáticas con un corte feminista tan contundente en sus historias, dejando en evidencia el machismo de la sociedad en la que viven y esos roles aún tan marcados, con muros tan difíciles de derribar. Emi Yagi recurre a la naturalidad, a lo cotidiano del día a día, para mostrarnos cientos de situaciones machistas que Shibata u otros personajes femeninos sufren, y lo hace de una manera tan directa, tan sencilla, que consigue evidenciar aún más lo ridículas que estas son. Cuando sus compañeros de trabajo se enteran que está embarazada y su carga de trabajo debe ser reducida, el agobio se apodera de ellos, y la única solución que encuentran es convencer a una compañera de otra oficina para que acuda a servirles el café. ¡Cómo van a servirse ellos mismos el café! En efecto, una ridiculez tan extrema que resulta increíble que aún tengamos que seguir hablando de esto, pero sigue siendo necesario y por eso obras como “Diario de un vacío” tienen una importancia brutal porque muestran desde la sencillez y la obviedad, lo absurda e injusta que es está situación.
Otro tema bastante interesante que toca la novela es la desmitificación de la maternidad. La autora desromantiza esta idea de supermadre que todo lo puede, que nunca está cansada y solo siente felicidad por dar a luz. Muestra la carga extra de las mujeres ante la maternidad, como la sociedad entiende que esta solo es cosa de ellas, antes, durante y después, y como estas deben renunciar a gran parte de su vida para ejercerla. Hay ciertos comentarios de un personaje secundario que son para aplaudir hasta el infinito.
Finalmente el tema central del libro es la soledad, mostrando un sistema tan educado para aceptar y creer que el bien de la sociedad en su conjunto es lo más importante, que consigue que el individuo muera, y sus deseos y su propia vida queden relegados a un segundo plano. La protagonista con su decisión quiere huir de un sistema que la oprime en todos los sentidos posibles de la palabra, tratando de reconectar consigo misma y descubrir realmente quien es y que le hace disfrutar. Creo que esa soledad que siente Shibata es palpable durante toda la novela y es imposible no empatizar con ella a poco que reconozcas la sensación. El final es absolutamente desquiciante y te deja perplejo. Sin embargo, no dejo de darle vueltas a la historia desde el mismo segundo que la acabe, y habiendo pasado ya más de dos semanas, es de valorar. Me flipa cuando un libro consigue ese tipo de magia. Me ha costado decidir que nota ponerle, porque es muy raro, pero cuando esta magia se da, hasta las cinco son pocas estrellas. Me muero de ganas de leer algo más de Emi Yagi.
“Diario de un vacio” de Emi Yagi es uno de los libros más raros que he leído este año. Es un libro que te deja desconcertado, que mantiene una nebulosa constante y que te hace cuestionarte todo el tiempo que está pasando, ¿está la protagonista fingiendo realmente un embarazo o está embarazada de verdad? ¿Las cosas que suceden son reales o fruto de su imaginación? ¿Es Shibata la persona más cuerda de su historia, o un sistema tan implacabe e injusto con las mujeres ha hecho mella en su cordura? Todas estas incógnitas consiguen que la novela te atrape desde la primera página hasta la última.
Encuentro muy gratificante que en la actualidad podamos dar con tantas autoras asiáticas con un corte feminista tan contundente en sus historias, dejando en evidencia el machismo de la sociedad en la que viven y esos roles aún tan marcados, con muros tan difíciles de derribar. Emi Yagi recurre a la naturalidad, a lo cotidiano del día a día, para mostrarnos cientos de situaciones machistas que Shibata u otros personajes femeninos sufren, y lo hace de una manera tan directa, tan sencilla, que consigue evidenciar aún más lo ridículas que estas son. Cuando sus compañeros de trabajo se enteran que está embarazada y su carga de trabajo debe ser reducida, el agobio se apodera de ellos, y la única solución que encuentran es convencer a una compañera de otra oficina para que acuda a servirles el café. ¡Cómo van a servirse ellos mismos el café! En efecto, una ridiculez tan extrema que resulta increíble que aún tengamos que seguir hablando de esto, pero sigue siendo necesario y por eso obras como “Diario de un vacío” tienen una importancia brutal porque muestran desde la sencillez y la obviedad, lo absurda e injusta que es está situación.
Otro tema bastante interesante que toca la novela es la desmitificación de la maternidad. La autora desromantiza esta idea de supermadre que todo lo puede, que nunca está cansada y solo siente felicidad por dar a luz. Muestra la carga extra de las mujeres ante la maternidad, como la sociedad entiende que esta solo es cosa de ellas, antes, durante y después, y como estas deben renunciar a gran parte de su vida para ejercerla. Hay ciertos comentarios de un personaje secundario que son para aplaudir hasta el infinito.
Finalmente el tema central del libro es la soledad, mostrando un sistema tan educado para aceptar y creer que el bien de la sociedad en su conjunto es lo más importante, que consigue que el individuo muera, y sus deseos y su propia vida queden relegados a un segundo plano. La protagonista con su decisión quiere huir de un sistema que la oprime en todos los sentidos posibles de la palabra, tratando de reconectar consigo misma y descubrir realmente quien es y que le hace disfrutar. Creo que esa soledad que siente Shibata es palpable durante toda la novela y es imposible no empatizar con ella a poco que reconozcas la sensación. El final es absolutamente desquiciante y te deja perplejo. Sin embargo, no dejo de darle vueltas a la historia desde el mismo segundo que la acabe, y habiendo pasado ya más de dos semanas, es de valorar. Me flipa cuando un libro consigue ese tipo de magia. Me ha costado decidir que nota ponerle, porque es muy raro, pero cuando esta magia se da, hasta las cinco son pocas estrellas. Me muero de ganas de leer algo más de Emi Yagi.
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Diario de un vacío.
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Reading Progress
December 20, 2022
–
Started Reading
December 26, 2022
–
Finished Reading
December 27, 2022
– Shelved
January 9, 2023
– Shelved as:
2020-2029
January 9, 2023
– Shelved as:
asia
January 9, 2023
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lecturas-2022
January 9, 2023
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japon