Julio Bernad's Reviews > Invasiones

El relato Coronación se trata con mayor profundidad en el programa de Gabinete de Curiosidades Quince cuentos de terror para pasar Halloween (parte II): https://go.ivoox.com/rf/118780045

En estos últimos años hemos visto aparecer numerosos escritores patrios que cultivan géneros tan poco patrios -en apariencia- como la fantasía, el terror o la ciencia ficción. Y me encanta.

Desgraciadamente, y como suele ocurrir en la literatura de género, los angloparlantes son siempre los que llevan la batuta, por lo que resulta impensable que un escritor español alguna vez vaya a ser reconocido en esos países ¿No pensáis que Javier Negrete, Emilio Bueso o Pilar Pedraza bien podrían optar a un Hugo o un Nebula? Soñar es gratis, y total, Jemisin ha ganado tres...

En fin, se acabó abrillantar ojetes ajenos con la lengua, que aquí hemos venido a hablar de Ismael Martinez Biurrun, y que mejor forma de empezar que con esta colección de tres novelas cortas publicadas por Valdemar. Parece que vaya a comisión con esta editorial, pero no, aunque no me importaría -Valdemar, guiño, guiño, codo, codo-. Nos encontramos ante tres novelas cortas, como he dicho, todas con argumentos propios y diferentes pero con un visible hilo conceptual, a saber, como el horror se infiltra en nuestro día a día, rutinario y anodino. En efecto, todas las historias parten de una situación tan prosaica como una cena con tu jefe en un entorno tan cotidiano como Madrid cuando, de repente, una imperceptible anomalía hace su aparición, de forma sibilina en principio, pero con terribles implicaciones que no tardaremos en presenciar, y que al final pondrán de relieve que no hay nada más terrorífico y monstruoso que la naturaleza humana. En este punto me gustaría resaltar lo que, a mi parecer, es la mayor virtud del escritor: el crescendo. Si estamos escribiendo terror, y sobre todo terror cotidiano, tiene que haber una escalada de sucesos que convierta lo anodino en pavoroso, y esta escalada ha de ser gradual y natural, debe fluir de forma orgánica para que la desazón vaya apoderándose del lector hasta no dejarlo respirar. A no ser que seas Junji Ito, que te coge del pescuezo y te mete la cabeza en una olla de aceite hirviendo mientras se ríe a carcajadas.

El primer relato, Coronación, es donde mejor se utiliza este recurso, y leer sus últimas paginas es una verdadera carrera contrarreloj en la que respiras aliviado con cada pagina que dejas atrás, aunque las que vienen después no son, ni por asomo, mas tranquilizadoras. No me gustaría destripar nada de la trama así que me ceñiré a la sinopsis: una pareja va a cenar a la casa del jefe de ésta con una atípica plaga de langostas suelta por las calles de Madrid. Un relato que, si quitamos toda la parte lovecraftniana, recuerda a La Niebla de King en cuanto que ambos ocurren en un espacio cerrado y aislado por una amenaza constante exterior. Aunque, la verdad, la brevedad y contundencia de Martinez Biurrun se imponen por sobre el Abuelo de Maine, que termina por caer en sus clichés preferidos, como es el del fanático religioso.

En El color de la tierra tenemos un Color que vino del espacio, salvo que aquí el caos tiene un origen telúrico y no sideral. Volvemos a encontrarnos con un crescendo igual de bien ejecutado, mucho más gore y salvaje, que recuerda en ocasiones a los desvarios de Crossed. Tampoco me gustaría destripar mas de esta historia, también de mucha calidad, aunque algo inferior a la primera, a mi parecer.

Finalmente, en Nebulosa tenemos una Invasión de los ultracuerpos a escala minimalista. Una pareja sobrevive, sorprendentemente, a la caída de un asteroide, con el estrés postraumático propio de quien es testigo de un fenómeno así. La misma letanía de siempre, contar más sería joder la experiencia, solo me puedo decir que este me parece el mas flojo de los tres, aunque incluye también escenas potentes y bastante viscerales. El final, diría, me parece lo mas flojo, por anticlimático.

Después de esta excelente colección, muy recomendable tanto para el lector aficionado como para el lego, me he quedado con ganas de más, así que no tardare en reunirme con este autor en Sigilo. A ver con que logra sorprenderme.