Lo perecedero devora lo perecedero a plena luz del día. Así empieza un poema de Brodsky que define muy bien su poesía. Joseph Brodsky, cuyo nombre ori Lo perecedero devora lo perecedero a plena luz del día. Así empieza un poema de Brodsky que define muy bien su poesía. Joseph Brodsky, cuyo nombre original viene en ruso, emigró forzosamente a Estados Unidos porque en Rusia era un enemigo. Allí no lo querían. Pasó por dos instituciones psiquiátricas y por la cárcel, donde en ambas fue torturado como preso político. Amigo íntimo de Anna Ajmátova y Sergei Dovlatov, Brodsky culminaria su obra de una manera plena y magnífica a ojos de la cultura, pues no sería poca su obra escrita. A su vez, recibiría varios premios, como el Premio Nobel en 1987. Es por esto, que hay que considerar a Brodsky como uno de los poetas que más culturalidad aportó al s.XX.
No es de extrañar que quien se inicie en Brodsky con este libro apreciará de manera singular su modo de ver y sentir la vida. Profundamente humana, el poeta ahonda en el concepto de humanidad en todas sus vertientes. Desde las relaciones que tienen los hombres con sus congéneres, desde la que tiene este con la naturaleza y el trabajo, desde la profunda sensación de ser un hombre, un ser que siente, piensa y se emociona y describe la vida como puede, e incluso a veces como quiere. No es de extrañar que le dieran el Nobel a Brodsky pues su poesía rezuma humanidad, rezuma sabiduría y amor por un estado del hombre que él perseguiría hasta el fin de sus días: la de ser libre, la de hallarse digno de elegir qué hacer con la vida, cómo vivirla, cómo sentirla. Podemos apreciar en su poesía una poesía libre de formalismos pero a su vez resulta poderosamente rítmica, suena a melodía, a una sinfonía del exilio, de lo que subyace bajo las apariencias humanas. Esta sinfonía se vuelve asimismo observada y observadora. Estamos ante una poesía que observa los estados emocionales e intelectuales del ser humano, sus estados y pensamientos políticos, su manera de estar en la vida incluso sin estar.
La poesía de Joseph Brodsky es una poesía existencialista. Busca en la existencia el porqué de la vida, del ser. Reconocemos su humanismo. Conocemos al hombre en sus diversas vertientes si así lo queremos ver. Quiero pensar que la vida de Brodsky fue completa porque así se muestra su poesía, y si no lo fue, estoy segura de que la complementó. En él prólogo, totalmente adecuado y bastante completo, escrito Ernesto Hernández Busto, apreciamos con gran sabor que la vida y obra de Brodsky no fue en vano. Le valió la vida, le valió el amor y le valió su pasión por la vida humana en todos sus aspectos. Si bien fue perseguido, el también perseguiría una libertad que encontró fuera de su patria. Tenía diversas opiniones, contundentes, sobre cómo el ser humano debía posicionarse ante la sociedad, el estado y la vida. Era un hombre de palabra. Y qué bien la trataba. Sin duda conocer a Brodsky en su poesía es conocerlo en sus aspectos más íntimos y líricos. Tenía un sentido del ritmo pausado y sin embargo aletargado que nos embriaga y nos impacta. Lean a Brodsky, leerán lo profundamente humano.
Puede más el amor que la distancia, mas la distancia siempre dura más.
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El cielo oscuro aligeró sus pasos y no pudo fundirse con la sombra....more
Y el resto es silencio... decía aquella obra de Shakespeare. También podríamos decirlo con la obra de Alejandra Pizarnik. En estos textos, una breve aY el resto es silencio... decía aquella obra de Shakespeare. También podríamos decirlo con la obra de Alejandra Pizarnik. En estos textos, una breve antología de su prosa completa que ya publicaría Lumen en 2001 ––aquella compilada por Anna Becciu; mientras que esta edición, la dirige la poeta Luna Miguel. Nadie mejor que ella para seleccionar estos textos, estos relatos de prosa profundamente poética cuyo lirismo nos envuelven en un mantra que nos determina como eternos lectores y lectoras de Pizarnik.
Me gusta sobre todo de estos relatos como entrecruzan la mística con el erotismo y el lirismo que se da en la obra pizarniana. Una podría hundirse en ellos y no salir nunca. Se hace el silencio cuando la leemos, a pesar de estar leyéndola con Wim Mertens de fondo. Son estos unos relatos de puro presente, en ellos Pizarnik es más ella que nunca. Desde la filosofía y la psicología, pasando por la poesía y el puro juego. Sí, en estos relatos de juegos pizcuetos, que se entrecruzan con el propio juego de ojos que hace el lector al leerlos. Una quiere sumirse en sus palabras, que estas le hagan asilo entre ese surrealismo y onirismo. Porque en la prosa de Pizarnik hay un profundo onirismo: nosotros al leerla es como si dialogáramos con sus sueños. Es pura perplejidad, pura brutalidad de la palabra, de la esencia del lenguaje. Sus relatos son como sueños que hablan entre ellos mismos. Se desnudan entre ellos, y nosotros nos desnudamos también, nos hacemos eco de sus emociones y sentimientos.
(pausa)
Se hizo el silencio, y para Pizarnik el silencio es muy importante. En él no tenemos una ausencia, sino que asimilamos la presencia humana, del ser, que Pizarnik nos proporciona. Hay un existencialismo del propio ente pizarniano. Irrevocable es el sentido y sentimiento que el leerla nos da. Se acumula toda una cúspide de alegorías, de impactos feministas, de atropellos con la propia imagen que recibimos. No podemos quedarnos impasibles ante La condesa sangrienta, por ejemplo. Hemos de hacer algo. Hemos de detenernos a tomar aire porque su brutal pureza nos endemonia, tanos produce temor y pavor. Nos convertimos en cómplices de unos hechos que destripan corazones, y nunca mejor dicho.
Leer a Alejandra Pizarnik es leer sin conocimiento de causa. Siempre nos sorprende, aunque solo hayamos leído sus diarios y su prosa. Hay en ella todo un lirismo latente, que se puede percibir nada más darle un ojo a las palabras. Palabras que seducen al lector y estallan ante nosotros. Si la leyera en voz alta, si la recitara, todo sería distinto. Leer a Pizarnik a viva voz sería como poner una bomba. No hay por donde coger ciertos textos, y sin embargo tienen su peso, tienen su esencia, su divinidad, su ternura y gozo humano. No me quiero expandir en la elucubridad. Quiero que la lean y que piensen por ustedes mismos lo que Pizarnik nos ofrece. Porque su lectura nos incita a pensar, a indagar en la psique humana, en lo que subyace bajo aquello que mostramos. Hay una lectura de las apariencias en su prosa, pero son apariencias necesarias para que se dé la existencia de ese ente que domina todo. Un ente silencioso, que se transforma en pausa, en palabras desperdigadas, en sentidos de profundas índoles. Creo que leeré a Freud y leeré a Lacan y leeré a Sartre y después volveré a leer estos cuentos, pues son relatos que nos cuentan historias, no cotidianas, sí divagantes de su sentido inicial. Relatos de pura psicología e imaginación humana....more
"En mi cuerpo las estrías del poema como flores en las costillas del santo.""En mi cuerpo las estrías del poema como flores en las costillas del santo."...more
“Me alegro al amanecer porque descubro el mundo en los ojos de un pájaro".“Me alegro al amanecer porque descubro el mundo en los ojos de un pájaro"....more