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288 pages, Paperback
First published September 1, 1982
So, that’s what they wanted: lies. Beautiful lies. That’s what they needed. People were fools. It was going to be easy for me.
I was like a turd that drew flies instead of like a flower that butterflies and bees desired.
At the age of twenty five most people were finished. A whole god-damned nation of assholes driving automobiles, eating, having babies, doing everything in the worst way possible, like voting for the presidential candidate who reminded them most of themselves.
“A la edad de 25 la mayoría de la gente estaba acabada. Todo un maldito país repleto de gilipollas conduciendo automóviles, comiendo, pariendo niños, haciéndolo todo de la peor manera posible, como votar por el candidato presidencial que más les recordaba a ellos mismos”Sin embargo, Bukowski expone aquí con una sencillez aplastante las trampas del discurso neoliberal, empezando por la primera y fundamental, “América es la gran tierra de la Oportunidad y cualquier hombre o mujer que lo desee tendrá éxito”. Por un lado, Bukowski nos advierte de que “Siempre había alguien controlando quién podía tener una oportunidad y quién no”, lo cual, incomprensiblemente, no empuja a la gente a rebelarse contra ese que controla las oportunidades, sino contra los inferiores que pelean también por la suya. El otro punto crucial de la frase, que el esfuerzo garantiza el éxito, es contestado por Bukowski con una sencilla evidencia: “los pobres normalmente permanecen en la pobreza”. Por mucho que se desgañiten gritándolo todos aquellos que empezaron sus vidas desde posiciones privilegiadas, el esfuerzo por sí solo no es casi nunca suficiente y el origen familiar es el factor más determinante de la pobreza o la riqueza futura de los individuos.
“Coge la familia, mézclala con Dios y la Nación, añade diez horas de trabajo diario, y tienes todo lo que necesitas”No es de extrañar que es este mundo sin futuro, Chinaski, como muchos jóvenes en la actualidad, llegue a pensar cosas del tipo “Yo no tenía Libertad. No tenía nada. Con Hitler quizás obtuviera un coño de cuando en cuando y una paga semanal de más de un dólar”. Una posición que en plena SGM para él tenía además el atractivo de enfrentarle a la hipócrita sociedad que detestaba y le oprimía y que, en realidad, tampoco distaba tanto del pensamiento nazi.
“(servicios médicos) Experimentaban con los pobres y, si funcionaba, utilizaban el tratamiento con los ricos. Y si no funcionaba, aún había un montón de pobres para experimentar sobre ellos”Chinaski, sabiendo que nunca llegaría a ser un triunfador, se esfuerza por ser justo lo contrario (“El pensamiento de llegar a ser alguien no sólo no me atraía sino que me enfermaba”), una inclinación que le forzaba a un aislamiento casi total, intensificado por dos circunstancias, un acné monstruoso por todo el cuerpo y que le desfiguró la cara, y el empeño de su padre por mandarle a un instituto de ricos en el que Chinaski asistía cada día a un estatus de vida que nunca sería capaz de alcanzar.
“Los odié. Odié su belleza, su juventud sin problemas, y mientras los miraba danzar a través de los remansos de luz mágicamente coloreada, abrazándose entre ellos, sintiéndose tan bien, como niños inmaculados en gracia temporal, los odié porque tenían algo que yo aún desconocía…”Los barrios bajos eran desagradables; la vida del hombre normal tediosa; la educación, una trampa que te acababa privando de la libertad de pensar y actuar por ti mismo; le tenía cariño a su cuerpo lleno de cicatrices y marcas, el suicidio quedaba descartado. Solo quedaba la soledad como refugio y el alcohol, los libros y la música sinfónica como únicas compañías. Empezó a escribir, se inventaba personajes que le hacían sentirse menos solo.
“Un hombre siempre necesita a alguien. No había nadie a mi alrededor, así que tenía que construirme alguno, crearlo como debiera de ser realmente un hombre. No era una cuestión de creérmelo o fantasear, sino de no vivir la vida sin un hombre de ese tipo alrededor”Y este es el milagro Chinaski, criado en una familia con un padre amargado y maltratador y una madre que lo consentía y se ponía siempre de su lado, ambos analfabetos culturales e ideológicamente reaccionarios, pudo surgir un chaval con tales ideas y tales aficiones, alguien que ya desde sus primeras lecturas se decantó por escritores de la talla de Upton Sinclair, D.H. Lawrence, Sinclair Lewis o Sherwood Anderson, de los que llegaba a leer un libro cada día.
“Las palabras no eran abstrusas sino cosas que hacían vibrar tu mente. Si las leías y permitías que su hechizo te embargara, podías vivir sin dolor, con esperanza, sin importarte lo que pudiera sucederte”En definitiva, la mejor senda hacia la literatura directa, sencilla, honesta y descarnada de Charles Bukowski y una de las mejores novelas que he leído sobre la pesadilla que es para muchos el sueño americano.
It looked like it was my destiny to travel in their company through life. That didn’t bother me so much as the fact that I seemed irresistible to these dull idiot fellows. I was like a turd that drew flies instead of like a flower that butterflies and bees desired.The charms of the initial dilemmas and Chinaski’s attempts (or non-attempts) to fathom them, drowned into a sea of booze for the better part of the book. Nothing mattered as long as drinking was an option and the young Chinaski held nothing beyond the tinted bottle. Purposelessness pervaded the pages like a rigid plague and Bukowski’s pen remained, painfully, under-qualified to bulk up nothing. A case of plot and prose, pulling each other down.
“What a weary time those years were -- to have the desire and the need to live but not the ability.”
“I guess the only time most people think about injustice is when it happens to them.”