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Críticas ordenadas por fecha (desc.)
1 de octubre de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me ha encantado el género western, desde pequeño y además de buen actor, Viggo Mortensen siempre me ha caído de puta madre y eso que no lo conozco. Y a Vicky Krieps la conocía de la serie Das Boot y me pareció una buena actriz, muy solvente. Así que ahí me lancé sin dudarlo a disfrutar de una buena película de vaqueros a la vieja usanza y con Viggo de protagonista. Esto pintaba muy bien.
Pero una vez se levanta el telón, el director y guionista Viggo nos empieza a contar una historia que va por caminos inesperados. Parece que quieres sentirte defraudado pero lo que te están contando te va poco a poco conquistando. Ingredientes y bonitos paisajes de ese género western para vestir una pequeña historia de amor, modesta, evocadora, dura y triste. Dos personas peculiares y extrañas en ese mundo clásico del oeste, duro e inhóspito como mandan los cánones, que se enamoran y se embarcan en un viaje también peculiar que acaba entre los árboles y las flores que rodean su historia. Viggo nos va contando su historia con saltos temporales que nos van dibujando la personalidad de nuestros protagonistas, su forma de ser y de afrontar la vida.
Pero lo idílico no tarda en truncarse por los ideales, las ausencias o la violencia. Soledad y ausencia se hacen dueños del recorrido, la lucha por seguir adelante y mantenerse firme ante lo casi imposible. El romance no llega muy lejos pero nos deja qué pensar cuando el ausente regresa. Muchas cosas han cambiado y va a ser duro aceptarlas. Aceptación, amor incondicional, venganza, tristeza, tragedia hasta un final de perdón y de seguir mirando hacia adelante. De resurgir de las cenizas. Un final tan inesperado como el resto de la película y lleno de filosófica poesía. Cuando te quieres dar cuenta esta modesta, imperfecta, poética y triste historia ya te ha conquistado. Pocos tiros, pocas galopadas por la llanura, pocos duelos al ponerse el sol y una historia que quizás nunca hubieras esperado pero que te ha gustado. Por mi bien, Viggo.
Pero una vez se levanta el telón, el director y guionista Viggo nos empieza a contar una historia que va por caminos inesperados. Parece que quieres sentirte defraudado pero lo que te están contando te va poco a poco conquistando. Ingredientes y bonitos paisajes de ese género western para vestir una pequeña historia de amor, modesta, evocadora, dura y triste. Dos personas peculiares y extrañas en ese mundo clásico del oeste, duro e inhóspito como mandan los cánones, que se enamoran y se embarcan en un viaje también peculiar que acaba entre los árboles y las flores que rodean su historia. Viggo nos va contando su historia con saltos temporales que nos van dibujando la personalidad de nuestros protagonistas, su forma de ser y de afrontar la vida.
Pero lo idílico no tarda en truncarse por los ideales, las ausencias o la violencia. Soledad y ausencia se hacen dueños del recorrido, la lucha por seguir adelante y mantenerse firme ante lo casi imposible. El romance no llega muy lejos pero nos deja qué pensar cuando el ausente regresa. Muchas cosas han cambiado y va a ser duro aceptarlas. Aceptación, amor incondicional, venganza, tristeza, tragedia hasta un final de perdón y de seguir mirando hacia adelante. De resurgir de las cenizas. Un final tan inesperado como el resto de la película y lleno de filosófica poesía. Cuando te quieres dar cuenta esta modesta, imperfecta, poética y triste historia ya te ha conquistado. Pocos tiros, pocas galopadas por la llanura, pocos duelos al ponerse el sol y una historia que quizás nunca hubieras esperado pero que te ha gustado. Por mi bien, Viggo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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Serie
2015
Frank Spotnitz (Creador), Daniel Percival ...
27 de setiembre de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
He leído algunas novelas de Philip K. Dick pero no en la que está basada esta serie. Tampoco es que sea uno de mis escritores de cabecera precisamente. En realidad llegué a este The Man in the High Castle siguiendo la pista de Rufus Sewell, actor que siempre me ha caído bien, para saber que andaba haciendo últimamente. Y la premisa o la sinopsis de la serie me resultó atractiva. Uno de esos "Y si...". Y si el Eje hubiera ganado la Segunda Guerra Mundial. Y como nunca había escuchado nada sobre la serie, no me sonaba de nada y me era totalmente desconocida hasta ese momento pese a estar siempre atento y rebuscando entre series y películas, pues automáticamente en mi mente se activo el botón de "muy buena no debe de ser", poniendo la serie bajo sospecha y las expectativas bajas y controladas. Vamos a ver una temporada y ya veremos.
Pues las expectativas fueron superadas y volaron en pedazos. La serie me ha encantado. Sobre todo porque ante una premisa con miles de posibilidades se han decantado por mantenerse bastante pegados al realismo, a la credibilidad y a darle consistencia a la trama. Nada de fuegos artificiales, ni giros imposibles o piruetas descontroladas. Evidentemente estamos hablando de una serie de ciencia ficción, también toca lo fantástico pero como digo, siempre con los pies en el suelo. Ni idea de si la guía es la novela en la que está basada o es una decisión de los creadores pero se agradece que en ese juego de géneros no acaben insultando tu inteligencia y todo se mantenga en unos márgenes mesurados de credibilidad. Eso me ha gustado mucho.
Al final y al principio tienen más peso las líneas argumentales dedicadas al espionaje, la política, los juegos de poder, las premisas de los regímenes totalitarios, la resistencia a esos regímenes e incluso las aventuras sobre la propia ciencia ficción o el género fantástico. Estos están ahí y dan juego pero no son los ingredientes principales como había pensado en un principio. Aún así, el tema de las cintas y los mundos paralelos también es potente e intrigante.
Todo ello sazonado con una muy buena factura técnica, muy superior a lo esperado, la verdad. Buena fotografía, fantástica ambientación y vestuario, buen casting, quizás mejorable en la protagonista para mi gusto, dirigida con buen gusto y elegancia, con un tempo pausado pero que no me pareció lento.
También decir que el amigo Rufus hace si no el mejor, uno de los mejores papeles de su vida con el Obernosequefurer Smith. De los que yo he visto, claro. No me arrepiento de haberle seguido la pista. Un personaje complejo que lucha consigo mismo y su destino. Hay otros muchos buenos personajes como el ministro Tagomi o el inspector jefe Kido, entre otros. Vemos situaciones paradójicas que dan que pensar, momentos impactantes de personajes reales y una casa de líos y luchas que me mantuvo totalmente enganchado las cuatro temporadas.
Quizás no le he puesto el diez porque la última temporada parece como si se hubiera acelerado todo hacia un final que no me ha acabado de convencer, demasiado simplón para el estilo que llevaba la serie, que dejó muchas cosas pendientes y abiertas además de una escena final cuyo significado no acabé de entender demasiado bien.
Por mi parte ha superado todas las expectativas y me parece una serie muy recomendable para los amantes de eso del "Y si...".
Pues las expectativas fueron superadas y volaron en pedazos. La serie me ha encantado. Sobre todo porque ante una premisa con miles de posibilidades se han decantado por mantenerse bastante pegados al realismo, a la credibilidad y a darle consistencia a la trama. Nada de fuegos artificiales, ni giros imposibles o piruetas descontroladas. Evidentemente estamos hablando de una serie de ciencia ficción, también toca lo fantástico pero como digo, siempre con los pies en el suelo. Ni idea de si la guía es la novela en la que está basada o es una decisión de los creadores pero se agradece que en ese juego de géneros no acaben insultando tu inteligencia y todo se mantenga en unos márgenes mesurados de credibilidad. Eso me ha gustado mucho.
Al final y al principio tienen más peso las líneas argumentales dedicadas al espionaje, la política, los juegos de poder, las premisas de los regímenes totalitarios, la resistencia a esos regímenes e incluso las aventuras sobre la propia ciencia ficción o el género fantástico. Estos están ahí y dan juego pero no son los ingredientes principales como había pensado en un principio. Aún así, el tema de las cintas y los mundos paralelos también es potente e intrigante.
Todo ello sazonado con una muy buena factura técnica, muy superior a lo esperado, la verdad. Buena fotografía, fantástica ambientación y vestuario, buen casting, quizás mejorable en la protagonista para mi gusto, dirigida con buen gusto y elegancia, con un tempo pausado pero que no me pareció lento.
También decir que el amigo Rufus hace si no el mejor, uno de los mejores papeles de su vida con el Obernosequefurer Smith. De los que yo he visto, claro. No me arrepiento de haberle seguido la pista. Un personaje complejo que lucha consigo mismo y su destino. Hay otros muchos buenos personajes como el ministro Tagomi o el inspector jefe Kido, entre otros. Vemos situaciones paradójicas que dan que pensar, momentos impactantes de personajes reales y una casa de líos y luchas que me mantuvo totalmente enganchado las cuatro temporadas.
Quizás no le he puesto el diez porque la última temporada parece como si se hubiera acelerado todo hacia un final que no me ha acabado de convencer, demasiado simplón para el estilo que llevaba la serie, que dejó muchas cosas pendientes y abiertas además de una escena final cuyo significado no acabé de entender demasiado bien.
Por mi parte ha superado todas las expectativas y me parece una serie muy recomendable para los amantes de eso del "Y si...".
Serie
1999
David Chase (Creador), Timothy Van Patten ...
16 de setiembre de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
Bueno, ayer estuve viendo ese documental titulado Wise Guy: Los Soprano por David Chase, un auténtico caramelo para los seguidores de la serie y me acordé de una pequeña reseña que había publicado en un blog que tuve, justo al día siguiente de que James Gandolfini nos dejara. Y me apetece dejarla por aquí por si ha alguien le interesa echarla un vistazo entre tantas reseñas de una serie que sin duda las merece:
.....................................
Holaquétal, estimados. Ayer os decía hasta la próxima y que no sería mañana. Se ve que mis dotes de adivino siguen siendo igual de malas que siempre. Quién me iba a decir que esta mañana, mientras desayunaba, la cuchara con los cereales se iba a quedar a medio camino de mi boca, sorprendida y paralizada por lo que anunciaba el locutor de las noticias. Poco me duró la alegría de volver a escuchar lo que presencié en directo ayer noche, que mi equipo de basket es campeón de la liga, después de cinco partidos contra el eterno rival, de mal baloncesto, pero tensión, lucha y emoción a raudales. Tardé unos segundos en asimilar lo que decía el tipo de la teleboba. No me lo esperaba, no podía ser. James Gandolfini había fallecido ayer en Roma, de un ataque al corazón, con apenas 51 años. Tampoco me esperaba que me impactara tanto la noticia, que me dejara casi en stand by, desconectado por un buen rato mientras me hacía a la idea.
La verdad es que no me ha alegrado el día precisamente el tema y poco a poco, mientras lo digería, he ido pensando que tenía que dedicarle unas líneas por aquí, un pequeño homenaje, unas sinceras gracias por los buenos momentos que me ha regalado este personaje, que apenas conocía hasta hace un par de años, más que de verle recoger Emmys al mejor actor de series de televisión, por su trabajo en Los Soprano.
No fue hasta hace un par de años, más o menos, después de leer un artículo titulado Imprescindibles: Los Soprano en la web Jot Down, página que visito habitualmente, que me decidí a investigar en esa serie de la que todo el mundo hablaba maravillas, con tal de no tener que aguantar toda la mierda aderezada de anuncios y publicidad que dispara la teletonta sin parar mientras estoy cenando. Así que, religiosamente, me comí las seis temporadas de la serie, fiel a la cita siempre que me era posible, o sea, casi todos los días, a la hora de la cena, enganchándome poco a poco hasta la adicción. Sí, me uno a los que hablan maravillas, porque fue lo que me pareció y después de terminarla, me quedé con la sensación de que me faltaba algo a esas horas, que necesitaba otra dosis de Tony Soprano y familia.
No me voy a poner a destripar la serie, no viene al caso ni tengo intención, pero me acabó siendo tan familiar el rostro de Gandolfini Soprano, como desconocido me había sido hasta ese momento. Esa interpretación de un mafioso de poca monta es de lo mejor que he visto en mi vida y de lo que veré, no tengo la menor duda. Un dibujo de personaje muy alejado de ese mafioso que mandan los cánones, tipo El Padrino o cualquiera de esas películas de gángsters que todos hemos visto, pero que, sin lugar a duda, merece su mismo estatus, la misma genialidad que la de Don Vito Corleone, como bien señala este artículo titulado Tony Soprano Vs Vito Corleone de la misma página que os señalaba antes, Jot Down.
Un trabajo de los que se quedan grabados, lleno de matices, genuino, magistral. El día a día de un tipo peculiar, que acabas adorando u odiando dependiendo del capítulo o incluso en el mismo capítulo. Brutal o tierno, metódico o impulsivo, desenfrenado o calculador, magnético y destructivo, lleno de ira y cargado de material sociológico para ser desentrañado mientras se consume la serie con avidez. Tony Soprano o James Gandolfini son la serie, aunque el resto del elenco esté a gran altura.
Como olvidarse de Carmela, la doctora Melfi, Christopher, Pauli, Silvio, Livia, Pussy, Bobby, tío Junior y una interminable lista de enormes personajes secundarios. Como no echar de menos esa mezcla inigualable de drama psicológico, tragedia, comedia negra, violencia y vida cotidiana de todo ese elenco de personalidades salidas de la mente del señor Chase. Como imaginar un mejor comandante de una de las mejores series que he visto que a ese poliédrico tipo llamado Tony Soprano. Como no rebelarse contra ese final polémico con cualquier disculpa porque en realidad lo único que sucede es que necesitas más de esa droga. Quieres que sigan recorriendo esas calles de Nueva Jersey, quieres que sigan contándote esas disparatadas, angustiosas, violentas, tiernas e imprevisibles aventuras, quieres seguir pasándote por el Bada Bing! a saludar a Silvio y ver qué se cuece en esa entrañable y a la vez peligrosa banda.
Sigo en spoiler por falta de espacio:
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Holaquétal, estimados. Ayer os decía hasta la próxima y que no sería mañana. Se ve que mis dotes de adivino siguen siendo igual de malas que siempre. Quién me iba a decir que esta mañana, mientras desayunaba, la cuchara con los cereales se iba a quedar a medio camino de mi boca, sorprendida y paralizada por lo que anunciaba el locutor de las noticias. Poco me duró la alegría de volver a escuchar lo que presencié en directo ayer noche, que mi equipo de basket es campeón de la liga, después de cinco partidos contra el eterno rival, de mal baloncesto, pero tensión, lucha y emoción a raudales. Tardé unos segundos en asimilar lo que decía el tipo de la teleboba. No me lo esperaba, no podía ser. James Gandolfini había fallecido ayer en Roma, de un ataque al corazón, con apenas 51 años. Tampoco me esperaba que me impactara tanto la noticia, que me dejara casi en stand by, desconectado por un buen rato mientras me hacía a la idea.
La verdad es que no me ha alegrado el día precisamente el tema y poco a poco, mientras lo digería, he ido pensando que tenía que dedicarle unas líneas por aquí, un pequeño homenaje, unas sinceras gracias por los buenos momentos que me ha regalado este personaje, que apenas conocía hasta hace un par de años, más que de verle recoger Emmys al mejor actor de series de televisión, por su trabajo en Los Soprano.
No fue hasta hace un par de años, más o menos, después de leer un artículo titulado Imprescindibles: Los Soprano en la web Jot Down, página que visito habitualmente, que me decidí a investigar en esa serie de la que todo el mundo hablaba maravillas, con tal de no tener que aguantar toda la mierda aderezada de anuncios y publicidad que dispara la teletonta sin parar mientras estoy cenando. Así que, religiosamente, me comí las seis temporadas de la serie, fiel a la cita siempre que me era posible, o sea, casi todos los días, a la hora de la cena, enganchándome poco a poco hasta la adicción. Sí, me uno a los que hablan maravillas, porque fue lo que me pareció y después de terminarla, me quedé con la sensación de que me faltaba algo a esas horas, que necesitaba otra dosis de Tony Soprano y familia.
No me voy a poner a destripar la serie, no viene al caso ni tengo intención, pero me acabó siendo tan familiar el rostro de Gandolfini Soprano, como desconocido me había sido hasta ese momento. Esa interpretación de un mafioso de poca monta es de lo mejor que he visto en mi vida y de lo que veré, no tengo la menor duda. Un dibujo de personaje muy alejado de ese mafioso que mandan los cánones, tipo El Padrino o cualquiera de esas películas de gángsters que todos hemos visto, pero que, sin lugar a duda, merece su mismo estatus, la misma genialidad que la de Don Vito Corleone, como bien señala este artículo titulado Tony Soprano Vs Vito Corleone de la misma página que os señalaba antes, Jot Down.
Un trabajo de los que se quedan grabados, lleno de matices, genuino, magistral. El día a día de un tipo peculiar, que acabas adorando u odiando dependiendo del capítulo o incluso en el mismo capítulo. Brutal o tierno, metódico o impulsivo, desenfrenado o calculador, magnético y destructivo, lleno de ira y cargado de material sociológico para ser desentrañado mientras se consume la serie con avidez. Tony Soprano o James Gandolfini son la serie, aunque el resto del elenco esté a gran altura.
Como olvidarse de Carmela, la doctora Melfi, Christopher, Pauli, Silvio, Livia, Pussy, Bobby, tío Junior y una interminable lista de enormes personajes secundarios. Como no echar de menos esa mezcla inigualable de drama psicológico, tragedia, comedia negra, violencia y vida cotidiana de todo ese elenco de personalidades salidas de la mente del señor Chase. Como imaginar un mejor comandante de una de las mejores series que he visto que a ese poliédrico tipo llamado Tony Soprano. Como no rebelarse contra ese final polémico con cualquier disculpa porque en realidad lo único que sucede es que necesitas más de esa droga. Quieres que sigan recorriendo esas calles de Nueva Jersey, quieres que sigan contándote esas disparatadas, angustiosas, violentas, tiernas e imprevisibles aventuras, quieres seguir pasándote por el Bada Bing! a saludar a Silvio y ver qué se cuece en esa entrañable y a la vez peligrosa banda.
Sigo en spoiler por falta de espacio:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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25 de agosto de 2024
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Confieso que no tenía claro si me hacía falta ver la enésima versión de los famosos mosqueteros. Después de leer en la adolescencia el clásico de Dumas y ver no se cuántas versiones en la pantalla, algunas incluso varias veces, pues hasta un clásico inmortal se acaba resintiendo. El flechazo del amor se acaba convirtiendo en rutina.
Confieso que le he dado un 6 siendo generoso pero no solo por culpa de la película en si, sino que admito mi parte de culpa en mis síntomas claros de agotamiento con la historia. Quizás esperaba alguna chispa que reavivara el amor, algún enfoque que me sorprendiera o un qué se yo. Algo que justificara esta nueva versión. Pero ese era mi problema no el de la película, como ya digo.
La película es lo que es, una versión más moderna de lo mismo, con buena factura, buena fotografía, ambientación, vestuario y decentes interpretaciones. Pero también es cierto que está lejos de brillar, de sorprender o de darnos una nueva visión del clásico. Incluso diría que peca de ser demasiado plana, convencional, de faltarle algo de alma o pegada que la eleve y la haga destacar, de carecer de fuerza en algunos personajes, con ese cardenal Richelieu tan desdibujado, por ejemplo y de no hacer un buen trabajo en los tramos de acción cuando salen a relucir las espadas. Todo parece confuso, embarullado y mal resuelto.
Poco a poco me he ido dando cuenta de que no me apetecía ver otra vez la misma historia y que como me la estaban volviendo a contar me iba aburriendo más y más hasta costarme acabarla. El tiempo no mejora la historia de el maestro Dumas por mucho que lo intenten y esta película no le aporta nada, desde luego. Quizás ni siquiera está a la altura de esa historia mil veces contada. Esta versión la hace parecer mediocre y convencional, sin nada que recuerde a la magistral escritura de un clásico, ni nada que merezca la pena ser recordado. Dudo mucho que encuentre las ganas de ver esa segunda parte. Ya me ha llegado.
Confieso que le he dado un 6 siendo generoso pero no solo por culpa de la película en si, sino que admito mi parte de culpa en mis síntomas claros de agotamiento con la historia. Quizás esperaba alguna chispa que reavivara el amor, algún enfoque que me sorprendiera o un qué se yo. Algo que justificara esta nueva versión. Pero ese era mi problema no el de la película, como ya digo.
La película es lo que es, una versión más moderna de lo mismo, con buena factura, buena fotografía, ambientación, vestuario y decentes interpretaciones. Pero también es cierto que está lejos de brillar, de sorprender o de darnos una nueva visión del clásico. Incluso diría que peca de ser demasiado plana, convencional, de faltarle algo de alma o pegada que la eleve y la haga destacar, de carecer de fuerza en algunos personajes, con ese cardenal Richelieu tan desdibujado, por ejemplo y de no hacer un buen trabajo en los tramos de acción cuando salen a relucir las espadas. Todo parece confuso, embarullado y mal resuelto.
Poco a poco me he ido dando cuenta de que no me apetecía ver otra vez la misma historia y que como me la estaban volviendo a contar me iba aburriendo más y más hasta costarme acabarla. El tiempo no mejora la historia de el maestro Dumas por mucho que lo intenten y esta película no le aporta nada, desde luego. Quizás ni siquiera está a la altura de esa historia mil veces contada. Esta versión la hace parecer mediocre y convencional, sin nada que recuerde a la magistral escritura de un clásico, ni nada que merezca la pena ser recordado. Dudo mucho que encuentre las ganas de ver esa segunda parte. Ya me ha llegado.
18 de agosto de 2024
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Otra de esas películas que parten de una idea con aparente potencial, que consigue interesarte, te intriga y logra eso tan difícil hoy en día, captar tu atención, pero que conforme avanza se va difuminando y perdiendo fuerza hasta costarte terminarla. Una pena.
No se si es por falta de presupuesto, por falta de ingenio o de atrevimiento o de ir un paso más allá o que es lo que les ha faltado a los creadores para elevarla al nivel de su inicio y eso que ya arranca al ralentí. Pero como el tema es intrigante te mantienes interesado. Quizás sea que intentan tocar demasiados palos y se quedan a medias en todos. O que tampoco quieren destilar mucho ácido y su crítica entre el racismo, el animalismo y la denuncia social se queda en un susurro que apenas se oye, blandito y para todos los públicos. O que al no tener una dirección clara desde el principio les haga ir dando tumbos por el bosque, perdiendo esa energía y algo más de nervio que pedía la película. Todo se desarrolla de manera suave, sin sobresaltos, sin picos que te saquen un poco de la planicie que nos vamos encontrando. No se toma ningún riesgo. No se ve un objetivo ni un mensaje claro, pasan muchas cosas pero te lo cuentan de una manera que te deja más bien indiferente.
Los personajes que parecían sólidos se van difuminando, toman decisiones contradictorias, quedan indefinidos y la atención se va apagando con el paso de los minutos. Todo va a trompicones, no fluye pese a que hay chispazos de ingenio en lo visual. No lo acompaña la narración demasiado dispersa y desdibujada. Lo que intentaba abarcar ese reino termina en quedarse en un pequeño pueblo, en una pequeña historia que no va a ningún lado. Abarcar mucho y apretar poco, dicen.
No se si es por falta de presupuesto, por falta de ingenio o de atrevimiento o de ir un paso más allá o que es lo que les ha faltado a los creadores para elevarla al nivel de su inicio y eso que ya arranca al ralentí. Pero como el tema es intrigante te mantienes interesado. Quizás sea que intentan tocar demasiados palos y se quedan a medias en todos. O que tampoco quieren destilar mucho ácido y su crítica entre el racismo, el animalismo y la denuncia social se queda en un susurro que apenas se oye, blandito y para todos los públicos. O que al no tener una dirección clara desde el principio les haga ir dando tumbos por el bosque, perdiendo esa energía y algo más de nervio que pedía la película. Todo se desarrolla de manera suave, sin sobresaltos, sin picos que te saquen un poco de la planicie que nos vamos encontrando. No se toma ningún riesgo. No se ve un objetivo ni un mensaje claro, pasan muchas cosas pero te lo cuentan de una manera que te deja más bien indiferente.
Los personajes que parecían sólidos se van difuminando, toman decisiones contradictorias, quedan indefinidos y la atención se va apagando con el paso de los minutos. Todo va a trompicones, no fluye pese a que hay chispazos de ingenio en lo visual. No lo acompaña la narración demasiado dispersa y desdibujada. Lo que intentaba abarcar ese reino termina en quedarse en un pequeño pueblo, en una pequeña historia que no va a ningún lado. Abarcar mucho y apretar poco, dicen.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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