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Críticas ordenadas por fecha (desc.)
19 de octubre de 2024
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué añito para el terror este 2024, qué de sorpresas nos tenia preparadas…
A diferencia de algunos, a mi no me cautivó en exceso la primera entrega de esta saga, que pese a mostrarnos (por fin) una idea bastante innovadora, que todos los fans del terror cansados de lo mismo, acogimos con los brazos abiertos, también contaba con varias escenas que, pretendiendo resultar aterradoras, rozaban lo cómico y te sacaban de la atmósfera de tensión en la que te encontrabas, además, tampoco se explicaba el por qué de la maldición y se perdía mucho tiempo en realizar una investigación que no llevaba a ningún lado, por lo que para mi, incluso con sus múltiples virtudes, terminó siendo una película correcta, pero no reseñable.
¿Que por qué os cuento esto? pues para que os imaginéis cuáles eran mis expectativas al ir a verla. Secuela, y encima de una película que a mi… ni fú ni fá. Lo tenia todo.
Sin embargo la primera escena (rodada en un único plano secuencia que es absolutamente magistral) ya captó toda mi atención, y desde ese momento la cosa no hizo más que mejorar.
“Smile 2” es una auténtica locura. Una consecución de escenas cada cual mejor que la anterior. 127 minutos absolutamente frenéticos, cargados de jumpscares, terror psicológico, critica social y giros de guion que no dan ni un segundo de respiro al espectador. Es como si Parker Finn hubiera cogido todo lo bueno de su predecesora y lo hubiera multiplicado por mil, borrando del mapa los errores que cometió en la primera.
La banda sonora y los efectos de sonido, que ya en la primera eran destacables, en esta, o ganan premios como si no hubiera un mañana o me voy de la vida, porque son absolutamente impresionantes y saben como manejar al espectador para irle introduciendo en el estado de locura transitoria en el que se ve inmersa nuestra protagonista. Y qué decir de la fotografía, con decenas de cuidadísimos planos secuencia que provocan esa sensación de desenfreno, y algunas escenas que se van a grabar en tu retina (mi favorita, la escena 1,2,3 pica la pared, ya me entenderéis cuando la veáis…)
Aunque si tuviera que quedarme con una sola cosa de la película es con Naomi Scott, porque borda su papel, y hace que te metas en la piel de esa cantante solitaria que siempre está en el punto de mira de todo el mundo, que tiene que lidiar con la constante presión ejercida por su madre y por sus fans, que tiene que lidiar con su sensación de vacío y soledad, que se bate en duelo con traumas horribles de su adolescencia causados por las drogas y el alcohol, y que encima ahora tiene que hacer frente a unas visiones que comienza a tener después de que un conocido suyo se suicide delante de ella, todo esto, mientras aparenta que vive una vida completamente feliz de cara al público. Una excelente crítica a la sociedad de la apariencia en la que vivimos, en la que no podemos mostrarnos vulnerables, o hablar de enfermedades mentales, por miedo a ser juzgados o a decepcionar, y preferimos seguir lidiando con nuestros compromisos antes que parar y tomarnos el tiempo que sea necesario para volver a estar bien.
Notarás en Scott cada momento de pánico, cada momento de frustración e impotencia cuando no consigue distinguir la realidad de esa “cosa” que se está metiendo en su cerebro, y no solo eso, sino que la actriz consigue que nos pongamos en su lugar y que vivamos la película en primera persona, teniendo las mismas dudas y confusiones que ella, y es que durante todo el metraje, nos encontraremos debatiendo sobre qué es real y qué no al igual que el personaje de Skye Riley, como si nosotros también fuéramos víctimas de la maldición.
En definitiva, “Smile 2” es una película que supera con creces a su predecesora, combinando el terror psicológico con los jumpscares más efectivos, consiguiendo crear verdadero terror a través de imágenes impactantes y de la confusión de la “realidad” con lo imaginario, y llegando a incluir incluso crítica social a través de un guion brutal lleno de giros y sorpresas que hará que te dejes llevar por los caminos que te propone.
A diferencia de algunos, a mi no me cautivó en exceso la primera entrega de esta saga, que pese a mostrarnos (por fin) una idea bastante innovadora, que todos los fans del terror cansados de lo mismo, acogimos con los brazos abiertos, también contaba con varias escenas que, pretendiendo resultar aterradoras, rozaban lo cómico y te sacaban de la atmósfera de tensión en la que te encontrabas, además, tampoco se explicaba el por qué de la maldición y se perdía mucho tiempo en realizar una investigación que no llevaba a ningún lado, por lo que para mi, incluso con sus múltiples virtudes, terminó siendo una película correcta, pero no reseñable.
¿Que por qué os cuento esto? pues para que os imaginéis cuáles eran mis expectativas al ir a verla. Secuela, y encima de una película que a mi… ni fú ni fá. Lo tenia todo.
Sin embargo la primera escena (rodada en un único plano secuencia que es absolutamente magistral) ya captó toda mi atención, y desde ese momento la cosa no hizo más que mejorar.
“Smile 2” es una auténtica locura. Una consecución de escenas cada cual mejor que la anterior. 127 minutos absolutamente frenéticos, cargados de jumpscares, terror psicológico, critica social y giros de guion que no dan ni un segundo de respiro al espectador. Es como si Parker Finn hubiera cogido todo lo bueno de su predecesora y lo hubiera multiplicado por mil, borrando del mapa los errores que cometió en la primera.
La banda sonora y los efectos de sonido, que ya en la primera eran destacables, en esta, o ganan premios como si no hubiera un mañana o me voy de la vida, porque son absolutamente impresionantes y saben como manejar al espectador para irle introduciendo en el estado de locura transitoria en el que se ve inmersa nuestra protagonista. Y qué decir de la fotografía, con decenas de cuidadísimos planos secuencia que provocan esa sensación de desenfreno, y algunas escenas que se van a grabar en tu retina (mi favorita, la escena 1,2,3 pica la pared, ya me entenderéis cuando la veáis…)
Aunque si tuviera que quedarme con una sola cosa de la película es con Naomi Scott, porque borda su papel, y hace que te metas en la piel de esa cantante solitaria que siempre está en el punto de mira de todo el mundo, que tiene que lidiar con la constante presión ejercida por su madre y por sus fans, que tiene que lidiar con su sensación de vacío y soledad, que se bate en duelo con traumas horribles de su adolescencia causados por las drogas y el alcohol, y que encima ahora tiene que hacer frente a unas visiones que comienza a tener después de que un conocido suyo se suicide delante de ella, todo esto, mientras aparenta que vive una vida completamente feliz de cara al público. Una excelente crítica a la sociedad de la apariencia en la que vivimos, en la que no podemos mostrarnos vulnerables, o hablar de enfermedades mentales, por miedo a ser juzgados o a decepcionar, y preferimos seguir lidiando con nuestros compromisos antes que parar y tomarnos el tiempo que sea necesario para volver a estar bien.
Notarás en Scott cada momento de pánico, cada momento de frustración e impotencia cuando no consigue distinguir la realidad de esa “cosa” que se está metiendo en su cerebro, y no solo eso, sino que la actriz consigue que nos pongamos en su lugar y que vivamos la película en primera persona, teniendo las mismas dudas y confusiones que ella, y es que durante todo el metraje, nos encontraremos debatiendo sobre qué es real y qué no al igual que el personaje de Skye Riley, como si nosotros también fuéramos víctimas de la maldición.
En definitiva, “Smile 2” es una película que supera con creces a su predecesora, combinando el terror psicológico con los jumpscares más efectivos, consiguiendo crear verdadero terror a través de imágenes impactantes y de la confusión de la “realidad” con lo imaginario, y llegando a incluir incluso crítica social a través de un guion brutal lleno de giros y sorpresas que hará que te dejes llevar por los caminos que te propone.
13 de octubre de 2024
18 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
2024. Un año en el que el culto al cuerpo está más de moda que nunca, todo el mundo parece tener un interés creciente por los alimentos bajos en calorías, los filtros de Instagram corrigen nuestras imperfecciones hasta hacernos parecer otras personas y cada semana se abre un nuevo gimnasio. Un año en el que es prácticamente imposible no caer en la comparación de nuestros físicos con los de otras personas, y en el que la industria audiovisual filtra a las personas -y más concretamente, a las mujeres- en función de su físico y su edad-, siendo cada vez más difícil no perder la cabeza obsesionándonos con nuestras propias imperfecciones.
En este marco, se nos presenta a Elizabeth Sparkle, una mujer que en su juventud gozó de unos atributos físicos que le hicieron alcanzar el estrellato, pero que observa cómo se le van cerrando las puertas a medida que su cuerpo se va marchitando debido al inevitable paso de los años. Y es precisamente en ese momento en el que recibe una propuesta al más puro estilo de “La Cenicienta” - si esta película hubiera estado dirigida por Cronenberg en su versión más sádica y gore -: podrá disfrutar cada 7 días de un cuerpo joven y hermoso que le abrirá todas las puertas que desee, con la condición de tener que volver a su cuerpo pasado este tiempo. Aquí es donde la trama comienza a complicarse al empezar a surgir el odio entre estos dos “yo”.
Incómoda hasta la médula, voy a comenzar diciendo que ésta no es una película para todo el mundo, y no solo por sus imágenes grotescas, si no porque el tipo de espectador al que va dirigido es uno acostumbrado a las películas de autor poco conocidas, y a regentar salas de cine no convencionales. No es una película hecha para las masas, sino para personas que buscan visualizar algo distinto a lo que el cine de terror nos tiene acostumbrados, por lo que aún me parece más especial y singular que una película de estas características se haya colado en salas de cine abarrotadas de espectadores de todo tipo. Pero supongo que esto es lo que ocurre cuando el trabajo está tan bien hecho como esta cinta.
Para empezar, considero un acierto total haber elegido a una actriz como Demi Moore para un papel como éste. Una actriz que, (además de regalarnos un papel increíble), haciendo un paralelismo con la película, también disfrutó de su época dorada allá por los años 90, en la que protagonizaba todos los grandes filmes del momento; y que posteriormente acabó relegada a papeles más secundarios en películas que no disfrutaron de la mitad de reconocimiento que habían tenido las primeras. Una mujer, que como Elizabeth Sparkle, gozó de toda la atención mediática durante varios años para acabar en un segundo plano dentro de la industria.
Me gustaría hacer hincapié en una de las ideas que intenta transmitirnos la película. Y es que, pese a que las mujeres que aparecen en la cinta, siempre están sometidas a prejuicios físicos -vaya napia que tiene esta tía, a partir de los 50 una mujer ya no tiene nada que hacer…-, los hombres, que son los mismos que pronuncian estas palabras, están cargados de imperfecciones, y sin embargo a ellos se les juzga por sus capacidades, y su estatus permanece invariable pese a su edad, o su belleza. Un hecho muy presente en la industria audiovisual actual, en el que los hombres se jubilan en sus posiciones como presentadores de informativos o programas de televisión, y en el que las mujeres van rotando conforme dejan de atraer físicamente a la audiencia.
Las actuaciones que nos ofrece este film, me parecen increíbles, a destacar las de los 3 personajes principales - Demi Moore, que consigue transmitir la desesperación de una persona que ve como su vida comienza a caer en picado, Margaret Qualley, que consigue hacernos sentir la fuerza y ganas de alguien que sabe que va a comerse el mundo, y Dennis Quaid, que consigue hacer de su personaje un ser repugnante, a petición del guión-.
Aunque si hay algo destacable de la película son los planos. Unos planos magistrales que parece increíble que los haya hecho una directora prácticamente novel, con solo esta, y otra película a sus espaldas (la muy recomendable, por cierto, Revenge),y que consiguen introducir al espectador en una estética cyberpunk de lo más incómoda y perturbadora, que incluso utilizando tonos blancos, y colores eléctricos durante los tres primeros cuartos de la película consiguen transmitirte el ambiente oscuro y sombrío en el que se mueven los personajes. Y es que hasta en los momentos en los que todo se convierte en una explosión de luz y color, tendremos la sensación de estar ante un acontecimiento de lo más incómodo. No obstante, pese a su corta trayectoria, es innegable que estamos ante una directora que ha conseguido imponer su propio estilo y venerar a directores magistrales como Cronemberg -padre e hijo-, Kubrick, y Aronosfky, y es que encontraremos referencias a todos ellos a lo largo de la película, por no decir que existen varias similitudes entre la Sara Goldfarb de Requiem For a Dream y la Elizabeth Sparkle de la película -obsesión por el físico y por la aparición en televisión, atracones constantes de comida para paliar la ansiedad…- El sonido también es magistral -a resaltar los efectos sonoros que se utilizan cuando alguien come o está al teléfono, que tendrán un papel fundamental resaltando las facetas más repulsivas del ser humano-, y la música electrónica, que nos ayudará a adentrarnos en el ambiente quasi-futurista que rodea toda la película.
Pese a todas sus virtudes, no esperéis ver una película perfecta, ya que algunos hechos ocurren por pura conveniencia del guión, y la misma película nos requerirá que no les demos muchas vueltas, ya que lo importante aquí es el mensaje; la crítica a una sociedad obsesionada por la imagen que es capaz de destruir a las personas, contada de la forma visceral posible para que entre hasta lo más profundo de nuestros cuerpos sin ningún tipo de anestesia, dejándonos de todo menos indiferentes
En este marco, se nos presenta a Elizabeth Sparkle, una mujer que en su juventud gozó de unos atributos físicos que le hicieron alcanzar el estrellato, pero que observa cómo se le van cerrando las puertas a medida que su cuerpo se va marchitando debido al inevitable paso de los años. Y es precisamente en ese momento en el que recibe una propuesta al más puro estilo de “La Cenicienta” - si esta película hubiera estado dirigida por Cronenberg en su versión más sádica y gore -: podrá disfrutar cada 7 días de un cuerpo joven y hermoso que le abrirá todas las puertas que desee, con la condición de tener que volver a su cuerpo pasado este tiempo. Aquí es donde la trama comienza a complicarse al empezar a surgir el odio entre estos dos “yo”.
Incómoda hasta la médula, voy a comenzar diciendo que ésta no es una película para todo el mundo, y no solo por sus imágenes grotescas, si no porque el tipo de espectador al que va dirigido es uno acostumbrado a las películas de autor poco conocidas, y a regentar salas de cine no convencionales. No es una película hecha para las masas, sino para personas que buscan visualizar algo distinto a lo que el cine de terror nos tiene acostumbrados, por lo que aún me parece más especial y singular que una película de estas características se haya colado en salas de cine abarrotadas de espectadores de todo tipo. Pero supongo que esto es lo que ocurre cuando el trabajo está tan bien hecho como esta cinta.
Para empezar, considero un acierto total haber elegido a una actriz como Demi Moore para un papel como éste. Una actriz que, (además de regalarnos un papel increíble), haciendo un paralelismo con la película, también disfrutó de su época dorada allá por los años 90, en la que protagonizaba todos los grandes filmes del momento; y que posteriormente acabó relegada a papeles más secundarios en películas que no disfrutaron de la mitad de reconocimiento que habían tenido las primeras. Una mujer, que como Elizabeth Sparkle, gozó de toda la atención mediática durante varios años para acabar en un segundo plano dentro de la industria.
Me gustaría hacer hincapié en una de las ideas que intenta transmitirnos la película. Y es que, pese a que las mujeres que aparecen en la cinta, siempre están sometidas a prejuicios físicos -vaya napia que tiene esta tía, a partir de los 50 una mujer ya no tiene nada que hacer…-, los hombres, que son los mismos que pronuncian estas palabras, están cargados de imperfecciones, y sin embargo a ellos se les juzga por sus capacidades, y su estatus permanece invariable pese a su edad, o su belleza. Un hecho muy presente en la industria audiovisual actual, en el que los hombres se jubilan en sus posiciones como presentadores de informativos o programas de televisión, y en el que las mujeres van rotando conforme dejan de atraer físicamente a la audiencia.
Las actuaciones que nos ofrece este film, me parecen increíbles, a destacar las de los 3 personajes principales - Demi Moore, que consigue transmitir la desesperación de una persona que ve como su vida comienza a caer en picado, Margaret Qualley, que consigue hacernos sentir la fuerza y ganas de alguien que sabe que va a comerse el mundo, y Dennis Quaid, que consigue hacer de su personaje un ser repugnante, a petición del guión-.
Aunque si hay algo destacable de la película son los planos. Unos planos magistrales que parece increíble que los haya hecho una directora prácticamente novel, con solo esta, y otra película a sus espaldas (la muy recomendable, por cierto, Revenge),y que consiguen introducir al espectador en una estética cyberpunk de lo más incómoda y perturbadora, que incluso utilizando tonos blancos, y colores eléctricos durante los tres primeros cuartos de la película consiguen transmitirte el ambiente oscuro y sombrío en el que se mueven los personajes. Y es que hasta en los momentos en los que todo se convierte en una explosión de luz y color, tendremos la sensación de estar ante un acontecimiento de lo más incómodo. No obstante, pese a su corta trayectoria, es innegable que estamos ante una directora que ha conseguido imponer su propio estilo y venerar a directores magistrales como Cronemberg -padre e hijo-, Kubrick, y Aronosfky, y es que encontraremos referencias a todos ellos a lo largo de la película, por no decir que existen varias similitudes entre la Sara Goldfarb de Requiem For a Dream y la Elizabeth Sparkle de la película -obsesión por el físico y por la aparición en televisión, atracones constantes de comida para paliar la ansiedad…- El sonido también es magistral -a resaltar los efectos sonoros que se utilizan cuando alguien come o está al teléfono, que tendrán un papel fundamental resaltando las facetas más repulsivas del ser humano-, y la música electrónica, que nos ayudará a adentrarnos en el ambiente quasi-futurista que rodea toda la película.
Pese a todas sus virtudes, no esperéis ver una película perfecta, ya que algunos hechos ocurren por pura conveniencia del guión, y la misma película nos requerirá que no les demos muchas vueltas, ya que lo importante aquí es el mensaje; la crítica a una sociedad obsesionada por la imagen que es capaz de destruir a las personas, contada de la forma visceral posible para que entre hasta lo más profundo de nuestros cuerpos sin ningún tipo de anestesia, dejándonos de todo menos indiferentes
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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5 de octubre de 2024
16 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si pensabas que ibas a ver a un Joker totalmente desatado provocando toda una revolución, tal y como hace en el final de la primera entrega, jajaja… mejor vete a ver otra película y olvídate de que ésta existe.
Es innegable que estamos ante una película bien hecha, con escenas trabajadas, efectos especiales muy bien llevados a cabo, y actores cuyas actuaciones se grabarán en tu retina y recordarás durante décadas. Entonces, ¿cuál es el problema? pues el mayor problema es el guion, un guion totalmente ineficaz que hace que el espectador se vaya metiendo en la película, vaya empatizando cada vez más con el personaje de Joaquin Phoenix, a medida que va pareciéndose al personaje que tanto nos hizo disfrutar en la primera entrega, y vaya preparándose para una explosión, para un estallido que deseas que ocurra pero… nunca llega, haciendo que salgas del cine de la misma forma en la que entraste, pero con la sensación de haber malgastado dos horas de tu vida y de haberte aburrido soberanamente. También creo que Todd Phillips tuvo alguna especie de revelación en la que quiso cambiar el enfoque del personaje del Joker, de los valores que encarna y de todo lo que gira alrededor de él, y ahí reside uno de los mayores problemas de la cinta... que todo lo que gira alrededor del Joker, estaba bien tal y como estaba. Queríamos ver otra de las aventuras de ese mismo personaje, no que nos cambiaran al personaje.
Tampoco voy a decir que me arrepienta de verla, porque opino que sí que tiene una (muy, muy pequeña) parte disfrutable aunque solo sea gracias a las increíbles actuaciones que tiene, y a la química existente entre Lady Gaga y Joaquín Phoenix. Eso sí, los puntos positivos terminan ahí, porque como secuela del Joker, me parece totalmente innecesaria, y hasta un insulto, haciéndose que se pierda toda la esencia y el sentido de la primera película (personajes sin ningún tipo de motivación ni evolución, que no saben bien lo que están haciendo, guion que parece pensado sobre la marcha y que te prepara para un “punch” que nunca llega, y lo más importante… un Joker que no sabe lo que quiere y que desmonta toda la ideología y todos los valores que creó en la primera entrega…).
Incluso, pese a la increíble actuación que hace Joaquin Phoenix, no está ni a la mitad de altura de la que nos regaló en la primera entrega. Veremos a un gran actor dentro de un gran papel, sí, pero se pierden todos esos “tics” que le hacían parecer totalmente fuera de sí, y que llegaron a hacer que nos preguntásemos si de verdad Phoenix habría perdido la cabeza.
En cuanto a los momentos musicales, sobran las tres cuartas partes. Cada 5 minutos, literalmente, los personajes se ponen a cantar sin ton ni son. Si bien es cierto, que algunos de estos momentos están muy bien metidos y suman a la película, el 90% de ellos lo que hacen es restar, haciendo que la trama parezca todavía más lenta de lo que ya de por sí es, y provocando la sensación en el espectador de que la película no avanza.
En resumen, os la podéis ahorrar.
Es innegable que estamos ante una película bien hecha, con escenas trabajadas, efectos especiales muy bien llevados a cabo, y actores cuyas actuaciones se grabarán en tu retina y recordarás durante décadas. Entonces, ¿cuál es el problema? pues el mayor problema es el guion, un guion totalmente ineficaz que hace que el espectador se vaya metiendo en la película, vaya empatizando cada vez más con el personaje de Joaquin Phoenix, a medida que va pareciéndose al personaje que tanto nos hizo disfrutar en la primera entrega, y vaya preparándose para una explosión, para un estallido que deseas que ocurra pero… nunca llega, haciendo que salgas del cine de la misma forma en la que entraste, pero con la sensación de haber malgastado dos horas de tu vida y de haberte aburrido soberanamente. También creo que Todd Phillips tuvo alguna especie de revelación en la que quiso cambiar el enfoque del personaje del Joker, de los valores que encarna y de todo lo que gira alrededor de él, y ahí reside uno de los mayores problemas de la cinta... que todo lo que gira alrededor del Joker, estaba bien tal y como estaba. Queríamos ver otra de las aventuras de ese mismo personaje, no que nos cambiaran al personaje.
Tampoco voy a decir que me arrepienta de verla, porque opino que sí que tiene una (muy, muy pequeña) parte disfrutable aunque solo sea gracias a las increíbles actuaciones que tiene, y a la química existente entre Lady Gaga y Joaquín Phoenix. Eso sí, los puntos positivos terminan ahí, porque como secuela del Joker, me parece totalmente innecesaria, y hasta un insulto, haciéndose que se pierda toda la esencia y el sentido de la primera película (personajes sin ningún tipo de motivación ni evolución, que no saben bien lo que están haciendo, guion que parece pensado sobre la marcha y que te prepara para un “punch” que nunca llega, y lo más importante… un Joker que no sabe lo que quiere y que desmonta toda la ideología y todos los valores que creó en la primera entrega…).
Incluso, pese a la increíble actuación que hace Joaquin Phoenix, no está ni a la mitad de altura de la que nos regaló en la primera entrega. Veremos a un gran actor dentro de un gran papel, sí, pero se pierden todos esos “tics” que le hacían parecer totalmente fuera de sí, y que llegaron a hacer que nos preguntásemos si de verdad Phoenix habría perdido la cabeza.
En cuanto a los momentos musicales, sobran las tres cuartas partes. Cada 5 minutos, literalmente, los personajes se ponen a cantar sin ton ni son. Si bien es cierto, que algunos de estos momentos están muy bien metidos y suman a la película, el 90% de ellos lo que hacen es restar, haciendo que la trama parezca todavía más lenta de lo que ya de por sí es, y provocando la sensación en el espectador de que la película no avanza.
En resumen, os la podéis ahorrar.
24 de abril de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, es cierto que el guion hace aguas por muchas partes, y también es cierto que muchas de las ideas propuestas por esta película están cogidas con pinzas, pero el resultado final no me parece para nada tan malo como se pinta.
Cuando una película tiene una eficacia visual brutal pero un guion simplón en el que hay que pasar por alto muchas cosas, lo único que por mi parte le pido al director del film, es que no se extienda de forma abusiva en la duración del film. Y este no es el caso, ya que la duración es de 1 hora y 40 minutos, totalmente acertada para el tipo de película que vamos a visualizar.
El punto fuerte de esta película, es precisamente el vértigo que el espectador sentirá en sus carnes, como si éste fuera uno de los protagonistas y se encontrara en lo alto de esa torre de telecomunicaciones de más de 600 metros con las piernas temblando, y así es exactamente como te hace sentir. Es prácticamente imposible ver esta película como un espectador, ya que la parte visual es tan poderosa que te hace sentir como en un simulador de feria; sintiendo cada uno de los movimientos De la torre bajo tus pies, y el viento golpeándote en la cara, con una sensación de hormigueo constante que hará que quieras besar al suelo de la habitación y quitar la mirada de la pantalla en varias ocasiones. Y a esto se suman las actuaciones de las protagonistas, que rodaron la película en una torre similar de casi 50 metros, por lo que sus reacciones cuando están a punto de caer al vacío resultan, cuanto menos, realistas.
Lo único reprochable de esta película, es que podría haber pasado de ser una peli de 6.5 a ser una película redonda si se hubieran esforzado un poco más en desarrollar el guion y construir unos personajes más sólidos.
Dicho esto, insisto en que no le pidáis mucho al guión, ya que se contradice y puede resultar, en algunas ocasiones, inverosímil. No es una película de la que vayamos a sacar conclusiones que nos cambien la vida ni tampoco una película que volvería a verme, pero lo que sí que os garantizo es que estaréis con el corazón en la garganta durante todo el metraje y que merece la pena ver por las sensaciones que produce en el espectador, que van de la tensión al auténtico terror.
Cuando una película tiene una eficacia visual brutal pero un guion simplón en el que hay que pasar por alto muchas cosas, lo único que por mi parte le pido al director del film, es que no se extienda de forma abusiva en la duración del film. Y este no es el caso, ya que la duración es de 1 hora y 40 minutos, totalmente acertada para el tipo de película que vamos a visualizar.
El punto fuerte de esta película, es precisamente el vértigo que el espectador sentirá en sus carnes, como si éste fuera uno de los protagonistas y se encontrara en lo alto de esa torre de telecomunicaciones de más de 600 metros con las piernas temblando, y así es exactamente como te hace sentir. Es prácticamente imposible ver esta película como un espectador, ya que la parte visual es tan poderosa que te hace sentir como en un simulador de feria; sintiendo cada uno de los movimientos De la torre bajo tus pies, y el viento golpeándote en la cara, con una sensación de hormigueo constante que hará que quieras besar al suelo de la habitación y quitar la mirada de la pantalla en varias ocasiones. Y a esto se suman las actuaciones de las protagonistas, que rodaron la película en una torre similar de casi 50 metros, por lo que sus reacciones cuando están a punto de caer al vacío resultan, cuanto menos, realistas.
Lo único reprochable de esta película, es que podría haber pasado de ser una peli de 6.5 a ser una película redonda si se hubieran esforzado un poco más en desarrollar el guion y construir unos personajes más sólidos.
Dicho esto, insisto en que no le pidáis mucho al guión, ya que se contradice y puede resultar, en algunas ocasiones, inverosímil. No es una película de la que vayamos a sacar conclusiones que nos cambien la vida ni tampoco una película que volvería a verme, pero lo que sí que os garantizo es que estaréis con el corazón en la garganta durante todo el metraje y que merece la pena ver por las sensaciones que produce en el espectador, que van de la tensión al auténtico terror.
24 de abril de 2023
13 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando salimos de la sala, todos hicimos el mismo gesto: respirar, porque es lo único que no puedes hacer durante toda la película.
Normalmente, ir a ver una película de terror supone una montaña rusa de emociones, en la que existen momentos álgidos de tensión en los que no podemos despegarnos del asiento, y momentos de calma, en los que se nos deja un ratito para asimilar lo que acabamos de ver mientras nos preparemos para el siguiente momento cumbre. Pero en Evil Dead Rise se han comido estas reglas no escritas, y nos las han escupido en la cara en estas dos horas de metraje en el que en todo momento estaremos en el punto álgido de la película, puesto que esta nueva entrega de la saga no nos da tregua alguna. Aquí no existen las introducciones interminables que los directores insisten en meter antes de dar paso a la acción, sino que la película tendrá acción de principio a fin sin darnos ni un minuto de descanso.
Cuando te propones realizar una película en la que mantienes sometido constantemente al espectador a golpes de guion sin dejarle un respiro, corres el riesgo de que éste pierda la sensibilidad y acabe perdiendo el interés, pero en este caso, cada escena es mejor aún que la anterior y, lejos de aburrir, lo que se consigue es un frenesí audiovisual que nunca antes se ha visto en el cine del género, en el que estaremos con el corazón en un puño hasta que aparezcan los créditos finales.
Otra de las características fundamentales de Evil Dead Rise es su uso desmedido del humor negro, que además de estar metido de una forma más que acertada funcionando como vía de escape de la tensión en la que la película nos pone de forma constante, se usa para jugar con nosotros, ya que la película consigue que soltemos un par de carcajadas nerviosas en alguna ocasión, que se nos borrarán de la cara en el siguiente minuto, en el que volveremos a estar arañando la butaca.
Es necesario hacer una mención especial al casting, ya que todos y cada uno de los actores lo bordan, aunque si hay alguien que marca los ritmos, y que nos ha regalado una actuación que se quedará grabada en las retinas de todos los amantes del género, es Alyssa Shutterland, que se come la pantalla a bocados, con sus gestos, sus chillidos y sus miradas.
En cuanto al guion, encontramos distintas referencias a los grandes clásicos del terror como El Resplandor o The Texas Chainsaw Massacre, entre otras, aunque no obstante, se quedan en eso, en referencias, porque Evil Dead Rise no intenta imitar, sino reinventar, y lo consigue con creces al proponernos una trama distinta, en la que los miembros de una familia se transmiten una posesión demoniaca como si de un virus se tratase, en el marco de
un pequeño apartamento que generará en el espectador una sensación constante de claustrofobia.
Existe una diferencia entre las películas de posesiones al uso y ésta, ya que en esta ocasión, los endemoniados no son capaces de atravesar paredes ni puertas, sino que son personas de carne y hueso que intentarán asesinarse entre sí de las formas más viscerales y originales posibles (ni rastro de los cuchillitos ni pistolitas que ya nos tienen cansadíitos) dando lugar a un cóctel explosivo cargado de litros y litros de sangre y mucho, pero que mucho mal rollito.
Aunque la construcción de los personajes es bastante escueta, es más que suficiente para que consigamos empatizar con ellos, meternos en su piel y sufrir con ellos como si les conociéramos de toda la vida, algo que no sucede en algunas películas de terror en las que se tiran prácticamente una hora revelándote las aspiraciones de los protagonistas para que les conozcas al dedillo, pero sin embargo sientes la misma empatía por ellos que de la que sientes por una papa frita, osea, ninguna.
A nivel técnico, la película es irreprochable: planos innovadores (especial mención a la escena de la mirilla), un sonido envolvente que provocará que no bajemos la guardia en ningún momento y unos efectos especiales dignos de ser premiados.
En definitiva, estamos ante un producto que ha cambiado completamente las reglas del cine de terror aportando frescura y novedad al género, tanto a nivel técnico como a nivel de trama, ganándose, sin lugar a dudas, un lugar en el podium de mis películas de terror favoritas de todos los tiempos.
Normalmente, ir a ver una película de terror supone una montaña rusa de emociones, en la que existen momentos álgidos de tensión en los que no podemos despegarnos del asiento, y momentos de calma, en los que se nos deja un ratito para asimilar lo que acabamos de ver mientras nos preparemos para el siguiente momento cumbre. Pero en Evil Dead Rise se han comido estas reglas no escritas, y nos las han escupido en la cara en estas dos horas de metraje en el que en todo momento estaremos en el punto álgido de la película, puesto que esta nueva entrega de la saga no nos da tregua alguna. Aquí no existen las introducciones interminables que los directores insisten en meter antes de dar paso a la acción, sino que la película tendrá acción de principio a fin sin darnos ni un minuto de descanso.
Cuando te propones realizar una película en la que mantienes sometido constantemente al espectador a golpes de guion sin dejarle un respiro, corres el riesgo de que éste pierda la sensibilidad y acabe perdiendo el interés, pero en este caso, cada escena es mejor aún que la anterior y, lejos de aburrir, lo que se consigue es un frenesí audiovisual que nunca antes se ha visto en el cine del género, en el que estaremos con el corazón en un puño hasta que aparezcan los créditos finales.
Otra de las características fundamentales de Evil Dead Rise es su uso desmedido del humor negro, que además de estar metido de una forma más que acertada funcionando como vía de escape de la tensión en la que la película nos pone de forma constante, se usa para jugar con nosotros, ya que la película consigue que soltemos un par de carcajadas nerviosas en alguna ocasión, que se nos borrarán de la cara en el siguiente minuto, en el que volveremos a estar arañando la butaca.
Es necesario hacer una mención especial al casting, ya que todos y cada uno de los actores lo bordan, aunque si hay alguien que marca los ritmos, y que nos ha regalado una actuación que se quedará grabada en las retinas de todos los amantes del género, es Alyssa Shutterland, que se come la pantalla a bocados, con sus gestos, sus chillidos y sus miradas.
En cuanto al guion, encontramos distintas referencias a los grandes clásicos del terror como El Resplandor o The Texas Chainsaw Massacre, entre otras, aunque no obstante, se quedan en eso, en referencias, porque Evil Dead Rise no intenta imitar, sino reinventar, y lo consigue con creces al proponernos una trama distinta, en la que los miembros de una familia se transmiten una posesión demoniaca como si de un virus se tratase, en el marco de
un pequeño apartamento que generará en el espectador una sensación constante de claustrofobia.
Existe una diferencia entre las películas de posesiones al uso y ésta, ya que en esta ocasión, los endemoniados no son capaces de atravesar paredes ni puertas, sino que son personas de carne y hueso que intentarán asesinarse entre sí de las formas más viscerales y originales posibles (ni rastro de los cuchillitos ni pistolitas que ya nos tienen cansadíitos) dando lugar a un cóctel explosivo cargado de litros y litros de sangre y mucho, pero que mucho mal rollito.
Aunque la construcción de los personajes es bastante escueta, es más que suficiente para que consigamos empatizar con ellos, meternos en su piel y sufrir con ellos como si les conociéramos de toda la vida, algo que no sucede en algunas películas de terror en las que se tiran prácticamente una hora revelándote las aspiraciones de los protagonistas para que les conozcas al dedillo, pero sin embargo sientes la misma empatía por ellos que de la que sientes por una papa frita, osea, ninguna.
A nivel técnico, la película es irreprochable: planos innovadores (especial mención a la escena de la mirilla), un sonido envolvente que provocará que no bajemos la guardia en ningún momento y unos efectos especiales dignos de ser premiados.
En definitiva, estamos ante un producto que ha cambiado completamente las reglas del cine de terror aportando frescura y novedad al género, tanto a nivel técnico como a nivel de trama, ganándose, sin lugar a dudas, un lugar en el podium de mis películas de terror favoritas de todos los tiempos.
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