Gigante
25.150
Drama. Romance
El joven terrateniente Jordan 'Bick' Benedict (Rock Hudson) llega a su inmenso rancho de Texas con su flamante esposa Leslie (Elizabeth Taylor), una rica y bella muchacha del Este. No tardan mucho en descubrir que pertenecen a mundos radicalmente opuestos y que los separa un abismo. Jett Rink (James Dean), un joven y arrogante empleado de los Benedict, tiene la suerte de encontrar petróleo en unas tierras que le ha dejado en su ... [+]
22 de agosto de 2023
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“Gigante” cuenta con muchas de las características de esas superproducciones clásicas de Hollywood que a menudo terminaron alcanzando un buen reconocimiento en su época. En este caso, tenemos una película protagonizada por grandes estrellas, con un metraje extenso, de algo más de 3 horas, donde se nos narra en tonos de melodrama la vida de una familia en Texas. Sin embargo, a pesar de que el resultado es notable, la cinta presenta importantes irregularidades que la alejan de alcanzar cotas memorables.
La historia se sigue con agrado, y la sensación general es la de estar frente a una propuesta clásica que tiene unas cotas elevadas de calidad en muchos de sus apartados. Sin embargo, a pesar de sus bondades, el desarrollo se vuelve irregular, dando la sensación en unas ocasiones de que el metraje es excesivamente largo para lo que cuenta, y en otras de que de pronto la trama intenta abarcar demasiados temas, sin conseguir plasmar su argumento de un modo especialmente sólido. Además, en más de una ocasión, los personajes se desarrollan de un modo simple o incluso forzado.
Destacan los papeles de Elizabeth Taylor y de James Dean, que dan forma a los mejores personajes de la película, a pesar de que el personaje de la primera pierde bastante tirón tras el primer tercio de película y el del segundo aparece de manera demasiado aislada.
En resumen, una película con todo el encanto de las superproducciones clásicas de Hollywood, con actuaciones carismáticas y con algunos grandes momentos, pero también con un argumento y unos personajes que se desarrollan de manera irregular.
La historia se sigue con agrado, y la sensación general es la de estar frente a una propuesta clásica que tiene unas cotas elevadas de calidad en muchos de sus apartados. Sin embargo, a pesar de sus bondades, el desarrollo se vuelve irregular, dando la sensación en unas ocasiones de que el metraje es excesivamente largo para lo que cuenta, y en otras de que de pronto la trama intenta abarcar demasiados temas, sin conseguir plasmar su argumento de un modo especialmente sólido. Además, en más de una ocasión, los personajes se desarrollan de un modo simple o incluso forzado.
Destacan los papeles de Elizabeth Taylor y de James Dean, que dan forma a los mejores personajes de la película, a pesar de que el personaje de la primera pierde bastante tirón tras el primer tercio de película y el del segundo aparece de manera demasiado aislada.
En resumen, una película con todo el encanto de las superproducciones clásicas de Hollywood, con actuaciones carismáticas y con algunos grandes momentos, pero también con un argumento y unos personajes que se desarrollan de manera irregular.
7 de diciembre de 2023
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George Stevens, cineasta superdotado creador de una de las grandes películas de mi vida con “Un lugar en el sol”, sublimó el melodrama con “Gigante”, pero de camino hizo algunas otras cosas fundamentales para la historia del cine: una epopeya mítica que no deja de ser un crítica despiadada contra el capitalismo desde el corazón más salvaje del mismo (Texas), un grito necesario contra el racismo imperante en la sociedad norteamericana y permitir que James Dean, el más mítico de los actores jamás habidos, pudiera demostrar que su maestría podía desarrollarse fuera de los dos papeles de joven atormentado con los que ya se había encumbrado en lo más alto del estrellato de Hollywood a través de “Rebelde sin causa” de Nicholas Ray y “Al Este del Edén” de Elia Kazan. Todo eso y mucho más es “Gigante”, para mí, la semilla primigenia de lo que muchas décadas después sería la gran obra maestra del mejor director en activo del planeta, “Pozos de ambición” de Paul Thomas Anderson, con la que tiene múltiples conexiones.
La saga de la familia Benedict, a través de una espléndida “película río”, durante tres generaciones ocupa su metraje de más de tres horas que se hace corto. Una historia de tejanos dedicados a la ganadería extensiva en sus inabarcables latifundios que tendrán que adaptarse al empuje de los tiempos y del petróleo como el auténtico oro negro que todo lo puede.
Un extenso metraje que permite tratar todos los grandes temas del siglo XX con una naturalidad y valentía arrolladoras: los ranchos como latifundios donde se explota a sus trabajadores, la compra de caballos como especulación netamente capitalista, la tensión entre el norte y el sur de los USA cuyas heridas tras una guerra distaban mucho de estar cerradas, la explotación del proletariado campesino de origen latino, un terrible machismo incrustado en el ADN tejano, la prohibición social de la mezcla de razas, la II Guerra Mundial segando vidas y un racismo insoportable e irrespirable generalizado en una población que necesitaba a los migrantes para hacerse rica pero que los detestaba y expulsaba de sus lugares habituales. Ni más ni menos. Todo eso cabe en “Gigante”.
Pero sobre todo, a través el personaje excelsamente encarnado por James Dean como sólo él podía hacerlo, la destrucción del ser humano perpetrada por el capitalismo, que devora con sus fauces poderosas y asesinas cualquier forma de vida a su paso. Su auge y caída son puro símbolo de un sistema enfermo que destruye todo lo que toca.
Prodigiosa adaptación de la novela de Edna Ferber, George Stevens lo condensa TODO en sus 201 minutos con pulso clásico y unas interpretaciones de Elizabeth Taylor y Rock Hudson deslumbrantes, pero... claro, todo empalidece ante el festival interpretativo de ese tal James Dean que devora y convierte en icónico cada plano en el que aparece como sólo Él podría haberlo logrado.
Lo demás, es parte de la historia del cine, tanto la dirección de fotografía de William C. Mellor que se crece ante la inmensidad polvorienta de las grandes llanuras de Texas, como la épica partitura musical de Dimitri Tiomkin.
La saga de la familia Benedict, a través de una espléndida “película río”, durante tres generaciones ocupa su metraje de más de tres horas que se hace corto. Una historia de tejanos dedicados a la ganadería extensiva en sus inabarcables latifundios que tendrán que adaptarse al empuje de los tiempos y del petróleo como el auténtico oro negro que todo lo puede.
Un extenso metraje que permite tratar todos los grandes temas del siglo XX con una naturalidad y valentía arrolladoras: los ranchos como latifundios donde se explota a sus trabajadores, la compra de caballos como especulación netamente capitalista, la tensión entre el norte y el sur de los USA cuyas heridas tras una guerra distaban mucho de estar cerradas, la explotación del proletariado campesino de origen latino, un terrible machismo incrustado en el ADN tejano, la prohibición social de la mezcla de razas, la II Guerra Mundial segando vidas y un racismo insoportable e irrespirable generalizado en una población que necesitaba a los migrantes para hacerse rica pero que los detestaba y expulsaba de sus lugares habituales. Ni más ni menos. Todo eso cabe en “Gigante”.
Pero sobre todo, a través el personaje excelsamente encarnado por James Dean como sólo él podía hacerlo, la destrucción del ser humano perpetrada por el capitalismo, que devora con sus fauces poderosas y asesinas cualquier forma de vida a su paso. Su auge y caída son puro símbolo de un sistema enfermo que destruye todo lo que toca.
Prodigiosa adaptación de la novela de Edna Ferber, George Stevens lo condensa TODO en sus 201 minutos con pulso clásico y unas interpretaciones de Elizabeth Taylor y Rock Hudson deslumbrantes, pero... claro, todo empalidece ante el festival interpretativo de ese tal James Dean que devora y convierte en icónico cada plano en el que aparece como sólo Él podría haberlo logrado.
Lo demás, es parte de la historia del cine, tanto la dirección de fotografía de William C. Mellor que se crece ante la inmensidad polvorienta de las grandes llanuras de Texas, como la épica partitura musical de Dimitri Tiomkin.
9 de julio de 2012
7 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Gigante" demuestra algo que resulta obvio. Que si no tienes una buena historia, por excelente que sea el resto, incluido un reparto de primera, resulta casi imposible rodar una buena película. El principal defecto de esta obra, a parte de su gigantesco metraje de 201 minutos nada más y nada menos, es que se limita a contar la vida de unas personas, en el más puro estilo biográfico: se conocen, se enamoran, conviven, tienen hijos, estos crecen, tienen problemas, etc. Al final todo resulta de lo más intrascendente, aburrido y cotidiano, y entre tantos minutos y personajes, el director acaba confundido y confundiendo al espectador sobre lo que quiere contarnos.
Hay que decir de todos modos que sin la presencia de James Dean la película podría ser soporífera. Ciertamente sus apariciones son contadas pero cada vez que sale, con su sola presencia, nos da a todos una lección de interpretación. Es una auténtica lástima y hasta un error no dar mucho más protagonismo a su personaje que por otro lado no acaba de estar muy bien construido ya que su evolución es demasiado brusca y rápida. Además, ¿qué quiere decir cuando al principio se queja de que las cosas no pueden ir bien en los Estados Unidos aduciendo que es porque no hay un rey? Como es lógico, esa declaración reaccionaria me encantó pero más coraje me dio entonces al echar a perder al personaje por imperativos de guión.
Claro que ya puestos a decir, más rabia me da cuando sabemos que... (SPOILER). Parece que todo esto se ha concebido para desprestigiar de algún modo al personaje de Jett. Al final la filosofía de "Gigante" es de un clasismo evidente lo que se percibe en la defensa de las "clases altas" frente a los recién llegados o en la propia visión más que rosada de las mismas élites.
Hay que decir de todos modos que sin la presencia de James Dean la película podría ser soporífera. Ciertamente sus apariciones son contadas pero cada vez que sale, con su sola presencia, nos da a todos una lección de interpretación. Es una auténtica lástima y hasta un error no dar mucho más protagonismo a su personaje que por otro lado no acaba de estar muy bien construido ya que su evolución es demasiado brusca y rápida. Además, ¿qué quiere decir cuando al principio se queja de que las cosas no pueden ir bien en los Estados Unidos aduciendo que es porque no hay un rey? Como es lógico, esa declaración reaccionaria me encantó pero más coraje me dio entonces al echar a perder al personaje por imperativos de guión.
Claro que ya puestos a decir, más rabia me da cuando sabemos que... (SPOILER). Parece que todo esto se ha concebido para desprestigiar de algún modo al personaje de Jett. Al final la filosofía de "Gigante" es de un clasismo evidente lo que se percibe en la defensa de las "clases altas" frente a los recién llegados o en la propia visión más que rosada de las mismas élites.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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28 de enero de 2010
29 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película tiene sobre todo dos problemas espacio-tiempo insalvables.
A saber:
1) James Dean envejecido. No pega ni con cola. Aparte de que sea un actor horroroso que sólo tuvo una actuación estelar: morirse; ver ese pelo y bigotes encanecidos con la misma mirada de adolescente gilipollas de siempre da la risa floja.
2) El título. Esta vez tanto el original como el traducido porque es el mismo. Vamos a ver, no mintamos. Se puede tener la minga larga o tener la minga gordota, pero sólo es gigante cuando es las dos cosas a la vez. Esta película es más larga que un día sin pan, efectivamente. Pero es flácida y escuchimizada como ella sola.
Ideal para plácidas y saynomoreanas siestas.
A saber:
1) James Dean envejecido. No pega ni con cola. Aparte de que sea un actor horroroso que sólo tuvo una actuación estelar: morirse; ver ese pelo y bigotes encanecidos con la misma mirada de adolescente gilipollas de siempre da la risa floja.
2) El título. Esta vez tanto el original como el traducido porque es el mismo. Vamos a ver, no mintamos. Se puede tener la minga larga o tener la minga gordota, pero sólo es gigante cuando es las dos cosas a la vez. Esta película es más larga que un día sin pan, efectivamente. Pero es flácida y escuchimizada como ella sola.
Ideal para plácidas y saynomoreanas siestas.
30 de agosto de 2011
6 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mí se me ha hecho aburrida y larguísima. Otras películas tan, o incluso más largas, me han pasado en un soplo, como por ejemplo "Érase una vez en América", con sus cuatro horazas, una peli que también aborda el tema dinástico-generacional y los cambios sociales que le siguen.
Por otra parte, no le he visto un tema bien definido. No es suficientemente valiente como para abordar de verdad una autocrítica seria como nación ante el tema del racismo. La secuencia en que el amigo Hudson se da de bofetadas en un restaurante poque no sirven a unos mejicanos es burda, simplona y hace reir más que otra cosa. Este tema sólo se puede tocar metiendo el dedo en la llaga y retorciéndolo con saña, si no no no vale. Un sólo ejemplo: "Arde Mississipi". Ahí sí que se comprometen. En "Gigante", con el ridículo fundido final entre el niño blanquito y el mejicano, en general no dejan de insinuar que los mejicanos son más feítos, pero bueno... humanos al fin y al cabo. Casi que les cuesta reconocerlo.
Las interpretaciones son correctas y punto. Nada del otro mundo. De hecho, a ratos me ha parecido que Rock Hudson y la Taylor iban a mirar a cámara y partirse de risa, como en una toma falsa televisiva. Y James Dean, a mi que me perdonen, pero tampoco es que se mate mucho con el papel. O hace rato que están en descuerdo conmigo, o se van a reir con lo que les voy a decir, pero a mi, tanto interpretar papeles de borrachera, me ha recordado a aquel viejo número de José Luis Coll en que aparece totalmente borracho y a medida que pide copas de coñac se le va pasando la intoxicación. Una especie de borrachera inversa. En fin, una payasada, para mí al menos, harto cansina y alejada de la interpretación de verdaderos sentimientos.
Y ya digo, todo el film, en su concepción general, se hace anticuado en origen. La fotografía es más que convencional, esto es, aburrida, salvo en contadas excepciones (algún contraluz, un sólo plano medio cenital... y para de contar). Ya sé que el ritmo narrativo de ahora es exagerado, pero gustándome otras peliculas más lentas, esta da sensación de "vacío".
En fin, un clásico porque lo dice mucha gente, pero no por méritos propios. Es mi humilde opinión.
Por otra parte, no le he visto un tema bien definido. No es suficientemente valiente como para abordar de verdad una autocrítica seria como nación ante el tema del racismo. La secuencia en que el amigo Hudson se da de bofetadas en un restaurante poque no sirven a unos mejicanos es burda, simplona y hace reir más que otra cosa. Este tema sólo se puede tocar metiendo el dedo en la llaga y retorciéndolo con saña, si no no no vale. Un sólo ejemplo: "Arde Mississipi". Ahí sí que se comprometen. En "Gigante", con el ridículo fundido final entre el niño blanquito y el mejicano, en general no dejan de insinuar que los mejicanos son más feítos, pero bueno... humanos al fin y al cabo. Casi que les cuesta reconocerlo.
Las interpretaciones son correctas y punto. Nada del otro mundo. De hecho, a ratos me ha parecido que Rock Hudson y la Taylor iban a mirar a cámara y partirse de risa, como en una toma falsa televisiva. Y James Dean, a mi que me perdonen, pero tampoco es que se mate mucho con el papel. O hace rato que están en descuerdo conmigo, o se van a reir con lo que les voy a decir, pero a mi, tanto interpretar papeles de borrachera, me ha recordado a aquel viejo número de José Luis Coll en que aparece totalmente borracho y a medida que pide copas de coñac se le va pasando la intoxicación. Una especie de borrachera inversa. En fin, una payasada, para mí al menos, harto cansina y alejada de la interpretación de verdaderos sentimientos.
Y ya digo, todo el film, en su concepción general, se hace anticuado en origen. La fotografía es más que convencional, esto es, aburrida, salvo en contadas excepciones (algún contraluz, un sólo plano medio cenital... y para de contar). Ya sé que el ritmo narrativo de ahora es exagerado, pero gustándome otras peliculas más lentas, esta da sensación de "vacío".
En fin, un clásico porque lo dice mucha gente, pero no por méritos propios. Es mi humilde opinión.
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