LA LECTURA
Este finde
Josu de Miguel

Comer y beber bien, leer y pasear con la ropa adecuada

El profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Cantabria y columnista de EL MUNDO propone un completo fin de semana en una ciudad tan atractiva como Santander

Comer y beber bien, leer y pasear con la ropa adecuada
Actualizado

Cine y arquitectura

Palacio de Festivales.Arquitectura emocional 1959 es un corto delicioso que explica la notable influencia que el espacio tiene en nuestras vidas. Est� ya en Filmin y no es otra cosa que una carta de amor a Madrid y a la arquitectura, con Sebas y Andrea, universitarios primerizos en la Espa�a franquista, como protagonistas. Ambos viven, aunque no lo saben, en dos edificios bien distintos dise�ados por el mismo arquitecto, Secundino Zuazo. Santander es una bah�a con naves de hormig�n a las que no se accede, sino que en gran medida se embarca. Homenajes al racionalismo de entreguerras de Walter Gropius y Le Corbusier son el Ateneo, el Real Club Mar�timo o la gasolinera escondida tras el Museo Bot�n. Y, por supuesto, el cine Los �ngeles, llamado as� no como cumplido a Hollywood sino a la mujer del propietario. Trapiello dice que incluso los edificios feos pueden convertirse en bellos porque terminan formando parte de nuestra vida cotidiana: es el caso del Palacio de Festivales de Sa�nz de Oiza, que se abre al mar como un teatro griego que espera a sus actores llegando en barco.

Leer en provincias

La librer�a de Paz Gil. Leer en provincias. No resulta f�cil encontrar buenas y surtidas librer�as en las ciudades de provincia. El abandono progresivo de la galaxia de Gutenberg y la llegada de las grandes plataformas est� haciendo mucho da�o al sector, lo que incluye las peque�as editoriales. En el norte de Espa�a hay dos grandes librer�as: Castroviejo en Logro�o y Gil en Santander. Castroviejo, regentada por Jes�s Alonso, es un lugar de culto con una colecci�n de libros de arte, arquitectura, historia y poes�a deslumbrante. Gil, situada al final de la calle Hern�n Cort�s de Santander, es una librer�a multipremiada sabiamente dirigida por Paz Gil y que se ha terminado por convertir en uno de los bastiones culturales de la ciudad, con varios actos semanales entre los que destacan las presentaciones de libros y las conferencias. Abre los s�bados a la tarde, el momento del lector impenitente. All� me regal� este verano mi se�ora Los di�logos (Seix Barral) de Jorge Luis Borges y Osvaldo Ferrari, una imprescindible puerta de acceso al pensamiento casi m�gico del genio porte�o. Entre 1984 y 1985, Borges y Ferrari se encontraron cada semana en la Radio Municipal. Eran di�logos de veinticinco minutos, con tema libre. De hecho, la condici�n de Borges fue no saber de antemano de qu� iban a hablar: se enteraba cuando encend�an la luz roja que dec�a "aire". Hablaban de literatura y la literatura, para Borges, quer�a decir la vida..

Comer y beber

Casimira, peque�o pero acogedor. El mundo de la restauraci�n se ha ido desplazando desde la mesa puesta con mantel a la tapa mientras estamos acodados en la barra del bar. Es la democracia culinaria, ya saben. Pero la tapa es crisis civilizatoria y sabotaje digestivo: se come poco mientras se bebe mucho y raro es el d�a en el que uno no vuelve con lamparones a casa. En Santander encontrar�n, como consecuencia del gran desarrollo tur�stico sufrido, un universo de pinchos de tortilla para los que no quieren complicarse la vida. Pero a�n quedan restaurantes magn�ficos donde comer raciones y platos de carne y pescado con mucho fuste. Es el caso de El Riojano, La Hermosa de Alba o La Vinoteca. Nuestro favorito es el Casimira, un peque�o pero acogedor establecimiento con unas ensaladas de tomate y una cecina reci�n cortada majestuosas. Las cervezas o el vermut previos se pueden tomar en la parte trasera de La Caseta de las Bombas, donde se ven los barcos entrando y saliendo de la bah�a.

El buen vestir norte�o

La sastrer�a de Carlos. El mal tiempo invita a vestir bien, por eso el cambio clim�tico es un desastre para los comercios textiles. Pese a todo, al m�nimo signo de lluvia o enfriamiento el santanderino saca la gabardina, el Barbour o los n�uticos de invierno. Porque no se puede ir de cualquier manera y porque la est�tica marinera termina insuflando una suerte de �tica compartida por todos los habitantes, Santander sigue resistiendo a la moda vasca y bilbasora del ch�ndal, el pantal�n corto y las sandalias franciscanas. Ropa que durar� para siempre encontrar�is en Golf, vestuario de mujer a la �ltima en La Folie y una tienda que os conducir� directamente a la campi�a inglesa en Tweed, la sastrer�a en la que Carlos os recibir� escuchando jazz y leyendo Pompa y circunstancia de mi amigo Ignacio Peyr�. Ha aprendido uno en Santander que compensa mucho m�s gastar una vez al a�o en ropa buena que varias veces en imitaciones baratas que terminan por mancillar nuestro esp�ritu. Porque como debi� decir Karl Lagerfeld, "la personalidad comienza donde las comparaciones terminan".