La novela m�s reciente de Ann Patchett, Tom Lake, transcurre durante la pandemia, pero no trata sobre la pandemia: el encierro es lo que propicia el regreso de las tres hijas de Lara Nelson a la granja familiar y le ofrece el tiempo para hablarles a sus hijas de su pasado y de una arrebatada historia de amor que tuvo con Peter Duke, que a�os despu�s acabar�a recogiendo un Oscar de la mano de Viola Davis. La pandemia lleg� por azar: "La idea del libro se me ocurri� antes de la pandemia, iba a ser el mismo libro pero situado en verano, la �poca en la que vuelves a casa a trabajar si has crecido en una granja, pero la pandemia le daba otro nivel de intimidad", explica la escritora por videollamada.
Entre otras cosas, en la granja Nelson hay cerezos cuyos frutos las hijas recogen con cierto fastidio. Tom Lake, que toma el nombre de la ciudad que inventa Patchett (California, 1963) para situar la historia que Lara recuerda y cuenta a sus hijas, su verano del amor con un joven justo antes de convertirse en una estrella, cosa que, por diferentes motivos, fascina a sus hijas.
La novela muestra tambi�n la relaci�n de las hijas hacia el pasado de su madre, entre la mitificaci�n y la decepci�n: "Las chicas creen que saben m�s de las vidas de sus padres que sus padres. Creen que tienen raz�n en todo, y eso fue divertido", reconoce la escritora. "Hay dos argumentos, casi dos novelas separadas, y las hijas est�n todo el rato interrumpiendo para corregir a su madre. En realidad no sabemos nada de la vida de nuestros padres, incluso cuando creemos saber lo que hab�a antes de que lleg�ramos".
Complejidades familiares
Las hijas de Lara no saben, por ejemplo, que su madre fue Laura hasta que se cambi� de nombre tras leer Doctor Zhivago. Las interrupciones en la narraci�n recuerdan a La princesa prometida, novela y pel�cula que Patchett reivindica, y dice que est� segura de que en un nivel quiz� subliminal, ten�a en la cabeza al componer su novela. La historia no es exactamente lineal, no s�lo est�n las interrupciones de las hijas y la intromisi�n del presente en la narraci�n, tambi�n hay un delicado manejo de la informaci�n.
"Mucha gente pasa por una fase cuando es joven en la que piensa: estos no son mis verdaderos padres. Soy adoptado, vengo de otro sitio"
"No es que fuera dif�cil en el sentido de que no supiera c�mo hacerlo, fue entretenido y divertido", reconoce. �Tuve que mover la escena que hab�a escrito para que fuera al principio, que desencadena toda la conversaci�n y el relato de la madre, porque cambiaba la energ�a, la manera en que se le�a, as� que la puse al final para mantener algunas cosas en el aire".
Patchett, que gan� el PEN/Faulkner en 2002 con Bel canto y es miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras, explora en Tom Lake las relaciones familiares, y pone el foco especialmente en la relaci�n entre madres e hijas, aunque la abuela de Lara es tambi�n un personaje importante. Una de las hijas de Lara, Nell, quiere ser actriz y no puede entender que su madre tuviera todo con lo que ella sue�a y lo dejara escapar. La mayor, en cambio, est� convencida de que su verdadero padre es Duke. Las relaciones humanas son complejas, las de las hijas con su madre no son una excepci�n.
Tom Lake
Traducci�n de Carmen Franc�. AdN. 376 p�ginas. 20,95 � Ebook: 10,99 �
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"Mucha gente pasa por una fase cuando es joven, aunque solo les dure un par de d�as, en la que piensa: estos no son mis verdaderos padres. Soy adoptado. Yo vengo de otro sitio, pertenezco a otro lugar, no deber�a estar en esta vida. Yo tengo 60 a�os y cuando era joven, todas mis amigas y yo cre�amos ser la hija que Joni Mitchell dio en adopci�n cuando ten�a 20 a�os. �Todos pens�bamos que pod�amos ser nosotros! Era lo que quer�amos", recuerda. Para Patchett, que parad�jicamente tom� la decisi�n consciente de no tener hijos, esa sensaci�n tiene que ver con crecer: "Y con encontrar tu lugar dentro de tu familia y luchar contra eso y finalmente dejarlo y darte cuenta de qui�n eres y de d�nde vienes".
Las claves de la felicidad
Otro de los asuntos de fondo de la novela es el tiempo, que moldea nuestra percepci�n de las cosas y lo suaviza todo. "Una de las cosas en las que pensaba cuando empec� a escribir este libro y a lo largo del proceso es que hay un modo de enamorarse cuando se es joven, y el tipo de chico del que te enamoras cuando eres joven, que suele ser digamos inconsistente: un d�a te ama, al d�a siguiente ni te mira. Cuando eres joven la idea de una relaci�n amorosa muy estable a largo plazo te resulta aburrida. Cuando eres mayor, si tienes suerte y tienes ese tipo de relaci�n estable y aburrida, miras a tu juventud y piensas 'ahora no ser�a capaz'. Todo cambia, las cosas que quieres de la vida cambian con el tiempo".
"De joven una relaci�n amorosa muy estable a largo plazo te resulta aburrida, pero de mayor... lo que quieres de la vida cambia con el tiempo"
En la novela, para explicarles a sus hijas eso mismo, Lara utiliza las atracciones para establecer una comparaci�n con el amor de juventud -"adrenalina y n�useas"-. En la entrevista, Patchett recurre a las chucher�as: "Los ni�os son capaces de comer cosas muy dulces que no puedes comer cuando eres adulto, te hacen hasta da�o en los dientes".Tom Lake es tambi�n una novela sobre las expectativas, el amor, la vocaci�n y lo que se supone que es la felicidad.
En parte, su novela est� construida sobre el concepto de la distancia entre la idea establecida desde fuera de lo que hace feliz y lo que de verdad le hace feliz a uno. "Alguna gente me dec�a que no se cre�a que Lara no quisiera ser actriz y vivir con un actor famoso, pero eso es una idea impuesta desde fuera: la de que es mejor ser famosa y estar con alguien que es famoso. Lo que ella dice es que prefiere ser feliz y estable, no que lo otro est� mal, pero ella se conoce a s� misma y ha aprendido, a trav�s de sus experiencias, lo que quiere de verdad en la vida".
Bel canto ten�a como protagonista a una soprano, Tom Lake tiene mucho de retrato de la espera que va ligada al trabajo del actor, adem�s de permitirse gui�os a Ch�jov y otros autores. Aunque Patchett s�lo ha mezclado otras artes en estas dos novelas, tiene muy claras las razones: "Es una manera de hablar del trabajo del escritor sin hablar del trabajo del escritor", argumenta. Y, adem�s, le permite a�adir capas y capas, una historia dentro de otra historia, "como las mu�ecas rusas".
Buenos y malos libros
Aparecen tambi�n temas como el #MeToo, el derecho al aborto, el racismo, el cambio clim�tico, es decir, los grandes temas, preocupaciones ligadas a la actualidad, de un modo muy natural y a la vez lateral, casi como salpicaduras. Dice Patchett que aparecen en el libro del mismo modo que lo hacen en el d�a a d�a: "No estamos pensando en los grandes temas todo el tiempo, pensamos en hacer la cena, en ir a trabajar, en cuidar a nuestra familia, y esos otros asuntos est�n ah�, pero no est�n ocupando nuestra cabeza todo el tiempo".
"Antes no pensaba en eso, pero cuando tienes una librer�a te das cuenta de la cantidad de malos libros que se publican. Y eso ayuda a escribir"
Desde 2011 Patchett es, adem�s de escritora, librera y regenta la librer�a Parnassus Books en Nashville, Tennessee, donde vive desde los 5 a�os y reside con su marido Karl VanDevender. El d�a a d�a de la librer�a le da una visi�n optimista del inter�s de la gente en los libros: "Me paso el d�a hablando de libros con gente a la que le interesan y que pide recomendaciones". Desde que tiene la librer�a es mucho m�s consciente de la importancia de lo que tiene de objeto un libro: la portada, por ejemplo, o el t�tulo. Leer lo que va a publicarse con meses de antelaci�n le hace saber qu� se lleva y qu� se pierde, pero no piensa en complacer al lector cuando est� escribiendo.
"Esto no lo habr�a adivinado, pero tener una librer�a me ha hecho ser mucho m�s productiva. Cuando tienes una librer�a te das cuenta de la cantidad de malos libros que se publican. Antes no pensaba en eso: �cre�a que todos los libros eran buenos porque le�a los cl�sicos, lo que me recomendaban mis amigos...", reflexiona. "Hay libros buenos cada a�o, claro, pero tambi�n un mont�n de basura. Pero es curioso: los libros malos animan m�s a escribir que los buenos. Si todas las novelas fueran como las que escribe Zadie Smith, sentir�a que ya no puedo aportar nada, que el trabajo est� hecho. En cambio, los libros malos son m�s inspiradores, en ese sentido", concluye.