En la faja del nuevo libro de Manuel Vilas se afirma ruidosamente que "Todo el mundo quiere vivir en un libro de Vilas", y aunque es de los que le han quedado bien, no s� en qui�n pueden estar pensando al decir eso. Lo que yo anhelar�a, por mi parte, es mudarme para siempre a un libro de Vicente Valero (Ibiza, 1963), pues, frente a la literatura acelerada, desquiciada o �vida de �xito, muchos preferimos la serenidad, la observaci�n, la morosidad o incluso, si se me quiere entender, la pobreza.
El tiempo de los lirios
Perif�rica. 224 p�ginas. 19 � Ebook: 12,99 �
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En la prosa de Valero hay, digamos, una majestuosidad que se despliega sin ostentaci�n, una nobleza que nunca presume ni descarrila e incluso, por citar el remate de una de sus jornadas, "una tristeza en la que se est� plenamente feliz".
Y a ese "amor a la pobreza" de Francisco de As�s es a lo que principalmente dedica Valero su nuevo libro, un diario de quince d�as por la Umbr�a en busca sobre todo de las huellas del santo, lo cual implica una inmersi�n bibliogr�fica (y filmogr�fica) bastante exhaustiva: se citan y se usan las aproximaciones teol�gicas, filos�ficas, biogr�ficas, narrativas o teatrales de Ramon Llull, Goethe, lord Byron, Stendhal, Chesterton, Emilia Pardo Baz�n, Tolst�i, Simone Weil, Hermann Hesse, Kazantzakis, Josep Pla, Julien Green o hasta Saramago (se salta, sin embargo, la Vida de San Francisco de As�s de �lvaro Pombo).
Exprimir el "alma" del lugar
Pero tambi�n muchas otras biograf�as o monograf�as no traducidas, y adem�s se habla mucho -much�simo- de arte (se va tras los pasos de un misterioso pintor espa�ol, un tal Giovanni di Pietro "Lo Spagna", que al parecer dar� lugar para otro libro), y algo de m�sica (con un p�rrafo muy bueno sobre el sublime Stabat Mater de Pergolesi, aquel que ya enaltec�a la curiosa novela Hotel Borg, de Nicola Lecca).
Y tambi�n se alude a Marco Polo, a Montaigne o (un poco tra�do por los pelos) a Thoreau: �c�mo podr�a no gustarnos un libro as�? Y se agradece que, cuando corresponde, se aborde el asunto no con untuosidad sino con un lev�simo y oportuno humor, nada irreverente.
En su forma, El tiempo de los lirios recuerda al ya lejano Diario de un acercamiento, pero en su fondo se emparenta con el cap�tulo dedicado a Juan de la Cruz en El arte de la fuga. Y, en general, Valero contin�a en esa senda que emprendi� en su anterior libro, Breviario provenzal: es decir, un cuaderno de viajes en el que se exprime no tanto el paisaje como el esp�ritu del lugar, las "almas" que han condicionado nuestra forma de visitar cada sitio, aunque tambi�n nos convenza mucho "el puro placer de contemplar, sin pensamientos ni recuerdos".