Crítica: L’amour du monde
por Giorgia Del Don
- BERLINALE 2023: El primer largometraje de Jenna Hasse pone en escena a tres personajes lidiando con su vida al borde del lago Lemán y buscando su lugar en el mundo
La carrera de la directora suizo-portuguesa Jenna Hasse comenzó inmediatamente después de obtener su diploma de interpretación en el INSAS de Bruselas. Nunca sintió la necesidad de elegir entre estar delante o detrás de las cámaras. Además de ganar experiencia interpretativa (tanto en cine como en teatro), la directora nacida y criada en Suiza sintió rápidamente la necesidad de crear sus propias películas, que presentó posteriormente en numerosos festivales internacionales, donde recibieron varios premios. Su primer cortometraje, In August, tuvo su estreno mundial en la Semana de la Crítica de Cannes. Cuatro trabajos después, su primer largometraje, L’amour [+lee también:
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ficha de la película], se presenta en la 73.ª edición de la Berlinale.
La película podría considerarse una especie de capítulo conclusivo de una trilogía autobiográfica iniciada con In August, un retrato de una infancia despreocupada interrumpida bruscamente por la partida de uno de sus padres, a la que siguió dos años más tarde Soltar, que narra el inquietante viaje de una joven pareja a Portugal, y que concluyó a orillas del lago Lemán, donde nació y creció la directora.
Margaux, la protagonista de las tres películas (la primera y la última interpretadas por Clarisse Moussa, en el primer caso como niña y ahora de adolescente, y la segunda por la propia Hasse), es descrita por la directora como una especie de alter ego, “un personaje inspirado en las mujeres que me rodean, mi historia familiar y los lugares donde crecí”. Al igual que Kacey Mottet Klein en las películas de Ursula Meier, Clarisse Moussa está creciendo bajo la atenta mirada de Jenna Hasse, que la convierte en la heroína de una trilogía elegantemente cruel. L’amour du monde está basada en la novela del escritor suizo Charles-Ferdinand Ramuz (1928), que presta a la película su magnífico aunque en ocasiones claustrofóbico paisaje. El lago Lemán, las ciudades que baña y la naturaleza que lo rodea sirven de telón de fondo a la historia de Margaux, una chica de catorce años que pasa el verano con su padre (que vive en un insólito hotel) mientras ella realiza prácticas en un instituto para niños con necesidades especiales. En su primer día de trabajo, Margaux conoce a Juliette (Esin Demircan), una chica inteligente y enérgica con la que forja un vínculo fuerte y especial. Juntas conocen a Joël (Marc Oosterhoff), un joven pescador que ha regresado a Suiza tras la muerte de su madre y que está deseando volver a Tailandia. El paisaje majestuoso y aletargado que sirve de telón de fondo a las aventuras de los tres protagonistas aporta a la película una cierta atmósfera, además de un carácter inquietante. Asfixiados por el aburrimiento del verano, al que sucumben sin oponer demasiada resistencia, Margaux, Juliette y Joël parecen deslizarse lentamente fuera de la realidad. Cada vez más despreocupada por las consecuencias de sus actos, Margaux se permite un inesperado y catártico momento de libertad, probando las mieles de la transgresión por primera vez antes de volver al letargo del verano.
Adoptando un enfoque discreto, pero poderoso, a la hora de retratar el nacimiento de una amistad poco común, L’amour du monde es una ópera prima sofisticada y estéticamente atractiva, impulsada por un trío de actores que se complementan a la perfección y una impresionante dirección de fotografía (a cargo de Valentina Provini).
L’amour du monde es una producción de Langfilm – Bernard Lang AG, RTS Radio Télévision Suisse y Galão com Açúcar. Latido Films se encarga de las ventas internacionales.
(Traducción del italiano)
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