★★★★ Quien haya querido tener una idea sobre el panorama actual de la danza porteña esta semana estuvo de parabienes. Con motivo del Día Internacional de esta disciplina, el Consejo Argentino de la Danza (CAD) realizó su espectáculo anual con un amplio muestrario de elencos de primer nivel. Junto a los talentosos alumnos de la escuela del Teatro Colón que abrieron la velada con fragmentos de “La bella durmiente”, desfilaron interesantes danzas indias, impactantes dúos de tango, la energética presentación del conjunto de danzas ucranianas Prosvita –de coloridos trajes e increíble virtuosismo-, todo el encanto del chamamé litoraleño de la mano de Gente Cuera, y hasta un estilizado bolero en la interpretación de Edgardo Trabalón y Sofía Sciaratta. El Grupo Cadabra fue el representante del segmento contemporáneo con “Que corra el aire”, vibrante coreografía de su directora Anabella Tuliano. Hubo dos momentos alados: el dúo del segundo acto de “El lago de los cisnes”, por los bailarines del Teatro Argentino de La Plata, y “La muerte del cisne”, delicada actuación de Eliana Figueroa, del Teatro Colón.
Cumpliendo la peculiar consigna del Festival Konex de este año (“Brahms y la música gitana”), Buenos Aires Ballet ofreció un breve pero sustancioso programa clásico y neoclásico, con un parejo elenco de bailarines jóvenes y talentosos. Sobre los movimientos primero y tercero de la Tercera Sinfonía de Brahms y el tercero de la Cuarta, Emanuel Abruzzo creó “Oda en Fa”, una balanchineana coreografía para solistas y un reducido cuerpo de baile femenino, dentro del cual sobresalió Milagros Niveyro. Tras un breve intervalo, un fragmento de “Don Quijote” con coreografía de Federico Fernández (director del BAB) trajo a escena a Iara Fassi como la Gitana, un papel asumido por grandes artistas y que hoy tiene en esta bailarina a una intérprete ideal. Hubo virtuosismo en el trío masculino (Luciano García, Alan Pereyra y Franco Noriega) y simpatía en Beatriz Scheller Boos.
En el final, el ‘pas de deux’ de “La esmeralda” fue el instrumento para degustar la exquisita actuación de Rocío Agüero, joven bailarina del Ballet Estable del Colón. Jiva Velázquez aportó su acostumbrado aplomo escénico y sus asombrosos saltos y giros.
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