Su nombre Námo, significa en Quenya "Juez" o "Ordenador de todas las cosas", es uno de los Aratar, y uno de los Fëanturi; el mayor, siendo hermano de los Valar Irmo (Lórien) y Nienna en el pensamiento de Ilúvatar. Es el sexto en poder entre los Valar y el quinto entre los Aratar. Habita en las estancias de Mandos, en el oeste de Valinor y muchas veces, él mismo toma el nombre del lugar en el que habita, por eso es comúnmente l¡conocido como Mandos, que significa en Quenya "Fortaleza-Prisión". Proviene de la palabra "mandost" "Castillo de la Custodia", que deriva a su vez de "mbando" "custodia" y "ost" "castillo o fortaleza". Se le conoce también con el apelativo Morimando "Mando oscuro", en oposición a Manwë. Es el Valar del destino y es el guardián y señor de las Casas de los Muertos, y convoca a los espíritus de quienes tuvieron una muerte violenta. Tiene la responsabilidad de pronunciar todas las profecías y juicios de Eru Ilúvatar bajo orden de Manwë. No olvida nada; y conoce todas las cosas que serán, excepto aquellas que aún dependen de la libertad de Ilúvatar.
Es el Juez de los Valar; pero condena y enjuicia sólo por orden de Manwë. Námo es, junto con Manwë, el único de todas las criaturas de Arda que sabe a dónde se dirigen los espíritus de los Hombres al morir y abandonar Arda para siempre.
Descripción y Acontecimientos[]
Es representado como una figura oscura con una voz fuerte, solemne y terrible. Es descrito como severo, desapasionado y nunca olvidadizo. Sin embargo, a diferencia de Morgoth, no todas sus profecías son crueles o buscan el mal, sino que buscan el bien, pues Mandos ve lo que está por suceder y sabe que causa sufrimiento en el mundo y sus profecías, que sólo pronuncia si Eru Ilúvatar así lo quiere (pues no son más que las palabras y pensamientos de Eru mismo dictadas a Mandos), buscan aliviar y evitar las penalidades del futuro. Námo es conocido por sus profecías, pues él tiene un mejor conocimiento del mundo.
Fue uno de los primero en no estar de acuerdo con la Gran Marcha de los Elfos a Valinor, ni estuvo a favor de la liberación de Melkor en las Edades de los Árboles pues no creyó en su arrepentimiento. Tampoco estuvo de acuerdo en prestar ayuda a los hombres y elfos en la guerra de la Cólera, enfrentándose a Ulmo en este asunto, fiel defensor del propósito de Eärendil.
Sin embargo, el inamovible Mandos sólo se conmovió una vez, y fue cuando Lúthien cantó para él en las estancias de Mandos sobre su amor por Beren y sobre todas las desgracias y penurias de Elfos y hombres en la Tierra Media y Beleriand.