Podemos cierra la campaña más tensa con una defensa de la democracia frente al fascismo
Iglesias describe el liderazgo de Yolanda Díaz como una “posibilidad de dirección hacia la decencia”
Unidas Podemos ha puesto punto final este domingo a su campaña más tensa. Marcada por las amenazas de muerte, el discurso de Vox y la cancelación de los debates, la carrera electoral para el 4-M terminó en el distrito obrero de Vicálvaro con una reivindicación de la democracia frente a la ultraderecha. El cabeza de lista, Pablo Iglesias, criticó en su intervención inicial al alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, que un día antes había bromeado definiéndose a sí mismo como fascista. “En España, cuando la derecha ve que puede perder el poder, enseña su verdadera cara, la de enemigos arrogantes y violentos de la democracia”, señaló el líder de la formación, quien también dedicó una parte de su discurso a hablar del futuro liderazgo de la vicepresidenta Yolanda Díaz.
Los principales activos del partido acompañaron a Iglesias en la última jornada de campaña. Además de la titular de Trabajo, lo hicieron la ministra Irene Montero o la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. También Ione Belarra, su sucesora al frente de Derechos Sociales, participó en un acto por la mañana en Móstoles. En su discurso, el secretario general de Podemos denunció que cuando a la derecha el sistema no le gusta, “se permite banalizar la mayor amenaza contra Europa en el siglo XX”.
“Es muy grave que un alcalde de una capital europea haga bromas con el fascismo”, señaló en la misma línea Colau, para quien sería “impensable” que los regidores de Londres, Berlín o París hicieran lo mismo. “No es una anécdota aislada, forma parte de una estrategia”, alertó.
Ante un anfiteatro abarrotado (el aforo era de 450 personas, pero multitud de vecinos se quedaron fuera del recinto acotado para el acto), la responsable de Igualdad se dirigió a los jóvenes “antifascistas y feministas”: “Sois los siguientes en esta campaña de criminalización”. Montero puso en valor los logros en el Ejecutivo de coalición y respondió a Ayuso por referirse a ella como “mujer de”. “Tiene razón, soy la mujer de: la mujer de la ley del solo sí es sí”, señaló.
“Yolanda, gracias por regalarnos la posibilidad de gobernar España”, dijo la ministra antes de dar paso a Díaz, recibida al grito de “presidenta, presidenta”. “Claro que vamos a seguir en La Moncloa, no somos intrusos en este Gobierno”. La titular de Trabajo agradeció el “cariño” del auditorio, pero, afirmó que “ahora no toca”. “Ahora toca ir a votar el 4 de mayo. Que vayáis y hagáis presidente a Pablo Iglesias”.
En su última intervención, el candidato de Unidas Podemos ensalzó el liderazgo de Díaz al afirmar que representa “una posibilidad de dirección hacia la decencia en este país”. “Es una buena persona, y eso en política no tiene precio”, aseguró Iglesias, que cerró el acto reivindicando de nuevo el significado de la palabra libertad.
Lejos de la ceremonia institucional del Dos de Mayo
En un Dos de Mayo (día de la Comunidad) atípico —la inminente cita con las urnas el martes planteaba el dilema sobre la conveniencia de una ceremonia institucional que podía transformarse en mitin partidista—, Unidas Podemos comenzaba el último día de campaña muy lejos de la Puerta del Sol, en Móstoles, símbolo del levantamiento popular en 1808. Frente a una reproducción del lienzo de Goya, desde el atril donde por primera vez en dos semanas Iglesias leía un discurso —no suele recurrir a las notas escritas en sus intervenciones—, el candidato de UP quiso rendir homenaje al pueblo, “frente al Madrid de las élites y de los grandes apellidos”.
Suscríbete aquí a nuestra nueva newsletter sobre Madrid
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.