Sánchez explota su perfil internacional con una visita a Biden en pleno arranque de la campaña electoral
El presidente del Gobierno llega a Washington con la guerra de Ucrania, la inmigración, las grandes inversiones verdes y la limpieza de Palomares en la agenda
Pedro Sánchez ha puesto tanto empeño en su agenda internacional que este viernes logrará, de forma casual, pero muy oportuna para sus intereses, algo inédito: comenzar una campaña electoral en la Casa Blanca, en una cita con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que La Moncloa llevaba dos años y medio buscando. La fortuna —la fecha la ha elegido la Casa Blanca por la agenda de su presidente, y es impensable que tengan algún interés en unas elecciones locales españolas— ha querido que el líder del PSOE, que ha hecho de sus contactos internacionales y de sus viajes uno de los elementos centrales de su mandato, llegase a Washington justo el jueves por la noche, cuando comenzaba la campaña, para ser recibido por Biden este viernes, el primer día real de las dos semanas frenéticas en las que todos los partidos buscan el arreón final frente a una jornada del 28 de mayo que reparte todo el poder municipal y buena parte del autonómico.
Sánchez y Biden tienen una agenda intensa, que ya se puso en marcha dos días antes con el encuentro entre sus responsables de Exteriores, José Manuel Albares y Antony Blinken, pero todos los esfuerzos de La Moncloa están puestos en unas elecciones decisivas que sin duda sobrevolarán en todo el viaje.
Para el Gobierno es importante que Biden sea un demócrata con una agenda política y económica muy coincidente en general con la de Sánchez, con una posición muy similar sobre la guerra de Ucrania y también sobre la prioridad de la lucha contra el cambio climático, con enormes inversiones previstas a las que aspiran también empresas españolas. De hecho, el presidente español siempre ha buscado acercarse a Biden, algo que le costó mucho al principio de su mandato, cuando solo logró un encuentro de unos pocos segundos en 2021 en una cumbre de la OTAN en Bruselas, lo que supuso la burla de la oposición. Pero poco a poco ha ido dando firmeza a una cercanía política al presidente de Estados Unidos que se consolidó con la visita de Biden a La Moncloa en el marco de la cumbre de la Alianza en Madrid en junio de 2022, y con una larga conversación mantenida ante las cámaras en un encuentro informal en el G-20 en Indonesia en noviembre.
Sánchez llegó un día antes a Washington para poder estar en un acto especialmente simbólico de ese vínculo con los demócratas que busca el líder del PSOE y presidente de la Internacional Socialista. El presidente viajó justo después de un Consejo de Ministros extraordinario sobre la sequía y llegó a la capital de Estados Unidos en la noche del jueves, hora española, para entregar a Nancy Pelosi, histórica líder demócrata y expresidenta de la Cámara de Representantes, la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, que fue concedida por el Gobierno español. En un acto cerrado a la prensa en la Embajada española, Sánchez destacó que Pelosi “ha derribado muchos techos de cristal y superado muchos límites con determinación y firmeza” al ser la primera mujer en presidir la Cámara de Representantes. El presidente español destacó además el trabajo de Pelosi para reforzar las relaciones entre Estados Unidos y España y defendió que este vínculo transatlántico está ahora más fuerte que nunca.
El encuentro con Biden será este viernes, y en La Moncloa confían en que se consolide con ello un momento que califican de “extraordinario” en las relaciones entre Estados Unidos y España. Sánchez siempre tiene un ojo puesto en Washington en sus grandes decisiones de política internacional. Una de las más relevantes, el giro de posición sobre el Sáhara Occidental que aceptó para recuperar la relación con Marruecos, un vecino siempre muy complejo, pero imprescindible para el control de la inmigración irregular, lo acercó aún más a Estados Unidos. Pero Sánchez sobre todo ha hecho una apuesta total por la posición de la OTAN, esto es, la estadounidense, en la guerra de Ucrania. Este será un asunto decisivo en la agenda de los dos dirigentes. Sánchez viene de ver recientemente a Xi Jinping, el mandatario chino, en Pekín, y trasladará a Biden su impresión. Aquí hay alguna distancia, porque Estados Unidos tiene una relación mucho más tensa ahora con China. Albares dijo en Washington que España busca “una vía europea” en la relación con China. En cualquier caso, antes de viajar a Pekín, el Gobierno de Sánchez avisó a Estados Unidos, con quien ha evitado cualquier enfrentamiento.
Sánchez ha multiplicado su agenda internacional desde que España albergó la cumbre de la OTAN en 2022, pero sobre todo ahora que se acerca la presidencia española de la UE, que empieza en julio y termina en diciembre, en pleno periodo electoral para las legislativas. Es el gran escaparate para España y para el presidente, que antes de viajar a Pekín había estado en Kiev para trasladar su apoyo al mandatario ucranio, Volodímir Zelenski. El jefe del Gobierno español también acaba de estar en Madrid con Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente brasileño, que pretende buscar una vía alternativa en la guerra con una mediación para buscar la paz, en línea diferente a la de Estados Unidos y la UE. Con toda esa información, Sánchez podrá debatir con Biden posibles salidas y sobre todo intercambiar análisis. La Moncloa cree que esta cita se produce porque España se ha convertido en un actor internacional relevante y por eso el presidente estadounidense tiene interés en recibir a Sánchez.
Sánchez presentará ante Biden la agenda de la presidencia española de la UE, que tiene como eje asuntos clave también para Estados Unidos como la inmigración, las grandes inversiones en transformación ecológica y la llamada autonomía estratégica abierta, esto es, la necesidad de la Unión de reindustrializarse para no depender de la producción china y asiática en general de bienes estratégicos, que quedó en evidencia en la pandemia.
La UE y EE UU son aliados, pero también competidores industriales, y Biden ha puesto en marcha un descomunal presupuesto para infraestructuras de energía verde, el llamado IRA, que supone un gran riesgo para Europa porque muchas grandes inversiones pueden irse allí en vez de a la UE. Este asunto estará encima de la mesa en la Casa Blanca. También se hablará de desacuerdos comerciales, como los problemas que están teniendo las aceitunas españolas en Estados Unidos por las restricciones arancelarias. En cuestiones militares hay una colaboración clara y España ya ha autorizado la llegada de dos nuevos destructores, que se suman a los cuatro anteriores, a la base de Rota (Cádiz).
En inmigración, además, ambos líderes hablarán del funcionamiento de los acuerdos de migración circular que España está llevando a cabo con varios países centroamericanos —son inmigrantes que vienen para una temporada con trabajo organizado y después vuelven a sus países—, en el que Estados Unidos está interesado. De momento se trata de unos 2.000 migrantes de cuatro países —Honduras, Guatemala, República Dominicana y El Salvador—, pero España quiere escalar esta iniciativa y hacerla mucho más grande porque está funcionando bien. El 27 de abril, además, España se sumó a un acuerdo que Estados Unidos tiene con México y Canadá para establecer centros regionales en varios países de América Central y del Sur “para impulsar la migración regular, ordenada y segura”. La idea es que los inmigrantes vayan a esos centros a buscar una entrada legal para evitar los enormes riesgos de las rutas ilegales. España ofrecería a los que estén interesados y sean necesarios para el mercado de trabajo español que migren a este país y no a EE UU, aunque aún no están fijadas las cuotas y el programa está en fase embrionaria. Biden comparecerá con Sánchez con la inmigración como gran asunto de la política estadounidense, con miles de migrantes acumulándose en las fronteras ante el fin del llamado Título 42, aprobado por Donald Trump, que facilitaba las devoluciones en caliente con la excusa de la covid.
Otro gran asunto en la agenda es la limpieza de Palomares, la zona contaminada con plutonio hace 57 años por culpa de Estados Unidos. En 2015, Washington se comprometió a llevar al desierto de Nevada las arenas contaminadas, pero esa operación no acaba de concretarse y Sánchez intentará lograr garantías de plazos. Blinken y Albares hablaron del asunto y el secretario de Estado de EE UU dijo que su país “reconoce la importancia de este tema”, pero aún no se han cerrado los aspectos técnicos.
Como es habitual en estas visitas a la Casa Blanca en la era Biden, habrá una breve comparecencia de los dos líderes en el Despacho Oval, antes de que se cierren las puertas para su reunión, y después Sánchez explicará ante los medios el contenido del encuentro, pero no habrá rueda de prensa conjunta, algo que Biden reserva para las visitas de Estado. Ni el brasileño Lula da Silva, ni el colombiano Gustavo Petro, ni el argentino Alberto Fernández, que son jefes de Estado, al contrario que Sánchez, tuvieron rueda de prensa conjunta con Biden en la Casa Blanca. El alemán Olaf Scholz, que es primer ministro como el español, sí tuvo rueda conjunta con Biden el año pasado, en su primera visita, en febrero de 2022, pero no en su segunda, en marzo de este año.
Las elecciones autonómicas estarán muy presentes en todo momento, porque la campaña ya habrá tomado velocidad de crucero, y Sánchez partirá rápidamente de Washington cuando termine la reunión con el presidente estadounidense porque el sábado tiene previsto protagonizar un mitin en Sevilla, una plaza estratégica que el PSOE necesita conservar a toda costa frente a un PP cada vez más fuerte en Andalucía desde la mayoría absoluta que obtuvo Juanma Moreno el año pasado. Sánchez tiene previsto continuar con sus anuncios impactantes de acción de gobierno para llevar la campaña hacia el terreno que prefiere La Moncloa, esto es, el del contenido, el de los temas de gestión —vivienda, jóvenes, sequía, educación, sanidad— frente a un PP que apuesta más por movilizar a la derecha para “derogar el sanchismo”.
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