Crítica: Fragments of Ice
por Marta Bałaga
- El viaje de un padre se convierte en un viaje a través de los recuerdos para su hija, la directora Maria Stoianova
En Fragments of Ice, proyectada en la Competición Internacional de Largometrajes del festival Visions du Réel, el olvidado arte de los espectáculos sobre hielo vuelve por todo lo alto. La directora Maria Stoianova era solo una niña cuando su padre empezó a recorrer el mundo como patinador artístico sobre hielo. La cineasta no recuerda demasiado, pero tampoco lo necesita. “Mi padre tuvo una hija y una cámara de vídeo al mismo tiempo”, afirma en la película. Y así comienza la historia.
A través de viejas imágenes, Stoianova redescubre a alguien que de repente pudo experimentar el mundo entero, descubriendo que era un lugar mucho más grande y brillante que su hogar en la Unión Soviética. Como era de esperar, el contraste es brutal: la luz del sol frente a los cielos grises; las tiendas relucientes frente al piso infestado de insectos con los que aún tiene que lidiar. “Estas cucarachas seguirán siendo el atributo de nuestra nueva vida”, recuerda Stoianova, pero nadie parece quejarse, por extraño que parezca. Sus padres son jóvenes y guapos, y agradecen cualquier oportunidad (o prenda de ropa interesante) que se les presente. Se trata de una película sobre la familia, pero también sobre la juventud.
O sobre la creatividad, porque en algún lugar entre Helsinki, Grecia, los Emiratos Árabes Unidos y su favorito, Canadá, “donde vio su primer gran centro comercial”, su padre también empieza a experimentar con la cámara. Busca ángulos inusuales y narrativas lúdicas. Se fija en los osos que lamen sus jaulas o sigue una acalorada discusión política interrumpida por gente pidiendo un selfie. Y no solo él: cuando su madre se hace con el aparato, llega el momento del drama dental. “No tuvimos éxito con el diente. Decidimos esperar a que se cayera solo. Ahora, mis queridos parientes están viendo la tele”, comenta secamente.
Fragments of Ice resulta familiar (de hecho, algunos temas, como el de la identidad nacional, parecen poco explorados), pero es una película tierna y a menudo humorística. Aun así, no logra escapar de la melancolía. Stoianova recuerda a su padre diciendo que cuando “sales de la Unión Soviética, empiezas a respirar”. Él respira y descansa, pero no consigue alcanzar todos sus objetivos. Además, los recuerdos pueden ser engañosos. “Está filmado. Por lo tanto, está atrapado en el hielo”, dice la cineasta, señalando también el dolor de la gente “congelada”, atrapada en un sistema que se niega a cambiar. Pero, ¿es eso cierto? ¿Qué es lo que recordamos realmente?
El padre de Stoianova también se da cuenta, ya que, a pesar de todo ese metraje, uno de los recuerdos que más atesora no aparece por ninguna parte. Esto nos lleva a preguntarnos: si seguimos haciendo fotos y vídeos todo el tiempo, ¿quedará espacio para los recuerdos que no hayan sido captados de esta forma? Es difícil no pensar en miles de historias similares, también registradas cariñosamente para las “generaciones futuras” y olvidadas de inmediato. Aun así, Stoianova quiere recordar, con todas sus fuerzas, y quizá celebrar también algunos momentos felices. Especialmente ahora, tras la invasión rusa de Ucrania, que se cobró la vida de su amigo, el montador de la película Viktor Onysko. A veces, recordar es realmente lo único que podemos hacer.
Fragments of Ice es una producción de Indie Film (Noruega) y Tabor (Ucrania).
(Traducción del inglés)
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