Crítica: Tout le monde m'appelle Mike
por Fabien Lemercier
- Una pareja de idealistas que navegan alrededor del mundo suben a su barco a un enigmático yibutí para enfrentarse a la peligrosa travesía del Golfo de Adén en el primer largo de Guillaume Bonnier
"Tú no vas hacia la isla, es la isla la que viene hacia ti". La percepción del mundo en el mar dista mucho de nuestra percepción en tierra firme: "Si te dedicas a mirar al horizonte, lo que harás será dar vueltas en círculos, porque el horizonte es como un círculo cuyo punto central lo constituyes tú".
Con su primer largometraje, Tout le monde m'appelle Mike, que se estrena en los cines franceses el 5 de julio por cortesía de À Vif Cinéma y The Dark, Guillaume Bonnier se ha embarcado en un interesante intento de transmitir un cambio de perspectiva para el que se ha basado en la filosofía existencialista del legendario navegante ambulante Bernard Moitessier (famoso sobre todo por haber renunciado en 1968 a una victoria casi segura en la primera vuelta al mundo en solitario y sin escalas, al desviarse repentinamente de su rumbo e irse a otra parte porque "los barcos son todo libertad, no son solo un medio para alcanzar un fin"). El cineasta le da toque moderno a su exploración del misticismo de los viajes por mar y el deseo ascético de dar la espalda a los obstáculos que conlleva vivir en tierra, y lo hace situando su historia en un contexto de piratería en el Golfo de Adén, con un estilo de lo más sencillo que no podría estar más lejos de los estándares cinematográficos de películas como Capitán Phillips o Secuestro.
"¿Quién dijo que sería fácil?" Jean (Pierre Lottin) e Isabelle (Daphné Patakia) se conocieron por casualidad en el puerto de Tolón. El romance no quedó en agua de borrajas, y esta pareja idealista —con sed de libertad y no mucho dinero a su disposición— acaba decidiendo embarcarse (junto con Damien, el jovencísimo hijo de Isabelle) en un viaje a bordo del pequeño velero de Jean, un viaje en el que cruzarán el Mediterráneo y el Mar Rojo para que, más tarde, su barco sufra daños y se vean obligados a hacer una parada en Yibuti. Allí conocen —por casualidad también— a Mike (el carismático Abdirisak Mohamed), un lugareño que ayuda a Jean a encontrar la pieza que necesitan para poder volver a zarpar. La travesía del Golfo de Adén se anuncia peligrosa (alguien incluso ofrece a Jean un kalashnikov, pero él rechaza el arma) debido al riesgo que suponen los piratas somalíes y, tras comunicarse por radio con la "Task Force" internacional que se encarga de la vigilancia de la zona, el patrón francés toma la decisión de embarcar a Mike —que quiere abandonar Yibuti— como compañero de tripulación, a pesar de la reticencia inicial de Isabelle ("no le conocemos"). El grupo se encuentra aislado, con la embarcación en medio del océano, y les esperan todo tipo de sorpresas desagradables cuya solución implicará la toma de todo tipo de decisiones...
La película, cuya narrativa se caracteriza por la sencillez, destaca sobre todo por su descripción sumamente realista de la proximidad que conlleva la vida cotidiana en un pequeño barco, en contraste con la inmensidad del océano exterior. Se trata de un punto focal que va desgranando poco a poco las diferentes personalidades de los protagonistas antes de que se vean exacerbados por la presión de unos acontecimientos que llevan a la película al terreno del thriller al tiempo que dejan espacio para algunas observaciones sobre el estado actual del mundo ("el séptimo continente de plástico", la depredación de los recursos de los pescadores locales en las proximidades del Cuerno de África, la desesperación de los inmigrantes por escapar de la pobreza africana —que choca con los deseos humanistas de los occidentales—, etc.). Este primer largometraje, cuyo rodaje ha contado con un presupuesto visiblemente restringido, sale bien parado a pesar de sus limitaciones, y todo gracias al encanto de un antihéroe y a un verdadero sentido del mar.
Tout le monde m'appelle Mike ha sido producida por Spectre Productions y The Dark (esta última también se encarga de las ventas internacionales), en coproducción con Studio Orlando.
(Traducción del francés)
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