Levan Koguashvili • Director de Brighton 4th
"Creo firmemente en las caras"
por Marta Bałaga
- El director georgiano demuestra que cuando se vive en Brighton Beach, no se vive en América, solo se va a América de vez en cuando
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entrevista: Levan Koguashvili
ficha de la película], estrenada en la sección International Narrative Competition del Festival de Cine de Tribeca, sigue a un ex luchador (la leyenda olímpica Levan Tediashvili) que viaja a la “Pequeña Odesa” de Brooklyn para vigilar a su hijo: agobiado por las deudas y atrapado en una pensión con otros inmigrantes, donde todos intentan llegar a fin de mes. Hablamos con el director Levan Koguashvili sobre la película.
Cineuropa: Tienes muy en cuenta las caras de los personajes de tu película. ¿Cómo los encontraste, sobre todo a Levan?
Levan Koguashvili: Creo mucho en las caras. Si tienes las caras adecuadas, tienes la película, más o menos. Transmiten más que simple información sobre el personaje. Tienes que adaptar tu estilo de dirección a ellas porque la cara es la verdad. Suelo trabajar con actores no profesionales, aunque en Brighton 4th hay una combinación de ambos.
Para el papel principal, busqué hombres con aspecto de luchadores, y luego busqué luchadores [risas]. Levan es una leyenda en Georgia; fue nombrado el mejor atleta del siglo XX. Nos enteramos de que tenía problemas de salud y de audición, pero era el último de mi lista. Una vez, en Irán, el Sah quedó tan impresionado que le preguntó qué quería. Había otro luchador en prisión, sentenciado a muerte. Así que Levan dijo: “¡Quiero que libere a ese hombre!”. ¡Le dio la libertad a través de la lucha! Es un campeón imbatible, pero también perdió un hijo en la guerra: fueron juntos, y su hijo murió en sus brazos. Puedes ver todo eso en su cara. No es de extrañar que sea tan único.
En realidad, sus problemas de edad y salud ayudan al personaje, haciéndolo más frágil. Por otro lado, ¡lo mismo ocurre con quienes lo rodean! La comunidad que muestran aquí es mayor.
No pensé mucho en su edad. Pero mis primeras películas trataban de inmigrantes ilegales, mientras estudiaba cine en Nueva York. Sentía una conexión emocional con ello. En esa época, los georgianos viajaban a Estados Unidos con visas turísticas y se quedaban más tiempo de lo debido. Estaba bastante familiarizado con ese mundo. Si hubiera grabado esta película en 2008, la historia hubiera sido completamente distinta. Ahora, han pasado 12 años, así que sentí que volvía a mis raíces. Pero con respecto a la edad… En cuanto al personaje que siempre está cantando, quería volver a trabajar con él. Cuando escribimos el guión, dije: “¡Deberíamos crear escenas para Kakhi Kavsadze!” Fue una elección motivada por el actor.
Su vida en esta pensión parece muy claustrofóbica. Hasta los pasillos parecen hacerse más estrechos a medida que avanza la historia.
Una de las razones por las que quería hacer esta película era el lugar. Grabamos en una pensión real en Brighton Beach, y me mudé allí para vivir con estas personas. Este mundo era muy interesante para mí: es trágico, es divertido. Quería mostrar esta comunidad: era una de las tareas cinematográficas que me impuse.
Cuando decides irte de tu país en busca de un futuro mejor, eres un soñador. Algo similar podría decirse de las apuestas, un problema que parece común a casi todos los personajes de la película.
En nuestra película, las apuestas se introdujeron por un motivo distinto. En la historia original, la que ocurrió de verdad, había drogas. En esa época, muchos inmigrantes morían de sobredosis y sus féretros eran enviados de vuelta a casa. Una vez, alguien vio a este drogadicto en la calle y llamó a su padre, que estaba en Georgia. Él vino y salvó a su hijo. Esa era la historia real. Pero como mi primer largometraje [Street Days] era sobre drogadictos, no quería ser repetitivo.
Siempre existe esa batalla entre construir una nueva vida y seguir siendo fiel a tu propia identidad nacional. Pero no hay muchas interacciones con el mundo exterior en la película.
Cuando hablamos de Brighton Beach, nos viene a la mente esa broma de que los que viven allí no viven realmente en Estados Unidos, sino que lo visitan a veces. Era algo muy característico de esta primera ola de inmigrantes. No sabían hablar el idioma, y por eso iban allí. De repente, estaban rodeados de rusos y georgianos. ¡Era como estar en la Unión Soviética! Más tarde, los más valientes se aventuraron a salir y eso sirvió de trampolín. Por supuesto, ha pasado mucho tiempo, y ahora muchos de ellos se han americanizado. Pero cuando estaba en Nueva York, los inmigrantes se dirigían inmediatamente a estos lugares conocidos. Se sentían más seguros allí.
(Traducción del inglés)
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