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Estreno

'D�jame salir': Quiero salir

Daniel Kaluuya, en un momento de la cinta.

Jordan Peele debuta con una s�tira pol�tica entre la comedia, el horror y el perfecto retrato de lo que somos (negros o no)

Rara vez la cartelera de cine programa uno de esos instantes de felicidad plena a los que, cin�filo o lo contrario, conviene entregarse. No hay tantos. D�jame salir, del debutante en la direcci�n Jordan Peele, es una comedia tan cerca de la realidad que parece fant�stica. O, al rev�s, tan irreal e inveros�mil que, qui�n sabe, quiz� suceda ma�ana mismo algo parecido. Es m�s, ya est� ocurriendo. La idea es dar la vuelta a ese acaramelado y kennediano punto de partida de Adivina qui�n viene esta noche. �Se acuerdan? Ella es blanca, �l negro y los que esperan una sorpresa son los suegros. Tambi�n blancos. Si se quiere, y por no alzar la voz m�s de la cuenta, la diana no es tanto el blanco-reaccionario siempre tan caricaturizable, siempre tan Trump, sino el conflicto racial contemplado como la expresi�n y consecuencia del adem�n entre caritativo y simplemente envidioso (ya saben, cosas del pene ajeno) de los blancos progresistas que votaron a Obama y hacen gala de ello. S�, lo hicieron, lavaron su conciencia y, despu�s, nada. No renunciaron a nada.

Pero con esto, la endiablada propuesta del c�mico Peele no tendr�a sentido m�s all� del Bronx y alrededores. Que, por otro lado, no es poco. Sin embargo, lo realmente brillante de D�jame salir es la perfecci�n del artefacto narrativo siempre acertado en cada una de las decisiones, siempre brillante, siempre �cido, que invita a reflexionar sobre muchas otras cosas. Incluidas las que ocurren aqu�. Incluidos cada uno de nosotros. Algo sucede a los habitantes de esta f�bula siniestramente divertida que les condena a ser miembros de una sociedad que, pese a fundarse formalmente en los conceptos universales de igualdad y redistribuci�n de la riqueza, obliga a unos, siempre a los mismos, a servir a otros, siempre los mismos. M�s all� del tono de la piel, lo relevante es contemplar c�mo toda utop�a, incluidas las m�s liberales, pasan por la formulaci�n de unas prioridades y principios sagrados que, indefectiblemente, coinciden con los principios y prioridades de los que poseen el poder de imponerlos. Siempre ganan los mismos. Siempre pierden los mismos. Lo dicho, el terror es exactamente lo que est� ocurriendo. Quiero salir.

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